Prólogo

Su vida era una mierda, eso nadie podría negarlo, y aquél que lo hiciera era porque no tenía conocimiento de nada, solo hablaba por hablar. Pero había un momento en el día en el que era feliz, esos momentos cuando tenía a su pequeño cachetón entre sus brazos. Eso era lo único que lo mantenía cuerdo. Su adorable Park Jimin.

A él no le importaba nada si podía pasar tiempo con esa lina personita. A él no le importaba lo que tuviera que hacer para poder verlo. Valía la pena si eso significaba ver esa preciosa sonrisa que tanto amaba.











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