* 30 *
Durante casi todo el vuelo Adler se pasó pensando en Frieda y recordando cada momento que pasó a su lado, se sentía feliz, enamorado y pleno. Antes de viajar, había pasado todas las fotos que se habían tomado a un pendrive y había reseteado la cámara que le daría a Nikolaus de parte de Carolina y Rafael. Apenas llegó y salió de la zona de desembarque, los vio esperándolo, su madre estaba ansiosa y daba pequeños brincos en su sitio, Adler no pudo evitar pensar que el tiempo había pasado demasiado rápido para él, pero probablemente no fue así para su madre.
Berta corrió a abrazarlo y él la envolvió en sus brazos, era menuda a su lado. Niko le sonrió y Adler lo notó más emocionado que de costumbre, con su madre aun abrazada a su cuerpo se acercó más a él.
—Hola, hijo. Bienvenido a casa —dijo saludándolo. Los tres se fundieron en un abrazo que siempre solían compartir y Adler se sintió bien de estar con ellos aunque sea por unos días.
Durante el regreso a casa le hicieron miles de preguntas, de algunas ya sabían las respuestas pero preguntaron igual, sobre la universidad, sobre sus amigos, sobre la familia y sobre su vida allá en general. Nikolaus le preguntó si había conocido a alguna chica interesante y Adler solo sonrió y respondió vagamente que había conocido a mucha gente interesante.
Berta le preguntó cómo le había ido con Frieda y si habían logrado sobrevivir. Todos en esa familia sabían que aquello sería probablemente lo más difícil, Adler sonrió al oír su nombre y pensó como responder a aquello.
—Frieda es... una chica divertida y especial —respondió y sus padres se miraron confundidos—. Creo que hemos encontrado una manera de llevarnos bien —afirmó y Berta solo sonrió.
—Eso me agrada, es lo que hemos intentado por años, que ustedes dos aprendieran al menos a tolerarse. —Adler rio al oír aquello, ahora hacían mucho más que eso.
Cuando llegaron a la casa el chico fue hasta su habitación para tomar un baño y descansar un poco. Antes de meterse a la ducha puso su celular a cargar, y cuando salió del baño lo revisó, ya tenía tres mensajes de Frieda.
«¿Ya llegaste? Dime que estás bien...»
«Ad... ya te extraño, ¿es eso normal?»
«Oye... ¿Cuándo regresas?»
Adler rio ante los mensajes y se dispuso a contestarlos:
«Ya llegué y estoy todo lo bien que se puede estar considerando que estamos separados. También te extraño así que asumo que es algo normal... Es tarde y tengo sueño, voy a dormir un rato ahora... me encantaría tenerte a mi lado, aunque así seguro no podría dormir...».
Lo envió y no tardó en recibir una respuesta.
«Aquí es muy temprano para dormir pero estoy aburrida sin ti. Creo que iré a lo de Marcia o veré alguna película. Descansa, amor y escríbeme en cuanto despiertes, te contestaré apenas te lea. Acostumbrarnos a las diferencias horarias será complicado».
«Nada podrá con nosotros, ya lo verás, pronto estaremos juntos de nuevo. Te amo, Fri».
«También te amo, Ad. Descansa».
Adler dejó el celular en la mesa de noche y cerró los ojos imaginándola a su lado. Frieda suspiró y dejó el celular en la cama para darse un baño y decidir si saldría a lo de Marcia o se quedaría a ver una película. La primera idea le pareció mejor, si se quedaba solo pensaría en él y quizás era mejor distraerse un poco.
***
Los días pasaron uno tras otro y aunque hablaban a diario e incluso habían podido hacer alguna video llamada, la distancia se les hacía eterna. Adler estaba preocupado, sentía que algo sucedía entre sus padres y no se lo decían, había intentado preguntarles e incluso escuchar conversaciones tras la puerta, pero no había sacado nada en concreto. Cada día le comentaba a Frieda sobre aquello y le preguntaba si sus padres no habían mencionado algo, ella intentaba tranquilizarlo diciéndole que seguramente estaban preocupados por algo del trabajo o cuestiones similares, a sus padres solía pasarles y no lo comentaban con ellos para no preocuparlos, sin embargo Adler tenía un presentimiento y nada lograba calmarlo.
—Quizá me quede unos días más —le dijo una de esas noches que estaban conversado. Frieda estaba en casa de Marcia y desde allí lo había llamado mientras la chica estaba con Alan en la sala de su casa. Frieda no entendía por qué aquel muchacho al que habían conocido en una fiesta hacía un buen tiempo atrás había aparecido de repente, y mucho menos qué hacía con su amiga, pero eso era lo que menos le importaba en ese momento, la idea de alargar el tiempo que llevaban separados le generaba ansiedad, pero sabía que Adler estaba preocupado y no quería mostrarse egoísta—. ¿Te enojas?
—Claro que no, Ad. Te extraño mucho, sí... pero... quiero que estés bien y que regreses tranquilo. No creo que a tu padre le esté sucediendo nada malo, pero si te hace mejor quedarte un poco más, yo te espero todo lo que sea necesario.
—Gracias por ser tan comprensiva —dijo Adler sonriendo—. ¿Cómo te va por allá? ¿Alguna novedad interesante?
—Nada nuevo, ya sabes... lo de siempre. ¿Cuánto más te piensas quedar? —preguntó con dulzura, no quería que sonara como un reproche.
—Pues... una o dos semanas, veremos qué tal. Sé que parece ilógico pero de verdad pienso que algo está sucediendo.
—Bueno, está bien... Habla con ellos y diles lo que piensas y sientes, Ad... estoy segura que si algo pasa te lo dirán —añadió la chica y él asintió.
Conversaron por casi una hora y media más sobre todo y nada en especial, se contaron sus días y hablaron sobre lo mucho que se extrañaban. Frieda le contó las ganas que tenía de ir a ver una película que acababa de estrenarse en el cine pero le prometió que lo esperaría para que fueran juntos, Adler le habló de sus amigos, de lo que cada uno andaba haciendo y estudiando y de que se habían reunido ya varias veces.
Cuando cortaron era tarde para Frieda y entrada la madrugada para Adler. Ella se acostó a esperar a Marcia que aún no regresaba, media hora después ingresó sigilosa.
—¿Qué demonios hacías? —preguntó Frieda asustándola.
—Pensé que ya dormías —dijo su amiga y se sentó en la cama.
—No, ando pensando en Adler y en que piensa quedarse un poco más...
—Uh... lo siento, sé que lo extrañas... ¿Sucede algo? —preguntó Marcia.
—Nada, o bueno, cree que sucede algo en su familia y no se lo dicen, está como obsesionado —añadió encogiéndose de hombros.
—Ha de ser algo serio por eso decide quedarse unos días más, él estará tan ansioso como tú por verte de nuevo —dijo la chica para animarla.
—Sí... eso quiero creer —suspiró.
—¿Estás dudando de Adler, Frieda? —preguntó Marcia frunciendo el ceño.
—No... solo... se ha visto con todos sus ex compañeros de la escuela y no me ha mencionado si ha visto a Ava... y... entiendo lo de su padre, pero...
—No pienses tonterías, Fri... Adler te ama y solo tiene ojos para ti. —Frieda asintió suspirando y luego miró a Marcia fijándose que tenía el labial algo corrido.
—¿Marcia? ¿Hay algo que deba saber? —inquirió levantando las cejas, las mejillas de su amiga se tiñeron de rosa.
—Alan... me besó y yo... se lo permití —admitió.
—¿Qué sucede con él? ¿De dónde salió así de repente? —preguntó Frieda confundida.
—Bueno... nunca hemos dejado de hablar, solo que él había viajado a otro estado para estudiar y ahora pues... regresó... y ya no va a volver. Tomará clases en la universidad de aquí y... pues... —Marcia se encogió de hombros.
—¿Te has dado cuenta que es un chico? —inquirió Frieda.
—El único que me hace sentir cosas especiales... Ya sé que es extraño, Fri... y no sé qué es lo que tiene o qué me sucede con él... solo... me agrada mucho y... ¿qué tiene de malo? Nunca he salido con nadie, ni con un chico ni con una chica... y siempre pensé que... bueno, tú sabes... Y ahora... estoy confundida —se encogió de hombros.
—Pues solo has lo que sientas que debes hacer y ya... Lo que pienso es que tienes que aclararte y definir lo que sientes para no lastimar a nadie... o al menos intentarlo.
—Lo sé, me agrada, y no quiero lastimarlo... pero también quiero darme la oportunidad de probar para poder entenderme mejor y saber qué es lo que quiero en realidad. ¿Es muy egoísta de mi parte? —preguntó la muchacha viendo a su mejor amiga.
—No, pero creo que sería bueno que fueras sincera con él y le contaras las cosas para que no le tome de sorpresa en el caso que tú decidas que no es con él con quien deseas estar —dijo Frieda sonriendo.
—Habla de sinceridad la chica que no le contó a su novio que era virgen o la que tiene una relación a escondidas de sus padres bajo su mismo techo —dijo Marcia irónica y Frieda rodó los ojos.
—Lo sé, y por eso no quiero que cometas mis errores —asintió riendo—. Solo estoy siendo buena amiga.
—Bien, seré más sincera que tú a ver si funciona —dijo Marcia riendo y abrazando a su amiga—. Eres la mejor, ¿lo sabes?
—Obvio, pero tú también lo eres —admitió entre risas.
—Ahhh y por cierto, el viernes es el cumpleaños de una prima de Alan y me ha invitado. ¿Podrías venir conmigo? No quiero ir sola a casa de una desconocida —inquirió Marcia mordiéndose el labio.
—¿Es en serio? No tengo ganas de salir y menos sin Adler —dijo Frieda bufando.
—No me hagas recordarte todas las que me debes, Fri... mejor acepta y nos ahorramos el pleito —dijo Marcia levantando las cejas en un gesto divertido mientras se disponía a contar con los dedos de las manos las veces en que había hecho cosas por Frieda sobre todo desde que Adler había venido a vivir allí—. Además en ese manual tuyo de las mejores amigas dice que favor con favor se paga —añadió divertida.
Terminamos el año con un capítulo de Ni príncipe ni princesa, una novela que me ha traído demasiadas satisfacciones, no solo porque me divierto mucho escribiéndola, sino porque ha crecido de una forma completamente desconocida para mí. Mañana, iniciaremos el año con otro capítulo de esta historia, porque se lo merecen y porque esta historia nos llevará por muchos caminos el año que entra, lo presiento. Espero lo disfruten... y todavía hay Frieda y Adler para rato... :) Los quiero #EspecialDeFinDeAño
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