Eternal Snow

Si algo había caracterizado siempre a Felix Agreste era su frialdad.

A los ojos de cualquiera podía parecer un joven duro y sin sentimientos, tal como un témpano de hielo.

Pero lo que muchos ignoraban era que ante la frialdad el calor se siente con mayor fuerza, y eso se aplicaba perfectamente a él. Era bastante insensible, eso no lo negaría, pero cuando sentía algo, lo experimentaba con gran fuerza. Para bien o para mal, era frío y apasionado al mismo tiempo, a su manera.

Y ahí se encontraba él, sumergido en sus pensamientos mientras veía por una ventana de su mansión la nieve caer.

No se había dado cuenta en que momento había comenzado el invierno, últimamente apenas era consiente de su entorno. Recordaba claramente sus inicios como Chat Noir hace varios meses atrás, su vida entera no volvería a ser igual desde entonces, había experimentado tantas cosas que jamás creyó posibles para él. Entre ellas el amor.

Admitía que aunque Ladybug le había parecido una chica de lo más interesante desde el principio, sus coqueteos a ella habían empezado en cuanto descubrió su maldición de mala suerte y que solo un beso de su contraparte podría romperla. Pero pasado el tiempo y a medida en que se conocían mejor, terminó desarrollando sentimientos de amor hacia ella.

¿En que instante se había enamorado? ¿Cuanto tiempo llevaba así? No estaba seguro de poder obtener una respuesta, simplemente pasó.

No supo el momento exacto en que sus coqueteos dejaron de ser falsos, sus cumplidos fueron sinceros y el asunto de la maldición paso a segundo plano respecto a conseguir un beso.

Suspiró amargamente ¿Quien diría que el insensible y frío Felix Agreste caería rendido de amor? Nadie se esperaría algo así viniendo de su persona, ni el mismo terminaba de hacerse la idea, nunca creyó que sufriría así por amor, mucho menos por uno no correspondido.

Al ver el paisaje de Paris en invierno no pudo evitar pensar en que su amor era como la nieve, cayendo en silencio y apilándose cada vez más. No había comenzado como algo grande o importante, pero con el tiempo había ido creciendo a base de pequeños detalles que en cuanto lo notó ya lo habían cubierto todo.

Rara vez sentía algo pero cuando lo hacía era de una manera muy fuerte, y jamás había experimentado tantas emociones como esas.

Una parte de él se sentía confundida y temerosa por no entender mucho sobre sentimientos y saber que podría salir muy lastimado por ello; otra era carcomida por la culpa al recordar como al inicio había visto a su Lady como una simple solución a sus problemas y había buscado engañarla para su propio beneficio; una se sentía feliz y dichoso de haber encontrado y conocido el amor; y la última parte de él sentía un inmenso dolor al prever el rechazo que tendría por su Lady.

Porque Felix era consciente que Ladybug no amaba a Chat Noir, ella no lo veía con los mismos ojos y eso le dolía. Sabía que alguien como él no merecía a una persona tan maravillosa como ella, pero su corazón no parecía querer entenderlo e insistía en soñar con que algún día lograría enamorarla.

Él nunca había deseado enamorarse ni había tenido intenciones de hacerlo. Al recordar cada dolor que le producían no solo los rechazos de LadyBug sino también el temor de que nuca le correspondiera, no podía evitar reprochar mentalmente sobre que su Lady solo iba a traerle ese dolor e incertidumbre, desearía que ella jamás hubiera llegado a su vida. Al menos una parte de él lo deseaba, se sentía un cobarde.

Suspiró empañando el cristal, no tenía sentido torturarse con ello. Las cosas no cambiarían por mucho que las pensara.

Lo mejor sería tomar un poco de aire fresco, por lo que decidió transformarse en Chat Noir para recorrer al ciudad.

Al abrir la ventana y saltar por ella, una brisa helada le golpeó en el rostro. Le recordaba su condición, como Chat Noir tenía la calidez de LadyBug para refugiarse y sentirse querido, pero tarde o temprano la fría realidad de su vida diaria lo alcanzaba.

........................

En otra parte de Paris, Bridgette Cheng caminaba bajo su característico paraguas observando los copos de nieve caer.

Le gustaban mucho los días de lluvia porque le traían agradables recuerdos, pero la forma en que nevaba ese día también le hacía pensar en cuando recibió su preciado paraguas rojo.

El frío le traía a la memoria la imagen de Felix.

Se detuvo un momento y dejó que un copo de nieve se posara sobre su mano enguantada, se veía hermoso de cerca.

Para ella Felix era como la nieve, podía ser frío pero si se le prestaba atención se podría apreciar su gran belleza.

Suspiró enamorada y con una gran sonrisa en su sonrojado rostro retomó su camino hacia el parque.

Al llegar allí se sentó en una banca y se dispuso a esperar, había quedado en verse con Alegra para ir juntas a comprar obsequios navideños.

Sonrió al sacudir la nieve de su paraguas ¿Cuanto tiempo había pasado desde que Felix se lo obsequió en ese día lluvioso? ¿Cuanto tiempo llevaba enamorada de él? Lo que había comenzado como un pequeño destello de admiración y gratitud fue creciendo con el tiempo, acumulándose poco a poco.

Sonrió nostálgica ¿Felix se habría dado cuenta de sus sentimientos por él? Aunque no se los hubiera expresado con palabras, estaba segura que sus acciones la delataban, pero el rubio nunca había mencionado nada al respecto.

El tono de mensaje de su teléfono la sacó pronto de sus pensamientos. Al revisar vio que se trataba de un mensaje de Alegra, al parecer habían llegado antes sus familiares de otra ciudad y se quedaría a hacerles compañía por lo que no podría ir de compras ese día.

Contestó a su amiga diciéndole que no se preocupara, ya arreglarían otra ocasión para poder ir juntas.

Guardó su celular, no había nadie más en el parque esa tarde, de seguro debido a la nevada de ese día.

Se disponía a irse cuando vio una figura saltar por los tejados cercanos, por un momento pensó que se trataría de un akuma pero al ver esas características orejas y cola de gato reconoció al instante a su compañero de batallas.

¿Que hacía Chat Noir corriendo por Paris en ese momento? Sus patrullas eran durante la noche y no había rastros de un nuevo villano que atacara la ciudad.

Iba a buscar un escondite para transformarse en LadyBug y preguntarle, pero al ver cómo el héroe felino se acercaba por los techos de edificios hacia el parque donde estaba ella y luego resbalaba por un tejado congelado y caía, Bridgette no lo pensó y corrió hacia él.

........

Por su parte, Chat Noir había estado saltando entre los edificios de Paris buscando despejarse, y por volver a distraerse pensando y gracias a su mala suerte, resbaló al pisar hielo en algún tejado, cayendo estrepitosamente al suelo.

– ¡Chat Noir! – escucho que alguien gritaba su nombre con preocupación, era una voz que se le hacía muy familiar.

Volteo el rostro mientras se incorporaba de la caída, pero a quien vio no fue la persona que esperaba, no era su Lady.

– No puede ser ¿Chat Noir estás bien? – preguntó Bridgette alarmada mientras llegaba junto al héroe felino.

– Tranquila bella dama, hará falta mucho más que una caída para deshacerse de este apuesto gato. – dijo poniéndose de pie, regalándole una mueca que intentaba ser una sonrisa.

Bridgette lo miró algo desconfiada, conociendo a su compañero le pasaba algo, pero no podía adivinar que.

– ¿Seguro que estás bien? – preguntó otra vez, no sabía que le ocurría al felino pero como no era Ladybug en ese momento no podía peguntar de frente.

– No te preocupes purrciosa, no es algo a lo que no esté acostumbrado. Salvar Paris tiene sus desventajas. – Respondió relajado el héroe, no era ni el primer ni último golpe que recibiría, y los akumas golpeaban mejor. No entendía porque su compañera de clase actuaba así.

– ¡Chat Noir estás helado! – Exclamó la chica preocupada al tomar su rostro para comprobar que no estuviese herido – ¿Qué haces afuera con este frío si no hay ningún akuma? – preguntó.

– Necesitaba tomar aire fresco para distraerme – respondió él con simpleza.

– Gato tonto, te vas a resfriar. – lo regañó ella, quitándose su bufanda para envolverla en el cuello del héroe felino.

Este la miró extrañado ¿Por que esa chica actuaba así? ¿Es que no tenía frío?

– ¿Que haces? – preguntó Chat Noir confundido – Esta bufanda es tuya. – dijo. Iba a quitársela para devolverla, pero Bridgette se lo impidió.

– La necesitas más que yo. ¿Quien protegerá Paris si su héroe está enfermo? – dijo juguetona – Además me preocupa que te pase algo, no quiero que tomes frío. – terminó de decir con una dulce sonrisa.

Chat Noir no supo porqué, pero una gran calidez comenzó a expandirse por su pecho. No estaba acostumbrado a que las personas se preocuparan tan desinteresadamente por él, mucho menos a que tuviesen ese tipo de gestos.

Sintió como su acostumbrada máscara de frialdad se derretía ante el pensamiento de que era importante para alguien sin necesidad de su Apellido o clase social.

Bridgette se preocupó al notar a su compañero tan callado y pensativo con una expresión que no pudo descifrar, nunca lo había visto así.

– Chat... – lo llamó dudosa, captando su atención. No estaba segura de que decirle, pero antes de poder hablar sintió como era apresada entre los brazos del chico.

Ese acto le tomó por sorpresa. Iba a replicarle por actuar así, le molestaba lo coqueto que podía ser en ocasiones ese gato, pero se quedó paralizada al sentirlo temblar. No parecía ser por el frío.

– Gracias... – fue lo único que pronunció él.

Chat Noir no entendía porqué actuaba así, no era exactamente alguien muy cariñoso con cualquier persona que no fuera su Lady, pero no había podido contener el impulso de estrechar en sus brazos a su compañera de clases. No recordaba haberse sentido así de agradecido desde que había obtenido su Miraculous consiguiendo más libertad y cambiar su forma de ser.

Bridgette sonrió suavemente, al parecer lo que necesitaba ese gato era un poco más de cariño. Si podía hacerlo sentir mejor de esa forma, no le negaría un pequeño abrazo.

– Oh Chaton – fue lo único que dijo ella para regresarle el gesto.

Y así se quedaron esa tarde, abrazados bajo el cielo invernal de Paris, refugiándose en los brazos del otro para obtener calor.

Sin saber que era el comienzo de una nueva nevada, y no solamente una de hielo.

.....................

Bridgette estornudó por enésima vez esa mañana, había tomado algo de frío el día anterior por quedarse con Chat bajo la nieve por un buen rato y al no tener su bufanda temía pescar un resfriado pronto.

– Bridgette llevas así toda la mañana ¿Segura que estás bien? – preguntó Allegra preocupada de que su amiga se estuviera enfermando – ¿No quieres ir a la enfermería? –

– Tranquila Allegra, solo son un par de estornudos. – le restó importancia la azabache, pero eso no terminó de convencer a la flautista.

Unos metros más alejados de ellas, Felix caminaba saliendo de la escuela con un libro en mano. Al oír la conversación entre ambas amigas no pudo evitar sentir una punzada de culpa.

De seguro Bridgette estaba así por haberle dado su bufanda y quedado haciéndole compañía bajo la nieve, bueno no a él, a Chat Noir. Aún seguía impactado por el gesto de la azabache y por cómo terminó reaccionando él ante ello.

En cuanto vio que Alegra se separaba para ir a quien sabe dónde, aprovecho para acercarse.

Bridgette volvió a estornudar, no se arrepentía de haberle dado su bufanda a Chat ni de quedarse a reconfortarlo, pero ahora temía enfermarse de algo grave ¿Que sería de Paris si Ladybug no podía ir a purificar los akumas por estar enferma? Estornudó desanimada otra vez.

– Salud – escuchó una voz a sus espaldas que no pudo reconocer al comienzo. Al voltear se sorprendió de ver quien estaba.

– Felix – dijo su nombre sorprendida, su voz salió algo congestionada por el resfrío que probablemente ya habría tomado, por lo que no fue fácil distinguir el tono que uso al hablar.

El Agreste por su parte, sin decir ninguna otra palabra se acercó más a ella y colocó una mano sobre la frente de la chica, haciéndola sonrojar al instante.

– Fe-Fe-e-lix ¿Que-e estas...? – balbuceó Bridgette. ¡Oh por todos los Miraculous! ¡Felix estaba muy cerca! ¡Sus rostros estaban muy cerca!

El chico la miró unos instantes sin hablar aún, antes de suspirar. Se quitó su bufanda y la envolvió alrededor del cuello de la chica amarrándola con algo de fuerza.

Ella le miró aún más sorprendida, buscando alguna clase de explicación.

Con manos temblorosas buscó quitarse la prenda. Esa bufanda era de Felix, por más que quisiera no podía quedársela así como así, de seguro que él pasaría frío si lo hacía, además que con sus estornudos podría ensuciarla.

El Agreste frunció el ceño al ver lo que la chica intentaba hacer. Ella le había dado su bufanda el día anterior y actuó como si nada ante ello ¿Por que rechazaba ese gesto cuando él lo hacía?

– ¿Que crees que estás haciendo? – arrastró molestó las palabras ¿Tan malo era que él quisiera ser amable sin su máscara de vez en cuando? Eso le ofendía y dolía bastante.

– Yo-yo-o... – escuchó como Bridgette seguía balbuceando – No-no puedo... tuya... bu-bufanda...– enarcó una ceja al no entender ¿De que era que estaba enferma? No entendía que trataba de decirle, tal vez él quedarse con él bajo la nieve le había hecho peor de lo que pensaba.

Bridgette seguía sin poder reaccionar al comportamiento de Felix ese día ¡Sentía que en cualquier momento caería desmayada ante esa intensa mirada gris! ¡Nunca había estado tan cerca ni la había mirado así desde el día que se conocieron en la lluvia!

Al notar como la veía molesto y después extrañado se sintió una completa tonta  ¡¿Que estaría pensando de ella?! Era la primera vez que veía a Felix tan amable y desinteresado de forma directa ¡Y lo estaba estropeando!

Se obligó a respirar profundamente antes de hablar, no quería arruinar más las cosas.

– Yo-o... no puedo... la bufanda es tuya y-y hace frío... y-y-y yo... no quiero que te enfermes... ¡La-a puedo ensuciar! – a duras penas pudo pronunciar una oración de forma coherente.

¡Oh por todos los Kwamis! ¡Quería que la tierra la tragase en ese momento!

Felix por su parte suavizo su expresión a pesar de seguir sin comprender mucho ¿Rechazaba su bufanda por preocuparse por él? Esa chica era una extraña caja de sorpresas, aunque no necesariamente le desagradaba eso.

Suspiró y cortó los balbuceos de ella.

– Ya, ya. Entiendo. – dijo con cierto desgano que en realidad no sentía – Quédatela, tengo muchas más en casa. Además la necesitas más que yo – quiso morderse la lengua al notar que había usado la misma frase que ella le había dicho a Chat Noir, era un idiota.

Disimulando sus nervios por temor a ser descubierto a causa de semejante descuido, acomodó mejor la prenda en la que su compañera se había enredado al intentar quitársela sin éxito.

Bridgette sentía que sus piernas eran de gelatina por como temblaban, no podía creer lo que estaba pasando. ¡Si era un sueño que nadie se atreviese a despertarla! Al parecer ser portadora del Miraculous de la buena suerte tenía sus ventajas.

Algo dentro de Felix se sacudió al levantar la vista y encontrarse con esos ojos azules llenos de sentimientos que no sabía identificar. Le pareció ver gratitud e ilusión, junto con una fuerte chispa que no pudo reconocer. ¿Los ojos de Bridgette siempre habían brillado así?

Le parecía que ella era como una pequeña llama de luz y calor, que al entrar en contacto con él, hacía que su frío corazón se derritiese ante sus dulces acciones. ¿Qué era lo que le estaba pasando?

Bridgette por su parte, se sentía hipnotizada por esa intensa mirada gris, que a pesar de recordar a un paisaje de invierno podía ver una gran calidez y preocupación en ella.

  – Fe-Fe-lix – lo llamó tímida, él asintió para hacerle saber que la escuchaba – Muchas gracias –   dijo conteniendo en esa pequeña frase toda la gratitud y felicidad que sentía.

Él se estremeció ante esas palabras ¿Era normal que su pecho ardiera de esa forma solo porque le agradecían algo?

  – No-o es nada – respondió lo más relajado que pudo ¿Desde cuando él, Felix Agreste, tartamudeaba? Eso no podía ir peor, debía escucharse ridículo. – No tienes nada que agradecer, de todas formas te la debía– quiso golpear su cabeza contra una pared al notar la metedura de pata que había hecho ¡Maldecía su mala suerte! ¿Por qué fue tan tonto de creer que no podría empeorar? Pensar eso era como tentar a su suerte a hacerle algo mucho peor.

  – ¿Me la debías? – preguntó Bridgette confundida – ¿Por qué lo dices?

  – Pues... porque... pues por...– balbuceó nervioso ¡Piensa rápido Agreste! se gritó internamente – por... ¡Por todo! – exclamó de forma atropellada.

Bridgette se sobresaltó un poco ante el repentino grito del chico, pero sintió su rostro teñirse de rojo al procesar las palabras de su amado

¿Felix estaba agradecido con ella por todo?... ¡Felix estaba agradecido con ella por todo!

Tuvo que controlarse para no saltar y gritar de felicidad ¡Era el mejor día de su vida! Su amor platónico se preocupaba por ella y le agradecía por todo.

Sonrió como nunca miró a ese par de ojos grises con una mirada cargada de ilusión.

Felix por su parte se sentía un completo tonto, casi rebelaba su identidad dos veces en una conversación y estaba seguro de haber tirado a la basura su imagen medianamente decente frente a la azabache ¿Agradecido por todo? Debió haberse oído patético ante ella.

Pero al ver esa sonrisa inocente y llena de algo que no supo identificar, se sintió desarmado ante su compañera de clases. Por lo que hizo lo que siempre en casos de no saber que hacer: huir.

  – Yo-o... ¡Me tengo que ir! Quédate con la bufanda, sé que no es muy femenina pero te servirá contra el frío ¡Adiós! – se excuso apresurado para alejarse, saliendo de la escuela como el gato cobarde que era y con las mejillas sonrojadas ¡¿Por qué tenía que ser tan pálido?! De seguro se notaba a kilómetros su sonrojo.

........................

Allegra se acercó sonriente a Bridgette.

– Supongo que ahora no querrás la bufanda que me dio Claude del vestuario de teatro. – dijo divertida.

Como solo había ido a pedirle al castaño una de las prendas que llevaba hacia el salón de ensayos viendo cuál de ellas podría servirle a su amiga, no tardó mucho en regresar y toparse con la escena de Felix "Témpano" Agreste abrigando a Bridgette.

– Bridgette – volvió a llamar a la azabache, más esta parecía aún sumergida en su trance de enamorada – ¡Bridgette! – llamó con más fuerza, pero la aludida seguía sin reaccionar.

La flautista suspiró sonriente, su amiga era todo un caso.

– Felix se fue, ya puedes gritar. – dijo esperando que al menos así reaccionara un poco.

Bridgette pareció volver en si ante esa afirmación. Ensanchó su sonrisa y soltó un fuerte chillido de emoción ¡No podía creer lo que acababa de pasarle!

La azabache abrazó con fuerza la larga bufanda que Felix le había dado y suspiró enamorada, se sentía tan feliz ahora que tenía otro regalo de su amado para atesorar.

– Si esto es un sueño, que nadie me despierte por el resto de mi vida – murmuró soñadora.

Oficialmente había comenzado a amar el invierno.

........................

Esa noche Chat Noir llegó temprano a la patrulla y se sentó en una viga de la Torre Eiffel a pensar.

Se sentía confundido, demasiado para poder seguir en su habitación pensando en ello.

Le sorprendía lo fácil que sus emociones podían traicionarlo por tan solo una acción de inesperada amabilidad y gratitud, nunca habría imaginado terminar actuando así.

Tal vez fuera su falta de costumbre a dar y recibir ese tipo de gestos, pero una parte de él insistía en que no habría sido lo mismo con otra persona que no fuera Bridgette. Con tan solo abrazarlo, esa chica había logrado derrumbar sus defensas, no solo una, si no dos veces.

Y eso le asustaba.

Si bien como Felix podía ser un insensible sin remedio en varias ocaciones, las nuevas emociones le quemaban el pecho sin piedad, ya fueran buenas o malas siempre tenían un gran impacto en él cuando las experimentaba.

Tenía miedo de lo que podría pasar en el futuro. No tenía ni la más mínima experiencia en amistades y romances, pero sabía perfectamente que al amar se asume también el sufrimiento, y no sabía si podría soportarlo.

¿Su helado corazón sobreviviría a ese extraño calor sin su coraza de hielo? Temía quedar consumido por falta de protección. No era tan fuerte como aparentaba ser.

También estaba su Lady. ¿Cuanto tiempo más iba seguir delirando un futuro en el que Ladybug se enamorara de él? Porque sabía bien que no lograba avanzar nada a pesar de sus esfuerzos por acercársele. 

Y como si no tuviera suficiente con su amor no correspondido a la portadora de la Buena Suerte, ahora también su compañera de clases empezaba a colarse sin permiso en sus pensamientos.

Hace tan solo un día había comparado su amor por Ladybug con copos de nieve apilándose. Ahora se preguntaba ¿En que momento había comenzado a nevar otra vez? En esta ocasión por Bridgette.

Se había sentido estúpido al decirle que estaba agradecido por todo, le había parecido una excusa patética, pero al pensarlo con calma podía ver que si tenía muchas cosas que agradecerle a su compañera azabache.

Si sus sentimientos por Bridgette se seguían acumulando como la nieve ¿Llegarían a cubrir los que tenía por Ladybug? Si así fuera ¿Lo que habría sentido por su Lady no habría sido más que un simple "flechazo"? ¿Y si en realidad estaba flechado por Bridgette y si sentía amor por Ladybug?

Suspiró frustrado y molesto consigo mismo, era pésimo para ese tipo de cosas.

Y ahí estaba él, en la cima de la Torre Eiffel viendo el paisaje invernal de Paris, con la bufanda de Bridgette abrigando su cuello y a la espera de LadyBug.

– Buenas noches Gatito ¿Tan temprano y ya estas suspirando?– el saludo de su Lady lo saco de sus pensamientos, se la escuchaba contenta.

– Buenas noches Mi Lady – la recibió con una reverencia exagerada y un beso en el dorso de su mano – Vaya, parece que estás de muy buen humor hoy Bugaboo ¿Será que finalmente caíste engatusada ante mis encantos? – dijo entre bromista y coqueto al notar que no lo había apartado en cuanto se acercó.

– Jaja que gracioso Gatito, solo estoy contenta por algo bueno que me ocurrió hoy. – contestó ella sin borrar su sonrisa, una sonrisa que se le hizo demasiado familiar al felino.

El chico sintió como le costaba seguir fingiendo despreocupación, no sentía tranquilo ni por la llegada de su Lady.

– ¿Estás bien Chat? Puedes hablar conmigo si quieres. – se ofreció Ladybug, había notado extraño a su compañero antes como Bridgette, pero con el asunto del abrazo y lo qué pasó después con Felix casi lo había olvidado.

El felino por su parte se sintió conmovido y muy feliz ¡su Lady se preocupaba y quería hablar con él!

Un momento... ¡No podía hablar de sus problemas amorosos con la chica que le gustaba! Mucho menos contarle que estaba confundido por otra chica también. Definitivamente necesitaba más amigos, urgente.

– Me halagas mi Lady – dijo feliz pero nervioso – Agradezco mucho el gesto, pero no es algo que se solucione hablando. – intentó excusarse.

Ladybug lo miró confundida unos segundos ¿Que le pasaba a ese Gato? Algo le molestaba a su compañero e intentaba esconderlo, estaba segura de ello.

– Puede que tú problema no desaparezca, pero hablar puede ayudar a desahogarte y sentirte más aliviado. Puedes confiar en mi, Chaton, para eso estamos los amigos. – terminó de decir con una sonrisa.

En cualquier otra situación, a Chat Noir le habría dolido que su Lady lo considerara solo eso, pero en ese momento lo que más necesitaba era una amistad en la que confiar, ya después insistiría en tener un romance.

Suspiró intentando relajarse, no era de contar a nadie sobre sus sentimientos y sería la primera vez que tendría una conversación tan "personal" con su Lady, o con cualquier otra persona.

– Pues yo... verás... lo que me pasa es que... – se sintió ridículo por no poder siquiera saber cómo comenzar a hablar.

Ladybug al ver esto sonrió compasiva y colocó una mano en su hombro para tranquilizarlo y darle ánimos.

– Tranquilo, tomate el tiempo que necesites – dijo con voz dulce y comprensiva, haciendo que Chat Noir sintiera que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento. Juraría haber escuchado esa voz cariñosa acompañada de esa sonrisa tranquilizadora antes.

El héroe felino se obligó a respirar hondo y soltar suavemente el aire, miró la ciudad nevada y comenzó a hablar.

–Yo... estoy confundido. – empezó – He estado pensando... lo que me cautivó de ti fueron tus pequeños detalles para conmigo y Paris, tu valentía, amabilidad, inteligencia, incluso esas pocas veces en las que necesitaste que yo te animara, todo eso me hizo ir desarrollando sentimientos por ti. – dijo con la mirada perdida en el paisaje invernal de la noche – Hace poco comparé esto con los copos de nieve, apilándose en silencio gentilmente, sin ser notorios ni importantes al principio, y en cuanto me di cuenta ya lo habían llenado todo. – hizo una pequeña pausa mirando el cielo nocturno, sin saber que Ladybug lo veía asombrada

¿Desde cuando Chat Noir podía ser así de profundo? Sentía que no conocía del todo a su compañero, jamás habría imaginado que él tenía esa faceta tan madura e intensa. Le parecía fascinante, y muy familiar de alguna parte.

Se sonrojó ante el rumbo de sus pensamientos, y la imagen del héroe felino mirando a la nada con ojos profundos y siendo iluminado ligeramente por las luces navideñas de la Torre no ayudaba en lo más mínimo.

– Pero ahora... – retomó el chico tocando distraídamente la bufanda que envolvía su cuello, captando otra vez la atención de la heroína azabache – ...ahora... hay algo diferente. Hay... alguien, esa persona fue... fue tan... no puedo describirlo con facilidad, fue tan ¿Amable? ¿Gentil? No estoy seguro de cuáles palabras son las apropiadas... pero nunca me había sentido tan vulnerable ante nadie, me desarmó con tan solo abrazarme, me hizo muy feliz. – habló pausado y sonriente – No sé que es lo que me pasa, pero en cuanto me di cuenta también había detalles de esta persona que me atrajeron como luz a un insecto. No lo entiendo, todo es tan confuso...– dijo ensimismado en sus pensamientos.

Ladybug no supo porqué, pero su respiración se cortó cuando oyó que había alguien más en la vida de Chat ¿Desde cuando le dolía la idea de sentirse desplazada del corazón de su amigo? Si nunca tomó en serio los coqueteos que él le daba ni creyó verdad que estuviera enamorado de ella ¿Por que una parte de si se sentía dolida y un poco traicionada?

– Esto me lleva a pensar... – la voz de Chat Noir la obligó a salir de sus cavilaciones – ...quiero decir, si en verdad estuviera enamorado ¿Podría estarlo de dos personas a la vez? ¿Eso podría considerarse amor o sería solo un capricho? ¿Significa que solo estoy enamorado de una chica y por la otra sólo siento gratitud y admiración? ¿O es que en realidad no estoy enamorado de ninguna y solo no sé reconocer lo que siento y malinterpreto todo? – las preguntas que lo atormentaban salían sin detenerse, pero no de forma atropellada – Soy muy malo para este tipo de cosas, no puedo evitar que me afecten tanto al no estar acostumbrado. – terminó de decir frustrado.

Ladybug escuchaba atenta cada palabra que salía de su boca, observando cada gesto de confusión que hacía su compañero. No entendía el porqué le provocaba esa acidez en el estómago el que hablara con tanto cariño de alguien más, ni porque sentía que ya había visto esa mirada profunda e intensa en alguna parte.

Chat al sentir la intensa mirada de su Lady volteó a verla.

– Lo lamento mi Lady, no quise incomodarte, hablé de más. No estoy acostumbrado a hablar así con nadie y me perdí en mis pensamientos. Lo siento mucho. – se disculpó apresurado al creer que la había molestado ¡Era un idiota!

La azabache salió de sus pensamientos al oír las disculpas del felino. Por algún motivo le pareció tierno lo nervioso que se veía al hablar tan rápido, juraría haber visto antes una imagen así...

– Tranquilo Gatito – intentó calmarlo – No has hecho nada malo, solo me sorprendieron tus palabras. No conocía esa faceta tuya. – dijo en tono conciliador, olvidando por completo el extraño malestar de hace un momento.

Chat Noir sintió que el aire escapaba de sus pulmones ¡Había actuado como Felix sin darse cuenta! Temía arruinar la imagen medianamente decente que su Lady tenía de él, ella era la única persona de la que no soportaría un rechazo.

– ¡Lo siento mucho! – prácticamente gritó su disculpa – No quise aburrirte, de seguro te parecí tedioso y amargado... – terminó de decir un poco deprimido, sabía que todos odiaban a Felix pero sentía un fuerte pinchazo al pensar que a su Lady también le desagradara esa parte de él.

La heroína se sorprendió por la reacción del Minino ¿Tan malo era para él actuar así?

– Cálmate Chaton. – dijo captando su atención – No me aburriste, al contrario, disfruté mucho escucharte hablar así – dijo sonriente, no estaba segura de que habría creído su compañero pero no era para armar tanto escándalo.

– ¿Enserio no te pareció tedioso escucharme? – cuestionó él sorprendido, nunca nadie había dicho que le gustaba hacerlo, aunque tampoco era que hablase mucho.

– Para nada – respondió Ladybug dulce – Me encantó tu metáfora de la nieve, me hizo recordar una experiencia mía. – terminó de decir soñadora, haciendo que el felino sintiera caerle un balde de agua helada en medio de todo ese frío.

– ¿Te-e gusta alguien? – preguntó temeroso, no estaba preparado para algo como ello. Si bien él dudaba por culpa de Bridgette, aún sentía una fuerte atracción por su Lady.

Ladybug palideció al notar su descuido, a su mente había llegado la imagen de Felix y sus recuerdos desde que se conocieron bajo la lluvia hasta ese día que le había dado su bufanda, pero habló sin pensar. Y al ver los ojos de su compañero supo que lo destrozaría al mencionarle eso.

– No todos los sentimientos de amor tienen que ser románticos Gatito – dijo enigmática, no mentiría pero tampoco le diría una verdad tan dura apenas conocer una parte tan intima y sensible de él.

Esa respuesta no dejó del todo tranquilo a Chat Noir, pero decidió ignorar la duda que buscaba instalarse en él, ya tenía suficientes cosas en que pensar.

Ambos suspiraron cansados al mismo tiempo, vaya noche de revelaciones y dudas. Sonrieron levemente a notar lo que habían hecho, eran muy buenos coordinando sus acciones.

Chat Noir volvió la vista al cielo nocturno, estaba feliz de haber avanzado su relación con Ladybug, sentía que ahora eran mucho más cercanos al conocer y aceptar ella una parte importante de él. Y si bien sus dudas no habían sido aclaradas, se sentía mucho mas tranquilo después de contárselas a alguien, tal vez debería intentarlo más seguido.

Ladybug por su parte se sentía confundida pero feliz también, esa nueva faceta de Chat Noir había sido una interesante y agradable sorpresa, no se habría imaginado algo así de él y le resultaba extrañamente cautivador. Le habían gustado mucho las metáforas de su amigo, le habían recordado mucho a su historia con Felix: él siendo un chico tan frío hacia que sus actos "cálidos" se sintieran con mayor fuerza, como cuando le ofreció su paraguas o cedió su bufanda, y también sus sentimientos hacia él habían ido aumentando y creciendo como copos de nieve.

Sonrió para su misma, lo que le dijo antes a Chat Noir no había sido una mentira: no todos los sentimientos de amor son románticos, ahora que lo pensaba su amistad de héroes había ido creciendo de la misma forma, silenciosa y constante como una nevada.

Y como si su suerte se burlara de ellos, en ese momento comenzó a nevar, sorprendiendo y alegrando a ambos portadores.

Chat Noir se acercó más a su Lady y envolvió la bufanda alrededor de ambos cuellos, apegándola más a él y cubriéndola con su brazo en un gesto protector.

– ¿Que haces Chaton? – preguntó ella entre curiosa y divertida, con sus mejillas ligeramente sonrojadas por el repentino contacto.

– No quiero que tomes frío mi Lady, así entraremos los dos en calor. – respondió él sonriente, rogando que su máscara cubriera el rojo de su rostro.

– Gato tonto – fue lo único que dijo Ladybug, acurrucándose más contra el felino oyendo claramente los latidos desbocados de un corazón, no supo decir de quien de los dos.

Pero había algo que no podían negar, esa noche no solo nevó en la ciudad de Paris, sino también en el corazón de sus héroes. Una nevada diferente al no derretirse con la llegada de la primavera, copos de sentimientos que no desaparecerían.

Esa noche se siguió acumulando una nieve eterna.

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Historia participante en el concurso "Luces de Invierno".

Temática: Nevada.

Aclaración: historia inspirada en la canción "Eternal Snow"

Agradecimiento especial a ArkeielRake por su apoyo e ideas.

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