P5: Actuación, no real.


Julieta inspiró profundamente aferrándose al tirante de su mochila antes de echarse a caminar entre la multitud de alumnos que entraban con paso apresurado a las instalaciones de la universidad.

Ni siquiera eran las ocho de la mañana y el día ya pintaba para ser un mal día. Primero porque su alarma no había sonado a la misma hora que todos los días, o tal vez si pero era tanto el cansancio que ella sentía que había optado por dormir cinco minutos más, la cosa...es que no había dormido cinco minutos como ella había se habían prometido, durmió cuarenta y cinco minutos más. Después se encontró con la sorpresa que Ulises -su torpe hermano mayor- no había pagado la factura del gas como prometió por lo tanto había tenido que ducharse con agua helada que estaba completamente segura que si no moría de pulmonía iba a ser un verdadero milagro.

Para seguir la con la lista de cosas malas que sólo crecía más y más; su padre se olvidó por completo de hacer la alacena así que no encontró nada más que un par de bolsas medio vacías de cereal que claramente habían tenido mejores días y negó.

Ningún taxi había pasado esa mañana por su casa y por si eso no fuese ya lo suficientemente malo Mariana ni siquiera se dignó a responder sus quince llamadas así que ya estaba yendo a la universidad demasiado tarde.

Se detuvo de golpe cuando encontró a Erick apoyado en su locker paseando su mirada por todos lados como si estuviese realmente aburrido. Pestañeó un par de veces y sus cejas se fruncieron cuando él la saludó agitando su mano de un lado al otro.

-Hola, Juls...-saludó él. Ella suspiró.

-Hola-respondió en voz baja.-Por favor no me digas que la señora Melrouse tiene un nuevo experimento porque la verdad no estoy de humor para soportar cualquier estupidez que pueda o no estar pensando esa mujer que cree que encontrará aquí a la próxima Sandra Bullock...-Erick rio.

-No, nada de eso...-susurró.-¿Estás bien...?

Julieta lo miró un momento y negó un poco.-Estoy teniendo el segundo peor día de mi jodida existencia y ¿sabes que es lo peor?-cuestionó. Erick negó.-¡Que ni siquiera son las ocho de la mañana!-masculló. Él rio y se hizo a un lado para que ella pudiese acercarse a su locker.

-Lo peor, definitivamente-comentó él en medio de una risita divertida. Ella lo miró de nueva cuenta y enarcó una de sus cejas.-¿Qué pasa...?

-Eso es lo que quiero saber...porque realmente dudo mucho que hayas venido hasta acá para escucharme hablar de mi mal día...-le espetó. Erick sonrió.

-Bueno...no precisamente...-respondió y luego negó.-Estaba pensando...¿quieres ir a comer conmigo luego de la escuela?-cuestionó haciendo que el corazón de la chica se acelera de golpe.-Es decir, mi casa siempre está demasiado sola y...oh, no me malinterpretes-se apresuró decir cuando ella le lanzó una mirada curiosa-es decir, siempre sólo estamos la señora que se encarga de que no muera de hambre y yo...y le he pedido que preparara algo rico para invitarte a comer...-explicó lentamente.-Pero si no quieres, entonces...

-Ni siquiera te he dicho nada, Erick-masculló entornando los ojos.-¿Te puedo decir algo y no me lo tomas a mal?-cuestionó. Él asintió de inmediato.-Da la impresión de que eres un chico asocial...ya sabes, que tiene problemas para mantener comunicación con el resto de las personas a su alrededor...pero a la vez eres...¿con cuál versión de Erick Brian Colón estoy hablando justo ahora?-preguntó cruzándose de brazos.

Erick rio en voz baja.-Sólo hay una versión...es sólo que...me cuesta un poco de trabajo mantenerme así ¿sabes? -Julieta sonrió.

Así que después de todo, Mariana tenía razón.

-Me encantaría ir a comer contigo-respondió ella. Se percató de la manera en la que los hombros del chico se relajaron de inmediato y negó un poco.

-Creo que podríamos aprovechar el tiempo y ensayar un poco los guiones de la obra de teatro ¿no lo crees? Después de todo, por lo menos yo ni siquiera me he dignado a abrirlo...-comentó rascando su cuello nerviosamente. Julieta le sonrió un poco.

-Me parece una buena idea...-murmuró volviendo a girarse sobre sus talones para seguir colocando dentro de su mochila un par de libros.

-Julieta...-la llamó Erick.

-¿Si?-cuestionó ella pero no se giró. Y Erick realmente lo agradeció.

-Uh, esta mañana cuando pase por un café...por alguna razón pensé en ti...-soltó y ella lo miró de inmediato.-Es decir, no pensé en ti como tal...no es como que yo vaya por la vida pensando en las personas es sólo que...espero te gusten-comentó tendiéndole una bolsita transparente con galletas azucaradas.

El corazón de Julieta se aceleró de nueva cuenta. Lo observó un momento y luego tomó la bolsa que él le tendía.-Gracias...-susurró.-Realmente no tenías que traerme nada, Erick...

Él negó.-Pero quería hacerlo, además... ¿somos amigos, no?-murmuró.

-Somos amigos...

-¡Erick!-Eric se giró de inmediato encontrándose con la mirada cálida de Stacy.-Te estaba buscando, de camino al salón me encontrè con Christopher y me dijo que estabas...aquí...-susurró llevando sus ojos hasta Julieta que permanecía de pie frente a su casillero sosteniendo la bolsa de galletas.

-Hola-respondió el chico.-¿Qué es lo que pasa?-cuestionó.

-Mañana es mi cumpleaños y me voy de viaje con mis amigas así que esta tarde luego de las clases daré una pequeña...celebración para festejarlo...está de más decirte que estás invitado...-comentó. Erick abrió la boca para decir algo pero al final de cuentas no encontró nada sensato para decir.-¿Vienes, cierto...?

-Eh, es que yo...

-Podemos dejar el ensayo para después, Erick...no te preocupes-interrumpió Julieta.-Después de todo, Romeo y Julieta no es tan complicado...

-Ah, tú eres Julieta en la obra ¿cierto?-cuestionó la chica dando un paso al frente. Julieta asintió lentamente y otra sonrisa se instaló en los labios de la pelinegra.-¿Te puedo dar un consejo? Tienes a tu lado a un increíble actor como lo es Erick, aprovéchalo...-inquirió acercándose a ella.

Erick se quedó quieto mirándolas a ambas y cerró sus ojos un momento sin comprender realmente como es que esas dos chicas habían terminado juntas. Eran tan diferentes y en ese momento lo podía notar.

-Gracias, supongo...

-Y recuerda que sólo es eso...actuación. -añadió la chica en voz baja. Tan baja que Erick ni siquiera la escuchó.-No te olvides de ese pequeño detalle, Julieta...no es real...

(...)

-¿Se puede saber por qué tienes esa cara de pocos amigos?-cuestionó Christopher tomando asiento en la mesa de la cafetería frente a Erick.

Llevó sus ojos verdes hasta su mejor amigo y negó un poco.-Esto es una gran mierda...-respondió el chico de inmediato.

-Guau. ¿Y eso por qué?-preguntó el castaño cruzándose de brazos sin dejar de mirarlo a los ojos.

-Hoy en la mañana cuando venía para acá, pasé a comprar un café ¿y sabes que pasó?-Christopher negó-Por alguna extraña razón que no puedo comprender el recuerdo de Julieta llegó hasta mí. Pensé que traerle un café a la universidad era demasiado atrevido así que opté por comprarle unas galletas pero...

-Alto ahí...-susurró Christopher.-Tú, Erick Brian Colón le compraste unas galletas de Julieta, sólo porque la recordaste cuando fuiste a comprar café y no querías parecer atrevido...¿Quién demonios eres tú?-cuestionó en medio de una mueca de confusión.

Erick negó.-Que gracioso eres, de verdad...-se quejó entornando los ojos.-Pero lo digo en serio, después estuve esperándola casi cuarenta minutos en su locker para poder entregárselas y entonces me ocurrió una estupenda idea...la invité a comer a mi casa...

Christopher jadeó.-¿Invitaste a Julieta a comer a tu casa? De verdad, Erick... ¿Quién rayos eres tú? ¿Qué fue lo que te pasó? ¿Las cincuenta y dos lunas de Júpiter ya se alinearon o porque demonios estás teniendo esta nueva actitud...?-cuestionó a toda prisa.-Espera un segundo...

-No lo digas-ordenó Erick jugueteando con el tenedor de plástico.-El punto es que la invité a comer a mi casa y pensé que sería bueno dar un ensayo de la obra, Juls aceptó pero...

-¿Juls...?-murmuró Christopher haciendo que las mejillas de su mejor amigo se tiñeran de rojo.

-¿Vas a dejarme terminar sí o no?-cuestionó el pelinegro lanzándole una mirada de reproche. Christopher soltó una risita divertida y asintió.-El punto es que ella dijo que si y te prometo que algo dentro de mí se removió...por algún motivo me sentí algo feliz hasta que Stacy apareció...

Christopher pestañeó-Esto es como un capítulo de esas series adolescentes que están llenas de drama pero sigue....me gusta...-Erick negó.

-El punto es que como mañana es su cumpleaños pero se va de viaje con sus amigas hoy dará una fiesta para celebrarlo...me invitó y Julieta dijo que no había problema con que fuese a la fiesta de Stacy, que nosotros podíamos dar el repaso después pero...

-¿No estás feliz con eso, cierto?-musitó Christopher-Erick...Stacy es la chica con a que siempre has querido estar, te costó mucho poder reunir el valor para acercarte a ella y justo ahora que es ella quién da el primero tú tienes dudas sólo porque has tenido más contacto con Julieta, es decir, Julieta o Juls como tú la llamas es lindísima y por lo que veo estás embobado con ella pero...se supone que te gusta Stacy y esta es la segunda vez que no te sientes cómodo con ella...primero inventaste que tenías tarea pendiente de economía y ahora que tienes una fiesta en su casa en la que ella misma te invitó no pareces para nada feliz...¿Qué es lo que te pasa, eh?-cuestionó Christopher sin dejar de observarlo.

Erick llevó su mirada hasta la ensalada que tenía frente a él y negó un poco. No lo comprendía. O tal vez no quería aceptarlo pero desde el día anterior luego del día en el parque de diversiones al que la señora Melrouse los había hecho ir se sentía de una manera extraña e incluso la noche anterior se había encontrado a sí mismo recordando ciertos momentos del día. Como por ejemplo, la sonrisa radiante de Julieta.

-No tengo idea...-susurró.

Christopher sonrió.-La verdad es que yo si tengo una idea de lo que te está pasando y para ser sincero creo que es bastante atinada...-comentó.

-Christopher...-advirtió Erick en un hilo de voz.

-Te gusta Julieta, Erick...te gusta la misma chica a la que no soportabas en un principio...-musitó con media sonrisa.

-No, me gusta Stacy...-inquirió.

-Te gustaba Stacy...hasta que Julieta fue Julieta...-murmuró. El ojiverde negó de nueva cuenta.

-Chris...

-Acabas de encontrar a tu Julieta, Romeo...

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