25-"ADICIÓN=RENDICIÓN"

Natsu agarró sus muslos y la levantó de suelo obligándole a que entrelazara sus piernas alrededor de su cintura mientras besaba con dureza a Lucy. La deseaba demasiado y la quería ya, de una vez por toda.
La rubia sin embargo se apartó de él al notar que la subiría a la mesa. Un gruñido de molestia y frustración fue la respuesta de él, a ella también le costó separarse de Natsu pero antes debía hacer algo.

-Qué sucede?-preguntó con los brazos cruzados y suavizando la mirada, no quería cagarla más, pero si ella pensaba que después de darle una probada se iría estaba muy equivocada.  Él quería el pastel completo.

-Las galletas, arruinaremos las galletas y son el regalo de bodas para Sting y Yukino-toda la tensión del cuerpo se desvaneció por completo. No quería parar, sólo se había apartado un momento. Él le ofreció una sonrisa.

-Eso tiene solución.

Entrelazando sus manos la llevó a la habitación.

Lucy quería poseerlo pero era tan dulce con ella, tan tierno y el momento tan mágico que no quería romperlo con palabras. Solamente existían ellos dos, y lo adoraba.

-Te amo Lucy Heartfillia y quisiera demostrarte cuanto lo hago-dijo en un susurro en su oreja mientras la sostenía entre sus brazos como si fuera lo único que importaba.

Ella no supo como responder, ni tampoco podía hacerlo porque no tenía las palabras suficientes para describir sus emociones. Tristeza, alegría, miedo, y amor, eran emociones tan poderosas,  tan maravillosas.

Natsu besó su frente, por algún motivo ese beso parecía mucho más íntimo y más dulce. Después acarició sus mejillas recorriendo todo su rostro con pequeños besos. En sus pómulos, en su nariz y por último en sus labios. Ese beso significaba tantas cosas y dejaba ver su desesperación, su anhelo, su cariño y adoración por ella.

El dulce beso que empezó inocente se transformó en otra cosa, en un crudo deseo que amenazaba ahogarlos de placer. Dejando salir un gemido en su boca cuando Natsu recorrió su cuerpo con sus firmes manos y agarrandola de las caderas acercandola a su erección. Algo primitivo tomó control de ambos, ella entrelazó sus dedos alrededor de su cuello para después dirigirse a su sedoso cabello tirandole hacia abajo para sentir más su contacto, pidiéndole que se rindiera, que fuera suyo y que jamás se alejara. Natsu se aferró a su cintura con fuerza, apretandola y continuando con ese beso que parecía arrancarle el aire de sus pulmones pero que hasta la última gota no saliera de su interior no la dejaría. La quería tanto que dolía y si ella necesitaba que se rindiera, con gusto lo haría. Suficiente tortura era no tenerla y ahora que la tenía entre sus brazos, le importaba un bledo lo demás.

Se apartaron necesitando aire pero sin apartarse, necesitando sus cuerpos unidos y con sus miradas oscurecidas de deseo por el otro.
De forma inconsciente Lucy se lamió de nuevo los labios y se sintió poderosa al ver como Natsu trataba de no perder el control, le hubiera parecido divertido si ella no estuviera igual que él, ardiendo. Parecía que hubiera combustión espontánea.
En sus recuerdos emergió la primera vez juntos, en la Isla Arcángel como quemó su ropa pero ahora parecía capaz de controlarlo.

Sin preámbulos lo lanzó a la cama y él la observó con diversión mezclada con sorpresa. Lucy quería jugar y él no se lo impediría, así que colocó sus manos detrás de su cabeza, apropiándose de la cama con descaro.

-Ríndete al placer-dijo mientras se sacaba la camisa dejándole ver a sus pezones duros y contoneando sus caderas mientras se quitaba sus braguitas.

Al ver como Natsu lanzó un gruñido supo que había logrado lo que quería, con una rapidez sobrehumana Natsu la levantó del suelo y la dejó encima de la cama, atrapada entre el colchón y su cuerpo.

-Suficiente juego por hoy-Lucy quería decir algo, él no podía interrumpir su diversión de esa forma, aunque era más una tortura para el pelirosa pero cuando fue a decir uno de sus comentarios listillos Natsu devoró su pecho derecho, dándole pequeños mordiscos mientras cerraba sus manos alrededor de sus caderas y sus fornidas piernas abrían la suyas, dejándola expuesta pero no le importaba. No cuando su boca estaba alrededor de su seno y su lengua chupaba su pezón dándole mordiscos fuertes que alternaba con lametones. Placer, dolor, placer, dolor no le permitía formar una oración coherente aparte de los ruiditos y gemidos que se estaban transformando en gritos.

De pronto él se apartó y ella gimoteó por la pérdida, quería más.

Natsu le dio una mirada complacida por su respuesta a sus caricias y pícara.

-Quieres qué me detenga ahora?-preguntó Natsu mientras le daba atención al otro pecho que parecía reclamar su atención con una suave lamida y leve mordisco.

Lucy le disparó una mirada asesina que parecía decir me vengare la próxima vez acompañado de un si te detienes te mato.

La rubia frustrada sexualmente porque todavía no se había dignado a meter al pajarito a la jaula no notó la repentina invasión en su interior con una sola estocada, sintiéndose llena por completo. No sintió dolor porque ya estaba lo suficiente preparada para su pene.

-Alguna objeción?-Lucy negó con tal vehemencia que una sonrisa tiró de sus labios formando una sonrisa juguetona.

A ella no le importaba nada, sólo quería tenerlo más, llegar al orgasmo junto a él. Sólo lo quería con urgencia.

-Por favor Natsu muévete, muévete-suplicó Lucy mientras se empalaba a ella misma, engullendo a su miembro más en su interior.

A la mierda el auto control y lo despacio pensó Natsu. Comenzó a moverse con fuerza, con dureza mientras ella se agarraba a su espalda, mordiendo su labio y él la sostenía, abriendo bien sus piernas hundiéndose en ella provocando que ambos eclosionaran en una ola de placer, llevandoles a un orgasmo intenso que rompió todas sus defensas.

Ambos quedaron en silencio inspirando aire mientras él descansaba a su lado con sus piernas entrelazadas. Ella oyendo el ritmo de su corazón y descubrió que era la música más bonita que había escuchado.  Sus brazos el lugar más acogedor y cálido donde la hacia sentir segura.

-Qué soy yo para ti Natsu?-preguntó en un susurro temiendo la respuesta. Él estaba seguro está vez así que la observó a sus hermosos ojos cafés asustados que parecían vidriosos por culpa de lágrimas contenidas.

-Eres lo más precioso de mi vida y estoy muy feliz de tenerte. Lucy Heartfillia eres lo más brillante de mi existencia. Te amo-dijo besando sus labios, apretandola entre sus brazos aún más.

En ese instante Lucy se dio cuenta que ya era hora de que Juvia y Levy debían llegar, seguramente habían escuchado el escándalo. Sus mejillas se encendieron de un rojo intenso.

-Seguramente nos hayan escuchado Levy y Juvia, que vergüenza-eso provocó que Natsu comenzará a reír fuerte. Mientras ella quería esconderse debajo de las sábanas y no salir jamás.

-Fuiste muy escandalosa, estabas gritando mi nombre acompañado con Oh Dios. Me han llamado muchas cosas pero jamás dios-dijo con chulería y arrogante a lo que Lucy frunció el ceño.

-Que humildad-ella entornó los ojos pero una sonrisa floreció en sus labios. Acariciando su piel distraída llegó hasta su vientre y sintió como algo cobraba vida.

-No puedes estar hablando en serio-pero si era verdad, de las buenas y esa sonrisa maliciosa era la prueba.

-Qué tal si les damos otro significado al padre nuestro?-preguntó besando lentamente su cuello, provocando que se estremeciera.

-Creo que me gusta tu idea.

De esa manera con besos suaves dulce y lentos, saboreando cada momento Lucy se sentó a horcajadas sobre él, viendo su excitación masculina bajo su cuerpo.

-Ríndete-dijo mordiendo su cuello y acariciando sus abdominales.

-Ahora y siempre.

De esa manera agarrando su miembro e introduciéndolo en su interior comenzó a moverse, tocando su propio ritmo lento y suave. Probando que a veces el amor es más de momentos de rendición a fin de cuentas.

Lo prometido es deuda.
Espero que les guste. Besos y hasta el próximo capitulo.

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