You and me forevermore

Junmyeon vio con algo de tristeza el brillo pegado al suelo, ese mismo que estaba algo pegajoso por el alcohol que había derramado Chanyeol hace unas horas en medio de un baile improvisado junto a Baekhyun, ambos habían tirado algo de champaña en medio de sus carcajadas.

—¿Se ve tan mal?

—Mira por ti mismo.

Presionó una zona de la pantalla de su teléfono para girar la cámara y que Yixing, a través de la llamada por video, pudiese observar el desastre en el departamento.

Este año se pasaron, ¿no lo crees? —habló entre risas.

Junmyeon asintió con la cabeza volviendo a presionar el mismo botón, devolviendo su rostro a la vista ajena.

—Aprovecharon que no estuve para supervisarlos. —Rio por lo bajo.

El chino se sintió algo culpable, había mantenido al amado líder encerrado en la habitación durante la víspera de año nuevo frente a su celular para intentar llegar al 2018 juntos, incluso si debía ser a través de una llamada inestable.

Unos segundos después, tal vez ni siquiera cinco, el castaño notó el silencio triste de su novio.

—Hey, ¿qué pasa? —Frunció el ceño con angustia—. ¿Dije algo malo?

No, no es eso. —Suspiró con una risa apagada—. Siento que te aparté de la diversión.

—Eso nunca. —Negó con la cabeza.

Se agachó para levantar algunas botellas de licor vacías, colocándolas en la mesa más próxima a él.

—Ellos entienden que quise pasarla contigo. —Sonrió—. Además, yo te entregué todas mis medianoches, estaba incluida esta.

Cuánto desearía estar allí contigo. —Vio cómo aplastaba sus mejillas y luego se dejaba caer un poco sobre el escritorio en el que había estado sentado toda la llamada.

—Y lo estarás pronto —le dijo cálidamente.

Colocó su teléfono en la mesa llena de copas vacías, acomodándolo entre algunas de las botellas vacías que había recogido para que sirvieran de apoyo. Demoró algunos segundos y su pareja se limitó a observarlo lleno de curiosidad al momento en que se alejaba algunos metros, casi podía verlo de pies a cabeza.

—¿Me ves bien? —preguntó con el tono de voz suficientemente alto.

¡Sí! —habló extrañamente divertido—. ¿Qué planeas?

Hizo una seña para que no lo interrumpiera. A continuación estiró su mano hacia la cámara, como si esperara que el contrario la tomara de alguna mágica forma.

No estoy entendiendo, Junmyeon. —Hizo un puchero.

—¿Acaso no recuerdas el inicio del 2017? —Fingió que ya sostenía la mano ajena—. Te invité a bailar así.

Mantuvo su diestra tomando con cuidado el recuerdo de la contraria. Con la zurda acercó el cuerpo invisible de su novio por la cintura, empezando a dar algunas vueltas tranquilas por la zona que la cámara cubría.

—Todos se habían quedado dormidos —habló tranquilo mientras seguía bailando con calma—. Y nosotros pudimos tener un momento a solas.

Recuerdo muy bien esa madrugada. —Suspiró con algo de nostalgia.

—Síguelo haciendo entonces, por favor.

El coreano había aprendido a aferrarse a sus recuerdos más íntimos con su pareja, esos que deseaba ver hechos realidad pronto. Sabía que si lo hacía con esmero lograrían volver. Luego de unos segundos el pelinegro captó la idea.

—Vamos a estar juntos de nuevo, ¿sí? —Le dio unas vueltas a su Yixing imaginario, volviendo a tomarlo por la cintura unos segundos después.

Te ves estúpido, Junmyeon. —Se rio con libertad.

—Lo sé.

Agachó la cabeza para luego moverla de lado a lado, negando, bastante avergonzado por lo que acababa de hacer. Unas risitas se escuchaban desde su celular, esas que pronto lo contagiaron.

—Prométeme que tu risa será la misma cuando vuelvas. —Se colocó en cuclillas frente al celular en la mesa, no le había puesto ni un dedo encima—. No quiero que se confunda con la de alguien más.

Lo prometo —dijo, sonriéndole.

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