Capítulo uno.
»Un nuevo comienzo«
La vida siempre nos trae lindas sorpresas, aunque a veces estemos al borde de la locura, siempre encontramos pequeños destellos de luz. Mi historia no es la mejor que se pueda contar, pero a través de ella entendí que después de tanta penumbra, encontramos nuestra luz.
El cielo gris va aumentando cada vez más de tonos, indicando que poco a poco la tempestad seguirá creciendo y quizás llueva toda la noche.
Estoy sentada frente al gran ventanal de mi habitación fría y... solitaria, viendo como cae la lluvia, recordando muchas cosas de mi larga historia, sé que sueno muy dramática para empezar a contar esta historia, pero mi vida constantemente es todo un drama. Así que agárrense las pantaletas que esto va a estar bueno.
Mi nombre es Morgan Grayson, tengo dieciséis años, puede que no sea perfecta, pero aun así trato de destacar en todo lo que haga, me gustan las cosas con total orden y perfección. Sí, soy de esas con personalidad excesiva, de esas que se anteponen a que todo siempre salga bien y que planea todo antes de hacerlo. A veces quisiera ser de esos que hacen las cosas sin pensar en lo que podría pasar, y disfrutan de cada cosa que sucede, pero no, no me sale ser así.
Vivo con mi madre, mi padrastro y mi hermano, aparentamos ser la familia perfecta, si aparentamos, sé que no debería ser así pero lo es, como toda familia siempre estamos discutiendo de diferentes cosas, algunas tontas, otras con importancia posiblemente, pero lo injusto es que siempre terminan gritándome e insultándome a mí.
Este nuevo año en el instituto, quiero que sea distinto, quiero cambiar las cosas, el año pasado fue algo... Turbio para mi, unas chicas del instituto empezaron a armar rumores de que yo tenía una rara obsesión y que era una especie de seguidora número uno de Adam Petty. Decían que estaba mal de la cabeza y que quizás le tenía un altar a Adam.
«No está mal la idea, la verdad, pero no es lo mío, jeje»
Adam es un chico guapo, encantador y muy conocido en el instituto, mantiene un buen promedio y es esa clase de chico que es bastante accesible para hablar, suele ser sarcástico, divertido y tiene sus toques algo arrogantes. En realidad, si me gusta y me ha gustado desde que empecé en el instituto, pero sentirlo a que otros lo sepan es muy distinto, era un fastidio tener que soportar las risas de esas chicas y las burlas de sus amigos diciendo que entre él y yo nunca podría haber algo. Es horrible ese sentimiento ¿saben?, ese de sentirse insuficiente para la persona que te gusta.
Sé que hasta ahora todo suena como sacado de una película cliché, donde la chica marginada se enamora del Badboy irresistible, pero la verdad no es así, luego verán porque lo digo. Yo soy una chica conocida en el instituto, por ser la mejor amiga del capitán del equipo de futbol del instituto, y Adam no es el típico Badboy, más bien lo describiríamos como un chico normal, pero con exceso de belleza y carisma. Él y yo no nos conocemos, pero él siempre me ha gustado, es la clase de chico del que te enamorarías sin pensarlo.
Recordando mi loca obsesión con Adam, digo... Nah no hay otra manera de describirlo creo, me levanté del pequeño sofá del ventanal para bajar al primer piso a cenar, cuando voy cruzando hacia las escalera me encuentro con mi hermano Diego.
―Hey, ¿cómo está la niña de mis ojos? ―musitó abrazándome.
Le regalé una sonrisa y seguí bajando las escaleras. Diego es mi hermano mayor, tiene dieciocho años, ya está en la universidad estudiando felizmente psicología, es alto, cabello negro, ojos azules y de tez blanca, es inteligente, buen hermano y tiene un gran sentido del humor. Algo parecido a mí pero nos diferenciamos por algunos rasgos. Muchos dicen que me parezco mucho a mi padre y es verdad, pero Diego es la réplica exacta.
Ya llegando a la cocina de mi casa me encontré con mamá y su nuevo esposo Leonardo Liviston. Cuando yo tenía diez años papá estaba enfermo y murió de un paro respiratorio, luego cuando yo tenía doce años mi madre se volvió a casar con un señor de treinta y seis años, alto, cabello negro, ojos verdes, moreno claro de piel, un hombre un tanto frío, es dueño de diversas empresas importantes y por eso tenemos muy buenos ingresos ahora, aunque ni a mí ni a Diego nos gusta decir lo que la familia posee, mamá en cambio le encanta actuar como diva junto a Leonardo.
Ya sentada en la mesa, mamá sirvió la cena y se sentó, luego le dio una mirada coqueta –como siempre– a mi padrastro y se sentó.
―Sabes que mañana empiezas clases ¿No? ―cuestionó con una ceja alzada.
―Sí, ya tengo todo listo para ir mañana al instituto. ―respondí dándole un bocado a mi cena.
―Te irás mañana con tu hermano, sé que es tu primer día pero no podré llevarte, sabes que tengo que ayudar a Leonardo en su trabajo. Si tengo tiempo en la tarde te llevaré yo a los ensayos. ―Diego rodó los ojos al igual que yo, ambos sabemos lo mismo, ella nunca ha estado para ninguno desde que papá murió y siempre pone la misma excusa: El trabajo de Leonardo.
―No hay ningún problema, iré con Diego. ―espeté despreocupada y con fastidio terminado de cenar para irme lo más rápido a mi habitación.
Ya después de cenar subí a mi habitación, me duché y me dispuse a escuchar música y leer un poco, dos cosas que me encanta hacer.
Bien, contándoles más...
Mi madre es una mujer que se ha vuelto fría y un tanto manipuladora con el tiempo. Ella a pesar de haber pasado por muchas dificultades igual que mi hermano y yo, pudo seguir adelante, la admiro mucho por eso, porque yo no he podido superar muy bien lo de mi padre. Aun lo extraño, aun me duele, y aunque la actitud de mi madre no es la mejor creo que es alguien muy fuerte. Y la admiro por eso.
Mi madre también me presiona mucho y quiere que sea perfecta en la danza y en todo lo que hago, creo que de ahí viene mi obsesión de que todo sea perfecto. Mi padre fue el que me impulsó a ser bailarina de ballet, al principio se trataba de divertirme y disfrutarlo, nada de técnica, de ser hermosa, de ser perfecta, nada de eso importaba mucho, me servía para disfrutar y desahogarme, cosa que le agradezco mucho a mi padre, pero a lo largo del tiempo el hablar de ballet con mi madre se ha vuelto tedioso, a raíz del ballet mi madre y yo hemos tenido infinidades de discusiones, mamá dice que a mi padre le hubiera gustado que yo fuera perfecta, pero yo no lo creo así.
He pensado dejar el ballet sinceramente, pero, pensándolo bien, es la única cosa que me encanta hacer sobre todas las cosas. Me apasiona lo que hago y con el tiempo yo misma me he esforzado en mejorar. Sí, el ballet muchas veces se vuelve monótono por las tontas discusiones con mi madre con su "debes ser perfecta" que no se saca de la cabeza, pero apartando eso, no hay nada más que quiera hacer, solo bailar.
Cuando ya empecé a conseguir el sueño, puse en mi mesita de noche el libro que estaba leyendo y guardé mi teléfono, ya luego solo estaba soñando con Cole Sprouse en ropa interior.
(...)
Me desperté con el sonido de Animals de Maroon 5 para alegrar mi día, me metí al baño a darme una ducha. Al salir busqué algo de ropa y conseguí un jeans negro un poco ajustado, una camisa blanca holgada que llega hasta el ombligo y mis zapatos blancos favoritos, me hice una coleta sencilla y ya estaba lista para salir, luego tomé mi mochila y bajé encontrándome con Diego ya vestido y con una enorme sonrisa.
―Buenos días, mocosa. ―saludó mostrando sus blancos dientes.
Le saqué el dedo medio y respondí dándole una sonrisa inocente.―Buenos días burrisaurio. —Diego me miró con el ceño fruncido.
Burrisaurio es un apodo que le puse desde que éramos niños, ya que un día estábamos jugando a las luchas «para no decir que nos estábamos agarrando por la greñas» y yo dije "Soy una mariposa con ojos láser" y a él se le ocurrió la gran idea de decir "soy un burrisaurio, la combinación perfecta entre un burro y un dinosaurio". Digamos que el futuro psicólogo de la casa no es muy normal la verdad.
Luego de reírnos un poco, nos dirigimos a su auto y el condujo hasta el instituto para luego irse a la universidad, el camino no es muy largo y solo me dispuse a ver por la ventanilla. Ya al llegar estacionó cerca de la entrada, bajé del auto y antes de irme Diego me preguntó.
― ¿A qué hora paso por ti? Sabes cómo es mamá, dice que va a venir y luego sabemos que no será así. ―comentó con una sonrisa forzada.
―A las 4. ―le respondí asintiendo, tiene razón.
―Okey, aquí estaré. ―dijo con una sonrisa y se fue.
Al entrar al instituto, caminé en dirección a los casilleros encontrándome con una chica de ojos color miel, morena clara de piel, baja de estatura, rubia y que es mí mejor amiga.
― ¡Alisa! ―grité con emoción y la abracé fuertemente.
― ¡Morgan! Mi linda castaña, ¿Cómo estás? ―responde con la misma emoción.
―Bien, emocionada con este nuevo año, ¿Y tú? ―cuestioné.
―Muy, pero muy bien, ¿Sabes que el año pasado estaba enamorando a Derek Hills? ¿El chico rubio? ―asentí para que ella continuara―. Bueno Mor, conseguí mi objetivo, me dijo que yo le parecía muy bonita y que quería tener algo serio conmigo, ¡Puedes creerlo! ―comenta casi saltando de la emoción.
― ¡Te felicito rubia! sabía que ustedes iban a terminar juntos, si yo fuera él y me estuvieran acosando de ese modo, hasta yo te diría que sí. ―dije en broma y Alisa me miró con una ceja enarcada.
— ¿Sabes lo irónico que sonó que me dijeras tú eso a mí? —Caí en cuenta de lo que dije, pues si amigos, hasta mi mejor amiga sabe que "acoso" –pero le lejitos– a cierto chico.
Cuando iba a replicar pude sentir dos personas detrás de mí, me doy vuelta y me encuentro con mis otros dos mejores amigos. Hannah Johnson. Una chica tan pálida como un papel, lo que la hace lucir frágil de algún modo, ojos grises, de estatura promedio y con una excelente personalidad, ella es mi hermana de otra madre como le digo yo. Y Eiden Morris. Un chico rubio, alto, algo fornido, ojos verdes, muy guapo y un total rompecorazones. Mi persona favorita en este mundo.
Los miré y los abracé fuertemente.
— ¿Cómo les fue en la vacaciones? —preguntó Eiden.
—De maravilla. —dijo Alisa sonriendo de par en par.
—A mi regular. —musité yo ahora.
—Opino igual que Morgan. —concordó conmigo Hannah.
—Yo concuerdo con Alisa, estás vacaciones estuvieron geniales. Y Bueno ¿Qué tienen planeado para este nuevo año? ―nos pregunta Eiden con emoción y haciendo sus típicos bailecitos.
«A veces creo que en realidad no tiene diecisiete años.»
―Yo, voy a mejorar mis notas y a seguir cantando. ―expresa Alisa con una sonrisa. Tiene una hermosa voz y canta en el coro del instituto.
―Yo seguiré con mi canal en Telegram. ―se une Hannah, ella tiene un canal en Telegran que se llama "Lonely Heart" en donde escribe frases muy lindas.
―Siendo mi último año solo quiero divertirme, ¿Y tú? ―me pregunta Eiden.
―Quiero que este año sea distinto ¿saben? Que sea uno de los mejores, sin problemas, sin peleas... Sólo quiero comenzar de nuevo. ―todos sonrieron con mi respuesta.
―Morgan repite eso que dijiste, lo quiero para mi canal. ―reímos al ver a Hannah sacando una libreta para escribir.
Después de hablar un rato con mis amigos en los casilleros fuimos a clases, me sentía bien, no había rastros de la odiosa de Lindsay y sus dos amigas, ellas son las chicas que se encargaron de "mal informar" al resto sobre mi obsesión... Digo, mi "supuesta obsesión", con Adam.
Ya acabando la clase empiezo a guardar mis cosas para ir a almorzar, la clase ya terminó y estoy un poco cansada. Me reuní con mis amigos para ir a almorzar, como ya teníamos por costumbre. Íbamos caminando por los pasillos del Instituto Sur, uno de los más prestigiosos.
―Este va a ser uno de los mejores años. ―dice Alisa devorando –literalmente– una dona.
―Cuidado no te vayas a atragantar Ali ―bromeó Hannah―, todo irá bien si no nos topamos con la odiosa de Lindsay, ya estoy cansada de su chillona voz. ―le responde Hannah.
— ¿Tú porque la odias? No te ha hecho nada a ti. —dice Alisa a Hannah mirándola con la ceja alzada.
—Es una ley de amigas Alisa, ella molesta a Morgan y yo debo odiarla porque soy amiga de Morgan, deberías hacerme caso también ¿sabes? —Hannah miró a Alisa con superioridad y Alisa rodó los ojos.
—Sólo digo que sigue siendo una persona normal, mientras no me haga algo malo a mi no le declaro el odio eterno, la odio sí, pero no tanto. —sonrió Alisa con burla.
―Así nos topemos con quien nos topemos, este año va a ser uno de los mejores, se los aseguro chicas. ―comentó Eiden con una sonrisa.
Iba a responder cuando una chillona voz perteneciente a una odiosa chica de diecisiete años morena y con el cabello teñido de amarillo barbie me hizo detenerme. Como ya les dije, esto parece de película cliché, cuando menos esperas aparece la mala y la cosa se pone buena, ja.
―Morgan, ¿Aun obsesionada con Adam?, linda hay veces donde no tenemos oportunidades y ésta es una de esas. ―espeta con su voz chillona y en forma burlona.
―Lindsay amiga... ―imito su voz chillona y los chicos aguantan las carcajadas―. Te digo que si así fuera eso no es de tu incumbencia, te recuerdo que hay veces donde no debemos meternos donde no nos llaman y ésta querida Lindsay, es una de esas veces. ―finjo una sonrisa.
Ella me miró con burla, sin inmutarse ante mis palabras y se fue por el pasillo, pasando por mi lado a la vez que chocaba mi hombro con el suyo. No le di mucha importancia a lo que acaba de pasar y seguí caminando con mis amigos a la cafetería a almorzar, pedí un jugo de naranja y un sándwich, luego buscamos una mesa y nos sentamos.
Siendo sincera, no sé porque me odia, nunca le he hecho nada malo, me he limitado a defenderme cada vez que intenta intimidarme, pero el saber porqué me odia, es algo que aun no sé.
―Bastante valor para lo que hiciste hace rato, no a muchos les gusta enfrentarse a Lindsay. Sabes cómo es, manipula, miente, arma rumores siendo una total mentira, es algo que obvio nadie querría. ―dice Hannah refiriéndose a lo que pasó con Lindsay hace rato.
―Nah ella se lo merecía, perras como ellas, malas, chismosas y unas niñas de mami y papi, no hay que tenerles mucha compasión. ―comentó Alisa encogiéndose de hombros.
―En fin si se lo merecía o no, su cara fue todo un chiste, parecía estar tranquila pero sus ojos estaban tan abiertos que casi se salen de sus parpados. ―dijo Eiden riendo.
Escuché a Edien reír y en eso volví un poco mi cara hacia una de las mesas, encontrándome con la persona que tanto esperaba ver este año. Adam Petty, como ya dije tiene diecisiete años, un año mayor que yo, es alto, cosa que a las chicas nos atrae, ojos verdes y algo achinados, piel blanca, cabello castaño y co-capitán del equipo de fútbol del instituto, quizás no esté tan fornido y sea un flaquito medio arreglado, pero de que llama la atención lo hace, como ya les había dicho, es la clase de chico del que te enamorarías sin pensar.
―Oye Morgan podrías limpiarte la baba y responder mi pregunta. ―dice Alisa riéndose de mí.
―Aja si... ¿De qué hablamos? ―empezaron a reírse como dementes.
―Nos preguntábamos si tienes algo que hacer más tarde. ―espeta Hannah aun riendo.
―Tengo ensayos de 4 a 6 de la tarde, luego iré a casa ¿Por qué preguntan? ―cuestioné con una ceja alzada.
―Esta noche habrá una fiesta a las 9:30 en casa de Ashley por el inicio a clases y nos preguntábamos si vas a ir. ―comenta Hannah.
―Si no estoy muy cansada les envió un mensaje para que pasen por mi ¿Sí? ―ellos asintieron.
Luego de ver la última clase salí a esperar a Diego en la entrada. Ashley es una chica que conocimos el año pasado, es amigable y siempre nos invita a sus fiestas. Seguí esperando a Diego y me di cuenta que alguien se dirigía en mi dirección, sus pisada pesadas y aceleradas solo me indicaban que era una persona, Lindsay. Tal como lo predije ese alguien era Lindsay con sus amigas Megan y Roxy que son la réplica exacta en actitud de Lindsay.
Roxy es alta, ojos negros, tez blanca, de cabello negro y tiene diecisiete años igual que Lindsay. Megan es alta, pelirroja, de tez blanca y pecosa, de ojos azules, muy linda de verdad, pero ella tiene dieciséis igual que yo.
―Oye Grayson, sabes estoy feliz, un nuevo año, además de que he recopilado las mejores burlas para ti este año. Para que veas como pienso en ti amiga. ―esa sonrisa de suficiencia me gustaría borrársela de la cara.
¿Y a caso me dijo amiga? Seguro le cayó mal el desayuno o está enloqueciendo más de lo que ya está.
―Me alegra que pienses en mi —dije con sarcasmo—. Pero vale, ¿No tienes una vida que atender? ¿O te importa más la mía? Porque siendo sincera yo no le doy como que mucha importancia a la tuya Lindsay. ―respondo con la misma sonrisa fingida.
―Debería importarte todo lo que haga Morgan, te recuerdo que no soy cualquier persona, y tampoco queremos que sea como el año pasado, ¿No? ―cuestionó levantando una ceja, luego me dio una sonrisa de esas burlonas que siempre tiene en el rostro.
―Te diré una cosa —me acerqué a ella para verla directamente a los ojos—, este año no dulzura. ―le espeté con burla tal como ella lo hace y caminé al auto de Diego –que acababa de estacionar– como toda una diva.
Yame canse de ella, este año no será igual...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top