Capítulo treinta y cuatro.

»Nuestro amor« [+18]


Hoy me levanté con el mejor humor posible, todo me está saliendo bien y no tengo ninguna preocupación hasta ahora, sólo que quiero hablar con Adam sobre el tema de la universidad, sé que para él es un tema un poco delicado y no entiendo del todo porque, sólo quiero tratar de ayudarlo y comprenderlo si es necesario.

Me levanté de la cama y me metí al baño, ya dentro me duché, me cepillé los dientes, me cepillé el cabello y me vestí con unos jeans negros y un crop top rojo, nunca antes me había vestido con un crop top pero hoy mi humor me dice que me vista como me sienta mejor.

Bajé dando pequeños saltitos hacia el piso de abajo, mi humor esta por los cielos y sólo hay un motivo, mi aniversario.

―Buenos días princesa, ¿Cómo estás? ―saludó alegremente mi madre.

―Excelentemente bien. ―respondí con una enorme sonrisa.

―Vaya, ¡Alguien está de buen humor!

―Claro.

Tomé un tazón y le añadí cereal y leche, mi desayuno favorito. Estaba por empezar a devorar mi desayuno cuando el teléfono de la casa empezó a sonar, corrí y lo tomé.

― ¿Hola?

―Hola querida hermana. ―su voz hizo que diera otro de mis saltitos, ¡Diego!

― ¿Cómo has estado moco? ―le pregunto medio riendo.

―Yo bien, gracias por tus lindos apodos, querida. ―ambos nos reímos a carcajadas.

― ¿Qué sucede?, ¿A qué se debe tu llamada? ―cuestioné cuando ya habían cesado nuestras carcajadas.

―Quería saber cómo estás y como va todo con mi querido cuñado. ―amo cuando Diego dice "Querido cuñado", lo dice en tono burlón pero sé que Adam le cae bien.

―Yo estoy bien y con Adam todo bien, de hecho el sábado cumplimos cinco meses de relación. ―sonreí como tonta de sólo recordarlo.

―Vaya me sorprendes, yo nunca he durado ni dos meses con alguien.

―Lo sé, eres horrible por eso no tienes novia. ―yo reí y aun sin estar de frente con Diego, sé que rodo los ojos.

―Ja ja, muy graciosa, y te recuerdo que no tengo novia por qué no son dignas de tanta belleza.

Hablamos un rato más y luego él dijo que vendría el viernes para vernos. Después regresé a la cocina a terminar de comer mi desayuno. Minutos después ya estaba en mi habitación escuchando música y hablando en un grupo de Whatsapp que tengo con los chicos.


*Alix (Alisa):

― ¿Cómo están bellezas?


*Chico sexy (Eiden):

―Esta belleza está de maravilla, umpa-lumpa.


*Adamcito (Adam):

―Ja! Ja! morí.


*Chico sexy (Eiden):

―No mueras, Morgan quedaría viuda.


*Alix (Alisa):

―Ja Ja Ja.


*Meg (Megan):

―Acabo de llegar y ya estoy riendo.


*Morgana (Morgan):

―Saben que también estoy en este grupo, ¿Verdad?


*Chico sexy (Eiden):

―Lo sabemos Morgan, pero nos gusta hacer como que no existes.


*Adamcito (Adam):

―Ja ja ja.


*Morgana (Morgan):

― ¡Adam!, no te rías. Me iré si se siguen riendo de mí.


*Chico sexi (Eiden):

―Te ahorraré un poco el tiempo.

Chico sexy sacó a Morgana de éste grupo.

Me reí a carcajadas, desde que tenemos este grupo con los chicos no paro de reír, siempre tienen un chiste nuevo y aunque a veces me hagan chistes crueles, siempre me sacan una enorme sonrisa, por cierto los apodos lo colocó Eiden.

Me levante de la cama y vi la hora, ya casi es hora del almuerzo así que me voy a preparar algo a la cocina. Mi mamá salió hace unas horas a la empresa con Leonardo, así que tengo la casa sola hasta las seis u ocho de la noche.

Terminé de preparar mi pequeño almuerzo y escuché mi teléfono en la habitación, es un mensaje así que me serví el almuerzo y comí para luego ver de quien se trata.

Cuando terminé de almorzar subí por las escaleras hasta mi habitación, me senté en una silla de oficina que tengo en mi habitación junto a un escritorio y tomé mi teléfono para revisar los mensajes. Tenía dos mensajes así que abrí el primero.


*Alisa:

―Amix, ¡Ya faltan solo dos días!


Respondí con un ¡Sí! Y seguí con el siguiente.


*Adam:

―Hermosa, ¿Puedo pasar buscándote por tu casa para que vengas a la mía?


Reí como idiota y vi otro que acababa de llegar.


*Adam:

―Por favor no estés molesta porque me reí de lo que dijo Eiden.


Solté una carcajada y le respondí:


*Morgan:

―Claro que puedes pasar por mí y no estoy molesta, solo me siento traicionada.


De inmediato recibí su respuesta.


*Adam:

―Lamento haberte engañado con tu mejor amigo... Vaya sonó más raro de lo que pensé


Reí a más no poder, como quiero a éste chico. Me levanté de la cama con mucho ánimo y me arreglé un poco antes de que Adam llegara.


(...)


De un momento a otro ya iba en el auto de mi novio a su casa, ya antes Adam me había venido a buscar para que fuera a su casa, así que no me incomoda o me siento extraña, para mí con Adam todo fluye de una manera extraordinaria, siempre siento seguridad estando con él.

―Hermosa, ¿Piensas quedarte en el auto toda la noche? ―Adam me miraba con una pequeña sonrisa y no me había dado cuenta de que ya habíamos llegado.

―Amm, no. ―respondí negando repetidas veces con la cabeza.

Salimos del auto, Adam me tomó de la mano y nos adentramos en la casa y la sentí vacía, así que me giré y pregunté

― ¿Están tus padres?

Nos sentamos en el sillón de la sala de estar y el encendió la televisión, luego respondió― No, están de viaje fuera de la ciudad, como a unas tres o cuatro horas de aquí, arreglando algunas cosas para la universidad.

Lo miré intrigada y sin poder mantener mi curiosidad calmada dije― ¿Hoy me dirás que es lo que sucede con el tema de la universidad?

Se puso un poco rígido pero al final dijo― Si...

―Bien ―empezó―, mi padre quiere que siga con mi carrera futbolística, me han ofrecido muchas ofertas en Seattle y mi padre quiere que me vaya allí para empezar con ligas menores y luego subir hasta una mejor posición. ―bajó la mirada.

― ¿Y qué quieres tú? ―su mirada se posó nuevamente sobre la mía.

―Quiero ayudar a mi padre con la empresa. ―estaba un poco confundida, tiene una gran oportunidad en Seattle y ¿Quiere ayudar a su padre en la empresa?

―No estoy entendiendo bien, tienes grandes oportunidades en Seattle y... ¿Quieres quedarte a ayudar a tu padre en la empresa? ―de repente caí en cuenta, Seattle queda lejos de aquí, tendría que irse para poder estudiar con mayor facilidad.

―Morgan... tendría que irme y bueno el futbol es mi pasión sí, pero no lo vería como un estilo de vida, se me hace muy difícil pensar en estar lejos de ti y haciendo algo que no me gustaría como estilo de vida. ―su mirada nunca se apartó de la mía y de ella no desprendía sinceridad, estaba algo aturdida y confundida.

―Adam, no me gustaría que no fueras a cumplir tus sueños en Seattle por mí ―le tomé las manos, el me miró y yo añadí―. Quiero que seas feliz, sé que amas el futbol, que es tu pasión, no importa si tengo que esperar un año para estudiar ambos en Seattle o esperar algún tiempo para vernos seguido como ahora, yo quiero que seas feliz y cumplas tus sueños. ―lo dije con mucha sinceridad, no quiero que él se vaya pero tampoco quiero ser egoísta y decirle que se quede.

―Nunca habías mencionado que quisieras estudiar en Seattle. ―comentó y apartó la vista de nuevo.

―Tú nunca habías mencionado eso tampoco. ―sonreí de lado y el hizo igual.

Nos miramos en silencio, él debe estar confundido y asustado con todo esto, y yo no quiero ser otra causa de sus miedos, quiero que él logre todo lo que se proponga y logre alcanzar cada uno de sus sueños, creo que lo mejor que una persona puede hacer por amor es: dejar ir a la otra persona cuando sea necesario.

―Adam, no tienes por qué sentirte mal o algo así, yo te apoyo. Si decides irte estaré ahí nunca me iré, yo también quiero ir a Seattle cuando salga del instituto y cuando así sea, podremos estar juntos en Seattle y... ―no terminé de hablar cuando estampó sus labios contra los míos.

Me tomó por la cintura y se posó sobre mí, sus besos empezaron a descender hasta mi cuello, embriagándome cada vez más, haciéndome jadear y arquear la espalda ante sus besos ardientes y apasionantes. Una de sus manos apretó unos de mis muslos y yo solté un pequeño gemido, el beso estaba empezando a subir de nivel y no quería pararlo y sé que él tampoco.

De la nada Adam me tenía aferrada a su torso mientras el subía conmigo a su habitación. Me colocó con delicadeza en su cama, –el aun sobre mí– y empezó a acariciarme bajo la blusa el abdomen, me estremecía cuando sus manos subían hasta mi sujetador y luego descendían. Me quitó la blusa con cuidado y luego yo le quité la suya, nuestros ojos se encontraron y en ellos brillaban la lujuria, pegó sus labios nuevamente a los míos y allí ambos perdimos el control. Sus manos desabrocharon mis jeans y las mías con torpeza los de él, empezamos a perder el control cada vez que nos besábamos.

Una de sus manos empezó a juguetear con el broche de mi sujetador y entonces él me miró como pidiéndome permiso, asentí y él lo desabrocho, al instante que lo tiró al suelo me cubrí con mis brazos pero él los aparto.

―No te cubras, eres hermosa. ―sonrió y volvió a besarme.

Mientras me besaba colocó sus dedos en el borde de mis bragas y empezó a bajarlas lentamente, un escalofrió me recorrió cuando él también se quitó el bóxer. Se colocó nuevamente sobre mí y sentí su erección contra mi vientre, estaba algo nerviosa pero este chico me hace perder el control. En rápido movimiento se levantó y se colocó la protección necesaria, y volvió sobre mí.

― ¿Estás segura? ―beso mi frente y yo cerré los ojos.

―Segura.

Sentí como se adentró lentamente en mí y un dolor me inundo, apreté los ojos con fuerza y de ellos corrieron lágrimas, mi virginidad. Adam con sus pulgares las apartó y me dio un beso suave y cálido.

― ¿Quieres que pare? ―me preguntó con una voz suave y ronca.

Negué, se empezó a mover con suavidad y soltaba pequeños gruñidos. Es una sensación extraña, duele, pero mientras sus movimientos siguen avanzando lentamente, el dolor empieza a disminuir y empieza a crecer algo distinto, placer.

―Morgan, eres... mi todo, princesa te quiero. ―dijo Adam jadeante y con voz ronca, me besó y me miró a los ojos.

―A...Adam, yo tam...también te quiero. ―empecé a sentir una presión en mi vientre y sentí como Adam se empezaba a tensar sobre mí.

De un momento a otro Adam ya estaba acostado junto a mí, ambos jadeantes. Estaba abrazada al pecho de Adam mientras él me acariciaba en cabello, veía como su pecho subía y bajaba, esto es algo que quiero recordar para siempre.

―Morgan... ―me llamó.

Giré un poco mi cabeza y lo miré a los ojos― ¿Si?

―Nuestro amor es infinito y nada, ni nadie, ni Seattle o cualquier otra cosa, nos podrá separar. Te quiero hermosa. ―me besó y yo me acurruqué más en su pecho.

―Yo también te quiero Adam y no sabes cuánto.

Y con esas palabras me quedé dormida, acurrucada en su pecho, en el pecho del chico que estoy empezando a amar...


***

Nota de la autora: Uf hace calor aquí, jejeje.

Hola rikuras!! espero les guste este cap y sigan siendo esos lectores tan fantásticos que son.

Como saben ya falta muy poco para el final de esta historia y estoy pensando en hacer una secuela así que necesito de su ayuda rikuras, cualquier idea que quieran aportar para la secuela sera aceptada, y recuerden que haré un reto de preguntas al final donde podrán preguntarme cualquier cosa sobre la historia en mi perfil y yo las responderé por aquí. Bien rikuras les agradezco mucho su gran apoyo Besos <3.

Betzabeth A.

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