Capítulo 9: Decepciones y planes

Llevaba al menos diez minutos tratando de liberarme de la pared.

No conseguía romper las rocas con las que me atrapó Katie y para empeorar era como si inhibieran mi magia, no podía desaparecerme ni hacer ningún otro hechizo.

También estuve gritando por ayuda hasta quedarme casi sin voz. Nadie respondió, y Alice permanecía inmóvil en el suelo.

Alice... Espero que estés bien.

Escuché a alguien llegar, sentí que mi corazón se detenía porque creí que era Katie, pero regresó a la normalidad cuando vi de quien se trataba.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó mi tío Billy con preocupación.

—Katie...

—¿Katie es la mala? —Billy resopló al ver a Alice en el suelo—. Tomaré eso como un sí.

—Nunca desconfié de ella, soy una tonta —me lamenté—. ¿Cómo me encontraste?

—La directora me llamó y me contó lo ocurrido —explicó mi tío mientras revisaba a Alice.

—¿Está viva? —pregunté, con miedo a saber la respuesta.

—N-no tiene pulso.

Oh no, por favor no, esto no puede pasar, Alice no puede morir por mi culpa.

Debí haberle creído, yo...

—¡Espera! —exclamó—. Ya lo encontré, está muy débil, debo llevarla al hospital ahora.

Suspiré aliviada.

—Puedo aparecerla ahí, pero yo no puedo ir, saldría niebla azul y...

Billy la tomó del brazo y ambos desaparecieron.

—O bueno, puedes desaparecerte con ella y dejarme aquí atrapada en la pared, hasta que regrese Katie a buscarme —le dije al aire.

Billy volvió un minuto después y apuntó con su varita a las rocas liberándome. Bueno, liberándome de la pared, pero no de las rocas, estas seguían rodeando mis muñecas.

—La magia de Katie es muy poderosa, no puedo romperlas, necesitarás ayuda de Alice —declaró, yo asentí—. Que por cierto, tengo que volver para saber cómo está, nos vemos —me tocó el hombro y me hizo aparecer en mi casa, específicamente en el cuarto de Eddie.

—¡Espera! Yo quiero ir... —volví a hablarle al aire.

Tengo que ir al hospital, necesito saber si Alice se va a recuperar.

—¿Qué te pasa? —preguntó mi hermano, claramente lo había asustado. Se quitó los audífonos y se levantó—. ¡No puedes aparecerte solo así en mi cuarto! Y... ¿Qué rayos? ¿Desde cuando haces magia...?

Lo ignoré y volví a mis intentos desesperados de quitarme las rocas, para así poder hacer magia y aparecerme en el hospital.

Suéltenme, desaparezcan, ¡agh! —los hechizos no funcionaron, pero salió un poco de niebla azul, la cual Eddie la miró con la boca abierta.

—Eso es raro, pero no tanto como las rocas en tus muñecas.

—Eddie, te explicaré todo luego, ahora necesito que me lleves al hospital.

—Tu niebla es azul... —repitió, puse los ojos en blanco.

—¡Solo llévame al hospital!

—Mamá se llevó el auto para recoger a Samanta.

Genial, mi suerte cada vez es mejor. Golpeé una almohada con frustración.

—¡No golpees mi almohada!

—¿Dónde está Kendall? —le pregunté.

—En el colegio, ¡donde tú también deberías! ¿Ahora podrías explicarme...?

—Dile a Kendall que te explique, no tengo tiempo ahora.

Me fui a mi cuarto para pensar mejor. Si tan solo conociera un hechicero tan poderoso como para poder hacerme aparecer en el hospital... Que no fuera Luke, porque ya él estaba lo suficientemente molesto conmigo, y además sigue en el colegio. Suspiré y decidí que lo mejor era solo esperar a que mi tío respondiera.

No supe nada hasta una hora después, cuando me entró una llamada de él, la cual contesté de inmediato.

—¿Cómo está Alice? —pregunté.

—Bien, Katie le había arrojado una maldición muy poderosa, pero lograron detenerla antes de que pudiera expandirse. Ya vamos para allá.

Ambos aparecieron en mi cuarto un par de segundos después.

—Hola Gabriela —saludó Alice con los brazos cruzados. Se veía eferma, como resfriada.

—Alice lo siento, yo...

—Olvídalo, todo está perdonado —acto seguido tomó mis muñecas e hizo desaparecer las rocas.

—Gracias —dije con incomodidad, mirando la niebla verde para evitar el contacto visual—, ¿cómo lo hiciste? Yo lo intenté por minutos.

—Imagino que no te dejaban hacer magia, es un hechizo bastante complejo, y te afecta si tu magia es menos poderosa que la de la otra persona. Y al menos por ahora, tu magia no es más poderosa que la de Katie.

—¿Tu magia sí lo es? —inquirí.

—Sí, pero soy menos hábil que ella.

Mala suerte.

—¿Qué vamos a hacer?

—Katie nos supera a ambas —replicó Alice—, vamos a necesitar ayuda.

—¿De quién? No tenemos a nadie.

—¡Hey! —protestó mi tío—. Me tienen a mí.

—No es suficiente, Katie también tiene muchos aliados, su ejército por así decirlo.

—No puede ser —suspiré, solo ella era suficiente problema—. ¿De cuántos?

—No lo sé, muchos. Si fuera ella sola, la habría vencido hace tiempo —habló Alice—. Voy a ponerte al día, Katie está obsesionada con atraparme, esta no es la primera vez que escapo a penas con vida de ella, hasta he huido del país y aun así me ha seguido. Tenía como seis meses de no verla, pensé que al fin de había rendido, pero ya veo que en realidad fue que te descubrió a ti. Así que bienvenida a mi mundo.

Seis meses es casi el tiempo que lleva Katie dando lecciones en mi colegio. Vaya, no quiero ese mundo.

—¿Toda tu vida has estado huyendo de ella? —pregunté.

—Desde hace cuatro años, cuando me descubrió.

—¿Cómo es que tiene gente de su lado? —me cuestioné—. ¿Qué ganan esas personas? ¿Y qué planea Katie? Digo, aparte de asesinarnos a ambas, como si no hubiese ya gente que se encarga de eso —de repente se me ocurrió una brillante idea—. Espera... ¿Y si ellos son liderados por Katie? Puede que ellos sean su ejército.

—¿A qué te refieres con "ellos"? —me interrumpió Billy.

—Un grupo del que me habló Katie, dedicado a asesinarnos y conformado por los hechiceros más poderosos y... —suspiré al ver sus caras de confusión—. ¿Fue otra mentira, cierto?

—No, eso sí es verdad, de hecho, fueron ellos los de la bomba —dijo Alice.

—Ahora que lo pienso... Ya deben haberse enterado que sobrevivimos, no estamos seguras aquí, podrían atacarnos justo en este segundo, puede que hasta nos estén escuchando en este momento y... Debemos irnos.

Alice rio, supongo que encuentra divertida mi paranoia.

—No hay nadie aquí —aseguró mi tío—. Están seguras, ellos no se van a acercar, deben estar ocupados. Se hacen llamar Los Guardianes, y...

Ese nombre ya lo había oído antes.

—¡Katie me dijo que era una asociación encargada de mantener la paz! ¡Esa mentirosa me hizo creer que los asesinos de hechiceras eran a aparte!

—Bueno, sí es una asociación encargada de mantener la paz en el mundo mágico —comentó Billy—. El problema es que su manera de mantenerla es asesinándolas a ustedes... Las consideran una gran amenaza.

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Al inicio pensé que había venido voluntariamente como Eddie y Kendall. Pero usaba el uniforme de Los Guardianes.

Sentí la mayor decepción de mi vida.

Me quedé completamente sin palabras, no supe qué hacer así que chasqueé los dedos y me aparecí al otro lado del refugio, lejos de él.

Tenía mil pensamientos en la cabeza y me tuve que sentar porque sentía que estaba perdiendo el equilibrio.

A los segundos apareció a la par mía.

—Soy tu amigo —me dijo.

—Claro, ¿qué mejor manera de demostrarlo que formar parte de un grupo dedicado a matarme?

—¿Crees que me uní porque quería matarte? —preguntó, mirándome fijamente.

Sonaba tonto cuando lo decía así, si él hubiese querido matarme ya lo habría hecho, ha tenido años para hacerlo. Talvez es un miembro reciente, o talvez estaba buscando el momento ideal, como con la bomba.

—Déjame explicarte todo —pidió.

Yo negué con la cabeza, en este momento no soportaba ni verlo.

—¡No hay ninguna explicación en el mundo que pueda excusar esto! ¡Eres un verdadero imbécil, no te vuelvas a acercar a mí jamás!

Luke se quedó en silencio.

Supongo que a él le da lo mismo, pero a mí no, él era una parte importante de mi vida y alguien con quien hasta ahora siempre había contado. Se me formó un gran nudo en la garganta, pero me esforcé por aguantar las lágrimas. No me verá llorando.

—No quiero volver a verte nunca en mi vida —repuse, volví a desaparecerme y esta vez no me siguió.

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—Bueno, sí es una asociación encargada de mantener la paz en el mundo mágico —comentó Billy—. El problema es que su manera de mantenerla es asesinándolas a ustedes... Las consideran una gran amenaza.

—Cuando Katie me hablaba de Alice —recordé—, decía que talvez lo que trataba era declararle la guerra a Los Guardianes, puede que eso sea lo que esté haciendo ella.

—Eso es exactamente lo que hace —confirmó mi tío—. Todos los que ha asesinado eran miembros de Los Guardianes, probablemente está tratando de eliminarlos a todos, y también a ustedes dos, porque son las únicas capaces de derrotarla.

Me preguntaba cómo sabía tanto, pero tampoco me sorprendía, él siempre ha sabido mucho del mundo mágico.

—Debemos pedirles ayuda a Los Guardianes —sugirió Alice—, ellos quieren deshacerse de Katie tanto como nosotras.

—¿Estás loca? —reí sin gracia—. Nos matarían.

—Si ellos no lo hacen, lo hará Katie. No tenemos nada que perder, serán de gran ayuda.

—Supongamos que no nos maten, ¿cómo diablos los contactaremos? —pregunté

Alice se veía sorprendida, no entiendo por qué.

—¿Acaso no lo sabes...?

—¿Saber qué? Solo sé que no confío en ese club mata hechiceras —dije.

—Pues tendrás que, son nuestra única opción. Son los hechiceros más poderosos, y con algo de suerte talvez podamos convencerlos de que no somos lo que creen.

—O talvez nos maten antes de que podamos hablar —añadí.

—Alice tiene razón, debemos pedirles ayuda —opinó Billy, después de llevar un rato en silencio—. Hablaré con ellos primero, pertenecí a Los Guardianes por mucho tiempo.

—¿Hablas en serio? —no podía estar más confundida, mi tío acababa de decirme que pertenecía a un grupo que me quiere muerta.

—Antes no buscaban asesinar a las hechiceras de la niebla siempre —se excusó mi tío—. Al tiempo de que naciste y no podías hacer nada de magia me di cuenta de que eras una, así que me salí del grupo para evitar comprometerte. Fue hace mucho tiempo, Gabriela.

Bueno, qué reconfortante saber que siempre supo que yo era hechicera y nunca me lo dijo, bueno sí me lo decía, pero omitió por completo la explicación sobre ser la hechicera de la niebla azul y que mis poderes se desarrollarían hasta que cumpliera dieciséis.

—Como sea —dije decepcionada, había cosas más importantes con qué lidiar ahora—. Entonces habla con ellos, por favor.

—Alice, averigua cuándo es su siguiente reunión —le pidió mi tío—. Seremos sus visitas inesperadas.

Ella asintió. Me preguntaba cómo podría Alice saber cuándo sería la siguiente reunión de los guardianes, pero me dio lo mismo.

—¿Qué hay de Katie? —pregunté—, ¿y si se aparece aquí?

—No lo hará, Billy y yo rodearemos la casa con hechizos de protección —replicó Alice.

Y ambos procedieron a salir para realizarlos. Ya nadie podría aparecer aquí aparte de las personas que habitamos en la casa.

Pero eso no me calmó, en la noche no podía dormirme pensando que Katie aparecería en cualquier momento. Y cuando al fin me dormí, soñé con que Katie me atacaba mientas dormía.

—¡AHH! —grité al despertar.

La puerta de mi cuarto se abrió y Eddie entró.

—¿Qué pasó?

—Nada, yo solo soñé que me caí...

—Basta Gaba, fue una pesadilla, ¿no?

Asentí.

—¿Sobre Katie?

—¿Tú qué sabes sobre eso...?

—Gritaste ese nombre —dijo—. Ah, y también los escuche hoy hablando a ti al tío Billy y a la otra chica.

Puse los ojos en blanco.

—Los ayudaré, Kendall también —dijo, y salió de mi cuarto antes de que yo pudiera reaccionar o decir algo.

*-*-*-*

Al día siguiente estábamos Billy, Alice y yo parqueados detrás en un edificio. Alice nos dijo que Los Guardianes se reunirían ahí en el décimo piso a las seis de la tarde.

—De acuerdo, iré a hablar con ellos —contó Billy—. Si aceptan ayudarnos, aparezcan ahí. Si no aceptan, aparezcan lo más lejos que puedan, ¿entendieron?

—¿Y si te matan o hacen daño? —pregunté preocupada.

Mi tío rio: —No son matones, Gabriela.

—Me cuesta creer eso.

Billy sonrió y se dirigió al edificio. Alice realizó el hechizo efecto woki toki con su varita y de Billy, lo cual que nos permitiría escuchar todo a través de la varita de Alice.

—¿No crees que Katie podría encontrarnos aquí? —pregunté a Alice, mientras esperábamos—. Yo pude encontrarlas a ustedes dos cuando peleaban gracias a nuestra conexión, imagino que ella podría hacer lo mismo.

—No, no puede. Eso es especialidad de la hechicera de niebla azul, porque es la del medio —explicó, yo la miré sin entender—, eres algo así como el enlace que nos une. Así que eres la única que puede localizar a las otras, y también se supone que puedes algunas veces observar cuando alguna esté realizando magia muy oscura, por medio de visiones o sueños.

—Una vez tuve un sueño —recordé, era en el que Kate asesinaba al hombre que estaba talando árboles—. Me sería útil ver lo que hace de nuevo, pero no entiendo, ¿cómo hago para que suceda?

Alice se encogió de hombros: —Es magia, Gabriela, no es algo que necesariamente se pueda llegar a entender cómo funciona.

Finalmente escuchamos voces saliendo de la varita de Alice, ya Billy había irrumpido en la reunión. Al inicio solo se saludaban, bromeaban y hablaban boberías, casi me quedo dormida antes de que comenzaran a hablar sobre el tema.

—Y bueno ¿qué te trae por aquí de nuevo, Billy? —sonaba la voz en la varita de Alice.

—Pues, es sobre las hechiceras de la niebla.

—¿Qué con ellas? Dos están muertas, y aún no sabemos quién es la tercera.

—Es gracioso oírlo decir eso, porque en realidad están vivas las tres. Escaparon de la bomba, fue un gran error darles 5 segundos, ¿en qué estaban pensado? —inquirió mi tío.

Me llevé la mano a la frente. No esperaba que lo dijera así.

Pero bueno —continuó—. Tengo dos cosas que decirles, la primera: sé quién es la de rojo, es Katie Wilson la profesora de historia del colegio de su hija.

—¿Hija? —pregunté desconcertada.

—¡Sshh! —me calló Alice—, no me dejas oír.

—...Y ella es la que estaba asesinando gente, ella nada más, las otras dos no tuvieron nada que ver, Katie es a quien buscan.

—Era nuestra principal sospechosa —sonaban las voces.

—¡Sabía que era ella!

—¿Cuál es la segunda cosa? ¿Y por qué nos dices todo esto?

—Les digo todo esto —habló Bily—, por la segunda cosa.

Mi tío procedió a explicarles que necesitábamos su ayuda para vencer a Katie y sus aliados. Cuando terminó de hablar hubo un largo silencio.

—No vamos a trabajar con ellas dos —repuso una voz femenina.

—Sin ellas no tendrán ninguna posibilidad de detener a Katie —afirmó mi tío—. Las necesitan, y ellas a ustedes.

—¿Cómo sabemos que no nos van a traicionar?

—Ellas tampoco saben si ustedes las van a traicionar, y más les vale no hacerlo —les advirtió.

Luego de una aburrida discusión entre ellos sobre confiar o no, discutir las posibilidades por mucho tiempo, ya que a la mayoría no le parecía la idea de dejar de cazarnos a mí y a Alice...

Finalmente accedieron, prometiendo no matarnos en el intento, siempre y cuando consigamos deshacernos de Katie, de lo contrario se cancelaría el trato.

—¿Cuál es el plan?

*-*-*

Tomó dos días organizar todo. Alice y Billy se reunían con ellos, yo solo les pedía que me mantuvieran informada, no me apetecía pasar más tiempo con Los Guardianes de lo necesario.

En esos dos días tampoco asistí al colegio, era muy peligroso con Katie ahí.

Alice ha estado quedándose aquí desde que comenzamos a planear esto, era mejor que permaneciéramos juntas hasta que nos deshiciéramos de Katie, además ofrecerle hospitalidad era lo menos que podía hacer después de que casi la mataran por mi culpa.

—¿Entonces no vienes todavía? —le pregunté a Alice.

Estábamos a una hora de poner en marcha el plan y enfrentarnos a Katie, y aunque la idea era no que no se desatara una batalla, yo estaba casi segura de que la habría.

—Mira, en cuanto termine la clase de historia con Katie, llegaré y la haré aparecer en el lugar donde estarán todos los Guardianes esperando. Con algo de suerte Katie no tendrá tiempo de llamar a su ejército y podremos vencerla muy fácilmente.

—¿Y si ella se desaparece apenas llega al lugar?

—No le daremos tiempo para eso, créeme.

—¿Y si aparece con su ejército?

—Estamos preparados para esa posibilidad.

—Bien, ¿entonces voy contigo o...?

—No, te irás ahora. Ya deben estar Billy, tu hermano y tu primo.

—¿Qué? Eddie y Kendall no deben ir, pueden salir heridos o algo peor.

—Es decisión de ellos, Gabriela —dijo Alice mientras ponía su mano en mi hombro para hacerme aparecer en el lugar.

—¡Espera! —exclamé—, en caso de que tengamos que luchar, ¿qué se supone que haga yo? Katie solo me enseñó hechizos de protección como los escudos y campos de fuerza, no sé nada de hechizos para atacar o defenderme...

—Fuiste capaz de separarnos a mí y a Katie tú sola —me interrumpió—, este par de días me ha quedado claro que los hechizos no verbales se te dan mejor. Solo haz lo que te salga y confía en tu poder —volvió a colocar su mano en mi hombro y ahora sí me hizo aparecerme en el lugar donde atacaríamos.

Hacía frío, demasiado frío. Todo estaba cubierto de nieve, hay varios pinos, y también había un camino de piedritas que dirigía al único lugar que se podía ver, una cabaña alta y un poco grande. Corrí hasta allá rápido antes de morir congelada. Toqué la puerta y un señor alto y delgado con el cabello castaño me abrió. Lo conocía.

—¿Usted... usted es el papá de Natalia?

Él solo suspiró, con cara de que me odiaba.

—Pasa —dijo abriendo la puerta y entregándome una poción—. Tómala, evitará que sientas frío.

—Mm gracias –dije dudosa.

Me preguntaba si Natalia sabía sobre su padre, pero tenía cosas más importantes en qué pensar, como por ejemplo si la poción estaba envenenada.

¿Estás envenenada? En la poción se formó la palabra "no" en color azul.

No tenía idea de que estaba haciendo ese hechizo, o de que existía si quiera, pero fue suficiente para hacerme tomar un sorbo. Un segundo después dejé de temblar y el frío desapareció.

El lugar era mucho más grande por dentro de como se veía por fuera. No hay gran cosa, solo muchas sillas y miembros de los Guardianes dando vueltas por todos lados. Deben haber más de treinta, y todos visten igual: pantalón negro y una camisa gris oscuro con su logo al lado derecho.

Divisé a Billy, Eddie y a Kendall de pie a unos metros de mí, me dirigí a donde estaban y antes de que pudiera decir algo, una señora llegó emocionada a abrazar a mi primo.

—¡Kendall! —exclamó—. No te hemos vuelto a ver desde lo de tu madre, ¿estás bien? —preguntó preocupada.

—Sí, estoy bien —dijo con amargura y comenzó a caminar en dirección contraria.

Decidí seguirlo.

—Estoy bien, Gabriela —repuso, sin voltearse.

—Eso es lo que no entiendo —confesé—, ¿no se llevaban bien, cierto? Tú y tu madre...

No debí decir eso, no es asunto mío, ¿por qué soy tan necia?

—No —contestó—. No nos llevábamos bien desde que mi padre nos abandonó, todo empeoró cuando descubrí que era parte de Los Guardianes, y más aún cuando intentó obligarme a serlo... Sus últimos meses a penas le dirigía la palabra, pero eso a ella nunca le importó, yo no era parte de sus prioridades.

Oh, yo creí que Patricia era muy buena. Quise pensar que podría haber sido solo la percepción de Kendall, pero el hecho de que ella fuera parte de Los Guardianes y que intentara obligarlo a formar parte también, ya decía mucho sobre ella.

—Te aseguro que en nuestro hogar sí nos importas.

Él asintió y volvió a donde estaban Eddie y mi tío. Quería volver con ellos, pero no quería que Kendall pensara que lo estaba siguiendo, así que me dediqué a caminar por todo el lugar tratando de calmar mis nervios. No era fácil estar rodeada de la gente que me trató de volar en mil pedazos hace poco, y dentro de poco nos enfrentaremos a Katie, media hora para ser exactos.

—Te ves preocupada —me susurró alguien, era el papá de Natalia.

—Sí, bueno, es incómodo estar con las personas que trataron de matarme —él no reaccionó—. ¿Natalia sabe sobre ustedes?

—Lamento los malentendidos y que Natalia no esté aquí para calmarte, no es una hechicera tan poderosa... ¿Luke también es tu amigo, no? Debe estar por ahí, búscalo —dicho esto se retiró dejándome perpleja por completo.

¿Por qué Luke estaría aquí? Él no sabe sobre este ataque, pero ahora que lo pienso, si Los Guardianes son los hechiceros más poderosos y Luke es uno, eso significa... Pero él no sería capaz de hacerme esto, seguro el señor trataba de confundirme.

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Luke POV

Llevaba toda la mañana escondiéndome. No estaba seguro si Gabriela ya había llegado, pero no podía arriesgarme a salir del baño para descubrirlo.

—¡Luke! —gritó Matt, mi amigo—. No vas a quedarte ahí todo el día, ya revisé el área, y no he visto a la tal Gabriela.

Salí del baño y me asomé a los lados para asegurarme, tampoco la vi así que decidí salir.

Mientras caminábamos tropecé con alguien.

—Lo siento —dijo Gabriela antes de poder mirarme.

De todas las personas con quien me pude encontrar...

Matt habló por mí y me empujó lejos antes de que pudiera verme el rostro.

—¡LUKE! —no funcionó—. ¿Qué haces aquí? —al fijarse en mi ropa retrocedió ofendida—. No puede ser, eres uno de ellos... ¡Tú tuviste que ver con la bomba! Tú...

Se quedó estupefacta unos segundos, finalmente chasqueó los dedos y se desapareció. Miré a mi alrededor y rápidamente la encontré lejos en una de las esquinas, tenía las manos en la cabeza y se deslizó en la pared hasta quedar sentada en el suelo.

Me aparecí allá inmediatamente.

—Soy tu amigo —le dije, fue lo mejor que se me ocurrió para comenzar.

—Claro, ¿qué mejor manera de demostrarlo que formar parte del grupo dedicado a matarme?

—¿Crees que me uní porque quería matarte? —inquirí. Pensé que Gabriela me conocía lo suficiente para saber que esa nunca sería mi intención, pero por la expresión en su rostro me di cuenta de que la había perdido—. Déjame explicarte todo —supliqué.

—¡No hay ninguna explicación en el mundo que pueda excusar esto! ¡Eres un verdadero imbécil, no te vuelvas a acercar a mí jamás!

No supe qué decir, definitivamente la historia completa no era una buena excusa, y mis explicaciones podrían causar más daño del que podrían reparar.

—No quiero volver a verte nunca en mi vida —repuso, antes de desaparecer nuevamente.

No intenté buscarla, comprendí que se había acabado.

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Gabriela POV

Luke me ha mentido en la cara todo este tiempo, igual que Katie, ¿es que no puedo confiar en nadie? ¿Y cómo es que de repente todos los que conozco tienen algo que ver con Los Guardianes? Kendall, Billy, Luke...

Luke.

Mis teorías sobre quién podría ser la próxima persona en apuñalarme en la espalda fueron interrumpidas por la voz que salía de un megáfono.

—¡A sus posiciones! —ordenó el padre de Natalia—, Katie ya viene.

Suspiré, ojalá estos sentimientos de ira sirvan para duplicar mi poder, al menos me han ayudado con los nervios.

Todos los presentes se apresuraron a salir del refugio y dirigirse a la nieve. Había una equis roja en el centro que marcaba el lugar donde Alice haría aparecer a Katie, Los Guardianes estaban rodeando toda el área, esparcidos en todas partes, yo me coloqué a unos quince metros de donde estaba y me subí a un árbol, a mi lado estaban Kendall y Billy.

Miré la hora, ya había terminado la clase de historia, en cualquier momento llegará Katie.

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