—Ese maldito idiota...— murmura roto Thomas, reposando su cabeza en mis piernas, mientras le acaricio el suave y rubio cabello.

—¿Qué sucede?— pregunto, pero pienso mejor la pregunta. —Es decir: ¿por qué pelearon ahora?

—Una estupidez de él.— Thomas sube hasta las almohadas y se hace bolita.

En ese momento, el teléfono de Thomas suena, indicando que Dylan está llamando.

—Contéstale y dile que no quiero hablar con él.— pide Thomas, entregándome el teléfono.

—¿Por qué no mejor no le contestas?

—¡Dile que no quiero hablar con él!— agarro el teléfono y acepto la llamada de Dylan.

—¿Qué hubo?— le pregunto.

—¿Will? ¿Qué haces con...? Olvídalo, ya sé.— me responde Dylan. —¿Podrías pasarle el teléfono a Tom?— pide.

Volteo a ver a mi amigo, que está hecho bolita en las almohadas.

—Está maleado contigo y dice que no te quiere ver.— respondo.

Dylan suspira y, por el tiempo que llevo conociéndolo, sé que acaba de pasar su mano por su cabello.

—Está bien.— dice, después de un largo e incómodo silencio. —Pero dile que lo extraño como el sol a la mañana, que lo amo como como un perro a su juguete. Y que cada día, al levantarme, no dejo de pensar en lo estúpido e idiota que fui para dejar que se me fuera así de las manos.— observo fijamente la pared, analizando el mensaje de Dylan.

—Ok.— respondo simple. Cubro el teléfono con mi mano y me volteo hacia Thomas. —Dice este tipo que es un estúpido y un idiota... y que te extraña.

Thomas me mira con ojitos de huevo cocido.

—Dile que yo también lo extraño, y que lo amo, pero necesito pensar qué es lo mejor para mí.— asiento, y me pongo el teléfono en el oído.

—Dice que vas y chingas a tu madre, pinche pito chico.— y le colgué, feliz de la respuesta que le había dado a Dylan.

Pero unos días después, mientras caminábamos con Thomas, llegó Dylan y lo besó. Me sentí incómodo junto a él.

—...— decido que si voy a morir, al menos moriré de una manera noble... o algo así. —Holi.— le saludo y Dylan asiente, como devolviéndome el saludo.

*•*
Pinche Will xd

Por si les suena conocido, sí, es de un stand-up de Franco Escamilla.