Prólogo
Una hermosa mañana tranquila para otros, para los Shoes no era exactamente así.
Gritos, dolor, pánico...
— ¡Puja! — Indicó la enfermera una vez más a la joven mujer en la camilla. Su esposo, un adinerado contador del banco más importante del país, estaba a su lado sosteniendo su mano con preocupación.
Pero todo paro al poder escuchar el llanto de un bebé. Sus ojos se iluminaron mientras sonreía cuando trajeron consigo a una pequeña bebé la cual descanso en el pecho de su madre.
—Red Shoes—. Susurró la mujer pasando sus manos por las mejillas regordetas de la bebé.
—¿Zapatos Rojos?— Cuestionó el esposo y ahora padre.
— Me gusta el nombre—.
—Bueno, si tu lo dices. Pero quiero que su segundo nombre sea Blanca—.
Y apreciaron el inicio de su linaje, el cual tenían toda esperanza de que sea largo. Claro, si no fuera por aquella fatídica noche después de haber tenido a su segundo hijo James Jr. Nació sano y sin complicaciones, toda una ternura. Sin embargo, Isabella no llegó al día siguiente.
Fue el primer golpe contundente para Red y para su padre James. Ni siquiera pudo consolarla pues se encontraba abatido. Meses después, al ser incompetente para poder cuidar a los niños se los encargó a la hermana de Isabella y su esposo, los tíos de los niños de parte de madre, y los niños se despidieron con pena de su padre.
Los veía poco, pero era suficiente para ellos. Solía llevarlos a museos, parques de diversiones, algunas exposiciones de arte (que James Jr nunca prestaba atención), y aveces también jugaban juegos de mesa en casa.
A pesar de todo, siguieron viviendo con sus tíos en New Jersey y su padre consiguió una pareja. Regina, una rubia de ojos azules y un cuerpo esbelto. Quizás parecía a simple vista alguien interesada pero más allá de eso era muy buena persona. Solía hablar de moda con Red e incluso de algunos chismes de la farándula local.
Con el tiempo se convirtió en su madre para ella, no en un reemplazo de la original pero si una figura materna muy especial.
Ahora, a sus diecisiete años Red Shoes es una joven muy letrada, elocuente y bastante amigable. Sabe de primera mano que es muy hermosa, sin embargo nunca se ha aventurado a tener un novio.
Hoy en clase mientras la muestra explicaba sobre biología no dejaba de ver el maravilloso tono rojizo que adquirió el cielo al casi atardecer, pues ella tomaba clases de tarde, entonces la campana sonó anunciando el final de la clase.
—Nos vemos la próxima, jóvenes. No olviden hacer su tarea que voy a corregir mañana a primera hora.
Ella solo recogió sus cosas teniendo pendiente hacer su tarea una vez llegué a casa. Como siempre, pues era su rutina. Aveces se aburría de serlo y se preguntaba ¿Cuando habrá algo emocionante en mi vida? Aveces pareciera que lo único divertido eran sus sueños y tal vez cuando se imaginaba los escenarios al leer un libro.
Soñaba con esos romances cursis que siempre leía, no importa que tan cliché sea, pues eran su escape de la realidad.
Solía tener pretendientes pues no es como si siempre estuvo sola. Pero una de sus compañeras, Shirley, se encargó de decir algunas mentiras sobre ella. Le gusta llamarlo "envidia" pero no suele prestar tanta atención.
Salió camino a su casa, donde vive con sus tíos, a pie pues quedaba muy cerca de la escuela. Se mentalizo sobre su día siguiente que probablemente sea igual solo que entregando la tarea.
Pero estaba lejos de ser así.
¿Habría un día siguiente ahí para ella?
Tal vez ese mundo mágico que imaginaba lleno de sirenas, hadas y piratas estaba más cerca de lo que ella pensaba.
Su mundo mismo estaba apunto de dar un giro de 360 grados.
(...)
Dedicatoria especial para ImanoleBravo mi amado, mi inspiración y mi eterno brillo.
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(Nueva portada y actual)
(Antigua portada)
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