Capítulo 13: El primer te quiero.
Maratón 1/?
᯽ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ߷ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ᯽
En el garage de la casa Andrews estaban ambos hermanos, en la radio pequeña que estaba en un mueble de metal, se oía la canción All the young dudes.
-¿Me pasas la llave 5?.-Le pidió Camila a su hermano.
-Llave 5.-Repitió el chico mientras le entregaba el objeto a la rubia.
Camila la tomó, agradeció, y se metió debajo del auto del chico. Estaba siendo de mecánica, ya que era su especialidad desde que arreglaba el cacharro de auto de su padre desde los 13.
-¿Cómo se le pide a una chica que sea tu novia?.-Le preguntó Bautista a la chica, mientras tomaba de su zumo de naranja.
Camila arrastró la pequeña camilla con ruedas, saliendo debajo del auto, y miró al muchacho incrédula.
-¿Le pediras que sea tu novia?.-Preguntó sorprendida.
-Sí.-Afirmó Bautista.
-¿Por qué no le pides un consejo a sus amigas?.-Preguntó Camila.-No me tomes a mal, pero yo jamás tuve un novio. Así que nadie me a pedido eso, y tampoco sé mucho de ese tema.
-Porque sus amigas son unas locas chillonas.-Respondió Bautista.-Son buenas chicas, pero cuando se trata de Leah, te aseguro que mis oídos quedan en el olvido con sus gritos.
Camila rió y negó con la cabeza.
-Mira, puedes invitarla a salir y... allí.. preguntarle.-Propuso la rubia, elevando los hombros.
-¿Crees que acepte?.-Preguntó Bautista.-¿No es muy pronto?.
-Si estás dudando, ¿Por qué quieres preguntarle?.-Dijo Camila, elevando una ceja.
-No dudo de mí.-Dijo Bautista.-¿Y si ella no quiere eso?.
-Escucha, Bau.-Irrumpió la menor.-Invitale a salir, hablen un poco y pregúntale. Si ella acepta, felicidades. Y si no, pues, puedes decirle que lo olvide y que sean amigos. No soy buena en esto.
-Tienes razón.-Admitió Bautista.
-¿De que la invites, hablen y preguntes?.-Dijo la chica, con una sonrisa ladina.
-No, que no eres buena en dar consejos amorosos.-Burló Bautista, soltando una carcajada al ver que su hermana borraba su sonrisa de su cara. La rubia tomó una llave francesa y se la lanzó, y que, gracias a un milagro, él la logró esquivar.-¡Hey, no seas agresiva!.
La tarde continuó entre risas, charlas y buena música. Ambos estaban tranquilos, entretenidos y felices con su compañía. Camila terminó de arreglar el auto del chico, y este como recompensa le obsequió una tarjeta de descuento en la librería de Marlene.
Luego, Bautista estaba sentado en la playa. Solo. Leah estaba de guardia, así que aprovecho ese momento para pensar en cómo pedirle a la chica, la cual ahora sabía que era su alma gemela, que sea su novia. El muchacho sintió que alguien se sentaba a su lado, así que volteó su vista del mar y vio a Sam Uley, sentado a su lado.
-Hola, Bautista.-Saludó el hombre.
-Hola, Sam.-Saludó de vuelta el chico.-¿Qué haces por aquí?.
-Quería hablar contigo.-Dijo Sam, sin quitar la vista del mar.
Bautista frunció el ceño.
-¿Hablar?. ¿De qué?.-Preguntó Bautista, ansioso.
-De ti.-Dijo Sam.-No sé si Leah te ha dicho, pero nosotros cuando estamos en nuestra forma lobuna, podemos oír los pensamientos del otro.
-Adiós privacidad.-Soltó sin pensar, Bautista.
-Sí... A veces es tedioso.-Confesó Sam, soltando una risita.-La cosa es que, Brady, pensó en lo que le has dicho.-Prosiguió Sam, confundiendo más al chico.-En tu vida por allá, en Nueva Jersey.
-¿Te dio curiosidad?.-Preguntó Bautista, sin perder la pisca de gracia.
-Quiero conocer al chico que cuidará de Leah.-Dijo Sam, ignorando el intento fallido de broma del chico.-Quiero estar seguro de que ya no sufrirá.
-¿Crees que no soy bueno para ella?.-Insinuó Bautista.
-Mira, te seré sincero.-Dijo Sam, volteando a verlo.-Cuando te fuiste ese día, en el que ocurrió el incidente en su salida, y ella volvió derramando lágrimas, pensé en ir por ti y matarte con mis propias manos.-Confesó Sam. Bautista se movió, para nada disimulado, a unos centímetros más del Alfa.-Juré que ya nadie la haría sufrir, como antes yo lo hice.
-¿Que tú qué?.-Preguntó Bautista, levantando ambas cejas.
-Es una larga historia, pero no soy el único allí, y es decisión de Leah el contarte.-Evadió Sam.-Solo, asegurame de que no la volverás a lastimar.
Bautista miró al hombre a su lado, y luego asintió levemente. Él no tenía planes de volver a alejarse de ella, a menos que la misma Leah le dijera, hasta entonces, iba a estar junto a ella. Después de eso, ambos quedaron sumidos en un tranquilo silencio, el cual, ninguno de los dos rompió.
-¿A donde vamos?.-Preguntó Leah al chico que manejaba el auto.
-Es sorpresa. Si te digo, dejará de ser sorpresa.-Respondió Bautista, mirando a la carretera.
Leah rodó los ojos divertida y se quedó mirando por la ventana de su lado. Veía que pasaban los árboles, y pronto estaban lo bastante lejos de la reserva. Le entró la curiosidad, pero no volvió a preguntar. Al cabo de unos minutos, Bautista apagó el motor y miró a Leah.
-¿Lista?.-Preguntó el chico.
-Sí. -Respondió Leah.
Bautista bajó rápidamente del auto y luego rodeó el mismo para abrirle la puerta a la loba. Una vez, ambos fuera del auto, Bautista tomó la mano de la chica y comenzó a adentrarse al bosque. Leah lo miraba con el ceño fruncido, pero después de unos cuantos pasos, divisó una tenue luz que salía de detrás de unos árboles. Bautista volteo a verla y soltó su mano.
-¿Confías en mí?.-Le preguntó a la chica.
-Sí, ¿Por qué?.-Preguntó la loba.
-Cierra los ojos, te guiare hasta la sorpresa.-Le respondió Bautista.
Leah, insegura, obedeció y cerró sus párpados. Bautista tomó nuevamente su mano y comenzó a darle indicaciones cuando veía que había alguna raíz o algo que hiciera que ella tropesace.
-Puedes abrirlos.-Le indicó Bautista.
Leah los abrió, llevándose la sorpresa al hacerlo. Había una manta de cuadros en el suelo, a su lado había una lámpara pequeña y en medio había una canasta con comida, que por el aroma, sabía que era hecha por Marlene. A un lado de la canasta, había una rosa blanca. La joven quedó con la boca abierta y volteó a ver al chico.
-¿Bautista, qué...?.-Preguntó Leah.
-Te debía una cita desde aquel día.-Dijo Bautista, cortando a la futura queja de la chica.-Así que, Señorita Clearwater, su cena de Sándwiches de queso la esperan.-Jugueteo.
Leah sonrió y se dejó llevar por el chico hasta ese lugar. Ambos se sentaron en el suelo y se dispusieron a comer. Se daban miradas furtivas. Leah estaba sonrojada, y eso a Bautista le inflaba el pecho de orgullo por su mismo.
-Leah. -Llamó el humano.-Sé que nos conocemos hace unas semanas, creo que hasta hace unos meses.-Dijo, inseguro.-Pero, quería saber si... te gustaría salir conmigo.
-¿Otra cita?.-Preguntó Leah, frunciendo el ceño.
-Me referia a si, ¿Quieres ser mi novia?.-Respondió Bautista.
Leah le miró a los ojos, sus mejillas volvían a encenderse, y su corazón latía al máximo. Estaba inmóvil.
-¿Leah?.-Dijo Bautista, al pasar los minutos.-Si crees que es muy pronto, puedo esperar... yo...
-No es eso.-Irrumpió Leah. Bautista la miró. -Es solo que... Hace tanto que no salgo con un chico, que no sé que decir...
-Hagamos esto.-Dijo Bautista.-¿Qué te parece si hacemos preguntas, nos conocemos más, y al final de la cita, decides?.-Propuso el muchacho.
Leah lo pensó, pero finalmente asintió.
-Bien, comienza.-Dijo Leah.
-¿Qué quieres hacer con tu vida?. Digo, cuando algún día te vas de aquí.-Preguntó Bautista.
-Quisiera ser médica.-Respondió Leah.-Dudo que pueda...
-Lo harás, así tenga que proteger la reserva yo mismo con un Bate que vi en casa de Marlene.-Dijo Bautista.
-Por el momento, estoy bien.-Dijo Leah.-Así que necesito que estés lejos del Bate de Ariadna. Lo usa en ocasiones especiales, como golpear a Paul.
-Pobre Paul.-Susurró Bautista.-Ahora tú.
-Quiero preguntarte esto hace tiempo, pero, si no quieres, no respondas.-Dijo Leah, mirándolo a los ojos.
-Adelante.-Dijo Bautista.
-¿Qué hizo que vinieras a la reserva?.-Preguntó Leah.
Bautista suspiró, pero jamás alejó la mirada de la de ella.
-La historia es larga, pero creo que puedo resumirla.-Dijo Bautista. Leah se acomodó en su lugar y lo miró atentamente.-Yo sufro de un problema, y es el del control de la ira.-Comenzó. Leah asintió.-Eso comenzó cuando era niño y alguien insultó a mi madre. Desde entonces, cualquier pequeña provocación, me hacía sentir enojo y quería romperle la cara al que me dijo algo.-Siguió hablando.-Tenía dos amigos. Juliette y Jordan.-Su rostro cambio, ahora lucía apagado.-Éramos inseparables. Mis únicos amigos, los que soportaban ese problema. A medida que crecíamos, los tres comenzamos a cambiar. El más notorio fue el mío. Yo comencé a ser más y más agresivo, tanto que hasta le rompí la nariz a un profesor por solo ponerle una D a Juliette, cuando ella era la más inteligente del curso.-Hizo una mueca.-Jordan y yo comenzamos a meternos en cosas malas, Leah.-Confesó, bajando la mirada.-Salidas, bebidas, otras cosas, y peleas callejeras. Yo peleaba, y Jordan era quien me sacaba de allí cuando me veía.
-¿Y Juliette?.-Preguntó Leah, sumergida en la historia.
-Juliette comenzó a salir con el idiota del capitán del equipo del instituto. -Siguió Bautista.-Era como yo. Tenía el mismo problema, y ella creía que podía cambiarlo.
-¿Y lo hizo?.-Preguntó Leah.
-Para nada.-Negó Bautista, sintiendo un nudo en su garganta.-Siempre la veía con los brazos cubiertos, sabía que ese idiota le estaba dañando. Y aunque Jordan y yo estábamos dispuestos a romperle todos los huesos a ese imbécil, ella siempre se oponía.-Sintió su voz fallar.-¿Alguna vez has sentido impotencia por no poder arreglar algo que no puedes?.
-Sí. -Respondió Leah.
-Podrás imaginar mi impotencia en ese momento.-Dijo Bautista.-Ella trataba de hacernos creer que todo iba de maravillas. Que nada pasaba, pero yo sabía que no era así.
-¿Y qué pasó después?.-Preguntó Leah.
-Una noche, después de una fiesta de ex compañeros, ellos salieron peleados porque él había estado coqueteando con su ex novia de secundaria.-Contó Bautista.-Jordan y yo los seguimos de forma sigilosa, cuando sucedió.-Cerró los ojos, haciendo una pausa. Todas las imágenes pasaban por su mente como si hubiera pasado ayer.-El hijo de puta estaba sobre ella, golpeándola.-Su labio tembló.-Ella estaba quieta. No sé movía. Yo fui el primero en correr y tirarme encima de él. Me rompí la mano, pero le desfigure dl rostro a ese maldito. Jordan estaba tratando de reanimar a Juliette, pero para cuando la policía llegó, ella ya no respiraba. Esa noche, por primera vez, me sentí vacío.
Leah quedó en silencio. No sabía que responder, que decir. Él estaba mirando al bosque, con los ojos cristalinos y su labio inferior temblando. Se le veía tan triste, tan desolado.
-Si no lo hubiera golpeado, y hubiera corrido con ella en brazos hasta el hospital, quizás ella aún seguiría viva. Sería una excelente veterinaria, tendría a su familia y estaría con nosotros, te conocería y seguramente serían amigas.-Dijo Bautista, con su voz quebrada.-Ella se fue, para siempre. Él quedó impune. Y yo... Fui apodado la Bestia de Nueva Jersey. -Escupió con un creciente enojo, y asco.
Leah le miró y lentamente se acercó a él, tomando su mano con cautela.
-No te culpes.-Susurró Leah.-No fue tu culpa. Quisiste ayudarla, incluso te ofreciste a romperle los huesos a ese idiota.-Dijo la chica, llevando su mano a la mejilla de él, por donde caía una lágrima.-No ganaras nada culpandote.-Susurró. -Ella no quiere eso para ti, Bau. Y, nadie muere si no es olvidado.-Dejó un beso en la frente de él. -Me habría encantado conocerla, debió ser una buena persona.
-Lo fue.-Murmuró Bautista, cerrando los ojos.-Ella siempre repetía que yo no era un monstruo. Fue a la primer persona que le creí, ahora lo dudo.
-No eres un Monstruo, Bautista. -Negó Leah, acariciando la mejilla de él.
-¿Y qué soy?.-Preguntó él, aún con los ojos cerrados.
-La persona más valiente que conozco.-Respondió Leah.
Bautista abrió los ojos y la miró fijamente a los de ella. De un rápido movimiento, la sentó sobre su regazo. Acarició la cintura de ella y rozó su nariz con la de ella.
-Te quiero, Leah.-Susurró Bautista.
-Y yo a ti, Bau.-Susurró Leah, acercándose a los labios de él, donde dejó un pequeño beso.
Se miraron un segundo, para luego volver a besarse, pero esta vez, de una forma más cariñosa y prologada. Antes de que pudieran hacer algo más, Leah se tensó y se alejó de Bautista.
-¿Qué ocurre?.-Preguntó Bautista, al verla pararse de golpe y mirar a todos lados.
-Vampiro.-Susurró Leah, sintiendo su nariz quemar.
⋆⋆⋆⋆⋆⍣⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⍣⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⍣⋆⋆⋆⋆⋆
¡MALDITOS VAMPIROS!. iba a pasar algo interesante para las pecadoras. 7u7.
¿Qué les pareció la historia de Bau?. Esta chikito, hay que cuidarlo.
HOY Y MAÑANA MARATÓN!
CREO QUE TERMINARÁ MUCHO ANTES ESTE LIBRO Y SALDRÁ EL NÚMERO 8.
¿Quién será el próximo amarrado?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top