Prólogo

¿Cómo es que un día nublado puede ser tan caluroso? El cielo estaba repleto de nubes grises, pero aún así parecía que era un día soleado.

Te vi pasar, al parecer siguiendo a Taro Yamada. "Tarado Llamada", como le digo yo. Como somos vecinos se me ha hecho costumbre verte pasar así, y me has visto, pero ni saludar quieres.

Aún recuerdo cuando éramos mejores amigos de niños, siempre te había encontrado como una Kuudere, pero cuando entramos a secundaria empecé a notar tus actitudes... ¿Yanderes?

También recuerdo la primera vez que vi una de tus víctimas, Kokona Haruka, creo que se llamaba. Estaba brutalmente apuñalada del cuello cuando la encontré muerta, aún así tardé bastante para descifrar que tú la habías asesinado.

Desde la primaria me había acostumbrado a tu comportamiento. La verdad es que, la primera vez que te vi, nunca me habría imaginado que en tus ojos negros, del color de la noche pero brillantes como sus estrellas, se reflejaría tanta locura.

¿Sabes? Es gracioso como el tiempo pasa, dejándolo de lado sin uno darse cuenta, y de repente, lo único que quieres es volver atrás. Porque bastaba un momento de risas junto a ti para saber que me estaba enamorando.

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