CAPÍTULO 1

"La noche"

Hari:

—¡Lo único bueno de esta fiesta es el alcohol! —le grité a mi amiga Jihyo y Dahyung, tomando como tonta de mi vaso.

—¡Tú hermano te matará cuando pase a tu cuarto y vea que ya no estás, Hari! —dijo Jihyo, viendo como me encogía de hombros importándome una mierda el regaño de mi hermano.

—Me la suda, ¿cómo no me iba a dejar salir un sábado? Eso es de gente aburrida —me quejé viendo como mis amigas negaban, ellas estaban del lado de mi extraño y exigente hermano mayor —Ya paren, y bailen un poco, aunque la música sea una mierda —dije, y ellas se encogieron de hombros.

—Hay un chico del otro lado que no para de mirar para acá, y no es idea mia —me comentó Dahyung al oído, yo miré al frente, sin disimular siquiera y efectivamente, esquivando las personas del medio, había un chico trajeado, guapísimo mirando hacia nuestra dirección muy atento, pensé que estaría morando una de mis amigas, pero cuando me moví a un lado él me siguió, ahí supe que yo era su punto de atracción.

Además, era demasiado guapo para ser verdad.

—Te está mirando a ti —dijo mi amiga, como si se acabara de dar cuenta.

—Supongo —me encogí de hombros sonriendo de lado, muy provocativa.

—Es muy guapo —zorreó ella, y yo negué.

—Mira como todos los hombres de aquí —le quité importancia, pero la verdad era que tenía mucha importancia para mi.

—Deberías acercarte —siguió dando ideas, mientras yo le daba otro trago a mi bebida dulce con alcohol.

—Nah, ahora no —me mofé, él me miró de arriba a bajo sin ningún cuidado ni disimulo, yo me sentí increíblemente tentada con su mirada —¡Venga, a divertirse! —animé y arrastré a mis amigas al centro para bailar, aprovechando que habían puesto algo mejor y más movible.

Dejamos el cuerpo en la pista, bailando entre las tres como si fuera la última fiesta, riéndonos de nosotras mismas, restregándonos sin importar las miradas raras de las personas, pero no la del chico, la cual no se apartó en ningún momento de mi, viéndome bailar, sentado en una esquina, con un pie cruzado encima del otro, bebiendo y disfrutando de verme, animándome a darlo todo solo para que él me mirase más.

De tomar tanto se me despertaron unas increíbles ganas de ir al baño, por lo que lo anuncié y caminé esquivando a las personas que bailaban también, subí las escaleras en busca del baño y cuando estuve en la segunda planta la música se quedó lejos, y me sentí más tranquila, busqué el baño entre las habitaciones, y cuando lo hallé me apresuré a hacer pis.

Luego de unos minutos, y sintiendo mi vejiga relajada, me lavé las manos para salir, sin embargo, una silueta trajeada me esperaba apoyado al lado de la puerta del baño, y reconocí al chico de antes, el que me miraba, estaba fumando muy entretenido, y volteó el rostro para mirarme.

—¿Vas a entrar? Porque este es el de damas —dije, solo para aligerar la tensión que sentí de momento, él sonrió y soltó el humo por sus labios.

—En realidad estaba buscando algo, no, a alguien —dijo, separándose de la pared y caminando hacia mi, yo sonreí de lado, pero había una pared detrás de mi que no me dejó retroceder.

Lo tuve cerca al instante, y pasó uno de sus grandes brazos por un costado, apoyándolo en la pared al lado de mi rostro, era alto, y yo bastante bajita, por lo que podría sacarme al menos dos cabezas, tuve que levantar el rostro para mirarle, nada intimidada.

—¿Ah sí, a quién? Si se puede saber, claro —inquirí, el dejó caer el cigarrillo al suelo despues de una calada más, aplastándolo con el zapato, y entreabrí mis labios dejando que soltara el humo entre ellos, aspirando este.

Hacía rato que no fumaba, Min me lo había prohibido.

Su caja torácica se hinchó de placer al ver como de traviesa era, superando sus expectativas. Dejé que el poco humo saliera de mi boca y lo miré, sonriendo de lado.

—A ti, te estaba buscando a ti —respondió sin pensárselo dos veces.

Yo me sentí muy tentada, mi cuerpo reaccionaba a él bastante bien, y me atraía demasiado físicamente, que fuera así de grande en comparación conmigo me gustaba bastante.

Sus ojos oscuros me miraron el rostro con atención, y desvió la mirada a mis labios sin poder evitarlo, yo igual hice lo mismo, con la poca luz del pasillo pude ver sus bonitos labios rosas, húmedos y muy besables.

Se acercó a mi hasta que su nariz tocó la mía, y el calor se apoderó del ambiente completamente, creando una burbuja de calor alrededor de nosotros, suspiró fuerte, llenando sus pulmones de aire, y oliendo mi piel, yo igual lo hice, y su colonia me agradó demasiado, una mezcla de colonia varonil pero bastante infantil, aún así, me puso bastante tonta, porque los hombres que olían bien, lo hacían todo bien, me lo dijo mi abuela una vez.

—Uf, hueles demasiado bien —admitió, y una se sus manos se colocó en mi cuello, levando más mi rostro hacia él, se pegó tanto que su vientre y el mío se juntaron, me coloqué de puntillas y me sujeté de sus brazos para no caer en el intento.

—Tú también —se mordió el labio, y agarró aire por la nariz como si fuera un animal en celo, justo así mismo me sentía yo.

Necesitaba besarlo ya.

Y él no lo hacía.

—¿Te puedo besar? —preguntó, rozando sus labios con los mios, cerré los ojos de forma automática al sentir la suavidad que poseía en estos.

—Pensé que eras un chico de más actuar y menos preguntar —bromeé sacándole una sonrisa de lado.

—Soy más de actuar —añadió eliminado toda la distancia que nos separaba.

Sus labios abrieron los mios, introduciendo su lengua al instante, llevándome al delirio, intenté ponerme lo más alta posible, pasando mis brazos por sus hombros, mientras él esta vez sujetaba mi cintura con autoridad.

Su lengua fue audaz, jugando con la mía de manera húmeda, sus labios succionaron los mios, y luego tambien succionó mi lengua sin previo aviso, haciéndome gemir en su boca, logrando que sus dedos apretaran más mis caderas y las pegara todo lo posible a él, sentí algo en mi vientre, algo acomodado de forma diagonal y se me vinieron muchas imágenes eróticas con este chico desconocido, del cual no conocía ni el nombre.

¿Pero qué más daba el nombre? Si las parejas se sabían sus nombres y preferían llamarse cariño, bebé, nena/nene, corazón o cualquier apodo cursi de esos que se inventaban, daba igual el nombre en una situación cómo esta.

Atrapé los mechones de su cabello entre mis dedos, jalando al sentir su lengua en un contacto húmedo con la mía, nos estábamos besando tan sucio que sufrí entre mis piernas de momento, sentí mucho calor y la ropa no me estaba ayudando para nada.

—Joder... ¿No prefieres ir a un lugar más privado? —preguntó, descendiendo sus besos por mi cuello, haciendo que me rozara contra él en instinto sexual.

Cerré mis ojos, demasiado ida, sentía mi cara arder y también otras partes de mi cuerpo.

—¿Qué sugieres? —la curiosidad me invadió.

Su lengua hizo círculos en el lóbulo de mi oreja para luego succionarlo, sacándome un gemido desde el fondo se mi garganta.

—Un hotel —respondió, ronco y demasiado seductor, yo también activé mi modo traviesa al oírle.

—¿Para qué? —me froté contra sus pantalones abultados, haciendo que él se quejara, excitado.

—Para sexo, por ejemplo —sonreí, no todos los días encontrabas a un chico que no le importaba admitir que estaba vuelto loco por tener sexo conmigo, mayormente los demás no lo dicen de frente, y eso me gustó bastante de él.

—¿Y porqué lo haría? —seguí en modo traviesa, frustrándolo con mis preguntas.

Chasqueó la lengua, separándose de mi y mirándome a los ojos.

Mierda, era guapísimo, y la tenía grande.

Dos de las siete cualidades que tenía que tener un hombre, las demás las descubriría seguro en el resto de la noche.

Su mano acarició mi muslo desnudo al hacer un camino ascendente entre mis piernas, me tensé de pies a cabeza, pero no hice nada, solo sentí mi cara arder sin despegar mi mirada de la suya, que desprendía fuego puro.

Sus dedos se escondieron por debajo de mi vestido, levantándolo en el proceso, y cuando llegó a mis bragas (más húmedas de lo que pensé) agarró la tela arrugándola y jaló hacia arriba, mi clítoris sufrió al ser presionado por la tela y chillé en respuesta, sujetándome de él al sentir mis piernas temblar de la excitación. Sonrió complacido, y antes de soltar la tela para sacar su mano, mojó sus dedos de mis jugos. Sacó su mano y llevó sus dedos brillantes a su rostro, delante de mi cara roja ardiente, olió los mismo, sonriendo más grande.

—Muy olorosa —comentó, y sentí demasiado calor como para soportarlo —Por esto, deberías ir conmigo, podemos divertirnos juntos —se acercó a mi demandante.

—Eres un desconocido para mi, no confío en ti y no estoy segura de tus verdaderas intenciones —dije, razonando con la cabeza, pero no fría.

—Mis verdaderas intenciones son follarte hasta el amanecer, y tengo chofer de confianza, además, tú eres la que se dejó besar por un desconocido —añadió, acariciando con su mano mi rostro —Prometo darte una buena noche —acarició mis labios con sus dedos.

A la mierda, hacía mucho tiempo que no tenía sexo, si iba a morir, que al menos sea en manos de un violador sexy y guapo.

Aunque pintas de ser violador no tenía, y el hecho de que anduviera bien vestido y oliera bien lo hacía una persona decente.

¿Y si tiene algún fetiche raro? Yo también tenía fetiches raros, así que conmigo no había manera de jugar, era muy versátil en el sexo, y me gustaba absolutamente todo lo que me hiciera, incluso que me pegaran fuerte.

Nada que temer.

O de eso intentaba convencerme.

—Acepto —sus comisuras se ensancharon con mi respuesta.

Menuda noche íbamos a pasar.

•••
Por fin me decidí a subir el primer capítulo de esta historia.

La verdad es que hoy fue un día difícil, quería actualizar Cockiness pero las circunstancias no me dejaron escribir y tener inspiración.

Peleé con mi mamá, porque me he estado dando cuenta de que la carrera que me llegó no era la que quería, y pues los resultados en las evaluaciones no son las mejores por el mismo motivo, me siento mal, cansada, agotada, alterada y aunque mi mamá me entiende no me deja dejarla, y la entiendo, porque no tengo otra opción.

Bueno, quería contarles porque necesitaba desahogarme.

Nos vemos.

Lxs sarangheo

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