Una invitación para acabar con mi madre.
"- ¿A qué le temes?-
-No...- Tania cerraba los ojos y apretaba las manos en puños a los costados de su pequeño cuerpo. -No quiero...-
Pero Valeska no la escuchó, no le hizo caso, ignorando sus súplicas y ruegos usó su poder para darle vida a las pesadillas de Tania.
-Por favor...- Tania odiaba rogar, nunca lo hacía pero, esta vez era una excepción. No quería toparse en la vida real con los monstruos que la atormentaban.
-Abre los ojos.-
La pequeña negó con la cabeza, obviamente no iba a obedecer, no pensaba abrir los ojos.
-Tania...- Una orden silenciosa y una amenaza.
-No.-
Los pasos se acercaron a ella y pronto sintió las manos de Valeska en su mejilla.
-Abre los ojos, tienes que aprender a vencer tu miedo.-
Y lo iba a hacer, poco a poco vencería sus temores, encontraría una manera para hacerlo pero no así. Tania no quería abrir los ojos porque sabía lo que vería, solo había tres opciones:
La primera: un monstruo enorme color negro, ojos rojos como la sangre, cubierto de cicatrices y con un aura de poder, muerte y destrucción. Tendría una boca enorme llena de dientes y cadáveres en descomposición, y entre esos cadáveres estarían los de su padre, los de la secretaria, el portero, Suse, Mei, Lierdre, Teodor y Frui.
La segunda: Vería al vagabundo que había intentado abusar de ella, lo vería tal y como lo recordaba, harapiento, sucio y con una mirada sínica en el rostro. Lo vería acercarse y por más que ella intentase huir, moverse, escapar, no podría hacerlo... Y por fin él acabaría lo que ese día empezó.
Y la tercera: A una mujer con sonrisa de arpía, cabello corto y finamente peinado, tez morena y un largo vestido blanco salpicado de carmesí, la vería con un hacha y la boca abierta, absorbiendo energía... Absorbiéndola a ella.... Vería a su madre y eso la aterraba.
-¡Abre los ojos!-
Valeska gritó, estaba irritada, siempre odiaba que las niñas no le hicieran caso. Tania se estremeció al oír a su maestra gritarle y finalmente cedió, fue abriendo lentamente los ojos y eso fue lo peor que pudo hacer, gracias a que vio a sus pesadillas en la vida real todo empeoró.
Tania se quedó pálida, ella había esperado ver solo uno de sus temores pero ahí estaban los tres. El monstruo con la boca abierta mostrándole los cadáveres, el vagabundo sonriéndole con malicia y su madre con el hacha en manos.
-Tendrás que vencerlas.-
Tania se apretó la garganta y no pudo moverse, sus temores se acercaron y ella no hizo nada. Gracias a eso Valeska repitió el mismo proceso durante meses, Tania siempre se resistía, no quería mirar pero al final lo hacía... Lo hacía y quería morirse."
-¡Hey! Tierra llamando a Tania... ¡Hey, hey, HEY! -
Tania salió de sus pensamientos lentamente y volteó a ver a la chica del mechón quién agitaba una mano frente a ella.
-¿Qué decías?- Preguntó algo confundida.
-Llevo hablando cinco minutos y no me prestaste atención.- Reprochó la joven haciendo un puchero infantil.
-Lo siento.- Tania se estiró. -Me distraje.-
-Mmm, bueno lo que digo es que tu madre es una idiota por amenazarte así, de verdad siento compasión por ella, no sabe a que monstruo se está enfrentando.- La joven hablaba en tono calmado, demasiado pacífico.
- De verdad no me creo que haya escrito esto.- Ruby bajó la carta y la dejó sobre la cama.
Tania la incendió con la mirada y después no quedaron más que cenizas, las cuales fueron arrastradas por una suave corriente de aire.
-Al menos liberaremos a las chicas que tienen pasado mañana.-
-Eso será pan comido.- La joven del mechón sacó una daga y se puso a jugar con ella.
-Sí.- Tania se frotó la cien. -Pero aún así, ¿crees que...?-
-Llevaré a mi equipo, tú tranquila.- La joven del mechón le guiñó un ojo a Tania y ella asintió.
- Vera le pidió ayuda a Emma, ella y Valeska igual atacarán pasado mañana, eso será una ventaja.- Dijo Tania recordando lo que había oído gracias a sus micrófonos.
-¿Así que sigues espiando?- Cuestionó la joven del mechón con obvio interés.
Nev se encogió de hombros indiferente.
-Gracias a que las escucho me enteré de la droga, sino me quedaría menos de una semana de vida.-
-Buen punto.- La del mechón atrapó la daga en el aire y volvió a lanzarla. -Entonces, pasado atacamos, destruimos, los matamos, ganamos y liberamos, ¿correcto?-
-Correcto.-
Ruby se puso de pie.
-¿Voy a ir?-
-¿Quieres ir?- Tania acariciaba a Minerva.
-Sí.-
-Pues entonces irás... Ah mierda.- La joven del mechón se apartó para que la daga no se le clavara en la cabeza. -Fiuf... Eso estuvo cerca.-
Ruby la miró con reprobación.
-Otra cosa, ¿soy yo o esa carta parecía una invitación para que acabaras con ella?-
- Mi madre es una idiota, básicamente me amenazó y me invitó a destruirla.... Ridículo.- Comentó Tania mientras le restaba importancia al asunto con un ademán.
-Y pensar que los años la habían vuelto más astuta.- Comentó la joven del mechón pensativa.
-A veces el tiempo no cambia a la gente.- Agregó Tania antes de soltar un suspiro cansado.
-O la cambia demasiado.- Volvió a decir la chica.
-Sí...- Tania se pasó las manos por el cabello, eso era demasiado agotador.
Afuera el ruido de un auto estacionándose llamó su atención y corrió a asomarse a la ventana.
-Es Emma.-
-Y la fiesta aquí se acaba señores y señoras.- La joven del mechón se levantó y se acercó también a la ventana. -Yo me voy, las veo mañana.-
-Alto.- Ruby cruzó la cama. -¿Cómo piensas irte?-
La joven del mechón apuntó a la ventana.
-No pensarás....- Comenzó Ruby algo asustada.
-Será una caída corta, estaré bien.- La joven interrumpió a Ruby y sonrió. -Tania ha saltado de lugares más altos y sigue viva.-
-Ella no se muere, básicamente es imposible matarla...-
-Oh vamos.- La chica comenzó a subirse al marco de la ventana y quedó con los pies colgando para afuera. -Yo también he saltado de alturas mayores y caigo casi completa.-
-¿Casi?- Ruby tragó saliva.
-Casi.- La chica les regaló una última sonrisa. -Nos vemos.- Luego se dejó caer.
Ruby corrió a asomarse para ver si estaba bien y casi suspiró de alivio cuando la vio caminar como si nada.
-Descuida, es como una gato.- Tania cerró la ventana. -No entiendo como es que siempre cae de pie, envidio eso de ella... Nunca la he visto tropezarse al caer.-
- Da un poco de miedo.-
-Ni te imaginas, es una buena chica cuando quiere pero, cuando está en acción es una fiera, literalmente.-
-Creo que todas son letales a la hora de pelear.-
Tania soltó una leve risa.
-Ya veremos que tal eres tú.-
-Supongo...-
La perilla de la puerta giró y el rostro sonriente de Emma se asomó.
-Lo siento, debí tocar antes.-
-Descuida.- Ruby se encaminó a la salida. -Yo ya me iba.-
-Okeeeey.- Emma se hizo a un lado dejando pasar a la joven y luego volvió a cerrar la puerta. -¿Renunciaste?-
Tania hizo una mueca.
-¿Ni un hola?-
Emma se sentó en la cama, llevaba una malteada la cual dejó en la mesita de noche de su amiga.
-Hola, ahora sí... ¿Renunciaste?-
-Sí.- Tania prendió la tele. -¿Algún problema?-
-No me dijiste...- Emma hablaba en tono dolido, demasiado dolido.
-Tarde o temprano te ibas a enterar, además estuve ocupada.- Tania no quería permitir que sus sentimientos de cariño hacia la joven la hicieran vulnerable en ese momento, no luego de todo lo que ella le había hecho.
-¿En qué?-
-Ah, demasiadas preguntas.- Tania no estaba interesada en responder y por ahora evitaría el tema tanto como pudiera.
-¿Qué haces que te mantiene tan ocupada?- Cuestionó Emma.
-Sobrevivo, respiro y me baño.-
-No juegues.- Emma la miró seria.
-No estoy jugando, te juro que bañarse es una tarea muy complicada la cual me quita demasiado tiempo.- Dijo Tania totalmente seria.
-Tania...-
-¿Qué?- Ella observó de reojo a su compañera. -Sí, renuncié ¿y qué?-
-¿No te importa?-
Para esas alturas Tania no sabía si Emma era tonta o no sabía leer entre líneas, o quizá ambas.
-No, además era lo que Valeska quería.-
-¿Y tú? ¿Qué querías tú?-
-Librarme de ella.- Contestó de inmediato.
-Es tu madre.-
-¡NO!- Tania apartó la vista de la televisión para fijarla en Emma. -Valeska Dahen no es ni será mi madre, yo no tengo madre...-
-La tienes.-
Tania gruñó, tal parecía que su amiga había amanecido con ganas de pelear.
-No.-
-Sí.-Contradijo Emma.
-No.- Protestó Tania.
-Tania...- Repitió Emma en tono más calmado.
-¡¿Qué?!- Exclamó Tania perdiendo los estribos.
-Nada...- Emma se levantó. -Solo que, ya no somos tan unidas, nos estamos distanciando.-
"No me digas" Pensó Tania en tono irónico.
-Claro, tú eres el perrito faldero de Valeska, obedeces tooooodoo lo que te pide: "Emma deja fuera a Nevor de las misiones."- Tania imitó la voz de Valeska. - "Sí maestra."- Ahora imitó a Emma. -"Emma traiciona a tu amiga" "Claro maestra" "Emma voy a intercambiar a Nevor, ayúdame" "Claro maestra."-
Emma estaba pálida. Tania estaba furiosa.
- ¿Y todavía me dices que ya no somos tan unidas?-
-Ni soy el perro faldero de nadie.- Los ojos de Emma comenzaron a tornarse negros.
-No, tienes razón... Eres la esclava de Valeska.-
-¡Claro que no!- Ya no había ni rastro del verde, todo era oscuridad.
-Como digas.- Tania se giró y volvió a centrase en la tele.
Emma se mordió el interior de la mejilla para no decir más y salió dando un portazo. Tania se secó una lágrima traicionera que rodaba por su mejilla y observó su reflejo en el espejo que tenía enfrente.
Los ojos de Emma se ponían negros cuando se enfadaba, los de Tania se ponían lilas, y ahorita estaban morados... Realmente estaba de un humor de perros.
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