Capítulo catorce.
»La gran competencia«
Hoy me levanté temprano y muy emocionada, ¡Hoy será la competencia! En este momento ya estaba desayunando algo que me había preparado para irme al instituto, mi madre quería pedir un permiso para poder faltar pero me negué, desde ayer no he quitado la gran sonrisa que tengo debido a lo que paso con Adam, me estoy enamorando y tengo miedo por eso, no quiero salir lastimada como hace un años atrás, cuando pensé que por fin había encontrado a alguien indicado.
*Flashback*
—Ian, ¿Qué se supone que está pasando aquí? —pregunté con el corazón en la garganta.
Nunca pensé que este 14 de febrero fuera así.
Hoy se supone que iría a casa de mi novio Ian, a pasar esta hermosa fecha con él, pero cuando toqué la puerta salió una chica con una camiseta de Ian y en ropa interior, además de que tenía el cabello revuelto y simplemente todo era muy obvio.
— ¡No pasa nada maldita sea! —gritó alterado—. Ella no es nadie y no pasó nada entre nosotros, no mal interpretes esto Morgan.
—No mal interpreto nada Ian, sé que fue lo exactamente paso. —lo miré totalmente seria.
—Sabes que Morgan, piensa lo que quieras, de todos modos nunca quisiste ir más allá que solo besos y abrazos. —le di una bofetada y salí corriendo de su casa con lágrimas corriendo por mis mejillas.
*Fin de Flashback*
Fue horrible y no quiero que vuelva a suceder, por eso quiero tener todo claro con Adam.
Estoy esperando que mi madre llegue para irme con ella al instituto. Después de desayunar lavé mi plato y me dirigí a tomar mi mochila, cuando subí a tomar mis cosas ví que en mi teléfono hay un mensaje entrante así que lo tomo y leo.
*Allan Hitland:
—Jelouu, ya estoy emocionado por ver bailar a mi anciana favorita ;)
Sonreí pero no contesté porque en eso me llegó otro mensaje.
*Adam Petty:
—Hola hermosa, ¿Lista para la competencia? ;)
Me sorprendía la manera en la que me escribían estos dos chicos, uno me hacía reír y el otro me hacía sentir mariposas en el estómago. Me siento un poco mal de que Eiden no pueda ir porque estará ocupado, pero de todos modos él siempre está para mí. Metí el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y salí rápidamente cuando escuché el claxon del auto de mi madre.
Adam Petty.
Ya estoy en el instituto y me siento muy extraño porque no he visto a Lindsay, la verdad tampoco quiero verla pero desde que recibí muchas amenazas de parte de ella la semana pasada, no la he visto y me preocupa en gran manera. Estoy tomando un poco de jugo sentado en una banca y en eso veo que viene Eiden.
— ¡Hey!, ¿Cómo estás Adam? —saluda con una sonrisa, esa que siempre carga.
—Bien Eiden. —respondí su saludo chocando los cinco y luego chocando los puños.
—Emm... —lo noto algo nervioso lo cual me confunde un poco—. Tenemos que hablar de algo importante. —dice finalmente.
—Suéltalo. —me acomodé en la banca.
—Es sobre Morgan. —me miro con total seriedad, ahora esto si me interesa.
— ¿Sucedió algo? —dije rápidamente, alterándome un poco, no quiero que le pase nada y con esto de Lindsay tengo que estar atento.
—No es solo que... ¿De verdad quieres a Morgan? —vi la seriedad en su mirada y no entiendo a qué viene su pregunta, desde el principio de todo le dije que había una gran posibilidad de que me enamorara perdidamente.
— ¿A qué viene tu pregunta? —cuestioné confundido.
—Sé que yo te impulsé a todo esto, te dije que te acercaras a ella y le rompieras el corazón para que se alejara y se olvidara de ti. Pero esto se fue muy lejos y creo que tanto tu como ella se han dejado llevar demás. Morgan es mi mejor amiga y nunca la había visto tan enamorada de alguien y ese era mi miedo desde el principio, que la enamoraras hasta este punto, por eso te pedí que la desilusionaras y te alejarás de ella, nada que fuera más allá, nada de compromisos, porque no quería que nada malo le pasara, pero está saliendo todo al contrario de cómo lo planeé, además... Morgan ha pasado por mucho Adam, ¿lo sabes verdad? —dice mirándome fijamente—. No quiero que la dañes, ¿me entiendes? —espetó finalmente sin apartar la vista de la mía.
—No tienes de que preocuparte, sé como era el plan original, pero me gusta tanto como ella es que hace rato que no sigo ese estúpido plan, yo en verdad la quiero y aunque aún no seamos nada, hoy mismo le diré todo lo que siento. —musité ahora poniéndome serio.
—Ya que me empalagas, que cursi puedes llegar a ser. —bromea haciendo una mueca de asco.
—Es culpa de ella. Bien solo quiero que sepas, que jamás le haría daño a Morgan... —sentí mi teléfono vibrar lo que anunciaba una llamada entrante—. Adiós Eiden, tengo que contestar. —me despedí y me alejé para contestar.
— ¡Hola amor! —escucho esa voz chillona y la reconozco al instante.
—No me digas así Lindsay. —respondí con fastidio y rodando mis ojos.
—Okey amor no lo haré más pero recuerda que nadie más puede decírtelo.
— ¿Qué quieres de una maldita vez? —espeté ya muy irritado.
—No uses esas malas palabras conmigo amor —rodé los ojos nuevamente—. Lo que quiero es que te olvides de tu estúpida amiga Morgan antes de que sea tarde. —amenaza de un modo preocupante.
—Nunca lo haría y por favor deja de hacer estúpidas amenazas. —espeté molesto.
—No son estúpidas y recuerda de lo que soy capaz. —dijo y colgó dejándome con la palabra en la boca.
Esta maldita chica ya me está hartando, me siento acorralado y asfixiado, no me quiero alejar de Morgan pero trataré de hacer algo para que nadie salga dañado.
Morgan Grayson.
Al llegar al instituto lo primero que vi fue un Adam muy enojado hablando por teléfono, me estaba acercando a él cuándo una persona se interpuso en mi camino con una gran sonrisa maliciosa, unos short muy cortos, un crop top y unos tacones muy atrevidos y sin dejar atrás el maquillaje exagerado que traía, me confundí por completo con lo que estaba viendo.
«Ella no puede ser, esto debe ser un espejismo.»
— ¿Hannah?
—Si querida, la misma. —dice con una sonrisa ególatra.
— ¿Que te sucedió? —cuestioné confundida.
— ¿No te gusta? —dio un giro muy atrevido para que pudiera observarla bien.
—Si te vez bien, pero... ¿Porqué el cambio? —ella me miraba con una mueca asqueada.
—Me urgía un cambio y por cierto ya no quiero siquiera que te me acerques, me cansé de estar junto a personas majas como tú, me haces sentir ñoña. —se ríe a sonoras carcajadas.
—Hannah esta no eres tú, ¿Que te sucede? —sentí una presión en mi pecho por sus palabras.
—Sucede que me canse de que tú y Alisa siempre sean el centro de atracción y yo la nerd entre ustedes. —espetó con molestia es sus ojos.
—Nunca fuiste la nerd Hannah y, Alisa y yo nunca fuimos el centro de atracción, ¿De qué mierdas estás hablando? —musité un poco ofendida.
—Pues así se sentía Morgan, pero ahora con mis nuevas amigas todo es diferente, y no te preocupes por mi Morgan, tú nunca me has prestado atención para que finjas quererme ahora. —soltó con rabia y se giró para caminar por el pasillo donde estábamos.
«Esto no puede ser verdad.»
Hannah siempre ha sido la más cercana a mí y la que siempre me ayudaba con todo al igual que Alisa, pero ahora dice todas esta cosas y me hace sentir tan mal. Fui a mis primeras clases sintiendo ese nudo en mi garganta y una presión en el pecho, aun estando perpleja con todo esto y sé que tengo que calmarme o sino terminaré llorando enfrente de todos.
Me levanté de mi silla e iba a salir del salón, pero cuando me gire vi a Adam parado en el umbral de la puerta, en el salón ya no había nadie –porque todos estaban en el almuerzo– y me puse nerviosa de saber que estábamos solos, él se acercó y me acorraló entre la pared con sus brazos.
—Esto será una despedida, hermosa. —musitó por lo bajo y junto sus labios con los míos en un beso suave pero feroz a la vez, una de sus manos acariciaba mi mejilla y con la otra me hacía caricias en la espalda y yo tenía mis manos enredadas en su cabello, adentró su lengua en mi boca sin pedir permiso alguno y yo le correspondía cada movimiento.
Nos separamos y nos sonreímos, el con su mirada aturdida.
— ¿Por qué dices despedida? —pregunté intrigada.
—Morgan, ya no quiero que nos veamos más... —lo dijo con seriedad. Solo con esas palabras sentí como mi pecho se estrujó—. Solo quiero que ya no nos hablemos más aquí en el instituto, es lo mejor. —sin darme cuenta mis ojos se empezaron a aguar.
— ¿Por...Porque me dices esto? No entiendo. ―sentí una lagrima correr por mi mejilla.
—Te traigo problemas Morgan, ya no quiero hacerte daño. —dijo y salió del salón dejándome ahí sin más.
Arrastré mi espalda por la pared, sentándome en el suelo. No pude contener las lágrimas, deje salir todas, las dejé correr por mis mejillas sin pararlas, lo sabía, sabía que sería igual. Mi teléfono había sonado un par de veces y sé que esa es mi señal de que debo parar e ir a alistarme, si tengo un permiso en sí, para faltar a mis dos últimas clases, así que tengo que irme ya. Me levanté del suelo secando mis lágrimas, deseando ser otra persona en este momento, una que si fuera feliz y me fui al estacionamiento; allí estaba mi madre, me subí en el auto y ella lo puso en marcha, me coloqué unos audífonos para evitar cualquier conversación y para distraerme un poco.
Cuando llegamos a la casa mi madre me indicó que tenía que buscar toda mi ropa para irnos al auditorio donde sería la competencia, para vestirme, maquillarme y peinarme, así que cuando llegué tomé todo lo que tenía que llevar y me duché, al bajar mi madre estaba sentada en el sillón de la sala y aproveché la oportunidad así que me acerqué y me senté junto a ella.
— ¿Ya estás? —cuestionó sin mirarme.
—Sí, pero tengo que hacerte una pregunta. —comenté con nerviosismo.
— ¿Qué quieres? —espetó de manera fría.
— ¿Porque fue la pelea con Diego el día que se fue?
—No te importa y deja de meterte donde no debes. —y con solo esas palabras logró que mi ira saliera a flote.
— ¿Porque eres así conmigo? —pregunté irritada.
—Ni tú ni Diego entenderán, traté de hablarlo con él y ve como resulto, se fue. —dice con la mirada perdida y aturdida.
— ¡¿Entender qué?! Si hablaras fuera más fácil comprender cualquier cosa que te esté pasando. —digo ya muy alterada.
— ¡Entender por qué he cambiado! Porque estoy dolida, me duele toda esta situación. —gritó y empezó a llorar, me sorprendí pues desde el día en que papá murió, nunca la había visto llorando así.
— ¿Qué dolor Elenor? Cada vez estás más fría con nosotros, ¿Es por Leonardo? ¿Es por algo más? —mi pecho se volvió a estrujar violentamente.
— ¡El dolor que siento al verlos! , especialmente a ti. —susurró lo último y se escuchaban muy fuerte sus sollozos.
— ¿Qué? —musité con unas horribles ganas de llorar.
—Cada día te pareces más a él... Y y...yo no sé cómo... —no pudo terminar cuando más lagrimas empezaban a correr por sus mejillas al igual que las mías.
—No lo puedo creer Elenor. —fue lo único que dije en ese momento y después tome mis cosas y salí lo más rápido que pude de la casa, espere un bus y me fui al auditorio.
Sabia la manera perfecta de desahogarme y esa sería bailando. Llegué me vestí y rápidamente me peiné con ayuda de una compañera, solo faltada un poco de maquillaje y estaría lista, pero de eso se encargaría Alisa. Yo aún estaba llorando, y no encuentro manera de calmarme aunque tenga claro que tengo que calmarme. Alisa llegó cinco minutos después que terminé de peinarme con una enorme sonrisa y al ver mi cara su sonrisa se borró al instante.
— ¿Qué te ocurre Morgan? —dice muy preocupada.
—No quiero hablar de eso ahora, ¿Sí? —dije y ella asintió.
—Bien pero necesito que ya no llores, se correrá el maquillaje. —trató de darme su mejor sonrisa.
—Bien... —musite por lo bajo y limpie mis lágrimas.
(...)
Faltaba poco para que fuera mi turno y yo no dejaba de pensar en todo lo que me estaba pasando.
— ¿Te sientes bien? —pregunta Rut algo preocupada.
—Sí, es solo que tengo algunos problemas y me siento un poco triste. —siempre he sido sincera con mi profesora Rut, ella ha estado para mí, desde que tengo seis años, además de que siempre me da buenos consejos.
—Bien, quiero que uses todas esas emociones que estás sintiendo en este momento y lo proyectes en el escenario, desahógate y veras que después de haber terminado te sentirás mejor. —me tomó las manos y me miró fijamente mientras me lo decía.
—Lo tomaré en cuenta. —le di una sonrisa sin mostrar mis dientes y ella siguió su camino.
Sentí un poco de nervios cuando escuché al presentador decir mi nombre a través del micrófono. Caminé con elegancia y como lo había ensayado y me puse en la posición inicial; por todo el lugar empezó a sonar Grand Piano de Nicki Minaj y me empecé a mover.
Cada paso, cada salto, cada giro, cada movimiento era como despojarme de todo, olvidarme de cada una de las palabras de mi madre, de las actitudes de Hannah, el hecho de que Diego se marchó de casa y también todo lo que había pasado con Adam, de un momento a otro se acumularon algunas lágrimas en mis ojos y allí fue cuando aumenté la intensidad de mi baile, estaba aplicando el consejo de Rut transmitiendo cada sentimiento que tenía y todo lo que me estaba haciendo sentir mal en ese momento. Al terminar quede con la última posición y allí se escaparon algunas lágrimas.
Escuché aplausos de todos lo que estaban allí, hice mi despedida y me bajé del escenario. Alisa se acercó a mí al instante y me abrazo, deje salir todo, todo mi dolor, toda mi desesperación, me sentí mejor y traté de calmarme para poder hablar con ella.
—Gracias Alisa. —dije tratando de calmarme para no volver a llorar.
—Sabes que siempre estaré para ti. —dijo ella con pequeñas lágrimas también saliendo de sus ojos.
Giré mi rostro y pude ver que venía Allan con una enorme sonrisa.
— ¡Bailaste genial!, y eso que pensé que eras una anciana. —musitó al momento que me abrazó.
—Gracias. —agradecí mirando a Allan.
— ¿Y Adam? —preguntó Alisa.
—No me hablen de él por favor, resultó ser un imbécil. —espeté sintiendo el dolor regresar sobre mi pecho.
—Bien. —dijeron al unísono y se dieron una mirada de confusión.
Después de esperar un momento a que pasaran las últimas bailarinas, nos llamaron a todas para subir al escenario, ya estando arriba del escenario estaba muy nerviosa hasta que escuché esas palabras.
—Y la ganadora de esta noche es... Morgan Grayson del estudio Talent of Stars. —dijo el presentador.
Sentí una emoción muy grande, fijé mi vista para ver si encontraba a Diego y así fue, estaba con una enorme sonrisa y unas flores entre sus manos. Después de la premiación bajé a donde estaban mis amigos y abracé a mi hermano.
—Estuviste perfecta mocosa. —Diego besó mi frente aún sonriendo.
—Aww gracias. —me reí un poco contagiándome con su sonrisa.
—Felicitaciones, hermosa. —al oír esa voz sentí todo revolverse dentro de mí.
Me giré hecha una furia y lo miré severamente.
— ¿Qué haces aquí Adam? —cuestioné muy molesta.
—Quería traerte esto —dice señalando las rosas que traía entre sus manos—. Y a felicitarte, ¿No puedo? —vuelve a hablar con una sonrisa calmada.
—Pensé que ya no querías verme Adam, pensé que era lo mejor. —hice énfasis en la palabra y me acerqué a él para hablarle de frente.
—Lamento sino fui claro Morgan, dije que no quería verte en el instituto. —dice y trata de besar mi mejilla pero lo esquivo.
—Vete Adam. —solté con unas ganas horribles de llorar, pero no le iba a dar el gusto de verme así.
—Morgan solo quie...
— ¡No Adam vete! —grité sintiendo lagrimas salir.
—Morgan hablemos. —la desesperación y tristeza inundaban sus ojos.
—No escuchaste que te fueras. —intervino Allan mirando fijamente a Adam. Adam le regresó una mirada severa y volvió a mirarme con desesperación.
—Bien, pero quiero que sepas Morgan, que yo de verdad te quiero y que no me voy a dar por vencido tan fácil. —y así con esas palabras se fue.
— ¿Estás bien Morgan? —cuestionó Allan preocupado.
—Si estoy bien. —me sequé las lágrimas antes de girarme para encararlos.
—Hermana, si ese imbécil te molesta solo dime y yo...
—No Diego, estoy bien, ya vámonos. —lo interrumpí y empecé a caminar molesta hacia el estacionamiento.
Me llevaron a casa y yo solo iba en silencio, no tenía ganas de hablar, solo tenía unas inmensas ganas de llorar; me despedí de Diego –que por cierto ni se acercó a la puerta de la casa– y me adentré a casa. Cuando entre vi a mi madre aun sentada en ese sofá llorando con una imagen en donde salimos Diego y yo junto a mi padre, ella me miró pero yo la ignoré y me encerré en mi habitación.
Me duché nuevamente y me puse el pijama, me recosté y deje salir todas mis lágrimas, odiaba llorar, odiaba sentirme así, odiaba tener que pasar por todo esto, odiaba mi maldita vida, todo se estaba saliendo de control, toda mi vida estaba dando giros bruscos que me estaban lastimando y me hacían sentir más pequeña de lo que ya me sentía, pero poco a poco recordé las palabras de mi padre "Que nada te afecte, y si te afecta, procura que nadie se dé cuenta". Lloré un momento más hasta que sentí mis ojos pesados y me quede dormida.
***
Nota de la autora: Holis!!
¿Que tal les pareció?
¿Que creen que pase después?
¿Creen que se resolverán las cosas?
Pronto sabremos las respuestas...
Besotes <3
Betzabeth A.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top