Capítulo XVII

"Te dije que no te movieras, tres veces. Estoy "así" de acabar. Por favor, Mark." Dijo Lucas, casi juntando su dedo índice y pulgar de su mano libre con una adorable expresión de súplica y un poquito de frustración que casi lo hacen reír a carcajadas.

"¡Ah, perdón! Estoy exhausto, llevo casi dos horas aquí, entiéndeme." Respondió el, conteniéndose para no hacer un berrinche con sus brazos y piernas, permitiendo a Lucas continuar con su trabajo por lo que no podrían ser más de otros cinco minutos.

Lucas disfrutaba más de la pintura cuando era de noche; el aire nocturno, los agradables sonidos que viajaban a través del aire, la luz de la luna y el brillo de los cientos de luces que se veían desde ese punto por toda la ciudad constituían para él una pócima de amor e inspiración tan poderosa cuyo efecto nunca desperdiciaba.

Anteriormente ya le había pedido a Mark ser su modelo para una pintura, así fuera una pequeña aparición, pero siempre se negaba, argumentando que de hacerlo se la pasaría más tiempo regañándolo para que permaneciera quieto que pintando, y siempre encontraba un modo de zafarse.

Esta vez, no obstante, había accedido finalmente, sin una razón o motivo en particular, lo que sorprendió a Lucas inevitablemente, más este no le cuestionó lo más mínimo, para evitar ser gafe. Así pues, quedaron media hora antes de las ocho al lugar favorito de Lucas para sus sesiones nocturnas, mismo que por alguna razón nunca había capturado con sus pinceles, mas eso cambiaría hoy.

Mark estaba sentado frente a un árbol, adornado con luces rosadas y doradas, instaladas seguramente por los dueños del restaurante que había a tan solo unos metros de allí, que también los tenía en su entrada. Detrás del pelinegro y la planta, la colina comenzaba a descender bruscamente, lo que casi había echado a Mark para atrás por temor a caerse en algún acto torpe, aunque eso no era frecuente en él, tal como su amigo le aseguró, con lo que Lucas pudo comenzar.

Al pasar el pincel por el lienzo, su rostro rebosaba parsimonia. Mark estaba convencido de que Lucas conectaba con la pintura de un modo completamente diferente al de los demás, como si las herramientas que se requerían para la tarea estuvieran hechas especialmente para sus manos. Cada vez que lo observaba pintar, parecía que a Lucas no le representaba un reto en absoluto, a pesar de llevar poco más de dos años haciéndolo. Lo dejaba maravillado.

"¡Ya está!" Anunció, con una enorme sonrisa que dejó ver sus blancos dientes enteramente y que dio la impresión de que sus ojos se hubieran agrandado y cubierto de brillo "Eres libre."

"¡Pff! Mi cuello y mi espalda empezaban a hormiguear ¿Seguro que no debías corregir más mi postura?"

"No es miércoles de corregir posturas, tranquilo, estabas perfectamente. Velo por ti mismo." Le apremió Lucas, indicándole que se acercara con la mano, incapaz de mantenerse quieto.

Mark se sacudió las manos en su pantalón blanco, mientras se aproximaba dando saltos lentos hasta quedar frente al lienzo. La imagen era estupenda.

Mark lucía una expresión optimista, recargado sobre el tronco iluminado del roble, que ya se veía bello en la vida real, pero que en la pintura parecía sacado de un mundo feérico repleto de seres mágicos. Además, parecía que el cielo se mezclaba con el resto del paisaje, como abriendo un portal a otra dimensión, con sus colores azules y los pequeños rastros de rosas y violetas.

"Es magnífico. Aunque haya sido un modelo problemático, te ha salido estupenda."

"Meh, pensé que tendría que regañarte más veces, no eres tan malo para modelar."

"¿Dónde la pondrás?"

"Te la daré a ti, obviamente."

"¿Lo dices en serio?"

"Duh, apareces en ella, deberías conservarla, desde luego. Tómala como un regalo de cumpleaños adelantado."

"Faltan cinco meses para mi cumpleaños."

"Bueno, entonces como un regalo de no cumpleaños, esos me gustan más."

"Bieen, lo aceptaré. Gracias."

"¿De qué?"

La sonrisa de Lucas desapareció rápidamente para dar paso a una expresión de dolor que hizo a Mark entrar en estado de alarma. Le puso una mano en el hombro en cuanto empezó a emitir quejidos que provocaron que el corazón de Mark se encogiera.

"Hey ¿Está todo bien?"

Pasados unos momentos, Lucas pudo retirar su mano de su frente y sacudir la cabeza de a poco.

"Sí, todo bien, ya pasó."

"Es la segunda vez hoy, antier te pasó lo mismo... ¿No deberías ver a un doctor?"

"Nah, estoy bien. Debe ser el estrés, la mitad de un semestre nunca es buena, lo comprobamos en el pasado ¿No?"

"Tal vez sea eso, pero si te pasa de nuevo no quiero oír excusas: irás ¿Entendido?"

"Bien, bien, Comandante Mark, así lo haré."

Mark no pudo reprimir la sonrisa ante la mención de ese título, que no había escuchado desde que los dos tenían once años. Parecía que había pasado una eternidad, pero también se sentía como un parpadeo.

"Llamaré a Taeyong para que venga por nosotros. ¿Te quedarás a dormir esta noche? Creo que mi hermano preparará hamburguesas para cenar."

"Si hacemos maratón de Sci-Fi, estoy dentro."

"Pues ya está."

Mark sacó su teléfono y marcó el número de Taeyong.

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Mark escuchó el sonido de la puerta de la casa abriéndose en cuanto dieron las ocho, apartando al instante la vista del cuadro que descansaba sobre sus piernas en posición de mariposa. Se pasó la mano por el cabello para después encontrarse con Taeyong en el marco de su puerta.

"Hamburguesa de pollo para ti, Markie." Dijo el mayor, revelando una bolsa de papel con un rostro sonriente.

"Al fin, gracias, me muero de hambre."

Taeyong se sentó en la esquina de la cama frente a él, dejando con cuidado su propia hamburguesa sobre el colchón, lo que le permitió observar mejor la imagen que Mark admiraba momentos atrás.

"Ah, recuerdo esa pintura ¿Es de la vez que Lucas se quedó a dormir y por error ordenó una hamburguesa super picante, no?"

Mark casi escupe la comida de su boca al recordar el ataque de tos que sufrió su amigo aquella noche; los diez vasos de agua que se bebió para tratar de aliviarlo acabaron mandándolo al baño durante toda la madrugada, interrumpiendo primero su maratón de Sci-Fi y después el sueño de Mark por lo menos tres veces.

"Sí, justamente. Por un momento pensé que empezaría a vomitar saliva, menos mal que acababas de reponer los garrafones de agua."

"Ni que lo digas, sin duda la suerte estuvo de su lado" Respondió Taeyong, limpiándose un rastro de Kétchup de la comisura con su servilleta "Los colores siguen igual de vívidos... Deberías colgarla por aquí."

"Sí... No sé por qué aún no lo he hecho, debería haberlo hecho mucho antes."

"Mejor tarde que nunca."

"¿Sería mejor en la sala o...?"

"Eso no lo sé, pero en cuanto lo decidas puedo ayudarte con ella. Tómate tu tiempo."

Mark asintió y dio otro bocado a su hamburguesa, de la cual se cayó una rodaja de jitomate que manchó sus shorts de pijama blancos.

"Agh, maldición."

"Ten, me dieron de sobra."

Taeyong le extendió una servilleta de una enorme pila puesta sobre una bandeja de plástico.

"Gracias."

"Cierto. Markie, debo decirte algo." Dijo Taeyong, antes de que Mark terminara de limpiarse.

"Oh. Adelante ¿Qué es?

Taeyong apartó su hamburguesa y entrelazó sus dedos mientras se preparaba para hablar.

"Bueno... Jaehyun me llamó esta tarde, tenía una sorpresa para mí... Y vaya que fue sorpresiva, requirió mucho de mí poder aceptarla."

"¿Ah, sí? Bueno ¿Qué era?"

"Pues... Este viernes lo tiene libre, y resulta que hace unas semanas se dio a la tarea de buscar sitios para darse una escapada."

"¿De verdad?"

"Sí. Escogió una cabaña en un bosque muy bonito, cerca de un gran lago; es bastante popular, dicen que la mejor época para asistir es en otoño, ideal ¿No crees?" Taeyong se rio ligeramente sonrojado.

"Me parece genial, es una oportunidad perfecta para que pasen más tiempo juntos. A estas alturas yo ya los veo casados, Tae, por favor."

"Mark, ya hablamos sobre esto."

"Lo sé, lo sé, no te alteres, solo decía. El fin, entonces... ¿Significa que...?"

"Sí, esa es la parte que me hizo difícil decidirme. Pasaré tres días afuera, nos iremos mañana en la mañana y regresaremos  el domingo por la noche... ¿Estarás bien quedándote solo?"

Mark tomó aire y se acercó para mirar fijamente a su hermano.

"Tae, no tienes por qué preocuparte, ya tengo diecisiete años, puedo valerme por mí mismo unos pocos días y tú disfrutar de unas buenas mini vacaciones con tu novio, puedes video llamarme en algún momento si eso te da tranquilidad... Además, no estaré enteramente solo."

"¿Huh? ¿Te refieres a Yuta?"

"Bueno... Si me das permiso..."

"¿Hay algo que quieras decirme?"

"Ahmm..."

"¿Mark?" La expresión de Taeyong adquirió un tono serio.

"Todo a su tiempo, lo prometo, por ahora solo quiero saber si dejarías que se quede conmigo este fin de semana... Sí es que está disponible, claro, pero, ya sabes."

Taeyong mostró una sonrisa ladina, mas se guardó sus pensamientos para sí.

"Bien, puede hacerte compañía, pero ten mucho cuidado, Mark."

"Lo tendré, lo prometo. Tú enfócate en pasar un rato agradable con Jaehyun y no dejes que nada te distraiga, ambos lo agradecerán."

"Sí, seguro tienes razón."

El tema de conversación quedó acabado con intercambio de miradas amistosas entre ambos hermanos, quienes continuaron su cena de manera pacífica, con música de Katy Perry a todo volumen en la bocina bluetooth de Taeyong. Cantaron sus canciones a todo pulmón hasta que dieron las once de la noche, hora en la que Taeyong se retiró para hacer sus maletas, no sin antes desearle las buenas noches a Mark, quien le devolvió el gesto con un pulgar arriba antes de que atravesara la puerta.

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La pequeña sala era llenada por las risas de Yuta y Doyoung, quienes habían pasado la última media hora charlando sin parar, incrédulos y conmovidos por haberse reencontrado finalmente. Algunas lágrimas habían sido derramadas. Las luces de las guirnaldas estaban a su máxima potencia para hacer frente a la oscuridad de la noche.

"¡Ese perro me hizo acabar hasta el cuello en agua helada! Tuve que darle una lección." Exclamó Doyoung, cerrando el puño con fuerza, tras haber relatado como fue que, mientras estaba perdido en el bosque, un perro salvaje lo atacó hasta que terminó cayendo en una charca.

"Me sorprende que sigas con vida después de todo eso, y yo que me quejé por haber pasado unas cuantas horas allí perdido, no me imagino tres días vagando por ese bosque."

"¿Qué son unos cuantos animales salvajes y descarriados cuando pude haberme topado con hadas oscuras? Me subestimas demasiado." Doyoung admiró sus uñas y después sopló con suficiencia.

Yuta se rio fuertemente.

"Doyoung, aún no puedo creer que de verdad estés aquí, pensé que no volvería a verte."

"Lo mismo digo, Yuta, me alegra mucho haberme equivocado, entre más pasaban los meses, peores eran mis pensamientos. Estoy feliz de que estés a salvo... Porque así es ¿Verdad? ¿No ha ocurrido nada extraño últimamente? ¿Nadie te ha seguido? ¿No ha aparecido ninguna criatura sospechosa?"

"¿Qué? No, no, todo está de maravilla, yo... Estoy mejor que nunca, realmente" Yuta fue rápidamente a su habitación para buscar sus materiales de crochet y volver con ellos.

"¿De verdad? ¿Y por qué?" Dijo Doyoung, inclinando la cabeza con la curiosidad pintada en el rostro.

Yuta se sentó en el pequeño banco frente al sillón y comenzó a ordenar todo en la mesa de baja altura como mejor podía, mientras premeditaba sus próximas palabras.

"Conocí a alguien."

Doyoung se colocó al filo del asiento para escuchar con total atención.

"¿Alguien? ¿Cómo se llama?"

"Mark. Su nombre es Mark. Él ha sido... Una salvación para mí."

"Si pudieras verte ahora te morirías. Parece que se te vayan a caer los labios de tanto sonreír, y te brillan los ojos. Ese tal Mark sin duda debe de ser importante."

"Es mucho más que eso. Es maravilloso."

"¿Qué es eso?" Doyoung señaló el cárdigan a medio terminar sobre su regazo.

"Un regalo que estoy preparando para él, un cárdigan. Hace unas semanas que practico crochet, quería aprovechar para darle un detalle."

"Buah, de verdad caíste ¿No es así?"

No pudo reprimir su risa ante el comentario. Era innegable, Mark lo había cautivado por completo.

"Dime ¿Cómo lo conociste?"

"Fue inesperado. Hace un año me las arreglé para entrar a una escuela, quería tener algo que me distrajera mínimamente y esa era la opción más accesible; no estoy orgulloso de cómo conseguí entrar, pero bueno. El caso es que cuando inició el nuevo ciclo, Mark y yo acabamos en la misma clase. No había querido hablar con nadie en todo ese tiempo, pero saltaron mis alarmas cuando vi que se lastimaba a sí mismo, arrancándose la piel de los labios. No iba a permitir que siguiera haciéndose eso, así que me acerqué a él y nos volvimos amigos poco a poco. Fue algo complicado al principio, pero con el tiempo, entre la escuela y algo de tiempo afuera fuimos acercándonos más entre nosotros, me alentó a aprender cosas nuevas, me llevó de paseo por la ciudad, me ayudó a conseguir un trabajo y me invitó a su casa... Consiguió que volviera a sentirme vivo, a pesar de todo. Al final me enamoré de él. Nunca estuve tan asustado como cuando me di cuenta de ello, la primera vez eso no había resultado bien, no quería hacerle daño bajo ninguna circunstancia. Sabía que tenía que contarle sobre mí, que era un vampiro, y así lo hice, le conté toda la historia durante uno de mis peores momentos debido al veneno. Pensé que me odiaría una vez que supiera, pero Mark correspondía mis sentimientos, me escuchó hasta el final sin juzgarme y quiso quedarse conmigo. Hace unas semanas nos volvimos novios... Mark es lo mejor que me ha pasado en mucho, mucho tiempo, él me hace muy feliz."

Cuando terminó de hablar, Doyoung lo miró con una amplia sonrisa mientras una lágrima caía por su mejilla.

"Estoy muy feliz por ti. Debes presentármelo, indudablemente, suena como un muy buen chico." Se dio un momento para limpiarse la lágrima.

"Ja, él dijo lo mismo cuando le hablé de ti. Los presentaré a ambos un día de estos, lo prometo."

"Estaré gustoso de conocerlo."

Se instaló una pausa. Doyoung aprovechó para quitarse el pesado suéter de lana negra, quedando así en una playera blanca de mangas largas. Yuta continuó con su trabajo armoniosamente, deseoso de ver el resultado.

"¿Tienes hambre? Porque yo sí."

Doyoung abrió su morral y de una bolsa de tela, sacó una fruta muy familiar.

"¿Eso es...?"

Doyoung asintió antes de que pudiera terminar la oración.

"Puedo cortarla en este momento ¿Quieres un poco?"

"Por favor."

Doyoung se levantó y se dirigió a la cocina vacía, después dispuso una tabla metálica sobre la barra y en ella empezó a cortar el Crymlet con un cuchillo de cocina que había en su morral.

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