Capítulo 16: Vigilante durmiente.

MARATÓN 4/?
*Nota: No entiendo mi teléfono nuevo, por lo que no encuentro el guión largo y ahora utilizaré este "--". Disculpen, soy una anciana con tecnología.

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-¿Cómo está?.-Preguntó Madison a Sam, cuando este salió de emergencias.

La pelirroja y Bautista eran los únicos que estaban más calmados que el resto. Los lobos e Improntas estaban moviéndose de un lado a otro, dando chillidos o mordiendo sus uñas.

-Está bien.-Dijo el hombre, sentándose en la banca donde Bautista estaba.-Creyeron que podía ser un embarazo, pero solo fue un pico de estrés. El médico me ha dicho que no debemos cargarla de asuntos que le hagan sentir estrés.

-Estás hablando de una manada de perros gigantes que se pelean por una pata de pollo.-Remarcó Ariadna.-¡¿Cómo no puede sentir estrés, Sam?!.

-Ella está despierta, me ha dicho que no quiere ver a ninguno de la manada por el momento, al menos, hasta que se le pasara el shock.-Continuó Sam, ignorando la histeria de su prima política.-Se quedará hoy aquí, le deben hacer estudios para verificar que solo fue eso.

-Yo me quedaré. -Dijo Madison, con seguridad.

-Me ha pedido que se quede Bautista.-Contradijo Sam, haciéndole fruncir el ceño a más de uno.

-¿A mí?.-Preguntó el chico, mirando al alfa.

-Tiene dudas.-Dijo Sam, mirando al muchacho.-Te sabes el libro de memoria, y ella quiere respuestas sobre sus nueva forma.

-Pero, Sam.-Intentó declinar Ariadna.

-Ella lo pidió. -Repuso Sam.-¿Puedes?.-Le preguntó a Bautista.

El humano miró a su novia con dudas. Ella simplemente asintió con una media sonrisa.

-Bien, me quedaré. -Dijo Bautista.-Pero no tengo todas las respuestas. -Advirtió.

-Sé que tienes algunas, y eso me basta.-Dijo Sam, levantándose de la banca.-Haremos guardias.-Le dijo a los lobos.-Collin y Jared, al sur.-Le indicó a los mencionados.-Leah y Quil, cuidarán de las Improntas.-Les dijo a los otros dos.-Paul, Seth. Norte. Y Sasha con Brady estarán conmigo. Embry, te quedarás en esta zona, cuidarás de ambos desde el exterior. Quiero los perímetros completos. Cualquier cosa fuera de lugar, avisarán e iran a ayudarlos. ¿Entendido?.

Todos asintieron, para luego salir en dirección a la salida. Sam y Leah se quedaron unos segundos con Bautista, quien estaba pensativo sentado en la banca.

-¿Estarán bien?.-Preguntó Bautista a los lobos.

-Estaremos bien, Bautista. -Respondió Sam.-Cuidaré de Leah, nada le ocurrirá. Tú cuida de Lene.

-De acuerdo.-Dijo Bautista, mirando al hombre, quien asintió y salió del lugar sin más.

-Cuídate, ¿Okay?.-Pidió Leah, acercándose a él, para enroscar sus brazos en el cuello de Bautista.-Embry cuidará de ustedes, él escuchará y llamará si algo anda mal.

-Yo debería pedirte que te cuides, Leah.-Dijo Bau, llevando sus manos a la cintura de ella.-Me siento inútil, porque no puedo cuidarte como se debe...

-Tú me das muchas cosas, Bau.-Irrumpió Leah.-Y no te das una idea de cuanto me atemoriza que algo te llegara a pasar si no estoy aquí, cuidándote.

-Soy un humano inútil.-Se recriminó así mismo.

-No lo eres.-Negó Leah.-Eres Bautista Williams, el chico más valiente y rudo que conozco, quien le rompió la nariz a su profesor por defender a su mejor amiga. Tu condición humana no te hace menos, Bau.

-Te quiero, Leah.-Susurró Bau, acercando sus labios a los de ella.

-Y yo a ti, Bau.-Susurró Leah, dejando un pequeño beso en los labios de él.

Bautista entró a la habitación donde le indicaron que Marlene estaría. Se encaminó en esta, llegando al sofá azul marino individual, donde se dejó caer con frustración. Miró a la camilla donde la chica estaba durmiendo silenciosamente. Pudo mirar de una forma más detallada las marcas en su rostro. Eran grandes, zarpazos, que iban desde un lado de su rostro hasta los labios, dejando ver una mueca permanente en ese angelical rostro. Marlene aún así, era una mujer hermosa, y eso Bautista lo sabía.

Se acomodó en el incómodo sofá, tratando de buscar una posición menos dolorosa y una vez que la encontró, sus ojos lentamente comenzaban a cerrarse. Su sueño comenzaba a vencerlo, y finalmente si lo hizo.

Normalmente Bautista no tenía sueños, y si los tenía, eran aburridos. Pero esta vez, eran diferentes. Su mente reproducía aquel sueño como una película a rollo. Estaba él, con Leah a su lado y un niño rubio de ojos verdes. Los tres estaban riendo a carcajadas, sentados en la arena. Leah tenía el cabello largo, seguía igual de hermosa como era y el niño a su lado la miraba con amor, como ese amor de hijo.

El chico dió un salto en el sofá cuando sintió que algo pequeño le golpeó el rostro. Abrió los ojos con pereza, viendo a Marlene sentada en su camilla comiendo galletas.

-Al fin, creí que mi vigilante dormiría todo el día.-Burló Marlene, comiendo un pedazo de chocolate de la galleta.

-¿Hace mucho despertaste?.-Preguntó Bautista, acomodándose en el sofá.

-Desperté cuando comenzaste a llamar a Leah.-Respondió Marlene.

-¿Llamar a Leah?. -Preguntó Bautista, confundido.

--Sí, fue raro.--Rió Marlene, haciendo una mueca.-- De igual manera, vino la enfermera a ponerme estas cosas.--Agregó, señalando los tubos que estaban en su cuerpo.

--¿Te duele algo?.-- Preguntó el chico, acomodandose en el sofá.

-- La cabeza, pero es normal. Siempre me pasa.--Dijo Marlene, jugando con su mano donde estaba la aguja del suero.

--Leí algo en el libro sobre eso y la madre lobuna.--Dijo Bautista, mirando a la mujer.--Por eso querías que me quedara, ¿No?.

--No eres ningún tonto, como dijo Ariadna.--murmuró Marlene.-- ¿Qué dice el libro?.

--Le tomé foto, porque no recordaría todo.--comentó Bautista, sacando su teléfono de su bolsillo.--Ya. Escucha.--indicó. Marlene se acomodó en la camilla y miró con atención al joven. -- La madre lobuna puede presentar signos de enfermedad, ya que sigue siendo humana de alguna forma. Los dolores de cabeza o migraña se deben a que la madre lobuna, ya sea su parte humana o lobo, tiene el presentimiento de que algo pasará o que uno de sus cachorros está triste. Ese sentimiento se debe a que esta está conectada a su manada con un lazo que nadie, hasta el momento, puede describir.-- Leyó Bautista, para luego mirar a la mujer.--¿Has sentido esta migraña o dolor frecuentemente?.

--Casi todos los días.--respondió Marlene.--Algunos más que otros. Pero casi siempre siento una presión en mi cabeza.

--¿Brady no estaba triste hace unos días?.--Preguntó Bautista.

--Sí, él cree que las improntas no son cosa de él.--respondió Marlene.--Ya que él y Collin no han encontrado la suya. Yo les dije que las improntas aparecen cuando menos las esperan, pero ellos con 16 años creen que deben encontrarla.

--¿Cuál fue tu reacción ante ser la impronta de alguien como Sam?.--Preguntó Bautista.

--Me lo tomé mal en un principio.--respondió Marlene.--Aún más cuando supe que mi hermano también era una bestia de cuatro patas y peluda. Me asusté. Les temí.--confesó.--Pero con el tiempo supe sobrellevarlo, y ahora somos una familia.

--Todos creyeron que estaban por tener un cachorro. --Le dijo Bautista, con una mueca.

--Sé que todos lo esperan.--Dijo Marlene, bajando la vista.--Pero primero quiero que el mundo donde mis hijos de sangre e hijos lobos estén a salvo, que no haya peligro alguno que me los arrebate. No otra vez.

--¿Otra vez?.--Preguntó Bautista, confundida.

--¿Quieres saber una historia?.--Preguntó Marlene.

Bautista asintió. Marlene le hizo una seña, pidiendo en silencio que él se acercará a la camilla y se sentara allí.

--Hace unos años, yo tuve una pareja. Un idiota que no hace falta nombrar.--comenzó Marlene.--Él y yo éramos novios desde los 15, y todo fue normal, al menos, los primeros meses. Con el tiempo, él comenzó a ser más y más posesivo y agresivo. No podía tener relación con ningún chico, a menos que sea él o mi hermano.--Bautista hizo una mueca de asco.--A mis 16 años, recibí la noticia de un embarazo. Yo no sabía que hacer, era una niña. A él no le gustó la noticia, claramente.

--¿Y que hizo?.--Preguntó Bautista, apretando los puños.

--Me golpeó hasta la inconsciencia.--respondió Marlene, con la voz queda.--Michael, mi hermano, me encontró. Tanto Michael como mi padre, lo buscaron.

--¿Y qué paso?.--Preguntó Bautista.

--El muy cobarde desapareció.--Dijo Marlene. --Al año volvió, y yo como idiota volví a caer. Hasta que descubrí que el hijo de perra quiso abusar de Ariadna. Ese día, yo le devolví el golpe cuando el lo hizo. Desde entonces, ningún hombre me tocará, ni golpeara. Ni a mi, ni a mis hermanas.

--Eres muy valiente.--Dijo Bautista.

--Lo sé.--asintió Marlene.--Todos somos valientes, como tú también lo eres, Bautista Williams.








































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OKAY. VOLVÍ.

Cambie de teléfono luego de 3 años. Y me compré uno que ahora no entiendo.

Ahora soy,  Cande la anciana.

¿qué les pareció este cap?.

¡Quedan cuatro caps y epílogo, y fin!.

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