* 38 *
Actualizado el 12/08/19 solo para dejar en claro algunos puntos:
* Si vas a escribir en mi muro como si fuera una campaña política luego de leer este capítulo, evítalo. Yo no me estoy postulando para presidenta de ningún país, no tomaré en cuenta tu campaña.
* Si vas a dejar de leer esta novela o cualquiera de mis novelas porque no apoyas mi manera de pensar al respecto del aborto. Bienvenida seas, o mejor dicho, biendespedida seas. Anda por donde viniste, quien se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado. Ni yo te pedí que me leyeras ni te pediré que te quedes. Solo ten en cuenta lo siguiente, si eres tan "inmadura" como para dejar de leer una novela porque un personaje no piensa como tú, ¿de qué manera estás viendo el mundo? Siento decirte que somos millones de personas y que, por suerte, todos pensamos distintos, si no, vivir no tendría tanto de emocionante.
* Si dejas de leer una historia porque un personaje opina distinto a ti, tendrías que plantearte dejar de leer cualquier cosa, e incluso de ver películas, porque mira, está esta cuestión de que tanto las novelas de ficción como las películas, intentan recrear una sociedad tomando de ella todo tipo de personas, ya sean con uno u otro pensamiento, ya sean buenos o malos, ya sean ladrones, asesinos o gente buena. La idea es tomar un poco de la realidad en la que vivimos y crear una historia con ella. Si todos los personajes pensaran igual, ¿cuál sería el chiste? ¿Dónde estaría la emoción e incluso el aprendizaje? Si no eres capaz de entender eso y eres de los "intolerantes" que andan gritando al mundo pidiendo "tolerancia", lo ideal sería que dejaras de leer, no solo esta, sino cualquier historia, porque siempre habrá alguien que no piense igual que tú en ellas. ¿O qué sucedería si lees una historia donde el personaje principal es un asesino en serie con sed de matar? ¿Dejarías de leer porque tú no crees que matar sea bueno? ¿Te das cuenta qué ridículo suena eso?
* Y si me vas a decir que se te cayó un ídolo porque soy provida, o que yo te caía bien antes. Déjame decirte que no me conoces, por tanto no puedo caerte ni bien ni mal, entiendo que admires mi forma de escribir, si es que ese fuera el caso, pero si en realidad me admiras por eso, que dejes de hacerlo porque no pienso igual a ti me parece hipócrita, entonces no estás admirando mi forma de escribir, sino la forma en que en tu imaginación crees que soy. Y yo no tengo la culpa de la idea que te has hecho de mí y de que esa idea se te caiga. Respetar para ser respetado, yo no te pido que pienses igual a mí, solo que me respetes. Lo mismo pasa con Frieda, ella no pide que pienses igual a ella, es solo un personaje que piensa de una manera, quizá la misma manera en la que podría pensar cualquiera de tus conocidos y no por eso dejas de hablarle, ¿no? O al menos eso espero.
* Si dejas de hablar a alguien por su manera de pensar, eso solo habla mal de ti, amiga, no del otro. Habla de lo triste que es tu vida y de tu incapacidad de entender la pluralidad de pensamientos que hay en el mundo.
Una vez dicho todo esto, me despido y espero que si optas por seguir leyendo y eres proaborto, pases este capítulo como cualquier otro, no te lo tomes personal (porque no te conozco y solo escribí a un personaje pensando de una manera y reflejando a un grupo de personas que pensamos igual, no para ofenderte a ti) y sigas leyendo, el libro tiene más de 50 capítulos, y este es solo uno de ellos.
Apelo a tu madurez y a tu capacidad de ser tolerante con los pensamientos que no son iguales al tuyo...
Saludos,
Ara.
PD: Ahora sí te dejo seguir leyendo, perdón por este descargo, pero "las tolerantes" me tienen cansada con su mala onda y con sus amenazas.
Ambos se quedaron mudos ante aquella pregunta, la verdad era que ni ellos mismos lo sabían. Lo habían ocultado al principio y luego, simplemente ya no supieron ponerle fin a la mentira.
—Nosotros... yo... papá... —Frieda no sabía qué decir y Adler notó que los ojos se le llenaban de lágrimas, sabía lo horrible que se sentía su novia cuando pensaba que defraudaba a sus padres.
—Tío, fue algo que pasó... Se dio y ni nosotros lo quisimos aceptar, es por eso que no lo dijimos en un inicio, y luego... fue tarde... ya no encontramos el momento —añadió el chico.
—Yo quise decírselo a mamá una vez, pero luego no pude... —se defendió Frieda.
—Me duele, Frieda, me duele mucho la mentira y lo sabes. Además ni Carolina ni yo somos padres intolerantes, cerrados de mente, siempre te hemos dado la confianza para que nos dijeras lo que fuera... No me esperaba eso de ti, de verdad que no me lo esperaba —dijo y negó con la cabeza—. Pareciera que no nos conoces, Frieda... ¿o es que nosotros no te conocemos a ti? —inquirió dolido, Frieda derramó lágrimas de desesperación, le dolían las palabras de su padre.
—Tío, nosotros nos queremos mucho, esto es... serio, de verdad... y les íbamos a decir después de la fiesta, antes de que yo volviera a Alemania. De verdad queríamos que lo supieran, por favor perdónanos —rogó Adler.
—No me molesta que se quieran, Adler. Te conozco desde que eres un bebé, eres como un hijo para nosotros, sabemos que eres un buen chico. Es más, a mí me encanta que sean pareja, hace rato ya venía diciéndole a Carolina que algo pasaba entre ustedes, pero no me imaginé que fuera tan... fuerte... o intenso... creí que se gustaban y ahí estaban peleándola con los sentimientos encontrados —añadió—. Lo que me molesta, o más bien me duele, es la mentira.
—Lo siento, tío. Debimos decirlo desde el inicio, lo sé, nos equivocamos y creo que ambos lo sabemos. Solo quiero que sepas que Frieda no lo hizo con mala intención —dijo abrazándola. Rafael vio a Adler besar la frente de su pequeña niña y sintió calma en el corazón, se notaba que la quería, que la defendía, que la cuidaba, veía en sus ojos como la miraba, como secaba con sus dedos sus lágrimas y se vio a él mismo consolando a Carolina cuando tenían esa edad, sintiendo ese amor tan intenso, efusivo, cargado de adrenalina que se experimenta en la adolescencia. Su hija estaba siendo joven, estaba siendo feliz, estaba aprendiendo a amar y a ser amada, y lo estaba haciendo de la mano de un chico que tanto él como su mujer, conocían desde siempre y sabían no le haría daño.
—Perdón, papá —Fue lo único que Frieda pudo decir.
—Entonces, ¿lo amas? —inquirió el hombre mirando a su hija, Frieda se secó las lágrimas de los ojos y asintió.
—Mucho —afirmó y a Adler se le derritió el corazón de escucharla confirmar aquello ante su padre.
—¿Y tú? —le preguntó ahora al chico.
—Demasiado —añadió el chico y Frieda sonrió—. Aunque no, nunca sería demasiado —agregó besándola de nuevo en la frente.
—Bien... ¿y cuándo se lo dirás a tu madre? —preguntó Rafael mirando a su hija. Por dentro quería sonreír y decirles que estaba feliz de verlos así, además se imaginaba la reacción de todos y ya se divertía, sobre todo al pensar en Niko, que siempre los había imaginado juntos y solía decirle que eran tal para cual. Sin embargo, intentaba mantener la seriedad y el tono de enfado para no parecer demasiado blando.
—Después de la fiesta, como lo habíamos planeado —dijo Frieda—. ¿Puede ser?
—Ni un minuto más, ni un minuto menos —zanjó Rafael y la chica sonrió. Se levantó, caminó hasta su padre y se arrojó en sus brazos.
—¿Me perdonas, papi? No tolero que estés enfadado conmigo —rogó ya en sus brazos, Rafael la observó a los ojos, parecía una niña, su niña, pero ya estaba cada vez más cerca de ser una mujer.
—Sí, pero quiero que sepas que me duele. La falta de confianza duele, Frieda, y tiene sus consecuencias. Yo puedo perdonarte porque te amo y sé que esto es solo un error de inexperiencia, de juventud, pero eso no quita que me duele que no confiaras en mí cuando que yo he sido una persona que siempre te ha dado la libertad de ser quien tú quieras con tal de que fueras feliz.
—Lo sé, de verdad lo sé... y te compensaré, papá. No lo volveré a hacer, de verdad. Te amo, no te enojes conmigo —pidió abrazándolo. Adler la contempló allí tan inocente, enroscada a los brazos de su padre, siempre habían tenido una relación muy cercana y sabía que ambos eran el inicio y el fin del otro.
—Piensa en cómo le dirás a tu madre esto sin que se ponga a gritar como loca, se enfadará porque no se lo has contado, tienes que saberlo —dijo Rafael y Frieda asintió.
Se levantó de los brazos de su padre y caminó hasta la cama para sentarse al lado de su novio de nuevo, él la recibió con una sonrisa y la tomó de la mano.
—Frieda, Adler... —musitó Rafael mirándolos—. ¿Se están cuidando?
—¡Papá! —exclamó la chica sintiendo sus mejillas arder.
—¿Qué? Yo también tuve tu edad y no vivía con tu mamá, sin embargo teníamos nuestros momentos —agregó—. Ustedes viven juntos y te vi salir de su pieza, casi sin ropa —añadió. Frieda se tapó el rostro y Adler se puso muy nervioso.
—Sí, tío —afirmó para intentar sacar a su novia de esa incomodidad.
—Bien... creo que luego de las vacaciones, y cuando tu madre lo sepa, deberemos buscar nuevas reglas para la casa —añadió levantándose como para salir de la habitación. Sin embargo se detuvo pensativo—. Es decir, no digo que no lo hagan, pero al menos que les cueste, como al resto de las parejas normales de la edad de ustedes... —añadió—. Además, no puedo dormir tranquilo en mi cama imaginándolos... No, no... ya veremos, nuevas reglas —agregó contrariado y salió de la habitación. Frieda y Adler se miraron confundidos y luego se echaron a reír.
—Fue mejor de lo que esperaba —dijo Adler abrazándola.
—No creo que sea tan sencillo con mamá —añadió la muchacha en medio de un suspiro.
—Tenemos que aprovechar antes de que dictaminen las nuevas reglas —dijo Adler—. Y te debo un favor, ¿lo recuerdas?
—Sí, pero justo ahora y luego de este susto, no me apetece —dijo la chica negando.
—¡Qué aburrida eres! —añadió Adler divertido.
—Mejor vayamos a ver otra película o algo así que a papá lo tranquilice un poco, no creo que se calme sabiéndonos aquí —dijo la muchacha levantándose y saliendo de la habitación.
—Ohh... bueno —aceptó Adler algo desilusionado pero contento. Que Rafael lo supiera y los aceptara le daba tranquilidad, sin embargo, aquello que habían hablado antes, le generaba ansiedad. Frieda embarazada sería un problema, todavía era muy joven, tenía estudios por delante y él no quería que por su culpa su vida quedara truncada. Estaba dispuesto a salir adelante como fuera, ayudándola y apoyándola aunque tuviera que dejar de estudiar él para cuidar al bebé si fuera el caso.
***
Carolina volvió y los encontró a los tres cocinando pizzas para la cena, le encantó la imagen y se unió a ellos junto con su hijo. Cenaron en familia aquella noche y luego fueron a descansar. Rafael estuvo despierto hasta altas horas de la noche intentando descifrar ruidos, la idea de que Frieda y Adler estuvieran juntos en la habitación de al lado y bajo su mismo techo, no terminaba de agradarle, y aunque se sentía ridículo, pues obviamente ya había pasado más veces de las que pudiera imaginar, saberlo con certeza cambiaba la perspectiva de los hechos. Después de todo era su hija, y por más mente abierta que tuviera, seguía siendo su niña, y esa era una nueva lección que la paternidad le estaba enseñando y que ni siquiera con Taís lo había experimentado de esa forma.
—¿No puedes dormir? —preguntó Carolina acariciándole el brazo.
—No... —admitió—. ¿Te has imaginado alguna vez como sería cuando Frieda tuviera novio? —inquirió.
—No... o sí... no lo sé. Me gustaría que ella encontrara un chico que la amara y la hiciera muy feliz como tú me hacías a mí cuando tenía su edad.
—¿Ya no te hago feliz? —preguntó el hombre besándola en la frente.
—Siempre me harás feliz, tonto. Me refiero a ese momento cuando eres joven, estás enamorada y sientes que te comes al mundo —dijo la mujer con ternura acariciando el pecho de su esposo.
—Lo sé... también quiero eso para ella, pero... no sé si quiero imaginarla en brazos de un chico... no puedo —admitió y Carolina rio.
—Rafa, sé que Frieda es tu niñita, y no dejará de serlo aunque se convierta en mujer, aunque pasen los años y sea madre... Eso no cambiará, como Taís, que sigue siendo tu pequeña —dijo Carolina besándolo en los labios con ternura.
—¿Has hablado con ella de sexo, Caro? —preguntó él y la mujer rio.
—Sabes que lo he hecho, también lo has hecho tú. ¿A qué viene todo esto? —inquirió divertida.
—Nada, solo pensaba que... nosotros a su edad ya... —dejó la frase inconclusa.
—Lo sé... y ella... Bueno, no sé cómo decirte esto, pero el otro día cuando la revisaron... —. Entonces Carolina le contó a su esposo todo lo sucedido y le dijo que no le había dicho porque había sucedido lo de Niko y se le había pasado, también le contó su teoría sobre que el chico misterioso con el que Frieda había salido era el tal Mauricio, que había estado viniendo a menudo por la casa, pero no le dijo sobre sus ideas de que Frieda y Marcia tuvieran algo.
—Ohh —dijo Rafael teniendo la certeza de que sus sospechas eran ciertas.
—No te hagas drama con eso, Rafa, deja que aprenda, que se equivoque, que se levante... que tome sus propias decisiones y aprenda de ellas. Hemos hecho lo mejor que pudimos sembrando las bases en ella, ahora debemos dejarla ser y confiar... es una buena chica y será una gran mujer.
—Tienes razón —suspiró Rafael preguntándose si seguiría pensando igual en unos días cuando se enterara la verdad, sin embargo, tenía razón.
***
Aquella noche Frieda y Adler durmieron juntos como siempre, no sin antes conversar sobre aquello que habían dejado inconcluso.
—Estuve pensando, Frieda. Si... estás embarazada... yo, tú... ¿lo quieres tener? —inquirió el muchacho.
—Adler... yo... no estoy de acuerdo con el aborto —dijo la muchacha mordiéndose los labios—. Es decir, tú sabes que soy bien liberal y no me gustan los estereotipos y todas esas cosas pero... vida es vida... La verdad es que estoy confundida y llena de miedo, porque mi vida cambiaría por completo, sin embargo, te amo y no podría imaginarme acabando con la vida de un renacuajito tuyo —sonrió con ternura—. Aunque no me siento lista para ser madre —afirmó bufando.
—Me alegra saber que piensas así. Mi madre... tú sabes, ella ha defendido la maternidad durante toda su vida... y si... estuvieras embarazada, sé que saldremos adelante, Fri, no quiero que temas. Estamos juntos en esto, estamos juntos en todo —afirmó el muchacho.
—Te amo, no quiero que te vayas a Alemania —susurró la muchacha escondiéndose en el cuello de su novio.
—Yo tampoco quiero alejarme de ti, pero tú sabes que quiero ver a papá.
—Lo sé y lo entiendo, solo lo decía en voz alta —añadió ella y lo besó en los labios.
Voy a agregar una aclaración a este capítulo luego de muchos mensajes recibidos:
Soy una persona 100% PRO VIDA. No apoyo el aborto en NINGÚN CASO, ustedes pueden pensar diferente, si quieren, pero esta es MI historia y estos son MIS personajes. NUNCA encontrarán en mi perfil una historia que haga apología al aborto, que para mí es un ASESINATO. Es mi forma de pensar y yo cuando escribo busco dar mensajes a mis lectores, así que siempre encontrarán mensajes PRO VIDA. Estoy en mi derecho, ¿cierto? Si quieren una historia pro aborto, escríbanla ustedes. Si les parece muy duro este mensaje es que lo tuve que agregar porque me molesta que los que piden "respeto" sean los que más falten al respeto cuando alguien no opina igual. Gracias
¿Qué me pasa? Que quiero ver sus reacciones luego del siguiente capítulo, así que subiré este y el siguiente y allí los dejaré hasta el miércoles jajaja Los quiero aunque sé que me odiarán :)
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