➽ Parte 09










La situación era bastante divertida para Jungkook, se encontraba cenando junto a su hijo y su pareja, todo estaba bien hasta que noto a la distancia a un joven observándolo desde un local de artes y pintura. Podía reconocer esa dulce mirada y pomposos labios desde lejos y moría por acercarse pero al verlo tan tímido detrás de un árbol en un intento fallido por ocultarse solo causo que su corazón derritiera al imaginar su reacción y como es que iba a tratar de escapar.

Sus ganas de verlo fueron mas fuerte, salió del restaurante con la excusa de poder fumar un poco cosa que en parte era cierta y darle un poco mas de privacidad a su hijo, era la primera pareja que conocía asi que no quería incomodarlos, no le tomaría mucho tiempo conseguir el numero privado del joven y no pensaba irse a menos que el se lo pidiera.

De un momento a otro lo vio acercarse entre la multitud y fingio no verlo mirando hacia otro lado, de repente sintió como su bolsa fue arrebatada y sonrió al verlo salir corriendo, al parecer no era el único que estaba deseando un reencuentro y quizás algo mas. El lindo chico ni si quiera habia notado cuando Jungkook comenzó a seguirlo llegando hasta un lugar apartado, desde la esquina pudo observar la hermosa sonrisa que le daba a una pequeña foto suya, ¿Se alegraría de verlo?, definitivamente este chico tenia algo especial que solo lo hacia mas deseable.

— Si querías mi contacto solo debías pedirlo dulzura, jamás te lo negaría—se recargo en la pared—

Jimin al escuchar una voz detrás de el salto del susto dejando caer todas las cosas que sujetaba entre ellas sus pinturas y la cartera de Jungkook. 

— Mierda...—comenzó a recoger las cosas evitando mirar al hombre que se acercaba a pasos rápidos—No es lo que crees yo sol—

Jimin sintió como su cuerpo fue empujado hacia la pared de manera brusca y a la vez delicada, cerro sus ojos esperando alguna reclamación, pero, unos labios suaves se posaron sobre los suyos iniciando un beso lleno de desesperación, sus muñecas estaban totalmente inmovilizadas por lo que luchar no era una opción, siendo sinceros, esto era mejor de lo que esperaba pues el hombre frente a el no estaba devorando justo como recordaba.

Cuando el aire comenzó a hacer falta, ambos se separaron con las respiraciones agitadas y sus labios rojos e hinchados, los ojos de ambos brillaban con una intensidad que perfectamente podía alumbrar hasta los rincones mas oscuros de aquel callejón.

— Tan delicioso como lo recuerdo—acaricio sus mejillas—Tan jodidamente delicioso.

— Ah...—Jimin sintió todo su cuerpo temblar, este hombre lo intimidaba al hacerlo sentir tan tímido con solo imaginar tenerlo cerca—¿Dulce o truco?

— ¿Que?

—¡Dulce o truco!—Jimin aprovecho su confusión y logro liberarse de su agarre para después acercarse a su pecho y morderlo causando un jadeo en Jungkook—

Estaba tan avergonzado que trato de huir pero fue imposible por los brazos fuertes que sujetaron su cadera logrando incluso levantarlo, la respiración de Jungkook chocaba con su cuello provocando que Jimin se sonrojara.

—Esta vez no vas a huir dulzura—Jungkook como pudo saco su teléfono del bolsillo y se lo entrego a Jimin quien lo tomo dudoso—Escribe tu numero, se que tu tambien quieres el mío.

—Eres un—no era mentira que lo que mas quería era tener el numero del pelinegro—Te lo daré pero suéltame, me haces sentir pequeño.

—Te vuelves tímido cuando estoy cerca, debería recibir un premio.

—Tienes el ego muy grande—Jimin comenzó a teclear su numero mientras era liberado—Soy Jimin—entrego el teléfono junto a las demas pertenencias—

—Un gusto Jimin, te diría mi nombre pero ahora ya sabes incluso donde vivo—sonrió al verlo saltar en su lugar y darse la vuelta avergonzado desapareciendo de su vista—¡Adiós dulzura!

Un bonito nombre para un lindo chico, definitivamente su día habia mejorado con la aparición de Jimin, a juzgar por su apariencia era mas que claro que habia una diferencia de edad, por su reacción y la manera en la que trato de conseguir su numero solo indicaba que el sentimiento fue mutuo y que ambos deseaban seguir conociéndose, la atracción era fuerte y no pensaba ignorar lo que su corazón pedía a gritos.

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