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La gran cantidad de Aurores socorrando la zona hace entienda que nuestra guerra no llego a otras partes del mundo, y que, de habernos matado.
Las cosas seguirían igual.

"Un pensamiento bastante lúgubre para una heroína de guerra" pienso disfrutando del peso de Bella sobre mi hombro.

Cuando las cosas se calmaron y los Aurores del lugar felicitaron mis servicios, me llegó en cuenta que Bella uso magia de todo tipo en un enfrentamiento igual que en sus "días de gloria"
Así que a la mínima oportunidad nos alejamos para pensar en una forma de esquivar al ministerio una vez más.

"Todo saldrá bien, ya verás" repetía Bella cada que veía mi pierna subir y bajar en plena red de pensamiento.

Al llegar las dos horas de "espera" mi desesperación fue tal, que estuve tentada en que Bella use Imperio para mínimamente calmarme por algunos minutos, sobre todo cuando uno de los Aurores se acercó sigiloso y dijo: "El ministro de magia de Gran Bretaña viene el camino"

Eso solo ayudo en que mis planes de huida palidezcan a los de durante la guerra.

-Hermione- murmulla Bella, sigo su línea de vista para ver a Kingsley hablar con un pequeño grupo de Aurores.

"¡La van a querer capturar de nuevo!, después de todo, estos malditos"- Bella pone su mano sobre la mía tratando de calmarme. Pero con cada paso que da Kingsley mis nervios aumentan más.

-Señorita Granger, señorita Black- saluda cortésmente -Sin duda alguna puedo decir que las persiguen las noticias-

-Bellatrix- digo antes de ser interrumpida por su mano al aire -La señorita Black no está en problemas, si eso es lo que te atormenta. Son otras cuestiones las que me hacen venir ahora y tomar como atajo el desastre de hoy-

-Cosas del ministerio- dice Bella con un suspiro -¿Qué quieren ahora?-

Kingsley me ve, con la mirada pide privacidad y Bella con un gruñido acepta de mala gana yendo dónde se encuentra la casera que sigue en shock por su lindo hostal.

El retirado auror se sienta a mi lado, frota sus manos y abre la boca, pero no sale nada.
Así unas tres veces antes de soltar la bomba.

-Te necesito en el ministerio-

-... ¿Qué?-

-Después del teatro que armamos con la liberación de Bellatrix, la credibilidad del ministerio se ha tambaleado como nunca. Muchos grupos de magos están indignados-

-Bella solo hizo lo correcto esa vez, y si es por sus antiguos crímenes-

-No es por eso- admite con una sonrisa torcida -Por extraño que parezca, la gente está molesta por como procedió el ministerio. Desde que cayó el señor tenebroso nuestra credibilidad está por los suelos. El que personas como Harry Potter y Neville Longbottom hayan testificado a favor de Bellatrix, y el fiasco de las personas tras tu secuestro-

-Así de mal...-

Odio cuando Bella tiene razón, lo hago.
Porque generalmente son cosas malas o que de una u otra forma podrá restregar en mi cara. Y eso es el poder mediático que ella sabe tengo.

Durante el juicio y al armar la "paz" con Rita Skeeter lo supe, pero tanto como para que el ministerio se tambalee en su propio peso.

Simplemente es de estudio.

-¿Qué está pasando?- pregunto mirando la roca quemada bajo mis zapatos.

-El departamento de regularización y control de criaturas mágicas se quedó sin administración. No quería que le abrieran una carpeta de investigación por Donovan, además del departamento de transporte por obviedad de razón. Es un caos, sé que rogarte unirte es bajo, una especie de cortina. Pero es lo mejor-

-El poder del ministerio- digo tratando de imaginar un medio de cambio en dónde los magos no terminen creando otra especie de guerra -¿Por eso es, quieres que esté en el departamento de regularización y control de criaturas mágicas? Para apaciguar a las personas-

-En pocas palabras-

Miro en dirección a Bella. Ella habla extrañamente cómoda con la elfa de la casera.
Todo esto pasó por ella, de cierta forma...

Lo único que quise después de la guerra y el fallido "romance" con Ron era alejarme un tiempo y olvidar lo que estaba haya afuera hasta que Hogwarts regresará.

Posiblemente después de salir buscaría un trabajo en el ministerio, iría por mis padres o tendría un romance con alguien.
Así lo pensé la primera noche que pase de nuevo en casa de mis padres.

Pero llegó una carta, un acuerdo con Kingsley (o mejor dicho una súplica) la soltaron hacia mí en espera de un milagro o un asesinato.
Y ahora...

Ahí está ella. Hablando con un elfo doméstico.

-Si me uno, quiero que dejen a Bella moverse por el mundo mágico-

-No a total libertad al inicio, pero con el tiempo será seguro-

-Cuando regrese Hogwarts estudiaré, así que buscarán un remplazo-

-Lo haremos sin duda-

-No más seguimiento a Bella, de cualquier tipo-

-Así será. ¿Alguna otra cosa?-

-No... ¿Cuándo inicio?-

-El lunes de la siguiente semana. Se hará público ese mismo día-

-Bien- me levanto, estrecho su mano y me alejo hasta llegar con Bella. Me siento en silencio y recargo mi cabeza en su hombro, toma mi mano calmando mis nervios y ese pequeño enojo que se queda atorado en mi garganta.

-¿Qué pasó?-

-Ahora tengo trabajo-

-Que bien... ¿Qué?-


.......

-Bella- llamo viendo el calendario. Ya pasaron cuatro meses desde que empecé mi trabajo en el ministerio en dónde admito las cosas han ido bastante bien.
No solo la gente se calmó al ver que me uní a las filas del ministerio como los otros integrantes del trío dorado, sino que muchas injusticias hacia grupos de criaturas mágicas han comenzado a ser tratados y puestos sobre la mesa.

En solo dos meses logré que los duendes tengan un asiento en el ministerio. Un arduo trabajo sin duda.

Ojalá decir que las cosas han cambiado en estos meses. Pero mentiría, si, he hecho unos mínimos cambios en el ministerio, pero fuera de eso algunas cosas se mantienen para bien o para mal.

La primera semana me lamente y odie sentir que no tenía opción al estar ahí, pero cuando llegue a casa agotada y vi que Bella me esperaba pacientemente leyendo un libro en la sala... Bueno, poco que decir.

-¿Qué pasa?- pregunta pausando la película que rentamos.

-En una semana serás libre-

-Vaya... Libre...-

-Así es- digo sentándome al lado de ella con el tazón de palomitas -¿Pensaste que quieres?-

-De hecho, si- responde con una sonrisa presumida -Cuando tenga la fortuna Black, lo que haré será abrir una librería Muggle y una mágica en sus respectivos lugares. Yo atenderé y administraré la Muggle con ayuda de Dromeda, y Cissa la mágica. ¡Lo pensé en todo cariño!-

-Claramente- bromeo besando su frente -Por Merlín... Un año, ¿Cierto?-

-Un año... A Veces siento que sigo en Azkaban y esto es un sueño, uno muy bueno, dime cariño. ¿Es un sueño?-

Tomo su mano, beso sus nudillos y luego sus labios.
Bella sonríe para recostarse sobre mí como tantas veces hacemos cuando buscamos el calor de la otra.

-Lo es- digo admirando la que alguna vez fue la bruja tenebrosa más peligrosa de Gran Bretaña, recordando los primeros días en dónde Bella se la pasaba viendo la ventana o admito no recordar apenas su vida. Un largo camino, uno que hasta ahora no me arrepiento, uno en dónde aplaudo la estupidez del ministerio y mi poca confianza hacia el pedido de Kingsley -Lo es-

Y beso su cabeza.

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