Jack.

Los días seguían pasando y el vacío en mi pecho seguía creciendo. Me sentía vacío sin Brooke, por alguna razón en verdad me sentía vacío. Estaba sólo, y cuando dejé de tenerla fue que lo noté.
Me enteré que los chicos del equipo no me soportan en absoluto, me tienen allí por la pura decisión del entrenador porque según él, soy muy bueno. Descubrí que no he hecho ni un sólo amigo aparte de Jack, y en mi curso nadie quiere ser amigo del chico que reprobó y se cree muy inteligente por saberse las respuestas por haberlas estudiado hace un año.
Brooke había dejado de asistir, por una semana no supe absolutamente nada de ella, hasta que finalmente siete días después apareció, y para sorpresa de todos, volvió con Damon, el cual nuevamente se había transformado en su novio. Él y sus amigos se encargaban de molestarme todo el tiempo, dentro y fuera del aula, dentro y fuera de la preparatoria, haciendo que mi vida fuera más infierno de lo que ya de por si estaba siendo.

La mayoría del tiempo me encontraba a mí mismo mirando por la ventana hacia la ventana frente a la mía. Una ventana vacía, con sus cortinas comúnmente cubriéndola las luces siempre estaban apagadas y no parecía que alguien pasara allí mucho tiempo.
Me desvelaba tanto durante la noche esperando a que ella volviera, en verdad tenía la esperanza que lo hiciera, sin embargo aún no ocurría. Sin embargo casi todos los días la veía salir sigilosamente hacia el coche de su novio y la observaba alejarse rápidamente por la calle, no volvía a mi cama hasta que ella regresaba, la mayoría de las veces pasaba días sin dormir por ella.

Mis padres ya no saben qué hacer conmigo, noto a mi madre afligida y frustrada cada día más, mi padre intenta sacarme de mi casa de vez en cuando y siempre que él puede, pero ya no es divertido salir conmigo.
Ryan casi ni habla conmigo, me evita casi todo el tiempo y se nota que no disfruta de mi compañía.

— ¡Zach! —Escuché la voz de mi madre llamarme desde el primer piso— ¡baja a desayunar!

— ¡No tengo hambre! —contesté.

—No me hagas subir por ti—amenazó y yo suspiré.

Me incorporé del suelo de mi habitación y me acerqué a mi armario, me coloqué los primeros pantalones que vi para luego tomar una remera que me la fui colocando en el camino a la cocina. Al llegar mi madre ya había colocado el desayuno bien ordenado encima de la mesa, me senté en la silla que siempre era ocupada por mi quedado frente a mi hermano, me dio una mala mirada y luego de dar el último sorbo a su bebida tomó una tostada, saludo a mi madre y se fue de allí sin escuchar las quejas de mi madre.

— ¿Por qué él tiene el derecho de irse si quiere y yo no puedo quedarme en mi habitación?—pregunté mientras le untaba mantequilla a mi tostada.

—Punto uno, tú hermano si come. Punto dos, tu ni siquiera cenaste ayer. Punto tres, concéntrate en tu vida y deja a tu hermano en paz—enumero sin mirarme.

Suspiré y luego le di una mordida a mi tostada, mi estómago se revolvió al tragar y puse cara de asco.

— ¿Ahora qué te pasa?

—No quiero comer—alejé la comida—quiero vomitar.

—Tú estomago quiere devolver lo que acabas de tragar porque te estás alimentando horrible Zachary, entonces tu estomago no se acostumbra aún a la comida—me miró algo enojada—por tu bien, termínate por lo menos una tostada.

Algo molesto y muy asqueado continué comiendo mi tostada y luego de algunos bocados el asco se fue y hasta comí una más.
Luego de unos minutos mi padre llegó sentándose junto a mí, y comenzó con sus típicos temas de conversación los cuales ni siquiera entiendo pero me hace parte.

—Y bueno, creo que podríamos ir hoy a la tarde.

— ¿Qué?—miré a mi padre.

— ¿No estás escuchando?—mi padre me miró y luego rodó los ojos—cómo decía, tus abuelos acaban de mudarse y nos invitaron a ir y les dije que podríamos ir hoy a la tarde—negué rápidamente.

—No, hoy no—me miró con los cejas levantadas—hoy es el primer partido de la temporada, no puedo salir hoy—mi madre negó.

—Zachary no vas a jugar—negó rápido mi madre y la miré molesto.

— ¿Por qué no?—pregunté alzando la voz.

—No le grites a tu madre—reprochó mi padre.

— ¿Pero acaso escuchaste lo que dijo? Soy titular mamá, ¡no puedo simplemente no ir!

—Primero que nada te calmas—gritó mi madre ya enojada—Te callas y me escuchas, apenas y comes, apenas sales de tu habitación, estás cada día más flaco y tú cuerpo está muy débil, ¿enserio crees que vamos a dejarte jugar? Por favor Zachary, ¿acaso quieres morir?

—Pues tal vez si, de esa manera seguro les sacó un peso de encima ¿no crees?—me levanté molesto e ignorando los gritos de mis padres salí de allí.

Subí al coche y antes de que mi padre pudiera llegar y sacarme de allí, prendí el motor y desaparecí por la calle.
¿Cómo no iba a poder jugar? Soy unos de los jugadores más elementales del equipo, no podía simplemente no presentarme.

Luego de manejar diez minutos, estacioné el coche a unas calles de mi casa y sigilosamente sin que nadie lo notara fui hasta mi casa, subí por el árbol junto a mi habitación y sigilosamente entre por le ventana. Mis padres aún no se iban, por lo que debía moverme con cuidado.
Me dirigí a mi armario y tomé unos jeans, me lo coloqué y luego me quité la remera.
Tomé las zapatillas de debajo de mi cama y al sentarme en la misma escuché un quejido que me hizo incorporarme rápidamente.

— ¿Quién está ahí?—pregunté lejos de la cama.

Suavemente las cobijas comenzaron a moverse y lentamente vi la cara de Brooke asomarse por allí, mostrando un gran moretón en su ojo izquierdo y la cara hinchada y roja, seguramente de llorar.

— ¿Qué demonios haces aquí?—pregunté molesto.

—Lo siento Zach—se sentó en la cama.

—Vete de aquí Brooke—tomé su brazo con fuerza y la saqué de entre las sabanas— ¿qué demonios haces en mi habitación? Te recuerdo que tú fuiste la que me sacó de su vida y por si no te diste cuenta, esta es mi maldita habitación.

—Lo sé Zach, lo siento—sus ojos comenzaron a cristalizarse.

—Ni se te ocurra llorar Brooke, ni siquiera lo pienses, sólo vete de aquí Brooke. Así como tú me quitaste de tú vida yo tampoco te quiero en la mía.

—Por favor Zach, necesito hablar contigo—sollozo intentando acercarse, yo me alejé—Zach por favor—apoyó sus manos en mi pecho.

—No me toques Brooke, maldita sea, no puedo y no quiero seguir con este maldito lío.

—No Zach por favor, no me hagas esto.

— ¡No Brooke, tú no has esto!—me miró dolida—ya no aguanto más esto, debes realmente darte cuenta de lo que quieres, si enserio quieres cambiar o quieres seguir en ese papel tuyo de la víctima perfecta, estoy harto de sufrir por ti. No puedo y no quiero seguir en este estúpido juego.

—Es que no es un juego, realmente te necesito.

—Eso es mentira, tú no me necesitas, tú lo que quieres es a alguien que te dé la razón ante tu problemas, tú quieres un pararrayos que te ayude, pero tú debes ser el pararrayos de tu vida, no estoy dispuesto a seguir siéndolo. Vete de aquí Brooke, no quiero que vuelvas a aparecer aquí.

Señalé a la ventana y no dejé que dijera ni una palabra más, salió de allí y yo pude terminar de vestirme para volver a salir por la ventana y caminar hasta mi auto.

—No puedo creerlo—escuché una voz familiar detrás de mí— ¿el pequeño Zach Herron aún conduce un auto?

Me giré y vi a Jack caminando son una sonrisa hacia mí.

— ¿Jack?—corrí hacia él y lo abracé fuerte— ¿Qué haces aquí?—pregunté sin soltarlo.

—Tengo dos semanas de vacaciones y mi madre me persuadió de venir—se alejó mirándome sonriente—los rumores vuelan diciendo que cierto individuo no la está pasando bien—me encogí de hombros— ¿Por qué no me llamaste? Sé que no estoy a diez minutos de tu casa pero mi teléfono siempre está disponible para ti.

—No quería preocuparte—rodó los ojos.

—Bueno, pero ahora, vas a contarme todo—pasó su brazo por mis hombros y comenzó a caminar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top