CAPÍTULO 3:

Decidimos dejar la ropa cerca del fuego para que se secase. Afortunadamente hubo calor durante la noche, así que no pasamos frío. Aunque tardé en pegar el ojo...

Estoy en el asiento del avión, intento moverme, pero tengo las muñecas aseguradas a los posa brazos. Observo con desesperación hacia los lados y para terror mío, el agua entra vigorosamente, llenando todo tan rápido que ya me llega a los tobillos. Grito y me sacudo, nada funciona. El líquido moja mis rodillas, lentamente subiendo hasta que casi me cubre el rostro.

Respiro una bocanada de aire antes de ser sumergida completamente. Mi cabello se mueve ondulante como anguilas, y siento la presión de los pulmones por querer respirar. Me duelen, sé que voy a ahogarme en cuestión de segundos. Cierro los ojos y aguanto lo más que puedo...hasta que percibo algo en mi mano. Al voltear a ver, me encuentro con un hombre pútrido y carcomido observándome con un profundo odio:

— ¡¿Por qué nos dejaste solos?!

Todos están allí, acercándose cada vez más para tocarme con sus descarnadas y sucias manos. Libero un último grito, dejando un rastro de burbujas turbulentas antes de morir.

Abro los ojos con un sofoco, el corazón parece que se me va a salir del pecho mientras mis ojos escanean la realidad para entender qué sucede. Fue...fue una pesadilla, bien. Ahora viene la miseria real, sí Pen, estás en una isla con un chico llamado Derek y has sobrevivido casi un día.

Me levanto algo entumecida y retiro la arena de mi cabello y rostro (que ya son dignos de un asqueroso náufrago). Tomo mi ropa, me visto y busco a mi compañero.

 —¿Derek?— Lanzo un gran grito, total...no hay nadie más aquí.

Para mi sorpresa, no oigo respuesta. Ok, esto es extraño, veamos las opciones:

1) Se cayó por un barranco y murió.

2) Fue comido por un animal y murió.

3) Fue mordido por una serpiente y murió.

4) Murió y...murió.

Pero espera, ¿y si resulta que no?

1) Encontró una tribu y lo hicieron su nuevo líder.

2) Fue adoptado por monos.

3) Lo rescataron en la madrugada y me dejó.

4) No fue capaz de avisarme.

5) Mientras él está bebiendo y comiendo en un helicóptero directo a su casa, yo tengo arena en el trasero.

6) ¡Maldito idiota!

En eso escucho un ruido proveniente del agua, y allí está él, sosteniendo con fuerza un pez bastante grande.

Mentiría si dijera que no me siento mal por pensar que me dejó...pero soy buena mintiendo.

 —¡Traje el desayuno!— Está bastante sonriente a pesar de que se nota de que no durmió muy bien, aunque ahora que lo pienso, ninguno de los dos lo hizo.

—Uy...qué bien, ¿sushi sin procesar?— Levanto una ceja.

—No te quejes, es lo que hay.

Me lo pone sin previo aviso en las manos. Mi rostro se contrae con asco, y la cosa  empeora cuando el pobre pececito se mueve y cae en la arena.

El chico me observa perplejo, se dirige al pez y luego a mí con la boca abierta:

—¡Acabas de ensuciarlo!

Me cruzo de brazos:

—Fuiste tú quien me lo dio así de la nada, además, tenemos que cocinarlo primero... No vaya a agarrar alguna enfermedad rara.

Derek parece echar humo por las orejas:

—Bien...pero tú —me empuja con el dedo índice— lo cocinarás.

Abro los ojos de par en par... ¿Pretende que yo lo haga?, ¿de verdad? ¡Pero si me crié con comida recalentada!

—P-pero...yo... —busco una excusa convincente que no me deje en ridículo— no puedo, soy alérgica al pescado —.Termino la oración con un asentimiento de cabeza; excelente, Pen. No se te ocurre otra cosa que tirar por la borda tu única comida del día.

—Oh —sonríe— mejor aún...más para mí.

Toma el pez así nada más y lo lleva a los restos de la fogata. Me le acerco, curiosa. ¿Cómo va a hacerlo?

Se da la vuelta para verme:

—Supongo que como eres alérgica no te molestará que yo lo coma, ¿verdad? — Sarcástico, está siendo... sarcástico.

Suelto un soplido y le resto total importancia con la mano.

—Nooo, claro, tú come tranquilo, buscaré otra cosa —. Desvío la mirada y me pongo a caminar por la orilla hacia el lado contrario.

—¿A dónde vas?— Habla por lo alto cuando estoy a unos metros.

 —¡A buscar de comer!— Sacudo el brazo como saludo.

Genial...comida, comida, ¡bah! Cualquier raíz de aspecto neutral bastará por ahora...eso espero.

Mis pensamientos se disipan cuando noto a lo lejos un bulto oscuro y pequeño. ¿Qué será?

Corro el tramo restante. Es una mochila... Donde sea una bomba terrorista voy a llorar.

La abro lentamente y descubro que tiene botellas de colores adentro... ¡Bebida! ¡Bendita seas, agua Vitalis!

Pero...si la mochila está aquí, ¿qué pasó con el repartidor? Oh, cielos...

—Muchas gracias, chico repartidor—. Susurro mientras la cargo en el hombro y la llevo a nuestro sitio.

Derek está muy concentrado volteando al pobre animal insertado en un palito hasta que llamo su atención:

 —¡Mira lo que encontré! —La dejo con un golpe seco. Él se incorpora para ver lo que traje, abre el cierre y escucho con satisfacción como suspira aliviado... ¡Sí, toma eso, test de supervivencia que hice una vez en Internet!, ¿quién va a morirse de sed? ¡Ja!

—Tenemos como para un par de semanas si racionamos bien...muy bien—. Me ve como si en cualquier momento fuese a bañarme con ellas.

—Tranquilo, el que sea una chica no quiere decir que vaya a provocar nuestra muerte como en las películas—. Ruedo los ojos y tomo una botella, decido beber una de naranja...¡vitamina C!, de "¡Capaz que me sacan de aquí!"

—Reserva...— Advierte.

Lo fulmino con la mirada antes de abrirla y llevarla a mis labios... Humm, no sabe ni cerca de mal que como me imaginaba. Tomo un poco más y la meto en la mochila para que se conserve, aunque ya se entibió un poco.

El pez está listo un tiempo después, lo observo comer con calma mientras me recrimino mentalmente por haberme hecho pasar por alérgica...¡maldita sea!

El gruñido salvaje de mis tripas lo hace sonreír un poco:

—Vaya... Así que tienes hambre; te ofrecería, pero eres "alérgica"—. Sacude un poco el trozo de carne blanca, suave y deliciosa de pescado.

Paso saliva por mi garganta, debo lucir igual a un perro de la calle pidiendo comida por cómo me ve, muy divertido.

—Sí, aunque en realidad soy alérgica al atún procesado, tal vez sea un químico que le ponen—. Comento desesperada por obtener un poco de eso, ¡Penélope quiere comer!

Asiente con la boca llena:

—Claro, te entiendo, es muy común que la gente sea alérgica a reconocer ciertas cosas—. Alza una ceja. ¿Reconocer? ¿Reconocer qué?

—¿Disculpa? Yo sólo me expresé mal...¿eso es atún? No, ¿verdad?, entonces puedo comerlo.

Tomo muy sonriente su pez y comienzo a morder la parte que él muy amablemente ya descamó por mí.

Está estupefacto, incluso sus negras cejas se fueron a encontrar casi en el puente de la nariz:

 —¡Oye!, no había terminado.

—Las mujeres primero—.Digo con las mejillas repletas de carne...sí, ya sé que soy una troglodita, pero no estoy acostumbrada a estar sin desayunar.

—Si fueras una...— Aparta el rostro.

—Idiota.

Acabo de comer y Derek sigue con lo que dejé, que por suerte para él, fue bastante.

Decido ir a la naturaleza para hacer pipí, así que me interno entre unas plantas, me bajo la ropa y dejo que mi vejiga haga lo suyo. Mi mano instantáneamente busca el papel higiénico para secar mi colita y no encuentro nada...cierto, no hay papel... ¡¡NO!!, ¿ahora qué hago?, ¡¿qué hago?! Ya Pen, no desesperes, de seguro debe haber algo suavecito por aquí, sí, alguna hoja o algo.

Al final me rindo, prefiero esperar a que se seque con el aire, que arriesgarme a perder la virginidad accidentalmente por andar experimentando así con los yuyos.

Cuando regreso, noto al chico gimiendo y boqueando, ¿ya se volvió loco? Me aproximo a ver qué le pasa:

 —¿Qué te dio?— Le toco el hombro pero sigue en la misma.

—Pez...— Logra mustiar entre los quejidos.

—Oh —tapo mi boca con las manos, azorada— no me digas que esa cosa era tóxica—. Intento meter los dedos en la garganta para vomitar... ¡Ya sabía que nos traería problemas!

—No... —señala insistentemente su cuello— es-espina.

Y dicho aquello cae como bolsa de papas en la arena...ay no, ay no, ¡ay no!

Me agacho a su lado y veo como tiene los ojos clavados a la nada, sus miembros se aflojan...¡ay por Dios!

—Oye  —. Lo sacudo un poco y no responde— ¡Oye! —Repito más angustiada....no puede ser. Las lágrimas se me amontonan rápidamente— ¡¡No se te ocurra dejarme sola!! —Mi voz termina por quebrarse.

Lo escucho reírse y no lo creo...

—¡Tranquila, sólo bromeaba! —Se incorpora con una sonrisa culpable, pero se le borra enseguida al ver mi expresión— Lo-lo siento...

Mi corazón sintió el golpe; la desazón de la soledad, la depresión...incluso pude ver mi mente rompiéndose en pedazos como un espejo, dando lugar a desesperación, negra y pura desesperación. Estar sola, vivir sola, morir sola. Sola.

Intento hablar pero nada surge, siquiera un grito, como si las cuerdas vocales hubieran formado un nudo apretado de angustia.

Se acerca aún más preocupado y me rodea con los brazos, sorprendiéndome:

—Lo siento, soy un idiota —murmura más para sí que para mí —. Pero en mi defensa, te metiste con mi comida...bueno, igual estuvo mal, perdóname.

Asiento; me está abrazando, eso es bueno, significa que tengo a alguien al lado, aunque sea él.

Luego de unos minutos soy capaz de responder:

—Te perdonaré el día que dejes de ser imbécil.

—Tomaré eso como un sí —. Sonríe levemente.

Terminé mi botella de naranja y él cogió una de manzana...la verdad no hay mucho que hacer, ¿planear una salida? ¿Cómo? No ha pasado un avión o un barco, siquiera tenemos un cuchillo con que mejorar. Tampoco podemos perder la fe, solo es el primer día que estamos aquí, ya nos encontrarán, deben estar buscando por estas inmediaciones. Sí, solo hay que sobrevivir hasta que eso pase. (Y...ya caí en la clásica del náufrago).

Le dejé pasar la idiotez del pescado, sólo si prometía cocinar uno para mí en la cena...porque eso, lo nuestro se va a basar en desayuno y cena, nada más.

Hay más calor que la última vez y  los insectos están haciendo acto de presencia, ¿cómo no los noté antes? Tal vez por estar muy ocupada arrastrándome en la arena, eso.

Golpeo por enésima vez un mosquito contra mi brazo, ¡muere, pedazo de escoria voladora!

Derek se metió entre las plantas hace un rato, no me atreví a preguntar por qué, así que simplemente me dedico a masacrar vidas minúsculas para evitar enfermarme con alguna de extrañeza tropical.

En eso lo veo aparecer completamente oscuro, cubierto de mugre. ¿Qué diablos?

—No es por sonar grosera pero...¿acaso fuiste devorado por un elefante y pastaste por tooodo el proceso? —Lo señalo asqueada con una rama.

Puedo ver su molestia a pesar de que se encuentra cubierto de pies a cabeza.

—Para tu información, los mosquitos no atraviesan el barro. Digamos que es un...repelente natural —se encoge de hombros—. Deberías hacer lo mismo.

Suelto un resoplido por la risa mientras aplano un poco mí ya muy esponjado y greñoso cabello.

—¿Y parecer una caca gigante? No, gracias.

Se encoge de hombros nuevamente:

—Cómo quieras —. Lo veo acercarse a la mini fogata y tirarle arena encima.

—¿Qué haces? —Trago saliva, me pone nerviosa estar completamente a oscuras.

—Apago el fuego, no es necesario con el calor que hace—. Dicho eso termina de extinguirlo.

Seré honesta, me da miedo la oscuridad, pero no puedo mostrar más debilidad de la que ya tengo, así que cierro los ojos y trato de dormir. Los abro casi al instante, es imposible con tanta picadura y zumbido, ya qué, le haré caso al ojos de vómito.

Me levanto y froto mis brazos con las manos para retirar un poco la arena; luego giro al rededor, nah, no está tan mal, olvidé que cuando no existe la luz artificial la luna siempre está allí.

Camino con decisión a la selva no sin antes mirar de reojo al chico. Está tendido a todo lo largo y con los brazos detrás de la cabeza, que ya debe ser una maraña negra igual que la mía. La luna lo ilumina, dándole un brillo blanquecino a su figura como una especie de genio o aparición a pesar de la tierra. Emm, creo que lo observé más de la cuenta, mejor termino de una vez.

En cuanto ingreso a la espesura me doy cuenta de que la noche no es tan clara como pensaba, al menos en esta parte... Bueno, en definitiva sólo debo untarme barro, ¿no?, ¿qué podría pasar?

Me inclino a tomar con ambas manos un montículo de lodo muy oscuro (aunque todo está así) y blando, y me lo coloco como mermelada al pan en brazos, piernas y hasta cara, sí, en el rostro.

Algo huele mal, tal vez algún animal muerto. Puaj, espero no encontrármelo...

Vuelvo por donde vine y me acuesto de nuevo, observando las estrellas con la boca abierta... Wow, nunca creí que hubieran tantas, o sea, ya lo sabía pero, ¿ver la vía láctea tan nítidamente? Es... genial, a mi hermana le encantaría, siempre dice que de grande quiere ser astrónoma...y doctora,  astronauta, ingeniera, veterinaria, profesora, mecánica y, finalmente, espía internacional.

¿Ella estará bien?, ¿mis padres lo estarán? Sé que no son los más expresivos del mundo, pero pensar que su hija está muerta debe ser duro, sólo deseo que...que no pierdan las esperanzas, que al voltear al cielo se den cuenta de que estoy aquí en la Tierra, haciendo lo mismo, queriendo ser encontrada.

Me sumerjo lentamente en el sueño hasta caer rendida con una última cosa en mente: Algo sigue oliendo mal...

Chan...tercer capítulo, ¿gusta? Espero que sí *parpadea con ojitos brillantes y pide estrellita*. Bueno, admito ser pésima en los comentarios, pero bueh...soy lo que soy, jaja.

¡Saludos desde mi rincón! :D.

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