Capítulo 17: Un cumpleaños diferente.

MARATÓN 5/5.

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Bautista ayudaba a Marlene a bajar del auto, ya estaban en la casa de la mujer, pues le habían dado el alta. Cuando ambos azabaches entraron a la casa, también ambos sintieron como loa ánimos estaban por los suelos.

Kim estaba sentada junto a Jared y Embry, mientras que Sal estaba mirando algo en un periódico. Leah estaba en el bosque con Brady y Collin. La ausencia de Seth, Arid, Quil, Marine, Sasha, Paul y Madison, le extrañó a ambos.

-¿Los demás?. -Preguntó Marlene, mirando a su esposo.

Sam, al oírla, se levantó de la silla y se dirigió a ella. La abrazó y besó dulcemente, para luego responder.

-Hoy es 31 de octubre, amor.-Dijo Sam, como si fuera lo obvio.

Bautista frunció el ceño al ver que el rostro se Marlene se entristeció. Quiso preguntar, pero al notar que todos bajaron la mirada al oír la fecha de ese día, prefirió callar. Sin más, el azabache decidió despedirse de todos y se dirigió a su casa por algo de ropa y un buen baño. Al llegar allí, se encontró a una Camila algo seria.

--¿Cam?.-- Dijo Bautista, acercándose al sofá donde su hermana estaba sentada.--¿Qué pasa?.

--En tres días se hace otro año.--susurró la rubia, mirando fijamente al cuadro de una mujer rubia y ojos azules, quien sonreía con una bebé rubia en sus brazos.--La extraño.

Bautista hizo una mueca y se sentó a un lado de la chica, pasando un brazo por los hombros de ella, y así, acercarla a él.

--Lo sé.--Murmuró Bautista, pasando sus dedos en el cabello de la menor.

--A veces te envidio, Bautista.--soltó la chica, de la nada, confundiendo al chico.

--¿Qué?.--Preguntó Bautista, confundido.

Camila se alejó del brazo del chico, para así mirarlo fijamente a los ojos, los cuales, estaban llenos de pura confusión.

--Lo que oíste.--Dijo ella.--Siempre, desde que nos conocemos, te envidie.

--Pero, ¿Por qué?.--Preguntó el chico, tratando de entender.

--Porque tenías y tienes lo que tanto quise.--respondió Camila.--Amigos de hierro, que jamás te abandonan pese a tu temperamento. Una madre genial, aunque muchas veces no la valores, ella te ama. Y tuviste una vida llena de aventuras, algo que yo, jamás me atreví a tener.

Un silencio se instaló en la habitación, lleno de intensidad y, a su vez, algo de confusión. Bautista trataba de entender porque ella decía aquello, y Camila intentaba no arrepentirse de lo que había soltado. El silencio duró unos minutos, hasta que Bautista se dignó a hablar.

--Camila, no entiendo tu "Envidia" hacia lo que tuve y tengo.--comenzó.--De hecho, yo también tuve envidia de ti en algún punto.

--¿De verdad?.--Preguntó casi incrédula.

--Así es.--admitió él.

--¿Por qué?.--Preguntó ella.

--Muchas cosas que enumerar.--respondió con una sonrisa perezosa.--Pero lo que importa es que ya no lo hago, ¿Y sabes porque?.

Ella negó levemente con la cabeza.

--Porque entendí que no debo envidiar tus virtudes, tus logros y tu felicidad.--continuó diciendo Bautista.--Sino, que debo aplaudirlos, admirarlos y sobre todo, apoyarlos, Cam. Tú tienes tus cosas, y yo las mías, pero eso no nos impide el compartir algunas.--Dijo mirando a la rubia.--Cuando quieras, puedes conocer al grupo de chicos con los que me junto, y verás lo geniales que son. También puedes salir conmigo, buscar alguna aventura. Debes salir un poco más, Cam. Disfruta la vida, aún eres joven.

Camila rió, interrumpiendo el momento de inspiración del chico, haciendo que este frunciera el ceño.

--Suenas a mi padre.--Dijo entre carcajadas.--Pareces un viejo sabio.

Bautista la miró receloso y luego sonrió.

--¿Ahora me envidiaras por ser un viejo sabio?.--Preguntó con burla, haciendo que la chica le tirara un almohadon. --¿Y ahora me pegas?. Me quejaré con los viejos sabios por tu falta de respeto hacia mí.

Camila carcajeo, con Bautista siguiendo su risa contagiosa.

Bautista caminaba de la mano junto a Leah, sin entender a donde se dirigían, pero seguía a la loba sin queja alguna. Pronto comenzó a oír las olas del mar, como también sentir el aroma salado que este emanaba. Miró a la loba con inquietud.

--¿A dónde vamos?.--Preguntó como niño pequeño, cuando sus padres lo llevan al dentista con mentiras.

--Antes de llegar, creo que es mejor que te diga.--habló la chica, volteando a ver al chico. Este asintió confundido.--Hoy, 31 de Octubre, es el cumpleaños de Madison. --Comenzó.

--¿Y porque les entristece esta fecha?. Digo, hoy todos pusieron caras tristes cuando Sam le recordó a Marlene la fecha.--Dijo el chico.

--Madison tenía un hermano gemelo.--explicó la loba, mirando al humano frente a ella con una mueca.--Falleció hace casi dos años, y hoy, es el segundo cumpleaños sin él. Aún, para todos, es difícil esta fecha, en especial para Madison, Marine y Paul. Paul siente la tristeza extrema de Mads. Mary, por otro lado, no demuestra tanto su tristeza ya que se concentra en estar con su hermana.

--¿Y qué haremos ahora?.--Preguntó Bautista.

--Marlene y Kim decidieron que está fecha sería pasada junto a Mads.--Dijo Leah, apretando la mano del chico.--Toda la manada se dirige a la playa, el cual, es el lugar favorito de Madison desde que llegó.

--¿Y todos ya están ahí?.--Preguntó el chico, mirando a la entrada de la playa.

--Sí, sólo faltamos nosotros y Collin.--Dijo Leah, con una mueca.--¿Vamos?.

Bautista asintió de forma distraída y comenzaron la caminata nuevamente, en silencio y sin apuro. Al pisar la arena, Bautista sintió una tranquilidad que no podría explicar jamás, esa tranquilidad siempre llegaba cuando él tocaba la arena helada de esa playa. A unos metros vieron una fogata, la cual comenzaba a dar más luz a medida que el sol bajaba y la luna llegaba al cielo junto a las estrellas. Alrededor del fuego se veían las figuras de varias personas, recordándole a Bautista por milésima vez a una familia grande y unida. Todos estaban sentados uno junto al otro, algunos abrazados y otros simplemente hablando entre sí. Aquello le recordó lo que Camila le dijo en la tarde.

"Amigos de hierro, que jamás te abandonan..."

Y aunque sabía que no se refería a la manada, sino a sus amigos de Nueva Jersey, sabía que también abarcaba a sus nuevos amigos. La manada Quileute.

Al llegar al lugar donde todos estaban, la manada e improntas giraron a verlos con una sonrisa pequeña. Madison, quien estaba junto a Paul y Marine, se levantó del tronco donde estaba sentada y se acercó a la pareja recién llegada.

--Gracias por venir, Chicos.--Dijo Madison, con la voz ronca.

--No es nada, Madison.--Dijo Leah, abrazando a la pelirroja.--Sabes que no faltaría por nada.

El abrazo duró sólo unos segundos, hasta que finalmente se deshizo. La pelirroja mayor volteó a ver al chico que estaba parado detrás de su amiga, y se acercó a él.

--Gracias por estar aquí.--Le dijo Madison, con agradecimiento.

--Siempre que me digan y me inviten, estaré allí.--Dijo el chico, llevando sus manos a los bolsillos delanteros de su Jean.--Y aunque no me inviten, vendré igual. Ya no podrán librarse de mí.

--Siempre serás bienvenido, Bautista.--Dijo Sam, quien estaba sentado junto a Marlene y Sasha.--Eres parte de la manada ahora.

--Parte de esta loca y rara familia de lobos y humanos.--Dijo Ariadna, sentada en la arena, apoyada en las piernas de su novio.

Bautista asintió y luego miró a Madison, quien sonrió levemente y, para sorpresa de él, lo abrazó. Todo el mundo vio como el chico quedaba de forma tensa mientras que la chica comenzaba a sollozar. Paul se levantó del tronco, preocupado por su novia, pues desde el comienzo del día no había llorado hasta ahora. El azabache suspiró y llevó su mano al cabello de ella, acariciando con delicadeza la cabellera rojiza de la chica.

--Eres tan parecido a él.--Susurró la chica, hipando.--Su sentido del humor..--Sollozo.--Es como si estuviera aquí, conmigo, en este cumpleaños diferente.

--Y lo está, Madison.--Dijo Bautista, aún acariciando el cabello de la chica que no soltaba su camiseta.--Está con nosotros, está contigo.

Madison suspiró de forma quebradiza, pero no se separó de él y su abrazo. Leah le sonrió al chico con ternura y los ojos reflejando un sentimiento que le llenó el pecho. Orgullo, por su gran cambio y su gran amabilidad para con los otros. Paul se volvió a sentar en el tronco y le miró con atención al joven que consolaba a su novia. No, no estaba celoso, estaba agradecido porque así, llorando en el hombro de ese chico, evitarían que Madison explote por no haber tenido su momento de llanto, como una vez ya había pasado.






















































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Bien.

Sé que una maratón es algo que se sube seguido, pero mi problema con el teléfono nuevo aún sigue. Es una guerra sin dejar de ser constante. Vaya miercales que es el teléfono.

Como sea, quedan pocos Caps. Quizás ya mañana la terminé. Se viene el Cap de lxs pecadores 7u7.

Muero de sueño. Estoy sin dormir, así que, si me disculpan, me iré a dar una siesta.

¿a qué hora leyeron esto?. Acá son las 19:10 p.m. (Arg).

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