9
Bianca se paseaba entre la pequeña guardia de diez personas que ella armó para su reina. Merlina y Eugene insistieron que es demasiado y que conmigo basta, pero al final Bianca hizo su voluntad de general.
A solo una hora de que inicie el festival de las cien torres y yo solo estoy emocionada por poder usar por completo mi armadura, lo sé. Es un impulsó infantil en todo aspecto.
Merlina usa un vestido blanco con negro, no es esponjoso, pero tampoco normativo. Su antifaz el cual siempre es de un oscuro gris, ahora es totalmente negro perdiendo sus ojos en las sombras, pero al tener la mínima luz un brillo digno de ella aparece en esas cuentas ensombrecidas decoradas con cristales de un púrpura oscuro que parece devorar la luz del sol.
Las luces de Nevermore se van encendiendo de una en una y con eso la señal de partida es dada, un leve mareo me atraviesa y el patio del castillo de Nervermore se convierte en un gran escenario cubierto por una lona roja.
-Nosotros nos encargaremos del perímetro majestad- dice Bianca ajustando su ropa la cual dejo de ser su armadura a un uniforme militar azul cuidado hasta el último detalle con patrones de olas y algunos broches que pierden sentido y significado.
-Solo no llamen la atención. Estamos en un lugar pacífico para celebrar la unión de las casas, hacer un escándalo por nada sería contradictorio-
-... Lo siento. Seré cuidadosa-
Bianca y sus soldados se alejan rápidamente siendo seguidos por la vista de Merlina. Cuando Bianca no está en visión Merlina estira los brazos y deja salir un largo suspiro lleno de cansancio.
-¿Quieres ir a comer algo rápido?- pregunta ajustando su antifaz.
-¿No se vería raro? Digo, eres la reina-
-¿Qué mejor para un pueblo el ver que su reina es una más de ellos? Vamos, está vez invito yo-
-Siempre lo haces-
-Y nunca te quejas- da un leve golpecito en mi yelmo y salimos tras el escenario en dónde apenas nos vieron las personas hicieron cortas reverencias a la vez que se me quedaban viendo con cierta incomodidad en sus ojos. Levanto la visera y dejo vean una cara normal tras la armadura de "lobo" las personas dejan de verme tan raro y siguen su camino -Tal vez te veas amenazante-
-¿Tal vez?- pregunto acomodándome el yelmo de la armadura tenebrosa (la cual amo) -¿No es ese el sentido?-
-En mi mente es un significado al ser el último licántropo conocido del continente, pero viéndolo desde una vista extraña... Si es algo "tosco"- admite sonriendo.
Comparado a la vez pasada en dónde caminamos por todas partes con total libertad, ahora es bastante diferente. No solo porque la gente reacciona a su reina y por consecuencia a su caballero, sino que Merlina va y te da las buenas noches si es que pasa a tu lado o se detiene en un puesto para ver si compra algo.
Ella lo debe ver al igual que yo, las sonrisas que la gente hace al ver a su monarca caminando codo a codo junto a ellos. En mi antiguo hogar no pasaba eso, cuando veías a un noble era solo en busca de algo o alguien, aunque supongo dependía del lugar pues sé dé lenguas que en las tierras de "los devoradores" guerreros fieros y sangrientos, los nobles vivían entre su gente como los Krakens del sur que izaban velas al lado al igual a hermanos.
Supongo que al mirar de cerca, Nevermore y Garkar tienen sus parecidos.
Pasados unos diez minutos de caminata en dónde compré una Old Stone de agua (al parecer puedes beber de esta unas tres veces lo cual es útil) Paramos en un puesto ambulante que vendía carne de cordero entre un pan.
Lo "único" de esto es la falta de sillas, por lo que ambas comíamos paradas llamando la atención con nuestro espectáculo. Y no es para menos a decir verdad. No solo por ver a tu reina y gobernante comiendo al lado de un limpiador de calles, sino que ver mi yelmo es... Bueno.
-Ya tengo un nuevo olor favorito- digo pidiendo otro más para comer y dejando un poco de lado la vergüenza.
-¿Olor? Nunca te he preguntado sobre tu Licantropía, más que nada por tu comodidad. Pero... ¿Olores?-
-Así es. Puedo recordar olores, todos tienen diferentes olores entre sí- aclaro tomando el plato con la comida -La señorita que nos atiende huele a cítricos, tal vez por su trabajo. Bianca hule a mar, Eugene a libro viejo y así y así. Descubrí eso al mes de ser desterrada, cuando lo supe. Me aferré al olor de mi hermana... Pero eso no evito que lo retuviera, es un olor al final del día... Aunque hay animales que... vaya, huelen mejor a ciertos humanos- digo tratando de alejar el malestar en sus ojos y mi tono.
-Enid-
-Lo siento mi reina- pido bajando la visera para cubrir mi rostro, veo de reojo como sus oscuras cuencas no dejan de verme. Cambia de vista y le entrega el plato a la vendedora.
-¿Tienes olores favoritos?-
-¿Favoritos? Si, la carne de cordero jugosa que comimos, mi hermana, una flor rara morada que vi la otra vez en su jardín y...-
-¿Y?-
-¿No sé enojará?-
-¿Por qué habría de molestarme? El hecho de que seas mi caballero no te priva de tus gustos e intereses, no eres una esclava. Eres una persona-
Miro de reojo a la vendedora la cual sube los hombros, a mi costado hay un chico comiendo y viendo la interacción el cual hace lo mismo dejándome sola.
Merlina. Por otro lado, no aparta la vista, una vista siento me lee el alma por completo.
-... Madera, libros y galletas recién horneadas-
-¿Si? Los y las chefs del castillo son bastante buenos, no entiendo el miedo de aceptar eso-
-No, digo. Si me gustan esos olores, pero...- escucho como la vendedora hace un: "awww" y el chico sonríe para luego fingir una tos -Es... ¿No sé enojará?-
-Enid- regaña -He sido clara, tus gustos no son dañinos para la imagen que le tengo a mi caballero-
-Usted huele a eso- acepto finalmente. La gente da un suspiro de emoción y el ambiente se aligera cuando Merlina sonríe con nervios. Ajusta su antifaz y recupera la postura.
-Digna jerga de un caballero- dice dando el dinero a la vendedora.
Merlina comienza a caminar dejándome entre la gente, la vendedora me empuja el hombro y dice: "Ve por ella"
¿Qué acaso la gente olvidó que hablan de su reina, o es lo que Merlina buscaba conseguir?
Agradezco la comida y corro a por Merlina. Una vez a su lado veo su ladina sonrisa que parece no querer desaparecer.
-¿Soy tu olor favorito?-
-Sí...-
-¿Por qué? Te aferras al de tu hermana y amas esa carne, entonces ¿Por qué yo? Uno creería que buscarías el más parecido a tu familiar. Un olor idéntico, pero ajeno, pero parecido. Entonces... ¿Por qué yo?-
-Porque me das paz- admito dejando detrás la charla y connotaciones de caballero/reina dejando solo a Enid y Merlina -Capte tu olor en la torre, desde ese día me gustó. Y con el pasar del tiempo solo escaló al primer lugar... Es tonto, lo sé. Cosas de lobos-
-Más bien, cosas de Enid- bromea viendo la calle iluminada con la Old Stone haciendo brillar la torre de la casa Addams a la lejanía -No puedo captar tu olor, pero. También me das paz. Enid Sinclair, me mandas a esos días perdidos en dónde un maestro me prohibió venir al festival por una travesura, es como...-
-¿Si buscáramos un hogar?-
-... Si, así parece- camina de nuevo entre la gente. Saluda y da las buenas noches mientras la sigo por detrás.
Su mano cuelga en su caminata mandándome miles de pensamientos en dónde voy tomando está como otras pocas veces.
........
Los representantes de las casas están en el mismo escenario junto a nosotras.
La casa Galpin y su líder no hace mucho regañado, la casa Barclay representada por Bianca y la casa Otinger por Eugene y sus dos madres.
La gente está en silencio viendo como su reina da unos pasos hacia delante, inclina ligeramente su cabeza como si ella necesitará presentación y una luz la ilumina desde lo alto.
-Hace años las grandes casas estaban separadas, las fronteras nos volvían enemigos y nos privaban del futuro. Ahora, las cosas son diferentes- empieza con una sonora voz a diferencia de su apagada y melódica a la cual me acostumbre -Vivimos tiempos inciertos, el imperio Garkar quiere nuestras tierras, pero gracias al esfuerzo conjunto de todos, estos no avanzan más allá de sus territorios. Pero hoy no es día para recordar los amargos tragos de la vida, no. Hoy es día de celebración, un día en dónde todos somos parte de la misma familia pues hace más de 70 años que la ciudad se fundó bajo la promesa de; hermandad, unidad, respeto y tolerancia. Hoy, mi amado pueblo ¡Es día de celebración!-
La gente aplaude con emoción. Una sonrisa se incrusta en todos los representantes. Veo que Eugene desaparece entre sus madres tras el escenario, miro de nuevo a Merlina la cual alza la mano al aire y señala el cielo nocturno.
-Así que, en son de celebración. Les presento algo traído gracias a la casa Otinger. Los fuegos artificiales-
Un chiflido se escuchó tras el escenario. Tres estelas volaron hacia el aire estallando en fuego colorado. La gente decía de todo mientras los colores cambiaban con cada nuevo chiflido al aire. Un enorme círculo morado apareció en el cielo el cual recibió aplausos llenos de sorpresa y emoción.
Anonadada siento como alguien sujeta uno de mis dedos, es Merlina. Su sonrisa se ilumina entre cada nuevo color en el cielo.
-Es hermoso ¿No crees?-
-Si- respondo sin dejar de verla -Es hermoso-
El fuego de colores termina, Merlina me suelta y regresa su vista a la gente la cual la recibe con sonrisas y devoción por lo visto.
-Mi pueblo... Mi gente, mi familia. Con esto mostrado ¡Es que da inicio el festival de la ciudad de las cien torres!-
Gritos, cantos y bandas tocando por aquí y por allá.
La risa de Bianca con Eugene llama mi atención antes de que Merlina se me acercara, tomará mi hombro y desapareciéramos.
Una vez pasado el mareo noto estamos en una habitación bastante grande.
-Nos quedaremos aquí estos dos días de festival- explica sentándose en la cama, se quita los zapatos y estira las piernas -Me cambiaré e iremos a disfrutar del festival-
-Eso suena... ¿¡Lo festejaremos!?-
-Obviamente- responde a risa -Sal de la habitación, quiero cambiarme-
Salgo de esta, me recargo en la pared y me quitó el yelmo.
La curiosidad me llama al querer saber dónde estamos, camino un poco en un corto pasillo viendo escaleras.
Bajo hasta ver un barandal y el inicio de pasillos en espiral cuya decoración parecen ser solo old stone de un púrpura que ilumina la oscuridad del lugar.
-Es una de las torres- digo emocionada. Me asomó por el borde del barandal y veo el gran camino y decoración morada de Old Stone, tela de color blanco baja desde el techo iluminando el lugar. Miro mejor el techo y noto que hay dibujos brillantes de estrellas -Vaya...-
-Es de la casa Addams- escucho su voz.
-¿Magia?- pregunto señalando su vestido blanco.
-Deberás cambiarte sola-
-Mala... ¿Las estrellas?-
-Una decoración que mi madre puso hace años, decía que le daba un toque de misterio. Al parecer tenía razón, busco a su maestra en magia. Una anciana cuyo nombre admito me da repelús el siquiera pronunciar... Pero, alguien sabio a su manera. ¿Te gustan?-
-Y bastante- Merlina se acerca con una sonrisa, pone un dedo en mi pechera y niega con una sonrisa burlona.
-¿Soy tu olor favorito?-
-Ay... ¿No me dejarás olvidarlo?-
-Para nada- toma mi mano, entre el metal acaricia como si pudiera sentirla, sube está a sus labios y deja un beso -Te esperaré abajo-
-Sí...-
Se separa y comienza a bajar. El sonido de su caminata es opacado por el latir de mi pecho.
Subo mi mano a este y la pongo en el mismo como si eso me fuera a calmar, el calor de mi rostro se extiende por todo mi cuerpo y la armadura me pesa e incómoda, maldigo en voz baja no haber podido sentir su calidez entre mis dedos y sus labios en mis nudillos.
Creo que...
Estoy...
No, no. Solo es uno de sus juegos.
Pero, si sé eso ¿Por qué me hace feliz?
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