* 51 *
Luego de un montón de horas de viaje en las que mayormente se pasó durmiendo, Frieda llegó a su casa y desempacó el spiderman que había guardado en su mochila. Buscó un par de baterías sacándoselas al control de la televisión para probar cómo se veía el juguete con las luces prendidas, quería ver si se parecía al que tenía cuando era niña y que tanto adoraba.
Se consiguió un pequeño destornillador para abrir el compartimiento que estaba asegurado con un minúsculo tornillo, y al hacerlo, encontró un pequeño papel enrollado. Lo abrió y al instante reconoció la letra de Adler.
«Mi princesa, mi Frieda:
Hace tiempo que tenía ganas de responderte la carta que una vez me enviaste. No quiero ser repetitivo, pero sabes que me siento inmensamente feliz por haberte recuperado, aunque no sé si esa palabra sea la adecuada, porque para habernos recuperado primero debimos habernos perdido, y nosotros nunca lo hicimos en realidad, nunca nos perdimos del todo. Una vez me dijiste que nosotros no teníamos final, que éramos desde siempre y para siempre... y ahora más que nunca lo confirmo.
No importa el tiempo que tengamos que esperar para finalmente poder estar juntos porque realmente creo que tenemos esa clase de amor que es capaz de afrontar todos los embates de la vida, como el de tus padres, como el de los míos.
Tú y yo somos como las dos baterías que lleva este juguete, el aparato no funciona si usas solo una, deben ser dos, y cada uno va con su carga positiva y la negativa. Tal cual como nosotros, con nuestras cosas buenas y las malas, pero no pudiendo funcionar correctamente si estamos separados...
¿Te gustó la metáfora? ¿A poco no soy un chico romántico? Admítelo, soy genial. Si fuera el personaje de un libro, te aseguro que todas se enamorarían de mí, ¿o no?
Bueno, princesa, me pongo a contar los días para volver a verte. Ya queda un día menos. Te mando besos desde mi estanque...
Te amo,
Adler».
Frieda rio sintiéndose completamente estúpida por estar tan enamorada y feliz, pero al revés de las veces anteriores en las que se avergonzaba por sentirse de esa manera, esta vez pensó que era afortunada, afortunada de poder experimentar ese sentimiento de una manera tan intensa. Se recostó en su cama abrazando a su muñeco y observó por la ventana mientras recordaba cómo solía ser y cómo se veía ahora. Su supuesta rebeldía la había llevado a pensar que no quería enamorarse ni sentirse como esas niñas tontas que sufrían por amor, el miedo a ser lastimada le había impedido admitir sus sentimientos mucho más temprano que tarde, sin embargo en el fondo, siempre lo había deseado, había deseado una historia tan bonita y romántica como la de sus padres; y el pequeño Adler, vestido como un lindo príncipe, se la había prometido ese día.
—Princesa Fri —le dijo ese día cuando sus padres habían terminado su primer baile juntos, ella los observaba desde la hamaca de hierro en el jardín—. Te estaba buscando para que bailemos —sonrió.
—¿Otra vez tú? —inquirió rodando los ojos—. No quiero bailar, Adler.
—Te hice este anillo... tu papá le dijo a tu mamá que prometía amarla por la eternidad, cuidarla y protegerla en la salud y en la enfermedad. Yo quiero prometerte lo mismo —sonrió—, te cuidaré cuando te duela la panza por haber comido mucho chocolate —dijo dándole el anillo de plástico que él había hecho—, ¿quieres casarte conmigo?
—¡Qué tonto eres, Adler! Estamos bien chicos para casarnos, ¿no te das cuenta? Ni siquiera sé leer de corrido —dijo riendo.
—Pero... vamos a crecer, y podemos aprender juntos —insistió.
Frieda tomó el círculo plástico.
—Eres un tonto, Adler... y además sudas mucho cuando jugamos... tu piel queda así mojada como la de los sapos y eso me da asco —sonrió y arrojó el anillo al suelo—. Mejor déjame en paz, yo no quiero casarme con nadie y menos contigo —añadió y entonces la niña vio cómo las facciones del pequeño se curvaban, parecía que iba a llorar.
Frieda sintió culpa en ese momento, ella solo estaba bromeando como siempre solían hacerlo, pero Adler se puso de verdad triste y sus ojos se llenaron de lágrimas. Entonces el niño salió corriendo y ella se quedó allí pensativa, no sabiendo qué hacer ni qué decir. Su tío Niko se acercó a ella.
—Hola, Fri, ¿qué pasó? —dijo sentándose en la hamaca libre a su lado.
—Adler se enojó conmigo, tío... y creo que tiene razón porque he sido muy mala con él. Yo... solo estaba bromeando para que dejara de decirme que quería casarse... Él no entiende que yo no quiero —suspiró.
—¿Sabes? Adler te quiere mucho, y yo creo que tú también lo quieres. No te preocupes, se le pasará el enojo —prometió el hombre.
—¿Tú crees? Creo que he sido muy mala con él —admitió la niña.
—Cuando dos amigos se quieren mucho, Frieda, aprenden a perdonarse y a dejar de lado esas cosas que los diferencia para pensar en aquellas que los unen. Yo estoy seguro de que él olvidará lo sucedido y podrá perdonarte. Él también debe aprender a no hacer las cosas que a ti te disgustan, así la próxima vez no te enfadas tanto. En eso consisten las relaciones, Fri, en conocerse, respetarse, perdonarse y hacer un poco de lo que al otro le gusta para que se de cuenta de que es importante para nosotros, quizá tú puedas pensar en algo que a Adler lo hace feliz para que sepa que lo quieres, ¿no?
—Sí, tío... puedo pensar en eso —sonrió la niña.
Cuando Niko dejó el sitio para ir a bailar con su mujer, Frieda recogió el anillo que había arrojado al suelo. Podía buscar a Adler y decirle que aunque ahora no quería casarse cuando tuvieran muchos más años, como diez u once, podrían volver a hablar del tema. Quizás eso lo dejaría contento y la perdonaría por haberlo hecho llorar.
Salió del parque emocionada para decírselo y lo buscó por toda la fiesta sin encontrarlo. Subió a la habitación donde él dormía, para ver si estaba allí y cuando entró, lo encontró cortando en miles de pedazos su juguete de spiderman. Entonces sintió que lo odiaba y fue llorando a su habitación, si él en verdad la quería nunca hubiera hecho eso, sabía que era su favorito. Entonces Frieda decidió que nunca se casaría con él y que lo odiaría para siempre, decidió que haría todo lo contrario a lo que le dijo su tío, haría todo lo que le hiciera enojar y no le gustara. Adler era malo y ella necesitaba vengarse.
Frieda sonrió al recordar todo aquello, sobre todo lo que le había dicho Niko, de alguna forma sentía que él estaría feliz de saber que finalmente ella y Adler habían arreglado todas sus diferencias. Suspiró y metió las pilas dentro del juguete para encenderlo, sonrió al ver que se parecía mucho al que tenía de niña, no tenía idea cómo Adler había hecho para conseguir uno igual. Tomó el celular y lo llamó.
—Hola —saludó el chico al reconocer la llamada.
—Ya estoy en casa, encontré la carta. Te amo, Adler... no quiero volver a perderte nunca, perdóname por haberte hecho llorar cuando solo eras un niño dulce que quería casarse conmigo —susurró emocionada.
—Mi amor, siempre soy un niño dulce que quiere casarse contigo —bromeó Adler y Frieda rio.
—No veo la hora que lleguen las vacaciones para volver a verte —susurró.
—Ni siquiera inició el semestre, eres ansiosa, niña —rio Adler—. Pero yo también quiero verte ya —agregó.
—¡Frieda! ¡Volviste! —Marcia apareció gritando y abriendo la puerta de su habitación con fuerza.
—¿Es Marcia? —preguntó Adler y Frieda rio.
—Sí... —miró a su amiga—. Hola, estoy hablando con Ad —dijo señalando el teléfono.
—Ohh... mándale mis saludos y dile que estoy feliz de que estén juntos de nuevo —añadió la muchacha que ya sabía todo porque su amiga la había mantenido al corriente.
—Dile que ya la escuché y que le hago decir que se mantenga alejada del alcohol o pondré límites a esa amistad que tienen —Frieda rio y repitió a su amiga lo que había dicho su novio. Marcia le sacó el teléfono de las manos y le saludó.
—Hola, Ad... mira, las amigas somos más importantes que los novios, eso dice el manual de las mejores amigas que compartimos Frieda y yo. Mañana, cuando te hagas del idiota y se peleen, ella vendrá llorando a mis brazos y yo tendré que escucharla, alentarla, decirle lo estúpido que eres, que no la mereces y subirle el ánimo. Luego tú le pedirás perdón y ella vendrá para contármelo, yo tendré que escucharla diciéndome que eres un dulce para finalmente decirle que tú de verdad la quieres y que te perdone, porque sé que es así y que ella te ama... Así que no subestimes el papel súper principal que tenemos las mejores amigas en la relación de pareja de nuestra mejor amiga, mejor sé inteligente y tenme de tu lado. En todo caso me compras unas cervezas alemanas y las tomamos juntos —dijo Marcia y Frieda rio negando.
—¡No! ¡Borrachos y juntos ustedes podrían acabar con el mundo! —exclamó Frieda, y Adler rio del otro lado escuchando a su novia.
—Ambas están locas —agregó.
—Te paso con tu chica, Ad, y te doy diez minutos para que se despidan. Hace mucho que no la veo y tenemos que ponernos al día, ya luego te vuelve a llamar —dijo Marcia y le pasó el teléfono de nuevo a Frieda.
—Amor, ¿hablamos más tarde? —dijo Frieda sonriendo y Marcia rodó los ojos divertida.
—Claro, princesa. Te llamo luego.
Adler cortó y Frieda y Marcia se abrazaron, luego la chica le mostró la carta y el juguete y le contó lo que acababa de recordar y todos los detalles del viaje que se le habían escapado en las conversaciones previas, Marcia la escuchó sintiéndose muy feliz de que su amiga se sintiera contenta de nuevo. Luego tomó el muñeco en sus manos y lo encendió para verlo.
—Qué dulce —dijo revisándolo—. ¿Se le puede bajar el pantalón? —añadió intentando sacarle el traje al spiderman.
—¡Marcia! —rio Frieda tomando de nuevo el juguete antes que su amiga lo desatara.
—Ahhh, solo quería ver si ahí también tenía luces —exclamó divertida y Frieda le arrojó un almohadón—. Finalmente los cuentos que nos contaban de niña no eran tan falsos —dijo Marcia y Frieda frunció las cejas sin entender el punto—. Digo... finalmente tu sapo sí se convirtió en un príncipe —sonrió—, pero lo que más me divierte es que terminó por convertirte en princesa a ti. ¡Quién te viera así de enamorada y admitiéndolo!
—Supongo que, tienes razón —añadió Frieda divertida—. Y, ¿sabes?, no es tan malo ser una princesa, a veces.
Hola, quedan dos capítulos y el epílogo. He recibido muchas preguntas sobre la historia, luego de terminarla subiré un apartado respondiéndolas. Si quieres dejar una, puedes hacerlo aquí o por inbox :)
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