Capítulo 18: Aroma a Lavanda.

Ccapítulo dedicado a todas lxs pecadorxs

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El cumpleaños de Madison terminó con todos en la playa, algunos con las narices rojas del frío y otros durmiendo en la arena. Por la madrugada, todos volvieron a sus respectivas casas, llenos de arena en sus zapatos y cansados de tanto correr y jugar entre ellos.

Bautista llegó a su casa, sacándose sus zapatos en la entrada y sacudiendo los mismos, así, enviando el rastro de arena en el suelo del porche. Al terminar, entró a la casa y se dirigió a su cuarto, ignorando que eran las 5 a.m. y que había una niña rubia durmiendo en el sofá con un libro en la cara. Subió las escaleras y se lanzó a su cama como plomo. Después de dar muchas vueltas, se terminó durmiendo.

Al medio día, despertó por el sonido de su teléfono, asutandolo. Abrió los ojos con pesadez y tomó su móvil, y vio quien era el que lo llamaba.

"Sam Uley Marlene.".

Sí, lo tenía agendado con el nombre de Lene. Así era como tenía agendado a toda la manada, excepto a Leah.

Atendió mientras se sentaba en su cama.

--Diga.-- Murmuró, con su voz ronca.

--Bautista, soy Ariadna.-- Habló una voz chillona, haciendo que Bautista aleje un poco el teléfono de su oreja.-- Como sabrás, o quizás no, pero Seth y yo no estaremos en la casa de los Clearwater, nos iremos con Sue y Charlie a Seattle. ¿podrías venir a hacerle compañía a la terca de Leah?.

--¿Por qué le dices terca?.-- Preguntó Bautista, mirando sus pies de forma somnolienta.

--¿Por qué lo es?. No importa. La cosa es, que tendrán la casa para ustedes. Y como impronta antigua, debo decirte que es la Marcación.

--¿La qué?.

-- La marcación es lo que Le hace su lobo, en este caso, loba, a su impronta.-- Explicó la menor.-- Es la forma de decir que eres suyo. Como los perros cuando hacen Pipi en un lugar para marcar territorio, pero esta vez, estos chuchos no te harán pis en tu rostro. ¿Si captas?

--Algo.

--Ella te marcará cuando ustedes hagan sus cochinadas.

--¿Cochinadas?.

--¿Ahora me dirás que eres Virgen?. ¡Habló de sexo, Bautista!. ¡Hasta Collin y Brady saben de eso!. ¿acaso quieres que te dé la charla?.

--Paso.-- Murmuró asqueado.

Luego de seguir hablando con Ariadna por teléfono, decidió terminar la llamada cuando la chica quiso darle instrucciones a como ser marcado. Se levantó de la cama, para cambiarse la ropa y ponerse el uniforme para ir al trabajo. Aún seguía trabajando en la librería de Marlene, y ese día, Leah no tenía turno.

Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, donde su padrastro, Frank, les esperaba. El joven saludo al hombre con un asentamiento de cabeza y abrió la nevera, sacando una botella de agua.

--Bau.. --Llamó el hombre, al ver que el chico comenzaba a caminar para salir de la cocina. Bautista paró su caminar y lo volteó a ver.

--¿Si?.--Murmuró.

--Ven, hijo.--Le pidió Frank, señalando la silla junto a él.

Bautista frunció el ceño, pero aún así se acercó con cautela al hombre. Se sentó en la silla junto a él y lo miró expectante.

--Tu madre y yo hablamos.--comenzó a decir el hombre, confundiendo al chico.--Creemos que para tus 24 años de edad, deberías de vivir solo. ¿Sabes?.

--¿Me están corriendo de la casa?.--Preguntó el chico, interrumpiendo al mayor.

--Claro que no, Bau.--negó el hombre, meneando la cabeza.--Cuando yo tenía tu edad, mi padre me obsequió una cabaña para que viviera con Sarah, la madre de Camila. Cuando mi padre falleció, y luego Sarah, decidí mudarme a esta casa, la cual era de mis padres.--contó.--Y ahora, quiero dartela a ti. Sé que eres mayor, y también una novia, a la cual queremos conocer. Obviamente querrán intimidad para su relación, así que, ¿Qué mejor que ya vivas solo?.

--¿Hablas en serio?.--Preguntó sorprendido.

--Claro que sí, hombre.--Dijo Frank, palmeando el hombro del chico.--Camila y tu madre han estado días remodelando el lugar. Es pequeña, pero es bastante buena para ti. Sólo sí quieres, puedes irte allí. No queda muy lejos de aquí, sólo está un poco más adentrada al bosque.

Bautista miró al hombre y luego sonrió.

--Jamás me habían corrido de una casa de una muy buena manera.--bromeó el chico, muy divertido.--Aunque, me leyeron la mente. Hace días vengo pensando en irme a vivir solo.

El hombre sonrió y acercó al chico a él, abrazandolo por los hombros.

--Me alegra que te tomes bien el que te estemos corriendo de la casa de buena manera.--Le siguió el juego, causando la risa del joven.

ATENCIÓN. A PARTIR DE ESTE MOMENTO, QUEDA ADVERTIDO QUE PASARÁN COSAS DE ADULTOS Y PECADORES. YA FUERON AVISADOS. Y SERÁ MUY EXPLÍCITO. BYE.

Bautista salía del trabajo cuando vio a su novia apoyada en el capó de su auto. Se acercó a ella y la tomó de la cintura, plasmando un beso en los labios de ella.

--¿Qué tal la guardia?.--Preguntó Bautista, al separarse.

--Fastidiosa.--respondió Leah, haciendo un puchero.--Paul y Jared pelearon porque Marlene los regaño en la tarde.

--¿Y ahora por que?.--Preguntó el chico, comenzando a caminar a la puerta del copiloto con la chica a su lado. Le abrió la puerta y esperó a que ella subiera.

--Rompieron la mesa.--Dijo con diversión.--Quisieron jugar a quien tenía más fuerza. ¿Resultado?, la mesa quedó partida a la mitad.

Bautista río y rodeó el coche, para subirse al asiento del piloto.

--¿Cuándo le pagarán las cosas que rompen a Lene?.--Preguntó Bautista, arrancando el coche.

--El día que vuelen cerdos.--Dijo Leah, con sarcasmo.

--¡Yo vi a un cerdo volar!.--Dijo Bautista.--Una vez, Juliette le hizo unas alas de papel a un cerdo que su padre tenía. No sé despegó del suelo, pero cuando corría parecía que volaba al ver que sus alas de papel se movían con el viento.

Leah sonrió mientras negaba con la cabeza, divertida al imaginar el cerdo con alas de papel. Estaba tan concentrada en la conversación del chico, que jamás se percató que no estaban yendo a su casa, como Ariadna le había dicho.

--¿A dónde vamos?.--Preguntó Leah, con el ceño fruncido.

--Sorpresa.--Dijo Bautista, con una sonrisa satisfactoria al oír un bufido de la chica.

--Odio las sorpresas.--murmuró Leah, cruzandose de brazos.

--Lo sé. --Dijo Bautista, agrandando su sonrisa.

Leah rodó los ojos y miró por la ventanilla. Una sonrisa boba se asomó en sus labios al sentir que el chico ponía una de sus manos en el muslo de ella. Su mente recordó cuando lo había conocido en su forma lobuna. Aún no creía que lo había encontrado. Intentó recordar su vida antes de él, y sólo podía recordar su tristeza y enojo. Y también recordó la inseguridad que sentía, pues el saber que el chico que consideró el amor de su vida terminó siendo el de su mejor amiga, obviamente le había dejado una enorme inseguridad al respecto de los chicos.

--Sea lo que sea que estés pensado, no debe afectarte.--La voz de él le hizo regresar a la realidad.

--No estaba pensando nada malo.--Mofó Leah, volteando a ver al chico.

--Sí lo hacías.--aseguró el chico.--Te muerdes el labio y frunces el ceño cuando piensas algo que no te gusta o te hace daño.

Leah miró al chico con sorpresa. Ni ella sabía que ese hábito.

--También que cuando estás triste, arrugas la nariz y bajas la mirada. Como hace tres segundos.--siguió el chico, sin despegar la mirada del camino.

--Wow, que acosador.--burló Leah.

--Observador.--corrigió Bautista.--Soy muy observador, querida mía.

Leah rodó los ojos divertida y sonrió. Volvió su vista a la ventanilla y se percató que estaban adentrándose al bosque. Giró levemente la vista a él y frunció el ceño nuevamente.

--¿Por qué vamos al bosque?.--Preguntó.

Bautista frenó el auto y volteó a ella, abrió la guantera del copiloto y sacó una venda verde. Miró a la chica y sonrió.

--Sorpresa.--Repitió.--Ahora, ponte esto.

--¿Me secuestras?--Preguntó Leah, tomando la venda.

--Algo así.--Murmuró Bautista, esperando a que la chica se vendara los ojos. Una vez que lo hizo, arrancó nuevamente su rumbo.--Sé que tienes los sentidos más agudizados, pero no podrás ver nada por el momento.

Leah aguardó hasta que sintió que el coche dejó de andar y luego oyó como la puerta del piloto se abría, y los pasos de él se aceleraban hasta el del acompañante, y también como abría la puerta de ella. Sintió que él tomó su mano y la ayudó a salir del auto. Luego, caminaron hasta lo que se sintió unas escaleras, las cuales le ayudó a subir y por último, él abrió una puerta. Sintió cuando él se colocó detrás de ella y comenzó a tironear de la venda.

--Bienvenida a mi hogar, Leah.--murmuró Bautista, al terminar de quitarle la venda a la chica.

La chica quedó quieta al ver el pequeño espacio. Todo era de madera, una cabaña. Tenía una sala de estar que a su vez también era comedor; Una puerta que se dirigía a la cocina y finalmente otra, al final de un pequeño pasillo, que iba a un cuarto.

--¿Tu hogar?.--Preguntó Leah.

--Podría ser nuestro hogar, si quieres.--susurró el chico, dejando un beso en el cuello de la chica.--Frank me dio esta cabaña para que tengamos privacidad.

Leah no supo que decir, sólo giró sobre sus talones, enredando sus brazos en el cuello de él. Lo miró a los ojos y sonrió.

-- Es muy pronto.--susurró Leah.

--Lo sé, sólo quería que supieras que este también es tu hogar.--Dijo el chico, dándole un tierno beso a la chica.

Poco a poco, el beso comenzó a dejar de ser tierno y comenzaba a ser más intenso, repleto de lujuria. Bautista llevo sus manos a la cadera de ella y la apretó contra él, haciéndola soltar un jadeo. Leah, por otra parte, llevo sus manos al cabello de él y comenzó a dar pequeños tirones de él.

Sin saber cuando, ambos llegaron al sofá que estaba a unos pasos de ellos. Leah estaba recostada entre los almohadones y Bautista sobre ella, acariciando todo lo que podía del cuerpo de ella, sin sobrepasar el límite de ella.

Bautista bajó sus besos húmedos al cuello de ella, deleitandose del aroma a lavanda que ella desprendía. Leah jadeo y movió un poco la cabeza, dándole más acceso al chico. Bautista besaba con suavidad, como si la piel de ella fuera de porcelana y temiera en romperla.

-- Bau...-- Susurró Leah, en un jadeo ansioso.

El chico dejó de repartir besos en em cuello de la joven y subio la mirada, conectandola con la de ella.

--¿Muy rápido?.--Preguntó Bautista, acercando su rostro al de ella.

-- Es sólo que, hace tiempo que no hacía esto..--Confesó, nerviosa.

--No hay porque apurarnos a nada, Leah.--murmuró Bautista, dejando un beso en la frente de ella.

--Quiero esto.--Susurró Leah, acariciando el rostro del chico.--Pero vayamos lento, ¿Sí?.

-- De acuerdo.--Dijo él, besando castamente los labios de ella.--Me detendre si quieres parar. ¿Okay?.

Ella asintió.

Bautista retomó su camino de besos, comenzando con el rostro de ella y siguió con el cuello, al llegar al escote, miró a la chica para luego quitar la camiseta de ella por encima de su cabeza. Siguió su rumbo, dejando pequeños besos en cada parte de su pecho, desde las clavículas hasta sus senos, donde por encima del sujetador, besaba tiernamente. Leah jadeaba cada vez que sentía el aliento cálido de él sobre su piel, aunque los lobos no distinguían el calor o el frío, los besos de las improntas sobre sus pieles eran como fuego ardiente que quemaba todo a su paso.

Bautista comenzó a bajar más, llegando al abdomen de ella, donde trazó un camino con su lengua, causándole escalofríos a la chica, hasta llegar al borde de su short. Nuevamente levantó la vista, y se deleitó con lo que vio. Leah estaba con los ojos cerrados, lanzando leves jadeos. Sonrió con sus ojos negros de lujuria y desabrocho sin problema alguno el pantalón. Lo bajó lentamente, y se quedó babeando al ver la braga blanca que llevaba puesta. Pasó su lengua por sus labios, humedeciendo estos, y bajó a los muslos de ella, repartiendo besos. Leah jadeaba cada vez más. Sentía que se estaba quemando, y aún no había comenzado.

El chico besó sobre la ropa interior blanca de la chica, haciendo que esta suelte un suave gemido. Él gruño, llevando sus manos al borde de las bragas y comenzó a bajarlas, sin dejar de besar el abdomen de la chica que no paraba de moverse ansiosa. Una vez, ella expuesta a él, el chico comenzó a bajar sus besos de su abdomen a su parte íntima, haciendo que ella se removiera totalmente llena de placer y desesperación por lo lento que lo hacía. Sintió que algo húmedo y cálido jugaba con su intimidad, por lo que Leah abrió los ojos y levantó la cabeza, pudiendo ver que el chico la estaba saboreando con su lengua. Estuvo así por un rato, hasta que ella sintió que algo en su estómago se apretaba, como un nudo. Soltó gemidos a medida que ese nudo se apretaba más y su cadera comenzaba a temblar, al igual que sus piernas. Se sentía en el paraíso. De pronto, no sintió nada más, él se había alejado de su intimidad y la miraba con los ojos negros.

Bautista atacó su boca, con ferocidad y salvajismo. Estaba hambriento, y Leah también sintió aquella necesidad. De una sola patada, los pantalones y boxers del chico desaparecieron, al igual que su camiseta. Alineó la punta de su miembro a la calidez de ella, y lentamente comenzó a hundirse, sin separar sus labios de los de ella, llevándose todos sus gemidos.

La noche siguió pasando, y con ella, muchos asaltos. Leah se sintió amada después de mucho tiempo, y Bautista se sintió capaz de amar. La noche fue joven, igual que ellos, y su amor era fuego, ardiente y cálido.

Simplemente, sintieron que una nueva felicidad invadía el alma de ambos. Y así querían quedar.




























































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Okay. Que incómodo. Mi madre leerá esto.

AMA, ME HACKEARON.

Intenso, como diría Maison. (No el tieso pelirrojo).

Estoy nuevamente segura que casi nadie comentará este capítulo xd.

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