Capítulo deiciséis.
»¡No!«
Desperté y todo estaba de color blanco. Cuando pude ver con claridad note que estaba recostada en una camilla, divisé toda la habitación, habían unas máquinas junto a mi haciendo sonidos extraños y tenía una aguja en el brazo derecho..., estaba en un hospital, un momento ¡En un hospital!
« ¡¿Qué rayos hago en un hospital?! ¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí?»
Tengo que calmarme y llamar a alguien para que me diga que está pasando, ¿Cómo se supone que llegué a este lugar? Mis suplicas fueron oídas cuando entró una enfermera de cabello castaño y un poco apresurada.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó viendo unos aparatos que están junto a mí.
—Sí, solo me duele un poco la cabeza. —respondo confundida.
—Bien, para eso te daré una pastilla. —dice y empieza a buscar una pastilla dentro de un cajón.
—Emm, ¿Usted sabe cómo llegué aquí? —cuestioné porque ya no podía con la intriga.
—Eso deberías preguntárselo al chico que te trajo aquí... —quedé confundida.
« ¿Qué chico? ¿De qué habla?»
—Bien tómate esta pastilla y el doctor vendrá dentro de un rato, le diré al chico que pase creo que te debe una explicación. —anuncia dándome una pastilla.
—Gracias. —dije tratando de darle una sonrisa, lo cual salió como una mueca adolorida, porque cuando intenté curvar mis labios para sonreírle, me dolió todo el rostro.
Me tomé la pastilla con confusión.
« ¿Cómo se supone que llegué aquí? ¿De qué chico hablaba la enfermera? ¿Sera Allan? ¿Diego? O ¿Adam? No Adam no puede ser» Me seguía preguntando miles de veces en mi mente.
Estaba ansiosa por saber quién me había traído aquí, o que había pasado ayer, en mi mente solo tengo pequeños recuerdos, llegué con Alisa a una fiesta, bailé con muchos chicos gracias a la loca de mi amiga y luego salí a tomar aire, y ya no recuerdo más, solo pequeñas fracciones donde recuerdo ver a Hannah. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando, ese chico de ojos verdes entró por la puerta de la habitación donde estaba.
«No lo puedo creer, ¡¿Porque mi vida tiene que ser así?!»
El entró y se posicionó junto a mí en la camilla, mirándome con una sonrisa calmada y serena, pero ¡Esto no puede ser verdad!, tenía el labio inferior roto con algo de sangre seca y un ojo morado, sin dejar atrás el gran moretón que tenía en la mejilla.
—Hola Morgan... ¿Cómo te sientes? —cuestionó mirándome fijamente, lo cual hizo que un escalofrió recorriera mi cuerpo.
—Hola Adam... —suspiré viendo cada una de sus heridas— Estoy mejor, ¿Que te pasó a ti?
—Ah eso, solo fue un chico que me dio mi merecido. —dice encogiéndose de hombros restándole importancia.
— ¿Quien fue ese chico Adam?, te ves horrible, sin ofender. —sonrió de manera melancólica y bajó la mirada.
— ¿Creo que te debo una explicación?, sobre lo de la fiesta. —cambió el tema.
—Sí, ¿Qué paso ayer? ¿Cómo llegué aquí? —cuestioné rápidamente sintiendo fuertes punzadas en mi cabeza.
—Tu supuesta mejor amiga y Lindsay con sus amigas, te dieron una paliza y te dejaron inconsciente, yo me enteré de todo y te traje aquí, estabas muy mal. —soltó sin rodeos, pero su tono neutro me estaba molestando, quiero que el vuelva a ser mi Adam, el que habla dulce.
Ahora recuerdo, Hannah estaba ebria y me confesó que me amaba y luego Lindsay junto con sus amigas me golpearon mientras Hannah solo miraba con esa horrenda sonrisa maliciosa en sus labios. Todo estaba encajando y luego algo dentro mi hizo click.
—Tú fuiste la persona que me tomó en brazos y me trajo aquí. —afirmé y el asintió.
—No puedo creer como tu mejor amiga pudo hacerte esto. —dice negando con la cabeza.
—Ni yo... —musite sintiendo ganas de llorar.
—Hola, soy el Doctor Wilson, vengo a informarte de todo lo que te sucedió... —llegó un señor con bata blanca y Adam y yo nos miramos confusos—. Tienes algunas heridas en tu cara y brazos, para eso ya te daremos lo que necesitas para quitarte esos feos moretones, y también tienes un esguince.
— ¡¿Qué?! —dijimos Adam y yo al unísono, asombrados.
—Tuviste un esguince Grado III en tu tobillo derecho, es grave. Se trata de una rotura total de un ligamento del tobillo. Duele mucho, se hincha y generalmente no vas a poder apoyar el pie desde el principio de la ruptura —con solo esas palabras logró que todo dentro de mí se destrozara en mil fragmentos—. Creo que fue producido por una mala caída lo cual causó que tu tobillo estuviera en una mala posición y se rompiera, sé que usted es bailarina y tengo que informarle que tendrá que dejarlo por un gran tiempo.
— ¡No! —grité y lágrimas empezaron a caer sin poder contenerse.
Mi vida, mi pasión, todo se fue a la mierda, todo...
No podía imaginarme estando justo en este momento estando día a día acostada en casa, mirando el techo sin poder danzar, sin poder correr por el parque en las mañanas y todo dentro de mí empezó a colisionar. Necesito mi sitio de escape, necesito mi distracción favorita, ahora más que nunca solo deseo danzar y me parte el alma saber que tendré que dejarlo de lado por un tiempo.
—Usted se va a recuperar, si sigue las recomendaciones, no se preocupe. —dice el Doctor tratando de calmarme, pero aun con su expresión fría que solo me hacía irritar más.
— ¡No! esto no puede ser. —sollocé desesperada.
—Le daré las indicaciones a su novio para que mantenga el cuidado correcto. —quise negar que Adam era mi novio, pero en este momento no tenía más nada en que pensar que no fuera la idea de no poder volver a danzar.
Adam se fue con el doctor hacia afuera dejándome allí. Lloré hasta que no pude más, hasta que el pecho empezó a dolerme ferozmente, hasta que mis ojos ardieron y se hincharon brutalmente, lloré hasta que ya no tenía lágrimas, solo el dolor horrible estrujándome el pecho y esas las horribles palabras del doctor repitiéndose en mi mente una y otra vez.
Quería creer que todo esto que sucedía no era cierto, mi pasión es la danza y no sé qué haría sin ella, todo lo que me recuerda a mi papá está en la danza. Cada uno de los aspectos de la danza me recuerdan a él, tantos recuerdos solo enmarcados en la danza; cuando iba a dejarme temprano al estudio, cuando siempre estaba en primera fila para verme, cada vez que le decía a mi profesora Rut que yo merecía todos los protagonismos, cuando me compraba un helado todos los días al salir del estudio, definitivamente todo, todo en la danza me acordaba a él, a mi padre. Y allí vino a mi mente la vez que no obtuve el protagonismo en mi primera audición, yo estaba llorando desconsoladamente, porque de verdad quería el protagónico, él me miraba y me decía «Que nada te afecte pequeña, pero si te afecta, procura que nadie se dé cuenta», yo tenía ocho años y fue la primera vez que me lo dijo.
« ¡Esto no puede ser!...»
— ¡Amiga!, lo siento mucho, no debí llevarte a esa fiesta, no debí insistir, perdóname. —dice Alisa rápidamente entrando a la habitación con las mejillas cubiertas de lágrimas y abrazándome fuertemente.
—N-no te sientas culpable. —dije tratando de tomar aire para poder hablar.
—Lo sé, pero siento que parte de esto es culpa mía. —sus ojos se cristalizaron.
—Esto no es tu culpa. —mustié por lo bajo limpiando una lágrima que sin pensarlo derramé.
—No puedo creer que Hannah te haya hecho esto.
—Yo tampoco. —me duelen esas palabras, pero es la realidad, la pura y cruda realidad.
—Tu madre está esperando afuera. —espetó con cierta preocupación.
—No estoy de humor para verla. —espeté un poco molesta.
—Por eso dijo que no sería bueno entrar y decidió quedarse afuera. —aclaró, calmándome.
—Bien.
Después de hablar con Alisa, llegó Diego el cual me abrazaba y me miraba con mucha preocupación, luego de él llegó Allan y Eiden, ellos intentaron subirme el ánimo pero yo no tenía ganas ni de hablar. Luego llegó el Doctor Wilson y me dijo que tendría que quedarme durante una semana aquí y luego tenía que guardar reposo durante 4 meses sin darle ningún tipo de movilidad brusca al tobillo y que poco a poco podía empezar a apoyar el pie, también dijo que tengo que venir a las consultas constantemente.
—Hola hermosa, regresé. —dice Adam trayendo una caja de chocolates con él.
—Adam, ¿te puedo hacer una pregunta?, además de esta. —dije mirándolo mientras él se sentaba junto a mí.
—Claro. —responde dándome una sonrisa, de esas tan serenas de él que mueven el alma entera y me recuerda porque me enamoré de él.
— ¿Quién te hizo todo eso? —dije señalándolo.
—Pues a mí me hizo mi mamá y mi papá, en una noche de pasión, no tengo detalles gracias al cielo pero sé que fue así. —bromeó subiendo y bajando sus cejas, yo solo rodé los ojos, aunque quise reír pero no lo hice.
—Adam... —insistí.
—Bien, fue Eiden, él y yo habíamos quedado en algo y yo no cumplí. —apretó su mandíbula y apartó la mirada de la mía.
— ¿Por qué Eiden te haría eso? —me parecía totalmente sorprendente pensar en eso.
—Porque le hice daño a su mejor amiga. —nuestras miradas se entrelazaron con un profundidad que me removió todo por dentro.
«Carajos, como amo el color de sus ojos.»
—Ahora entiendo. —murmuré apartando la mirada de la suya.
—Morgan, no debí tratarte así el día de la competencia, fui un imbécil que jodió todo, y entiendo si aún sigues molesta conmigo... Pero quiero que sepas que yo en verdad te quiero y que nunca te haría daño solo porque si, lo que hice, lo hice por temor a lo que pudiera pasarte y que al final de todo decidieras alejarte de mí, ese mismo día me prometí decirte todo lo que sentía pero lo arruiné todo, lo siento. —me miró directamente a los ojos de nuevo y no encontré ningún rastro de que estuviera mintiendo. Por más que me costara no podría estar molesta con él, después de todo lo que hizo por mí ya no estoy tan enfadada.
—Tienes razón fuiste un imbécil que jodió todo, pero también fuiste el imbécil que me ayudó y que está ahora mismo aquí ayudándome. —medio sonreí y él me miró con el entrecejo medio fruncido.
— ¿No estás... molesta conmigo? —cuestionó con un destello de alegría en sus ojos.
Negué con la cabeza y dije— Ni por más que lo intentara.
—Gracias, te quiero tanto —musitó y unió nuestros labios en un beso suave pero fue interrumpido cuando él se apartó con una mueca de dolor—. Se me olvidaba lo que me hizo Eiden. —dice llevándose una mano a su labio inferior.
—Creo que deberíamos descansar. —dije y él me miro con una sonrisa de lado.
—Bien nos veremos mañana. —no, no quería que se fuera.
— ¡No!, no te vayas. —musité un poco bajo, sintiendo mis mejillas arder, él se giró y me miró con esa hermosa sonrisa.
—Si es lo que quieres, no te dejaré sola... hermosa. —dijo y se recostó a mi lado.
Yo estaba recostada en su pecho y el acariciaba mi cabello con delicadeza, por el momento es lo mejor que me ha pasado hoy, pero no dejo de lado toda la montaña de emociones con respecto a Hannah y que por culpa de ella estoy en el peor momento de mi vida.
***
Nota de la autora: ¡Capitulo emotivo! :(
¿Que les pareció este capitulo?. Díganmelo a través de los comentarios, a mi me hizo llorar y me gustaría saber que tal fue su reacción. Sin nada mas que agregar me despido. Besos <3
Betzabeth A.
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