Capítulo 5: Sra Wilson y Lubriela
Gabriela POV
Pasé toda la semana practicando mi nueva asombrosa magia. Logré exitosamente realizar todos los hechizos que venían en el libro de mi curso, ser tan poderosa me permitía lograrlos con mucha facilidad sin si quiera esforzarme.
¡Ja, y la directora me creía incapaz!
Fue genial tener una semana libre, pero ya mis padres hablaron con ella sobre permitirme regresar a la escuela ahora que sé hacer magia, así que volveré mañana lunes. La directora dijo que lo mejor era que se mantuviera en secreto mis poderes de niebla azul, y estoy completamente de acuerdo, no quiero llamar la atención, ni tampoco quiero que la gente me crea peligrosa.
Al parecer tendré que practicar los hechizos de clase en un aula aparte donde nadie pueda verme, y con un profesor especialista. Suena a que será aburrido, pero estoy ansiosa, ya que será la primera vez que podré hacer los hechizos en clase.
Estaba preparando mi mochila para mañana cuando mi celular sonó, lo revisé y era un mensaje de Luke.
Luke: Hola
No hemos hablado en toda la semana, no desde aquel incómodo momento.
Yo: Hola
Luke: No me has vuelto a hablar
Bueno, ¿qué se supone que le dijera? A demás, tenía cosas más importantes con qué lidiar, como mis poderes de los cuales él aún no sabe.
Yo: ¿No estabas molesto conmigo?
Luke: Por supuesto, pero no por eso tenías que dejar de hablarme
Yo: Tú tampoco me hablaste
Luke: Esperaba que tú lo hicieras primero, talvez con una disculpa o algo...
Reí sin ninguna gracia.
Yo: ¿Por qué demonios me disculparía? Tú mismo te apareciste sin avisar ese día
Luke: y tampoco te avisé hoy
¿Hoy?
Me di la vuelta y Luke estaba detrás mío sentado en la silla de mi escritorio, con su celular en la mano.
-¡Idiota! -exclamé en cuanto lo vi. Definitivamente lo eliminaré de la lista de personas que tienen permitido aparecer en esta casa.
-También es un gusto verte, Gabriela.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí?
-Acabo de llegar, tranquila -dijo.
-¡Se supone que no hay que aparecerse, pudiste haber sido una "víctima de la niebla"! -exclamé.
-Lo dudo.
No le di mucha importancia, Luke me debía una explicación de otra cosa.
-¿Cómo fue que me hiciste desaparecer? -pregunté-. Ese día...
Ese incómodo día.
Luke sonrió: -¿Sabías que es posible teletransportar a otra persona?
-No, si fuera posible, no llevaría viajando en auto toda mi vida -dije, bastante confundida-. ¿Cómo fue posible?
-Pensé que sabías que los hechiceros más poderosos pueden.
-Había escuchado algo así antes -recordé-, pero tú no eres...
Con su mirada lo entendí todo. Suspiré, existen algunos hechiceros que son más poderosos que el promedio, pero no son nada comunes. Según estudios son menos del uno por ciento de la población mundial, el único del que he escuchado es de mi tío Billy, a parte de él, no sé de nadie más.
Luke debe ser más poderoso que Billy, mi tío nunca ha podido teletransportarme.
-¿Entonces eres uno de ellos? -pregunté, haciendo notar la decepción en mi voz-. Y en tantos años de amistad nunca me lo dijiste.
Todo tiene sentido ahora, a Luke siempre le salían todos los hechizos a la primera, y siempre ganaba duelos. Es un tramposo, ¡nunca dio a conocer que sus hechizos tenían mucha mayor potencia que los de los demás!
-No quería sonar arrogante -sonrió-, y te recuerdo que tú tampoco habías compartido tu falta de magia.
Si supiera que ahora la magia me sobra, y que él a pesar de su situación, es menos poderoso que yo...
-Tengo algo más que contarte -dije, hasta ahora solo le he contado a mis padres y mi tío que soy la hechicera de la niebla azul, y bueno, también a Natalia-. Te contaré mañana, ahora estoy cansada y es una larga historia.
-Tengo tiempo -aseguró Luke.
-Pero yo no -dije, antes de señalarlo y hacerlo desaparecer para que regresara a su casa.
Estuve riendo hasta que me preocupé de que algo haya salido mal con el hechizo y le marqué a Luke inmediatamente.
-¿Luke? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
-En mi habitación, gracias por echarme tan amablemente.
Sonreí y colgué.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Al día siguiente regresé a clases con normalidad. Comencé llegando tarde a historia, y pasé toda la lección mirando mi reloj esperando que la clase acabara. No es que no me interese la historia, el problema es la profesora, Katie Wilson, ella puede ser la persona más aburrida del planeta. Además, después de esta clase sigue la de encantamientos, y ya quiero hacer magia.
Cuando finalmente acabaron las dos tortuosas horas de historia me dirigí al aula de encantamientos junto con mis amigos Luke y Natalia.
-Así que por eso vi niebla azul ayer cuando me hiciste aparecer en mi habitación -me susurró Luke al oído-. Juré que me lo había imaginado.
Reí, ya le había comentado todo sobre mis poderes. La directora me advirtió que no debía contárselo a nadie además de a ciertos profesores, pero confío en Luke y en Natalia más que en ninguna otra persona.
Mis padres me pidieron que aún no se lo comentara a mis hermanos, pero no sé cuánto pueda soportar las ganas de restregarle en la cara a Eddie que sí puedo hacer magia y soy mucho más poderosa que él.
Tomamos asiento en el aula de encantamientos y justo como pensaba, el profesor me buscó.
-Gabriela -susurró, para que solo yo lo escuchara-, tienes que ir al aula de historia, se suponía que te quedarías ahí.
-Lo siento -dije-, ya mismo voy, ¿usted llegará para decirme qué hacer en algún momento?
-No, no seré tu profesor. Tendrás otro que te servirá mucho más que yo, ya te está esperando.
-De acuerdo -dije, tomé mochila y me levanté. No quería llamar la atención, pero tenía que caminar por el frente de todos para llegar a la puerta.
-¿A dónde va Gabriela? -preguntó alguien.
¿Qué te importa? -quise decirlo, pero me contuve.
-Ella... ya no estará en esta clase -explicó el profesor-. Es que... es muy mala y torpe a la hora de hacer encantamientos, así que por seguridad estará en otro salón con un tutor especial.
Parpadeé, ¿era necesario decir eso? ¡Ni siquiera tenía que explicar por qué me iba!
Miré al profesor y este disimuladamente me levantó el pulgar como si acabara de salvarme. Gracias profesor, muchas gracias.
Mientras regresaba al aula de historia me hice una idea de quién podía ser mi tutor, y esperaba que por favor no fuera quien creía. Abrí la puerta y... genial, es justo quien creía.
Terminando de borrar la pizarra con la lección de historia se encontraba una mujer pálida de cabello café largo y ondulado. Su rostro siempre se me ha parecido al de un koala.
-Profesora Wilson -dije tratando de disimular mi decepción-, pensé que solo enseñaba historia.
-Así es. Pero sé más sobre hechizos de lo que crees.
-Genial -murmuré con amargura, recién salí de dos horas de clase con ella y ahora me esperan otras dos horas más.
-Y por favor, llámame Katie.
Asentí, mucho aburrimiento se aproxima...
-Gabriela -continuó-. Sé que no te agrado, y te voy a ser honesta, tú tampoco eres mi alumna preferida. Eres tan repugnante en mis clases y... Olvídalo. Lo importante es que necesito que me des una oportunidad, somos iguales y debemos estar unidas.
-¿Iguales? -pregunté confundida-, ¿unidas?
No puede lo que creo.
-Me refiero a que también soy una hechicera de la niebla.
Wow, sí es lo que creo.
-Imposible -hablé involuntariamente, sabía que decía la verdad, pero eso no evitaba que me sorprendiera.
¡Esto es genial! ¡Otra hechicera de la niebla me dará clases! Ella debe tener todas las respuestas que quiero.
-Voy a enseñarte a controlar tu poder y...
-Ya sé cómo, hice todos los hechizos del libro de cuarto año —presumí orgullosa.
-Excelente, pero para estas clases utilizaremos el libro de último año, si estás de acuerdo.
Me limité a solo asentir, no sabía si los hechizos me resultarían igual de sencillos ahora.
-Profesora, si no le importa... ¿Podría hacerle unas cuantas preguntas antes de comenzar las clases?
-Pregunta todo lo que quieras.
Qué se vaya preparando.
-Bueno... ¿Por qué da historia en vez de encantamientos? ¿Alguien más sabe que usted es una hechicera de la niebla? ¿Sabe algo sobre la tercera hechicera? -habría seguido con más preguntas, pero Katie aprovechó el segundo que usé para respirar y comenzó a responder.
-Enseño historia, porque es una materia que no requiere el uso de magia, y como ya sabes, nadie debe enterarse de mi niebla colorida. Solo tú, la directora y el profesor de encantamientos lo saben. No puedes decirle a nadie sobre mí, nuestra existencia debe ser completamente secreta, entenderás que tenemos una clase de reputación...
-Lo entiendo -dije, recordando la leyenda que me contó Kendall-, no se lo diré a nadie.
-Lo sé -dijo con calma-, en cuanto a la otra hechicera, claro que la conozco, es mi hermana.
¿Qué?
Kendall dijo que las tres hechiceras pasadas eran hermanas... Pero yo no soy hermana de ellas, ¿o sí? No, no, por supuesto que no.
-Las tres hechiceras siempre han sido hermanas... -comencé.
-Oh, no te preocupes. No eres nuestra hermana.
Suspiré aliviada.
-Pero, ¿no se supone que debería serlo?
-Tal vez -dijo Katie-, pero mi madre murió en el parto de mi hermana menor.
-Oh, lo siento.
Tiene sentido ahora, debe ser por eso que no somos hermanas.
¿Qué habría pasado si su madre hubiese sobrevivido? ¿Habría tenido otra hija? ¿Esa hija sería yo? ¿Yo no existiría? ¿Existiría, pero no sería hechicera de la niebla?
-Gabriela -la profesora interrumpió mis pensamientos-, hay algo más que tienes que saber sobre mi hermana, ella... bueno, ella es...
-¿Malvada y anda asesinando con niebla venenosa? -traté de adivinar.
Katie me miró sorprendida, debo decir que nunca la había visto sorprendida.
-¿Cómo lo sabes?
-¿Me puedes hablar sobre ella? -ignoré su pregunta.
-Su nombre es Alice, crecimos como tú sin poder hacer magia hasta cumplir dieciséis (esto debido a que tanta cantidad de poder tarda en desarrollarse). Ella y yo éramos muy unidas, yo le enseñaba todo lo que había aprendido de nuestros poderes, ya que los obtuve cinco años antes. Pero ella al poco tiempo se fue volviendo más fuerte, hábil, y ya podía vencerme.
»Un día hace cuatro años intentó asesinarme, escapó y no he podido encontrarla. Tampoco había escuchado nada de ella hasta hace poco, que empezó a envenenar gente con su niebla.
-¿Por qué lo hace? -pregunté.
-Solo puedo suponer que le está declarando la guerra a Los Guardianes, una asociación secreta encargada de mantener la paz en el mundo mágico.
¿Los qué ahora?
-No podemos permitir que eso pase -continuó hablando Katie-. Los Guardianes no tienen oportunidad contra ella, ni yo tampoco, pero con tu ayuda, si trabajáramos juntas...
-Cuenta conmigo -prometí, quien sea esa Alice no voy a permitir que siga matando inocentes como la madre de Kendall-. Déjame adivinar, ¿Alice es la de niebla roja?
-¿Qué? ¡No! -abrió el puño y apareció niebla roja en su palma-. Alice es la de verde.
-Oh, lo siento.
Después de la plática comenzamos con la clase. Katie me estuvo enseñando a realizar hechizos de protección, como es el de escudo y el de reversa (el cual es capaz de devolver al atacante su propio hechizo). Ese no conseguí lograrlo del todo, sigue en proceso, pero Katie dijo que no estuvo mal para ser la primera clase. No me preocupaban, sabía que lo lograría eventualmente, después tantos años, al fin era una hechicera.
En el resto de la semana la profesora Wilson y yo nos hicimos muy unidas, la juzgué mal todo este tiempo, ella resulta ser muy amable y hasta divertida. Jamás pensé que diría esto, pero se ha llegado a convertir en mi profesora favorita. Ha sabido ayudarme mucho en poco tiempo.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
*_*_*_*_*_*
-¡Gabriela! -exclamó mi hermano Eddie, tocando la puerta de mi cuarto-. ¿Por qué el control de la consola de video juegos ya no funciona?
-Y yo qué sé -respondí, recordando como accidentalmente esta tarde lo dejé caer sobre el triturador de comida.
Sucedió porque estaba jugando con mis amigos Luke y Natalia, y de repente el triturador empezó a encenderse y apagarse solo, así que fui a ver qué pasaba, tenía un poco de miedo y Luke aprovechó eso para acercarse y asustarme. Con el susto el control se me resbaló de la mano y cayó en el triturador justo cuando este volvía a encenderse.
Intenté juntar los pedazos con magia y logré volver a formar el control sin que se viera un rasguño, pero no conseguí que funcionara de nuevo.
-Tú y tus amigos fueron los últimos en usarlo -repuso Eddie.
-Yo no lo dañé, fue Luke -respondí, en parte era cierto, ya que fue por culpa de él que lo dejé caer.
-Lubriela -me susurró Natalia en voz baja, haciendo un corazón con las manos. Se encontraba conmigo todavía, ya Luke había regresado a su casa, fue lo más prudente de su parte después de ver lo molesta que estaba con él por haberme asustado.
-Odio que nos digas así -le dije-, suena horrible.
-Abre la puerta -volvió a hablar Eddie.
Rodeé los ojos: -No quiero.
-La derribaré.
-Buena suerte, mi puerta está protegida contra hechizos.
Junto con un gran ruido vi la puerta caerse y a Eddie tras ella.
-No necesito ningún hechizo, una patada basta.
-¿Estás loco? ¡Arreglada ya! -exclamé.
Nota mental: agregar un hechizo contra fuerza bruta.
-No hasta que me digas donde vive ese tal Luke para que pueda ir a matarlo.
-No es para tanto -intenté calmarlo.
En eso Kendall llegó a mi habitación también.
-Comienza a hablar, Gabriela -se cruzó de brazos y yo lo miré confundida-. ¿Qué? Yo también usaba ese control.
-No nos quiere decir donde vive el culpable -le contó Eddie-. Le toca pagarnos uno nuevo, necesitamos saber dónde encontrar a ese Luke.
-No es necesario -dijo Kendall-. Solo hay que pensar en el Luke correcto y lograremos aparecer en su puerta.
-¿Aparecer? Está prohibido -le recordó Eddie-, y creí que te asustaba...
-Ya no -dijo. Claro que ya no le asusta, porque ahora sabe que las víctimas de la niebla en realidad son ataques de una bruja de niebla verde-. No nos pasará nada, vamos.
Y unos segundos después ambos se desaparecieron.
-¿No te molesta que vayan a ver a Luke para reclamarle por algo que fue tu culpa? -preguntó Natalia.
Me encogí de hombros.
-Él verá cómo se las arregla.
-¿Sabes? Cuando hace un rato dije Lubriela, no lo negaste como siempre -observó-. Estás avanzando.
-Lo negué en mi cabeza -le susurré, me miró incrédula-. ¡En serio!
-Él te gustaba -me recordó.
-Sí -admití-. ¡En octavo grado! Ya pasaron dos años.
-Pero para él solo ha pasado uno.
No entendí de qué estaba hablando, y supongo que se dio cuenta por mi gran cara de confusión.
Natalia suspiró: -¡Porque tú le gustabas a él en noveno grado!
-¿Y eso qué? -pregunté, un par de segundos después caí en cuenta de lo que acaba de descubrir-. Espera, ¿estás diciendo que yo le gustaba el año pasado? Él nunca dijo eso.
-Bueno, pero era algo obvio.
-No podemos solo suponer.
-No lo hago, el mismo Luke me lo dijo.
-¡¿Y por qué no me contaste?! -inquirí.
-Porque también soy su amiga y él me pidió guardar el secreto.
-¿Entonces por qué me lo dices ahora?
-Porque se me salió, y ya pasó un año. Además, no creo que le importe que te lo haya dicho si eso hace que le vuelvas a prestar atención...
Hablando de prestar atención, ya yo no le estaba prestando atención a Natalia, estaba ocupada pensando en el hecho de que yo solía gustarle a Luke hace un año.
¿Qué habría pasado si me hubiese enterado? ¿Le habría correspondido? Probablemente lo habría hecho, tomando en cuenta que recién lo estaba superando... No, por supuesto que no, Luke me dejó de gustar en cuanto lo conocí más y se convirtió en mi mejor amigo.
Según Natalia él acaba de superarme.... ¿Significa que ya no tengo oportunidad? Digo, no es que la quiera, solo tengo curiosidad de saber si la tendría.
Desde que Luke y yo nos hicimos mejores amigos había ignorado por completo que él alguna vez me había gustado, solo lo veía como un amigo, pero ahora me estoy preguntando cómo sería si fuera algo más.
-¿Crees que me gusta Luke? -le pregunté a Natalia.
-Tú dirás.
La ignoré.
-¿Crees que yo le gusto?
-Eso tampoco sabría decirlo ahora, ya no me cuenta nada -comentó-, aunque siempre puedo suponer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top