Capítulo 15: Respuestas.

*Gif Beah, hecho por mua. No es perfecto, pero me encanta. ES MI BI PANIC.

MARATÓN 3/?

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—Paul y yo nos quedaremos aquí, ustedes entren y busquen ese libro.—Dijo Jared, bajando del Jeep en un salto.

—¿Hay alguien en la casa?.—Preguntó Bautista a los lobos.

—Escucho un corazón, solamente.—Respondió Paul, bajando del Jeep de su novia.—Pero no hay aroma a nada.

Bautista asintió y bajó del coche, tomando la mano de Leah para entrar a la casa. Se oía una música clásica en volumen bajo, provenía del cuarto de la menor de la casa. El chico miró a la loba.

—Es Camila la que está en casa.—Dijo él, comenzando a subir por las escaleras.—¡Cam, he vuelto, pero me voy en un momento!.—Gritó el chico, caminando a su cuarto.—¿Mamá y papá?.

—¡Salieron a comer por su aniversario!.—Se oyó el grito de la rubia, por encima de la baja música.—¡Hay comida en el refrigerador!.¡ Yo me iré a casa de Harley, su madre viene por mí!

—¡De acuerdo!.—Gritó Bautista, cerrando la puerta de su cuarto una vez que Leah había entrado.—Debe estar en ese cajón, yo lo dejé ahí.—Dijo, caminando a dicho cajón.

Leah lo siguió, aunque también se detuvo a ver el cuarto. Era grande, aún más que el de ella. Era de un tono café claro, tenía una ventana junto a la cama que tenía cortinas blancas. También había un sofá a un lado de una puerta, que decía "Armario". Se rió silenciosamente al ver un cartel en la puerta continua a esa, que decía "Baño". Supuso que era para que él no de confundiera e hiciera de sus cosas en el lugar donde guardaba su ropa. En un pequeño mueble blanco había una foto de Bautista, un chico y una chica, los tres sonreían y estaban llenos de pintura. Se acercó cautelosamente y miró a detalle la fotografía, descubrió una descripción con letra bonita en el marco, que decía: "Cumpleaños número 17 de Bauti, día que jugamos a la guerra de globos con pintura. -Julie, 19 de agosto del 2001.".

—Esa foto la tomó la madre de Julie.—Habló Bautista, a las espaldas de Leah.—Fue para mi cumpleaños.

—¿Ellos son Jordan y Juliette?.—Preguntó Leah, admirando el rostro de ambos. La chica era pelirroja, con ojos verdes saltones y labios pequeños.  El chico era rubio y sus ojos eran grises.

—Sí.—Respondió Bautista, poniéndose a un lado de Leah. La chica miró a su compañero, viendo en él una mirada nostálgica.—Éramos hermanos. Jordan y yo aún lo somos, y siempre pensamos en que Julie sigue a nuestro lado, siendo nuestra hermana.

—Lo es.—Dijo Leah, poniendo su mano en el brazo de él, acariciando suavemente. —Tengo la respuesta para tu pregunta, Bau.

—¿Cuál?.—Preguntó Bautista, girando su cuerpo, para quedar frente a ella.

—Sí.—Susurró Leah, mirándolo a los ojos.

Bautista sonrió sin mostrar los dientes, y tomó a la chica con su mano libre por la cintura, acercandola a él. Le dio un casto beso en los labios, para luego besarla como debía. Leah llevó sus manos al cuello de él y lo apretó contra ella, sacando un gruñido de él. Se besaban con cierta ferocidad, pero como siempre, había interrupciones. Un claxon sonó, haciendo que ambos se separaran.

—¡Llegaron por mí!.—Se oyó la voz dulce de la niña.—¡Volveré mañana por la tarde!. ¡mamá y papá se quedaron en Seattle!.

—¡Okay!.—Gritó Bautista, sin soltar a Leah de la cintura.—También deberíamos irnos, no hagamos enfadar a la nueva loba de tu manada. Ya de humana da miedo, como loba debe de ser peor.

—Seguramente.—Rió Leah.

Bautista le dio otro beso pequeño a Leah, y luego ambos salieron del cuarto, con el libro en su mano. Salieron de la casa y vieron que ambos lobos los miraban horrorizados.

—¡Duag!.—Dijo Jared, haciendo una mueca de asco.

—¡Oh, cállate, que oí a Kim el día que pasé por su casa!.—Dijo Leah, caminando al Jeep.

Al llegar a la casa Uley, Bautista bajo del auto con el libro entre sus manos. Todos estaban en la sala, se mostraban inquietos y ansiosos. Paul y Jared corrieron a donde sus novias estaban, y Leah se quedó a un lado de su novio.

—¿Lo trajiste?.—Preguntó Sam.

—Sí. —Respondió Bautista.—Buscaré la página.—Dijo, abriendo el libro en la barra de la cocina, bajo la atenta mirada de 12 personas.—¡Aquí está!.—Exclamo, llenando de nerviosismo el lugar.—Leyenda de la madre lobuna y su manada.

 » Hace muchos años, existió una manada de hombres que se convertían en lobos. Eran grandes, fuertes y poderosos. Aproximadamente eran unos diez. Una manada gigante y muy bien recibida por la tribu.

 » Pero algo les faltaba. Todos eran hombres, con esposas e hijos, pero ninguno de ellos tenía una madre. No recibían ese amor, protección y seguridad que solo una madre le brinda a su hijo. Los lobos sentían ese vacío en sus pechos, hasta que un día, una mujer, huella del Alfa, llegó a su manada. En un principio no se acoplaban a la mujer, pero con el tiempo, ese vacío en sus pechos se borró.

 » Todos estaban encantados con ella. Les brindaba ese amor y seguridad que tanto anhelaban. Pero un día, uno de los hombres estaba por sufrir una dolorosa muerte cuando un clan de los Fríos vino a atacar a la tribu. La mujer, a quien apodaron "Madre", sintió una ira recorrer su cuerpo, y con ella, algo cambió.

 » La mujer dejó de ser humana. Ya no estaba sobre sus dos pies, sino, sobre cuatro patas, todas de distintos colores. Su lomo era del mismo color que el de su lobo, Marrón. Todo su pelaje se asemejaba a los que sus "Cachorros" tenían. La nueva loba atacó al frío que intentaba matar a uno de los suyos, matándolo de un solo movimiento. Salvando la vida de su cachorro, y de la tribu.

 » ¿Su nombre?. Nala. Su apellido era desconocido, pero si se sabe cual era el de su compañero, Miller.

 » Toda manada necesita a su madre lobuna. Esta aparece cuando la manada la necesita, o cuando la manada esté en problemas. La madre lobuna entra en su cuerpo de lobo cuando uno de sus cachorros está al borde de la muerte. Su pelaje, distinto al resto, es lo que los jefes de la tribu decidieron marcar como "La marca de la Madre.". Siendo el distintivo de la manada. Con el tiempo, se demostró que Nala era la más fuerte de la manada. La fuerza de una Madre Lobuna, siempre será superior al de su manada.

Bautista terminó de leer la página, cerrando el libro y soltando un suspiro.

—Osea, ¿Marlene es la más fuerte de todos?.—Preguntó Madison, mirando al chico humano.

—Así dice.—Respondió Bautista.—¿Cómo te sientes, Marlene?.—Le preguntó a la mujer de cabello negro.

Marlene estaba sentada en el sofá. Su mirada estaba perdida, como si su mente estara en blanco. Estaba pálida, sudorosa y se movía levemente de un lado a otro.

—¿Amor?.—Dijo Sam, tomando a la chica por los brazos.

—Mareada.—Dijo Marlene, desplomándose en brazos de su esposo.

Todos fue un griterío. Sam llevaba a Marlene al Jeep de Madison, mientras la pelirroja arrancaba rápidamente. Se dividieron para ir al hospital entre el auto de Quil y el de Kim. Collin entró en fase y le avisó a sus hermanos, para luego correr al bosque e ir al hospital por allí.

Bautista y Leah iban en el auto de Quil, con el dueño del auto, Marine y Brady. Todos iban nerviosos, los lobos parecían estarlo aún más. Rápidamente llegaron, y al hacerlo, bajaron como un rebaño de vacas locas y corrieron, dando tropiezos, hasta la sala de espera donde solo Paul y Madison estaban.

—¿Pasó algo más?.—Preguntó Leah, al llegar junto a la pareja, con todos los demás detrás de ellos.

—¡¿Qué le pasó a Mamá?!.—Se oyó el grito de Embry, con sus pasos apresurados por el pasillo.

—Algo me dice que realmente seremos más.—Dijo Madison, mirando a un punto fijo del piso, como si estuviera pensando en algo.






































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Es corto, lo sé, pero estoy sin dormir por mirar Avengers: Endgame. No me culpen, culpen a mi hermano. HATE YOU ALEX!

*Meme del capítulo anterior*

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