Un nuevo adiós


-Procura comer bien, y no te exijas demasiado, además recuerda tomar tus...-

-¡Ya entendí!- Minerva se cruzó de brazos y desvió la mirada. -Técnicamente soy menor que tú pero aún así llevo más tiempo viva, no tienes que tratarme como a una niña, sé lo que tengo que hacer.-

Tania asintió y sonrió con tristeza. ¿Cuándo había cambiado tanto? 

-Lo sé, lamento esto pero... Me preocupo por ti.-

-Oh vamos.- Minerva comenzó a caminar en dirección a la cápsula donde, una vez más, iban a hacer dormir a Tania. -Vuelve a la cama ahora, tu exceso de preocupación y sobreprotección es agobiante.-

Un suspiro cansado escapó de los labios de Tania antes de que también se pusiera en marcha y se acercara a aquel aparato con forma de huevo lleno de cables y botones que la tentaban a picarlos.

-Así que esta cosa me mantiene viva...- Tania rozó con los dedos la estructura metálica de la cápsula y luego de dio un ligero golpe.

-Hey, hey, hey.- Minerva comenzó a teclear códigos en las computadoras y monitores que se encontraban a su alrededor desbloqueándolos y posteriormente asignándoles tareas especiales para el cuidado del cuerpo de Tania. -Yo soy quien te mantiene viva, esa cosa solo se encarga de mantener en buen estado tu cuerpo, de lo contrario podrías haber generado serios problemas de salud por estar tanto tiempo inactiva, eres algo así como la Bella durmiente de esta era.-

Hubo un pequeño lapso de silencio en el que Minerva terminó de arreglar todo lo que necesitaba para volver a dormir a su amiga, una vez que todo estuvo listo giró para verla y asintió levemente diciendo así que ya era hora.

-Esto es raro.- Tania se metió de nuevo a aquella cápsula de donde había salido hacia solo tres días. -Acabo de despertar y ya volveré a dormir. Patético, al inicio querían que despertara y ahora me quieres dormida... ¿Así que chiste?-

-Ya lo hablamos.- Minerva la acomodó bien y comenzó a colocarle los cables que la conectaban con el resto de aparatos. -Es lo mejor-

-Creo...- Comenzó Tania con la mirada fija en las pálidas manos de la albina, las cuales se movían habilidosamente. -Que le fallé a Dahana.-

-¿Qué rayos dices?- Minerva alzó la mirada abruptamente. -Tú...-

-Déjame terminar.- Pidió Tania, Minerva se calló mordiéndose el labio y la joven prosiguió. -La amo, eso no está en discusión pero... Quizá y solo quizá creo que todos esos mimos y detalles la hicieron depender de mi emocionalmente, prueba de esto es que cuando caí en coma ella decidió caer conmigo... Pudo haber seguido adelante, pero aún así... Me molesta haberle hecho tanto daño como para que el amor que sentía hacía mi terminara rompiéndola, se supone que lo nuestro debía de hacerla feliz no lo contrario.-

-Ella igual sentía que te había fallado, eso fue lo que la terminó apagando... La culpa de no poder protegerte, te amaba pero lo que la intoxicó fue la culpa, la culpa y la desesperación de no poder hacer nada para recuperarte, fue demasiado para ella y con todo lo que tenía que cargar estuvo peor.- Minerva se separó de la cápsula unos pasos. -No creo que ella dependiera de ti emocionalmente así como tú no dependes de ella, pero... Considero que el afecto que se tienen es lo que les duele, han pasado por distintos dolores, es queda claro, pero nunca habían experimentado que alguien a quien realmente amaran se apartara de su lado. Ese nuevo dolor fue igual una de las causas de que se rompieran. No es dependencia emocional, es quebrantamiento emocional, es muy diferente.-

Tania lo pensó un momento, sabía que Didy había tenido que soportar un gran peso, sabía lo que conllevaba aquel peso, quizá Minerva tenía razón, no, desde luego que tenía razón. Se sentía mal de haber estado equivocada frente a algo tan obvio, tan claro.

-Soy una idiota... ¿Cierto?- 

Minerva rio, una risa sincera, una de las antes solía sacar con naturalidad.

-No por nada Dahana te llamaba así, ahora que ya estás más tranquila duerme... No prometo despertarte en un largo tiempo.-

-Buenas noches...- Dijo Tania mientras las puertas de la cápsula se cerraban y un gas se soltaba en su interior para volver a sumirla en un profundo sueño.

-Buenas noches.- Dijo Minerva, pero ya nadie la escuchó.

Los párpados de Tania ya se habían cerrado y volvía a perderse en su subconsciente, en su mente y en su memoria. En esa ocasión tendría un sueño, uno que la haría olvidar la cruel realidad a la que se había enfrentado y el dolor de su ser, tendría un sueño, uno donde sería feliz.

Un sueño donde... Dahana estuviera viva y pudiera cumplir aquella promesa que en esta realidad había quedado pendiente.

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