Analizo su cara sin pasar por alto ningún detalle, primero tuerce los labios, luego achica los ojos y por último traga.

—¿Y?

Me mira por unos segundos y se encoge de hombros:

—No sé, sabe raro...como fermentado.

—¿Eh? A ver...—tomo una y me la llevo a la lengua...humm, viscoso, dulce, con mucho jugo y no sabe a pescado ni a bayas venenosas, así que por mí está bien— Nah, creo que son así.

Luego de unos minutos yo llevo tres y el dos.

—Comes como bestia —. Me recrimina mientras limpio los restos de pulpa de mi nariz. Discúlpeme señor, si estoy comportándome como una salvaje, no me había dado cuenta de que nos encontrábamos en un restaurante cinco estrellas. ¡Cuánto lo siento!

—Eso es envidia de que una mujer pueda comer más que tú —.Le hablo con la boca llena para que se enoje más.

—¿Disculpa?, no tienes ni idea, soy capaz de tragar toneladas si me lo propongo.

Puedo sentir en mi pecho el chispazo del desafío:

—Demuéstralo.

Sonríe de costado, con burla:

—¿Estoy ante la competitiva Pen?

—Lo siento amigo, pero no eres competencia.

Después de eso, la guerra se desató...

—¡CUARENTA Y CINCO! —grita con la voz pegajosa— ¡EN TU CARA! —Me señala muy de cerca... ¡Ja! ¿Por qué tiene un dedo tan largo? Ah, es el índice.

—Y-yo comí —mi lengua es mala, no colabora conmigo, ¡tonta lengua!, ¿qué digo?— treinta, ¿treinta? No, treinta y cinco.

Es gracioso, podría decir que estoy ebria, pero eso es imposible, es imposible porque no hay alcohol en ninguna parte...creo.

—Me siento tan biennn...¿no te sientes bien enana? —Me rodea con torpeza por los hombros y ríe.

—Oh no, ¿soy enana? —miro mis piernas para ver qué tan largas son y resulta que ahora tengo tres que no dejan de moverse en círculo— Creo que estoy mareada, Derek, ¿tengo tres piernas?

Las contempla un buen rato, más bien mucho rato.

—Perdón, ¿qué tenía que ver?

Eh...no me acuerdo, ¿qué era? Ay Pen, estás perdiendo la razón.

— ¡Tengo una idea! Vamos a la playa.

—¿Tenemos una playa? —Está que no se lo cree, pero enseguida asiente y trata de ponerse de pie, en el primer intento su cabeza se clava en el suelo. Yo por supuesto, me río como histérica al punto que los intestinos se me van a salir por la garganta.

Luego de unos interminables minutos, horas o quien sabe qué...llegamos al lugar ese al que teníamos que ir y nos arrojamos en la arena. No es nuestra culpa si el mundo decidió torcerse y cambiaron izquierda por derecha, ¿dónde están las instrucciones?

Es de noche, la luna está muuuuuy grande y hay muuuuchas estrellas y felicidad por todos lados... ¡Feliz navidad!

—Peneeee —canta a los gritos— yo te amooooooo —. Se arrodilla frente a mí y coloca una mano en su pecho.

No entiendo:

—¿Amas a tu pene?

Sacude la cabeza:

—Quería decir Lope.

—¿Amas el pene de López? —comienzo a llorar— ¡Sabía que eras gayyy!

Frunce el ceño:

—Yo no soy Gay, soy Derek.

—Ya no importa —le empujo el hombro, aunque creo que le di en el pecho— una preguntitita...¿le di el sostén a ti, o al mono? —antes de que hable le tapo la boca— ¡Shhh! No le digas a Derek, él es un tonto sexy ojos de vómito.

Él asiente mientras dice "Shh" también. Seguimos haciendo ruidos similares hasta que estallamos en risas.

—¡Eres tan divertido! —abro los ojos sorprendida al ver hacia la vegetación cercana— ¡Mira, el mono pervertido volvió!, ¡hola mono!, ¡te queda genial el rosa! —Lo saludo agitando la mano.

—¡Chita, soy tu fan, dame tu autógrafo! —Sale corriendo como un niño de dos años (incluso tropezándose y balbuceando). El simio le tira la ropa interior y huye (¿eso no lo hizo antes?), Derek la recoge y me ve con una boba sonrisa en la cara mientras se lo pone en la cabeza— ¡Miraaa Pen, soy un maldito aviadorrr! —Alza los brazos paralelos al suelo.

—Oyee... —achico los ojos y me inclino hacia adelante, lo que me hace reír un poco— ¿Tú eres el tal Hombre libre?

—¿Qué?

Frunzo el ceño y sacudo la cabeza:

—Shi, tú errrres Freeman, Hombre libre.... ¡Vuela como el viento! —Me levanto y aplaudo pero vuelvo a caer. Libero una súper risotada después del gran chiste que hice (no lo entendí, pero igual).

—¡SOY LIBREEEEE COMO EL SOL CUANDO AMANECE YO SOY LIBREEEEEEEE!

—¡Espera, la-la seguridad es lo primero! —Me pongo en pie y esta vez consigo mantenerme así. Me aproximo y trato de abrocharle el seguro para que su casco se le sujete a la cabeza, aunque es difícil si se tiene en cuenta que prácticamente tengo dedos extra, y los broches se hicieron demasiado pequeños— Por-porque si mueres en un accidente yo lloraría —le tomo la cara con ambas manos y muevo su cabeza de un lado a otro suavemente—porque me caes bien y te quiero y no sé qué haría sin ti y tienes los ojos más hermosos que vi en mi vida y...y eres mi helado de chocolate.

—¿Helado? —Alza una ceja al tiempo que se tambalea y quedamos más cerca.

—Sí —las lágrimas caen en mi rostro— eres mi helado porque amo el helado pero lo odio porque me enfría la barriga, pero lo amo, por supuesto que eres mi helado —retrocedo y me limpio la cara— ¡¿ESTÁS CONTENTO JULIO?!, ¡YA LO DIJEEE! —Canturreo y giro un par de veces antes de precipitarme a la arena otra vez.

—¿Entonces ya puedo volaaar?, ¡quiero volaaar! —Derek hace un extraño sonido con la boca, levanta los brazos como un par de alas y corre por un rato cantanto "I believe I can fly", yo hago el coro.

A lo último, terminamos los dos sentados viendo la luna, y con ver quiero decir tratar de enfocar un único satélite.

—Es tan bonita... —Está sollozando como un desvalido.

—¿Por qué lloras Derekiana? —Le sobo la espalda para animarla.

—No lo sé... —Sorbe sus mocos y clava sus ya no tan verdosos ojos en mí— ¿Quién es Derekiana?

La observo extrañada:

—¡Pues tú!, ¿no eres una chica?

—¿Yo? —se señala— Creo que no...

—¡Pero si tienes unas pestañas y labios hermosos!, ¡tienes que ser una chica!

—Espera —me corta—, ¿cuál era el del símbolo azul?

—Ya sé, ponte el...el —¿cómo se llamaba?— funda pechos —sí, algo como eso era— a lo mejor así nos damos cuenta — él lo hace, pero su espalda queda encorvada y hasta lo oigo quejarse—. Pues parece que eres hombre...

—Te lo dije, sabía que no podía serrr de otra manera —hace una pausa—. Pero por si acaso —se quita como puede los pantalones y...y lo otro y lo veo desnudo. Él se mira por un rato y luego sonríe con toda la alegría del mundo—. ¡Soy un hombre!, ¡sí!

Suelto un suspiro, aliviada:

—Menos mal, pensé que me había vuelto lesbiana.

—Pero... —se rasca la barbilla y se inclina un poco— ¿tú eres chica no? Apuesto que eres chica porque te ves muy sexy cuando sonríes, muy, muy sexy —. Se le engrosa la voz cuando lo dice, tanto que tiemblo a pesar del mareo.

—Y-yo, ¡claro que soy mujer! —frunzo el ceño y me arranco la ropa para que me crea— ¡Eres tú el que se pone en duda! —Lo apunto con el dedo y me río.

Camina tambaleándose hasta quedar muy cerca mío, tanto que nuestro aliento se cruza, y puedo decir que huele a fruta, mucha fruta y alcohol...no recuerdo que hayamos tomado un cóctel, a mí no me gustan los cócteles.

—Pen —traga saliva— no sé tú...pero tengo ganas de besarte —clava la mirada directo a mis labios con todo el descaro. ¡Sí! Hazlo, hazlo, hazlo—. Aunque no sé si sea lo correcto...

Gruño y resoplo:

—¡Que lo hagas ya maldi...!

Ni siquiera me deja terminar, arremete igual que un huracán, llevándose todo lo que conozco, lo que soy. Dejo caer los párpados, y siento cómo el mundo da vueltas mientras sus manos están más que aferradas a mi cara y luego a mi cabello; sus labios juegan con los míos como en una danza de locos. Me suelta luego de unos segundos y me mira con los ojos bien abiertos:

—¿Entonces me quieres? —Pregunta.

—No, no te quiero... —susurro— ¡¡TE AMO!!

Me arrojo a sus brazos y caemos, ahí...todo se pone negro. Lo último que logro escuchar son pequeños ronquidos en mi oído.

Sin comentarios... no, mentira, estoy feliz porque hacía tiempo que quería publicar este capítulo, aunque no sé si le saqué todo el potencial. Pero...¡HUBO BESO! Weeeee :D Al fin. Ya no tengo más nada que agregar *murmura "¡hubo beso!" y se esconde debajo de su colcha bordada*, nos leemos luego. ¡Disfruten de la vida!

¡Saludos desde mi rincón! :D.