CAPÍTULO 9:


Todos nos fuimos a dormir después de esa fabulosa reunión familiar llena de vendetta. Poco más que solo faltaba que nos pusiéramos las máscaras de Anonymous, me dio miedo.

Bien...la tormenta de nieve no ha parado, así que el frío aquí adentro se está haciendo notar, al punto de que creo que puedo distinguir figuras sinuosas que se desprenden de mi aliento para perderse a unos escasos centímetros. Me cubro con las mantas para calentarme y me volteo...me doy vuelta otra vez, y otra vez...me tapo aún más, bufo, suspiro. Y por último, lloro.

Me encierro en mi propio mundo de tela al tiempo que el agua se escurre por mis ojos, mojando el colchón... ¡Estúpidas lágrimas! ¡Dejen de hacerme débil! A ver...no es mi culpa si la persona a la que yo creía querer resultó ser un idiota de porquería...no pueden hacerme esto, no pueden presionar mi pecho de esa manera... ¡No pueden!

Pongo una mano en mi boca para detener los ruidos angustiantes... Debo ser honesta conmigo misma, me duele...me duele que me haya faltado el respeto así, me duele que todo haya sido mentira, me duele el no saber por qué lo hizo. ¿Será que lo aburrí? No tengo gracia, ni belleza, ni talento siquiera...mis dibujos son basura. ¿Por qué tuvo que ser mi hermano el que heredó esos ojazos verdes? Claaro, a mí me tocó el pelo negro y alborotado que no puedo peinar ni por orden judicial...Neithan me decía que era bonito...imbécil, hasta en eso fue un mentiroso.

Lo odio.

Abro los ojos y...ok, estoy en...¿una casa abandonada? Qué raro.

Camino titubeante hacia el centro de la habitación, el olor a madera podrida inunda mi nariz, y puedo escuchar el chillido de las ratas, que es acompañado por sus ojos rojos y brillantes en la oscuridad que se mueven a gran velocidad. Distingo unos ventanales rotosos y sucios al fondo, que apenas aportan luz. Doy un paso y entonces una enorme y muy desgastada escalera aparece frente a mí. La vista de me desvía casi sin querer hacia la parte superior, donde una figura algo siniestra me observa.

—Eh...¿hola?—Retrocedo un poco.

La sombra suelta una risa suave, gruesa y maquiavélica que me hiela la sangre:

—Emily...no eres nadie —. Sigue bajando la escalera, con pasos pesados, un paso, un crujido, otro paso, otro crujido.

Comienzo a sudar frío:

—¿Q-quién eres?—Me abrazo a mí misma mientras lucho por controlar el miedo.

El rostro de Neithan finalmente de muestra. Está vestido de negro, como con una capa. Y su sonrisa, su sonrisa ya no es dulce, no...es la de un asesino.

— ¿Que quién soy? Soy el amor de tu vida—Utiliza un tono burlón y desdeñoso. Continúa acercándose cual espectro.

— ¡Vete!—Le grito al tiempo y busco una salida con los ojos, tengo que salir, ¡tengo que salir!

—Emily, Emily, Emily...¿no lo entiendes?—Desaparece entre cenizas, para un instante después reaparecer a menos de un metro de mi cuerpo. Tiemblo sin poder evitarlo, ya no soy capaz de liberar el grito que descansaba en mi garganta, sino que se forma una masa de pavor entre las cuerdas vocales—Tú eres mía —. Sorpresivamente inserta una mano en mi pecho. Un jadeo se me escapa, pero no muestra emoción alguna. Sin despegar sus fríos ojos de los míos, me arranca el corazón, dejando un rastro de oscura sangre en mi ropa y la suya. La bola de carne aún palpitante se la lleva a la boca y le da un voraz mordisco, manchándose de rojo la cara y parte de la nariz. El espeso líquido gotea por su barbilla hasta perderse en el piso, y a pesar de que todo se pone negro, todavía puedo oír su espantosa risa enloquecida.

Tomo una gran bocanada de aire, como si acabase de salir del agua luego de varios minutos. Toco con los dedos mi frente y...sí, está empapada en sudor. Dios mío...es la pesadilla más fea que he tenido. Y todo por culpa de ese...ese insecto ojiazul hermoso. Por su culpa caí en la superficialidad. Idiota.

Me levanto porque no soporto estar más tiempo recostada en la maldita almohada donde mi cabeza generadora de pesadillas estuvo trabajando.

Aparto a Anaís de la cama. Él responde con un quejido mapachístico (déjenme en paz, lo mínimo que puedo hacer para tranquilizarme es inventar palabras) y se baja, bamboleando su obeso cuerpo debajo de las sábanas que cayeron al suelo.

Estiro mis músculos, y voy directo a la ventana para correr la cortina. Me sorprendo al ver una lechuza blanca posada en el pino más próximo. Sus ojos amarillos analizan todo con perspicacia, Inmediatamente tomo mi libreta y lápiz para retratarla, pero al abrirla me recibe un rostro sonriente que he aprendido a odiar en cuestión de horas.

Levanto el cuadernito a la altura de mis ojos, y con el ceño fruncido me desquito un poco más:

—¿Sabes qué Neithan? Sé que no eres el real...¡Pero me basta con pensar que sufrirás lo mismo!—Abro la ventana y arrojo la libreta a la nieve, haciendo volar a la lechuza con ella. Durante unos minutos me regocijo con algunas imágenes muy, muy satisfactorias:

1) Neithan temblando, envuelto en una manta vieja y congelándose igual que un Neandertal en la glaciación.

2) Neithan y su golfa corriendo mientras los persigue un gigantesco oso con rabia...y kilos de más. (Sin morir, tampoco soy satanás...creo). Ah...y están congelados.

3)Neithan con su trasero pegado a un lago congelado...¡Ja! Sí, sería genial, hasta lo filmo y lo subo a You tube...le pondría "Chico con granos en las nalgas recurre al hielo para exfoliar...¡Y sale mal! ¿Lo mejor de todo? ¡No es un experimento social!"

La sonrisa se me borra cuando recuerdo que no lo tiré a él sino su dibujo...y todos, TODOS mis diseños... ¡Se van mojar!

Me abrigo como si mi vida dependiese de ello y bajo las escaleras en un salto monumental.

Tengo la cabeza solo puesta en mi libreta, mi libreta, mi libreta.

Abro la puerta y...¿un chico? Está azul...

El muchacho intenta sonreír, pero es un temblor solo. Yo no entiendo nada.

—La pizza está aquí. —Mustia y cae al suelo junto con la mochila que traía en la mano. Sin moverse.

Oh, que mierda, creo que se murió.

—¡¡¡MAMÁAAA, PAPÁAAAA, HAY UN MUERTO EN EL LIVING!!!

Me inclino sobre él y lo volteo con esfuerzo...está morado, morado como un arándano.

Mis gritos surtieron efecto, porque mamá y papá descendieron en cuestión de segundos sumamente alterados.

Ella se acerca casi de forma mecánica a su cuerpo y lo revisa con una seriedad increíble. No en vano ella nos dice siempre: "Los animales son como las personas", así que siendo veterinaria, tiene alguna idea.

— ¿Lo encontraste hace mucho?—Le desprende la campera, papá ya está de rodillas a su lado, esperando recibir una orden.

—N-no, abrí la puerta y prácticamente cayó. —Sigo pasmada en mi lugar.

Ella asiente a mi respuesta coloca un oído en el pecho del chico.

—Está muy débil; Derek, tú cárgalo. Emily, ve llenando la bañera con agua tibia, ahora.

Papá lo toma con un poco de dificultad en los brazos. Tiene los ojos cerrados y su cuerpo dejó de temblar para dar lugar a la flacidez.

—Sé que necesitamos compresas, pero no hay tiempo. Habrá que arriesgarse.

Es lo último que escucho antes de subir desesperada hacia el baño. Pongo el tapón y abro la canilla. Sigo sus instrucciones al pie de la letra, cuidando de que el agua de mantenga tibia a medida que la bañera se llena. Mi padre y mi madre entran unos instantes después y me piden que me retire.

NARRADO POR PEN:

Después de tantos años, Pen enfermera volvió, y esta vez para un pobre muchacho helado. Debo actuar rápido si no quiero que pase a mayores.

—Derek, ayúdame a sacarle la ropa. —Comienzo a deshacerlo de la ropa superior. Él le quita los pantalones. Derek lo rodea con los brazos y yo lo levanto por los pies. Juntos lo depositamos suavemente en la bañera. Emily hizo un buen trabajo, si la hubiera puesto caliente, ahora mismo podríamos estar lidiando con un cadáver.

Esperamos unos minutos...no sé muy bien cuántos, pero el chico abre los ojos, no logra enfocarlos y luego los cierra. Eso es bueno, muy bueno.

Tras sacarlo del agua, lo envolvemos en toallas. Derek sale a buscar ropa seca, y en cuanto abre la puerta, nuestra hija está detrás, con la preocupación tiñéndole las facciones. Él le presiona el hombro un par de segundos, le sonríe y se va a la habitación.

—Va a estar bien, no te preocupes. —Le digo. Ella sacude su cabeza con nerviosismo y aparta la mirada...creo que tiene miedo de encontrarse con vísceras por doquier o algo. ¿Tengo pinta de loca es este momento? No Penélope, claro que no, solo tienes a un muchacho envuelto como el niño Jesús atrás tuyo, pero no, eres muy normal, todo el mundo lo hace.

Ya, al menos fui capaz de tener una familia sana...

Aunque ahora que lo pienso...bueno, nadie ha cometido un delito aún (meterse con los motoqueros no cuenta, ellos rompen la ley más que nosotros).

Mi atento marido regresa cargando con millonadas de mantas y ropa seca. Lo vestimos y luego lo llevamos al sillón, donde lo tapamos con mantas y encendemos la chimenea para que poco a poco, entibie la habitación. ¡Ja! Ahora sí, voy a buscar mi título en medicina de las nieves, porque me lo merezco. Ay, esto me recuerda a los viejos tiempos...que belleza.

Emily continúa nerviosa detrás de mí, temiendo ver al "difunto". Ruedo los ojos y le doy un empujón para que se aproxime.

—Cariño, no te preocupes, está vivito y coleando...bah, no se mueve, pero haz de cuenta que sí y ya está. —Realizo una mueca tranquilizante ultra maternal capaz de enternecer el corazón más duro.

—Mamá...—se aparta un poco—pareces un conejo excitado. —Golpeo mi frente con la mano y Derek casi larga la risotada, ¿dónde habré oído eso antes?

—Ok, ok, la excitada de tu madre se va a ir a preparar algo cálido para el paciente, ¿puedes cuidarlo mientras tanto?—pongo mis brazos en jarras y alzo una ceja, ella termina soltando una leve risa que la relaja un poco.

Observa el sillón con algo de recelo, pero acaba cediendo:

—Está bien.

Derek dirige su vista hacia la escalera, donde nuestro pequeño mira todo con sumo interés.

—¡¿Hay un muerto?!—Da saltitos de emoción— ¡Papi! ¡Papi!, ¿puedo verlo?—intenta asomarse por los barrotes del barandal.

Él sube y lo toma de la mano, para llevarlo a su cuarto.

—No Nacho, no está muerto, así que ven. Papá te va explicar por qué no puedes ser un forense sin ir a la escuela. —Dice un poco preocupado y cansado. Sí, a nuestro hijo le ha dado con que quiere ser el "Resuelve casos más grande del mundo"...definitivamente no debí verme todas las temporadas de "Criminal minds" cuando estaba embarazada. Pero no pasa nada, no tiene signos preocupantes.

Al menos no demasiados.

¡Queridos seres, amigos Wattpanenses! Los extrañé muchísimo...disculpen mi ausencia. La vida estudiantil acaba conmigo segundo a segundo :'(. ¿Y saben qué? Esta pequeña se va a la Universidad el año que viene (sí, la pequeña :V). Agradezcan a MaryEstuardo2112 (y sus santos, tú entiendes) y a eyem-jppsc (la peque que sabe mi secretillo...y las milanesas) porque me hicieron dar cuenta de que me había perdido.

También un beso para todas, que me llenan de cariñitos con sus comentarios (eso es, mímenme, se los ordeno >:D ).

¡Saludos desde mi rincón! :D

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