🌙21🌙

Dos meses habían pasado desde aquella cita, en conjunto salían cada sábado a divertirse, algunas veces con el resto de sus amigos y la mayoría de las veces sólo salían ellos. Fred se mantenía feliz al lado de la albina, hace un mes que le había pedido ser pareja, cosa que Meg no dudó en aceptar.

Para Fred había sido una conquista más, una que no pensaba dejar ir nunca de su lado, la quería siempre con él, aunque su salud no fuera del todo buena. Y para Meg, había sido muy gratificante poder estar con él, se sentía feliz de que un chico como él, con sus características, se fijase en un desastre como ella.

El color oscuro que tenía el mayor no dejaba de hacer latir su corazón cada vez que lo veía o pensaba en él. Pero no todo era felicidad, aún no estaba enterada de lo que realmente tenía su novio para que su salud fuera tan deplorable.

No es que no confiara en él, pero habían veces en que sus "estoy bien" resultaban sospechosos, tanto así que algunas veces la dejaba sola para ir al baño. Cosa que obviamente preocupaba a la albina de mechón rosa, no era normal su comportamiento.

No sacaba nada de información de su hermano menor, Freddy, quien se negaba a decirle la verdad por pedido de su madre y del propio Fred, sólo resultando en frustrar aún más a la líder de los Toy's.

Fred no quería decirle lo que estaba sucediendo con su cuerpo, no quería asustarla o hacerla sentir presión, era algo que quería superar por su cuenta, sin meter a nadie más. Suspirando con calma el azabache salió del salón, caminando al que era de su novia, esperándola afuera con los brazos cruzados y una leve sonrisa.

—Hola Meg—Saludó sonriéndole, no se habían visto en el receso por el ensayo entre sus bandas, pero ahora, estaban juntos.

—Fred...—Saludó de regreso la menor, acercándose con algo de timidez besándole la mejilla—¿Todo bien?

—Sip~ Sólo quería pasar la tarde con mi novia ¿Es mucho pedir, mi doncella? —Le preguntó, tomando su mano dándole un beso de manera delicada en este.

—Quizá si—Respondió ella con una sonrisa algo burlona, acomodándose el cabello y apartando su mano.

—Que mala eres conmigo~—Se quejó cruzándose de brazos, haciendo un puchero levemente sonrojado.

—Sólo vamos y ya.

Meg tomó su mano y comenzó a caminar hacia la salida, llevando al azabache de la mano con su corazón latiendo rápidamente, era tan... cálido poder tener sus manos juntas, caminar lado a lado, sin molestarse por los murmuros que decían los demás estudiantes, se miraban de reojo, sonriéndose de una manera algo boba, estaban enamorados.

Y luego de casi un año conociéndose poco a poco...

¿Qué podría ir mal?

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