CAPÍTULO 5:



NARRADO POR EMILY:

Estuve todo el día esperando mi preciada comida, pero la pizza ni se molestó en aparecer. ¿Qué tienen por repartidor a distancia?, ¿una persona? Voy entrar en depresión.

¿Y qué es lo peor de todo? Que tocaron papas con queso otra vez, y no, no fuimos capaces de evadirlas.

Estaban tan secas, que tuve que ir con papá a tomar un poco de agua.

Justo cuando voy a beber con un vaso de la canilla, él me detiene y señala la heladera, la cual es un modelo antiquísimo.

— ¿Por qué no tomas del dispensador?

Le doy una mirada desganada a ese aparato raro que está contra la puerta.

—Emm, no creo.

— ¡Vamos! En mí época me parecía divertido sacar agua de aquí —. Mueve las cejas de arriba hacia abajo, haciéndome soltar una sonrisa.

—Bueno, pero tú tomarás primero.

Coloca el vaso en el espacio libre, y al presionar una palanquita que surge en la parte superior, el agua sale de forma automática. Tras llenar el vaso lo bebe.

Como no le ocurre nada, pongo el mío también, pero no suelta líquido, siquiera un sonido.

—Qué raro...—Frunce el ceño y abre la heladera para analizar el problema. Juro que su cara se volvió verde en un santiamén, y no lo culpo, la dentadura postiza del Tío Berto está flotando en el contenedor—¡¡Ahhhh!!

NARRADO POR PEN:

—Tranquilo Dek, ya pasó todo, ya pasó —le sobo la espalda. Se supone que las embarazadas vomitan en el baño, pero después de lo que me contó Em, es un milagro que no haya rociado la cocina —. Mira el lado bueno, encontramos los dientes de emergencia del tío —intento animarlo, pero él levanta su transpirado y nauseabundo rostro, me observa como diciendo "¿En serio?" y vuelve a vomitar tras liberar una arcada—. Tienes razón, lo siento.

Alguien toca la puerta y la entreabre. Em asoma su cara, algo pálida y con los ojos tan grandes que parecen bombones.

—Hola...eh, ¿cómo está?

Alterno la mirada entre mi hija y Derek antes de responder:

—Mejor, ¿verdad que sí, amigo? —Hago una mueca.

Él levanta el pulgar aún con la cabeza gacha.

—Estoy bien amor —. No termina de hablar cunado su garganta decide bailar break dance otra vez.

Ella cierra diciendo "Bueno, mejor me voy".

¡Buf! La suerte que tiene de poder salir.

NARRADO POR EMILY:

Después de fijarme un par de veces y ver que papá vació finalmente todo su estómago en el water, como se estaba haciendo tarde, me despedí de todos y me fui a acostar. Me encuentro hecha polvo, ¡desperté como a las cuatro de la mañana!

Estoy en mi cama, extendida a todo lo largo y viendo el techo como si fuera una nave extraterrestre a punto de abducirme. Sé que me he divertido un poco afuera, pero no es suficiente como para conformarme. Quisiera estar con Neithan, con mis amigos, quisiera no tener vacaciones en este momento. Pero qué le voy a hacer. Tampoco es como si algo emocionante pudiera ocurrir en una montaña...

NARRADO POR PEN:

Despierto temprano, aunque no sé qué tanto. Derek está más que dormido a mi lado, así que supongo que aún no amaneció. ¡Maldito horario de trabajo! No me deja en paz ni aunque muera.

Libero un bostezo y estiro las piernas entre las colchas, pero algo peludo toca mis pies. Ay no, ay no... ¡¿Qué es esto?! ¡¿Una cabeza?! No grites Pen, no grites por el bien de todos.

—D-Derek —mustio mientras sacudo su hombro hasta que abre los ojos—. ¿Trajiste a Jerónimo con nosotros?

Se refriega la cara para despabilarse:

— ¿Qué? ¡No! —Frunce el ceño.

Bien Penélope, ahora creo que sí puedes salir corriendo.

— ¡Hay algo peludo aquí abajo! —Con la mirada desenfocada por el terror me aferro a su cuerpo. Dios, es la tía Gertrudis, ¡quiere arrancarme los pies!

Él, como todo ingeniero, intenta poner una razón lógica:

—Posiblemente sea Ignacio, debe tener miedo por la nueva casa —. Lleva un dedo a sus labios con una sonrisa tierna.

Lanzo un suspiro de alivio.

—Tienes razón, que torpe fui —. Me golpeo la frente con la mano.

—Yo lo llevo, ¿sí? —Asiento— Bien Nachito, tenemos que volver a la cama —. Destapa lentamente las colchas y...un mapache nos está mirando.

Un mapache.

MAPACHE.

— ¡AHHHHHHH! —Gritamos enloquecidos y nos abrazamos ente sí (y claro que retraje mis piernas).

El animal abre la boca en un chillido y muestra una cantidad espantosa de espuma.

— ¡Derek! ¡Tiene rabia! ¡TIENE RABIA! Que no te muerda, ¡que no te vaya a morder!

Cada uno está en una esquina de la habitación, pegado a la pared. El bicho sigue en nuestra cama, limpiando su cara.

—¿Qué hacemos? —El  pecho se lo cubrió con la almohada y el pelo le sale hacia cualquier dirección.

A ver, piensa. Este bicho está enfermo, y no contamos con ningún tipo de somnífero. Si nos muerde sería un problema, estamos lejos del hospital. Emm, emmm... ¡Ya sé!

¡Veterinaria Pen en acción!

—Derek, toma el extremo de la sábana. A la cuenta de tres, nos tiramos al piso y lo atrapamos en el medio. ¿Entendiste?

Sacude la cabeza, nervioso.

Con suma precaución me pongo en cuclillas, agarro una punta y la atraigo hacia mí. Pero justo cuando estoy por terminar, a la bola peluda se le ocurre bajarse y ponerse justo sobre la tela.

Me observa detenidamente...

Se aproxima...con toda su espuma colgando.

Creo que necesito pañales...

—Penélope, ¡ahí voy! —Derek se lanza como arquero prestigioso y lo atrapa, pero se lleva incontables arañazos de regalo, sin mencionar que lo tiene encima, y posiblemente ya le clavó los dientes.

—¡¡DEREK!! —Escucho como de su boca salen gemidos desesperados y...espera, ¿se está riendo? ¿Se está riendo? ¡Debe ser un efecto secundario de la rabia!— Maldito mapache, ¡me vas a dejar viuda!

Antes de que lo agarre para dejarlo peor que un trapo de piso, mi esposo es quien me detiene, incorporándose con una sonrisa.

—Oye, creo que es amable...y la espuma sabe a crema de afeitar —. De hecho tiene un poco en su labio. Y no solo eso, le tiene tal confianza al animal que lo acaricia. Sí, lo acaricia de cuando pones tu mano sobre él. A ver, entiendo que parece lindo y abrazable, pero:

1) Proviene de la naturaleza, donde el más grande se come al pequeño, y si logró sobrevivir es porque definitivamente tuvo que comerse a unos cuantos.

2) Ningún ser vivo que haya pasado la noche bajo las colchas de una pareja puede considerarse normal, ¿qué tal si es otro "conocido" de Sheng? (Sí, el chino sigue vivo....se retiró del negocio, pero continúa forrado en billetes).

3) Es un mapache, un mamífero con manos sumamente capaces que puede destrozar una casa en un par de horas, y no, no quiero pagarle al tío Berto.

4) A mí no me vengas con que era crema de afeitar, de seguro que la saliva le debe saber mejor que agua de dientes, pobre.

Y como todos planean interrumpirme hoy, Emily e Ignacio aparecen sumamente alterados:

— ¡Ahí está! —El pequeño apunta al mapache y Em, sin previo aviso, se lo saca a su padre de los brazos y lo sostiene. Ok, ¿las papas con queso son alucinógenas?

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—Entonces... —Me cruzo de brazos, caminando de un lado a otro como policía en pleno interrogatorio— ¿Me vas a explicar qué sucede aquí? —Alzo una ceja retadora.

A veces, mi hija parece una especie de política reconocida con tanta parsimonia para explicar las cosas:

—Pues sí —coloca las manos en triángulo sobre la mesa, ahora resulta que las discusiones las tenemos en el comedor, todos unos diplomáticos nosotros— estaba tratando de conciliar el sueño, pero sentía un ruido extraño al voltearme. Qué te cuento, resulta que el ruido era un papel debajo del colchón, doblado en cuatro —ay, pero como tarda. Le hago una seña para que obvie detalles—. Al leerlo —lo saca de uno de sus bolsillos— descubrí que el tío tenía una mascota que nos dejó a cargo...Anaís, su mapache.

Mientras ella me cuenta despliego la carta y veo lo que tiene escrito: "Por favor, cuiden al mapache...come lo que le den, pero necesita cariño, ¡gracias!".

Levanto la vista con una mueca:

—Aquí no dice...

—Yo se lo puse —se encoge de hombros— le queda lindo.

Bueno, solo tengo algo para agregar, ¿por qué siempre nos cae un animal extraño de arriba?

Dirijo mis ojos hacia el mapache, este está en una esquina de la mesa, frotando sus manos.

Sin soltar una palabra lo tomo y paso la mano por la parte inferior de su panza, a lo cual se resiste, pero lo tengo bien sujeto así que mala suerte para ti, amigo. Veamos...no, no, no... ¡Ajá!

—Cariño —sonrío de costado— lo que tenemos aquí es un macho.

NARRADO POR EMILY:

Bien, mi propia madre me arruinó la infancia... Nah, lo llamo Anaís igual.

Después del leve sobresalto cada quien volvió a su cuarto (yo me llevé al mapache y hasta le di papas con queso, las cuales comió...ya comencé a encariñarme). Pero no consigo cerrar un ojo. Extraño mi cama, a Jerónimo aplastándome el cuerpo (el mapache no quiso dormir conmigo, sino que se quedó viéndome en un rincón...otra razón por la cual dormir se me hace difícil. Dios, si hasta parece que va a saltarme a la maldita cara) y por sobre todo, extraño los mensajes de "Buenas noches" que me manda Neithan...sí, sé que es tan cursi que da asco, pero se lo perdono. Revisé diez, ¡diez veces! Y en ninguna de las oportunidades me escribió. Bueno, no debo preocuparme, mañana es su cumpleaños y debo estar atenta para saludarlo, así que a descansar, ya.

Ahora.

En este momento.

¡Vamos cerebro, apágate!

No tiene caso, por más que gire de un lado a otro, cuente ovejas, corderos y pastores y me ponga de cabeza, la cosa no quiere funcionar. Pues genial, tendré que usar la creatividad:

1) Golpearme la cabeza y así quedar inconsciente.

2) Meterme nieve en los pantalones para que se me duerma el cuerpo al menos.

3) Estoy siendo muy sádica, necesito terapia. Eso, u horas de sueño.

Entonces una idea ilumina mi mente:

Por suerte que traje mi libreta y lo lápices, porque si no ya estaba tratando de arrancar el auto y dejarlos a todos aquí.

Adoro cualquier cosa vinculada al arte, pero mi verdadera pasión es la pintura y el dibujo. Mis padres saben que me encanta, pero hay cosas que no les he mostrado, entre ellas, mi preciada libreta llena de fantasías de todo tipo (todo tipo del sano).

Sin ninguna idea en mente, dejo que mis dedos se deslicen de un lado a otro, creando ángulos curvas y trazos que no parecen tener sentido. Sin embargo, termina sorprendiéndome un chico sonriente, con su cabello negro y despeinado, mostrando una mirada clara que, con sus rasgos varoniles y simpáticos, reflejan una sonrisa afable.

Ah...Neithan.

Como una obra del destino, alguien golpea la puerta y automáticamente la abre. A ver... ¡¿Para qué se molestan en tocar si de todas maneras no esperan la respuesta?!

Al ver a mamá cruzar el umbral manoteo la libreta para tratar de esconderla, pero los movimientos me fallan y esta cae secamente al suelo. ¿Y qué pasa? Mi casi novio está expuesto ante mi madre. ¡Aplausos!

Ella la levanta con una sonrisa, y tras escudriñar la imagen alza una ceja:

—Muy lindo —me la entrega y automáticamente la atrapo y la meto debajo de mis piernas—. ¿Quién es?

Emmm, piensa, piensa rápido Emily:

—Es...un personaje de anime.

Hace una mueca y se sienta a mi lado.

— ¿En serio Em? ¿Llamado Neithan? Eso no suena nada japonés.

¡¿LE PUSE NOMBRE?!

Reviso otra vez y sí, lo tiene escrito... ¡Estúpida!

—Eh...ya sabes, se lee Neí Zang —. Comienzo a sudar como un cerdo. Me felicito, acabo de inventar la peor excusa de la historia.

Mamá rueda los ojos y me toma por los hombros para que se los vea:

—Cariño, ya sé quién es, pero quería que me lo dijeras tú —. Apunta mi pecho.

Los párpados se me abren hasta no dar más:

— ¿Cómo? ¡¿Papá también lo sabe?! —Me aferro a la cama, al borde de un ataque de histeria.

Ella pone el mismo gesto que yo y me tapa la boca.

— ¿Estás loca? —Susurra— Sabes lo celoso que puede llegar a ser tu padre con estas cosas.

Ahora la que blanquea los ojos soy yo, le doy la razón...sí, aún recuerdo en la escuela, cuando un niño me puso una carta en la mochila, papá la encontró, y cuando ese mismo compañero fue a casa para hacer un trabajo, se puso a llorar porque él no dejaba de mirarlo con mala cara... ¡Tenía seis años! El chico todavía está mal, baja la vista cada vez que pasa por nuestra calle.

— ¿Cómo te enteraste?

—Soy madre, mi vida...cualquiera que me haya robado comida durante nueve meses está en mi radar —me empuja de forma amistosa y río—. En realidad un día llegó buscándote cuando no estabas, y me di cuenta en el acto. Estaba nervioso, movía el pie de aquí para allá...y ni hablemos de desviar los ojos a un costado. Derek hizo lo mismo cuando me invitó a salir por primera vez —. Sonríe a la nada y luego vuelve a observarme, más seria—. La próxima vez me cuentas, señorita enamorada. Que para eso soy la loca chusma que te parió...uh, eso sonó a insulto —. Se cubre la boca— Perdón —. Me besa la frente y va a la puerta— Solo  quería saber si estabas bien, así que, ¡descansa, Em!

—Tú también—. Curvo mi boca hacia arriba.

Creo que me está dando sueño...


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