Capítulo X
Despertó con un aullido de dolor. Giró sobre la cama y acabó en el suelo sobre su brazo derecho, golpeándose la cabeza. Se retorció en el piso mientras sostenía su extremidad con la mano izquierda por instinto, ya que eso de nada serviría contra el dolor. Siguió quejándose mientras se sentaba como podía, recargando su espalda en la pared.
"No no no ¡¿Por qué ahora?! ¡¿Por qué?!"
Se quitó la playera. Sin la manga cubriendo la herida, vio las venas de su brazo coloreadas de un rojo oscuro; el piquete palpitaba levemente. Una visión horrorosa a la que nunca podría acostumbrarse, ya que cada vez que se veía obligado a presenciarla se hacía peor y peor. No podría remangarse otra vez, o aquello sería visible para cualquiera, incluso a la distancia.
El dolor y la desesperación se apoderaron de su mente, la cabeza empezó a darle vueltas y a punzar, mientras intentaba dirigir sus pensamientos a la única persona que le importaba en ese momento: Mark.
De todos los días posibles, tenía que ser azotado por esto precisamente cuando debía ir a verlo. No podía decir con seguridad si todos los efectos que sufría desaparecerían para cuando fueran las cuatro, si no era así, no podría ir a la comida y ocultarlo de ninguna manera, tendría que faltar. De ser así las cosas ¿Cómo iba a explicárselo a Mark? y ¿Era eso lo más importante? Hoy estaba en riesgo acompañarlo, pero cualquier otro día podría desaparecer por completo, podría irse sin ninguna palabra, sin ninguna explicación y dejar detrás de si el tipo de dudas que no permiten a una persona dormir.
"¿Qué fue lo que hice?"
Las voces lo atacaron sin piedad, recriminándole lo estúpido de sus decisiones, lo que lo había llevado hasta donde estaba y el sufrimiento que iba causar sin importar lo que hiciera desde ahora. Todo lo que él podía hacer era rogar porque se callaran, rogar porque su tormento se acabara a tiempo para no faltar a su promesa.
Sin poder moverse más, vio el paso de las horas reflejado en el cielo, cada vez más aterrado y desesperanzado al no notar ninguna mejora en su estado con el pasar de los minutos.
Finalmente, quedó inconsciente.
.
.
.
.
.
Cuando despertó, no sintió nada más que un molesto mareo . Se había torcido el cuello por el tiempo que pasó recargado sobre la pared. Cuando recuperó el dominio total de sus sentidos, corrió a revisar su reloj de muñeca, sintiéndose aliviado y agobiado por igual al ver que daban cuarto para las cuatro.
Maldijo y se apresuró a arreglarse lo mejor que podía, no había tiempo para pensar siquiera en una ducha. Tomó la chamarra más gruesa que tenía y se miró en el cristal de la ventana. La herida no era visible.
Cuando terminó, buscó la hoja con la dirección de Mark y una vez la tuvo, salió del edificio lo más rápido que pudo. Corrió a través de las calles como podía, sin necesidad de leer las señales para orientarse, pues tenía el camino muy presente de la vez anterior. Se negó rotundamente a revisar el reloj durante el camino. Descendió a toda prisa por la pendiente y no frenó ni un poco hasta estar a una casa de distancia de la de Mark.
Recuperó el aliento sobre la acera e incapaz de esperar más, tocó el timbre de la casa, ansioso.
"Yuta." Dijo Mark en cuanto vio su rostro, abrió ligeramente la boca y sus pupilas se dilataron un poco. Yuta fue capaz de notar que antes de su llegada se le veía desanimado, pero el cambio en su expresión le conmovió ¿Tanto habría tardado en llegar?
"Perdón, lo siento, ¿Llego muy tarde?" Dijo, atropellando las palabras.
"¿Qué? No, no, bueno, no demasiado" Contestó el pelinegro, nervioso "Pasa, pasa..."
Tímidamente, Yuta aceptó la bienvenida y entró de a poco en la casa. El ambiente era muy cálido, las paredes amarillas y la decoración simple, sin llegar al minimalismo, contribuían a ello perfectamente. La sala, la cocina y el comedor estaban en la misma habitación, que era lo suficientemente espaciosa como para que las cosas no estuvieran amontonadas. Unas escaleras conducían al piso superior.
La casa no era muy grande, pero lucía perfectamente cómoda, incluso más que la fría mansión de sus padres. El recuerdo pasó como una nube gris en el cielo de su mente. El reloj de pared marcaba las cuatro veintiocho. La vergüenza lo recorrió enterito.
"Perdona la hora, sé que la habíamos fijado ayer pero-"
"Relaja, está bien. No son ni las cuatro y media, no es nada grave. Puedes estar tranquilo. Me... me alegra que vinieras."
"Vaya, hola" Dijo alguien a sus espaldas, al girarse reconoció a Taeyong "Yuta ¿Verdad? Un placer conocerte, aunque ya nos habíamos visto antes. Me da gusto que hayas querido acompañarnos. Mark me ha hablado bastante de ti."
"¿Lo ha hecho? Ah, sí, e-es un placer conocerte también, ¿Taeyong?" Este asintió y le ofreció la mano para estrecharla. Tembloroso, lo hizo.
"Espero que te guste el pescado, es lo que escogimos para hoy." Taeyong ladeó la cabeza, a modo de indicación para ambos de que se sentaran a la mesa, la cual tenía espacio para cuatro personas.
"Ah, sí, no hay ningún problema." Respondió, al tiempo que él y Mark se ubicaban en sus asientos uno junto al otro.
"Hace tiempo que Mark no traía a comer a nadie, se siente bien compartir este espacio con alguien más, los últimos meses no han sido muy buenos" Mark miró fugazmente a Yuta y después respiró profundamente "En fin, las amistades siempre mejoran los tiempos, estén como estén."
A falta de una contestación decente que ofrecer, Yuta no hizo más que asentir en silencio y tragar con fuerza. Taeyong no demoró mucho en servir los platos, en los cuales había pescado, acompañado de verduras asadas, arroz y salsa. También se sirvieron vasos de limonada casera.
"Provecho." Dijo Taeyong una vez que se sentó junto a ellos, que repitieron la cortesía antes de empezar a comer.
A la primera probada, Yuta quedó encantado con el sabor del platillo, tanto, que logró ignorar por completo el hecho de que su tipo de hambre no iba a satisfacerse con eso, y disfrutó de todo muy a gusto.
Por un tiempo, ninguno de los tres pronunció palabra. Si debía recurrir a la sinceridad, el ambiente no era lo más cómodo posible, y para romper aquella sensación, en realidad no se le ocurría algo que pudiera ser digno de mención.
"Dime, Yuta ¿Hace cuánto que vives en la ciudad?" Habló Taeyong, finalmente. La pregunta consiguió ponerlo un poco dudoso.
"Pues, será algo poco más de un año."
Debía cuidarse de no hablar de más. Esto encendió su modo precavido, sólo esperaba no tener que sobrecargarlo.
"Ya veo, y... ¿Te agrada el lugar? Quizá sea porque llevamos la vida entera aquí, pero yo diría que es un sitio idóneo para vivir."
"Pues... Sí, creo que sí, es tranquila y no hay caos. La escuela también me gusta, creo que no podría haber encontrado una mejor por aquí, aunque debería esforzarme más en ella, realmente mi desempeño ha sido lastimero. Gracias al cielo, Mark ha estado ayudándome con muchas cosas desde que lo conocí, ha sido como una salvación."
"En más de un modo."
"Ni que lo digas, eras un caso perdido, tienes suerte de que hayamos coincidido." Dijo Mark, a modo de broma, alzando el hombro derecho y haciéndole lanzar una risita avergonzada.
En ese momento, el castaño se permitió hablar más en detalle de todas las formas en las que Mark le apoyaba con asuntos escolares, lo que subió el ánimo y aligeró el ambiente.
"Es un gusto saber que mi hermanito te está siendo de ayuda, admiro su dedicación en los estudios. La primera vez que los vi me sorprendí para bien, creo que no me equivoco al decir que se hacen bien mutuamente."
Se miraron de reojo. Mark tomó otra cucharada de su plato y Yuta tragó con fuerza antes de volver a hablar.
"¿A qué te refieres?" Preguntó, despacio.
"Bueno, no han sido muchos días, eso lo sé, pero por lo que dices, estás mejorando académicamente, Mark se ha puesto de mejor humor estos últimos días... Creo que en general era eso."
Los tres se dieron un momento más para comer antes de continuar la conversación, que les sirvió a los dos amigos para calmar a sus mentes, inexplicablemente sacudidas de un modo singular.
Lo que siguió de la tarde, hablaron también del trabajo que había conseguido Yuta en Binary Star, sobre las actividades extraescolares de cada uno y de asuntos más cotidianos, ningún tema muy denso de tratar.
Poco a poco, los nervios y el sentimiento de incomodidad fueron alejándose de Yuta, dejándole ver que Taeyong era una persona a la que no era difícil acercarse, y que procuraba a su hermano por encima de todo lo demás, reflejado en como lo miraba y las cortas anécdotas que se le compartieron, sobre como abandonó la universidad y se puso a trabajar para poder mantenerlos a ambos y de como intentaba estar siempre presente, a pesar de las ocupaciones, todo lo cual levantó en él un respeto genuino por el mayor de los Lee.
En cierto punto, el tenedor de Mark, que había depositado descuidadamente sobre el plato, cayó al piso e hizo un fuerte ruido.
Ambos se agacharon al mismo tiempo para recogerlo, Yuta lo alcanzó primero, más la mano de Mark envolvió la suya por una fracción de segundo, lo que los hizo verse a los ojos con timidez, conteniendo el aire.
Casi inmediatamente después, oyeron a Taeyong dar un sorbo a su limonada, lo que los hizo acomodarse nuevamente en sus sillas rápidamente. Yuta devolvió el tenedor a Mark sin atreverse a subir del todo la cabeza. El mayor de todos siguió bebiendo para contener la mueca risueña que amenazaba con soltar.
Como no podía ser de otra manera, los platos finalmente quedaron vacíos. Ninguno habría pedido una segunda ronda, la primera había sido más que suficiente. Después de ayudar a recoger la mesa, Yuta se despidió del hermano mayor y le agradeció con una media reverencia por la invitación y el tiempo compartido.
"No fue nada, le dije a Markie que no quedaría amigo suyo que no comiera con nosotros, te agradezco que vinieras. Si otro día quieres venir de nuevo, eres más que bienvenido."
Yuta asintió.
"Gracias otra vez" Dijo mientras estrechaba nuevamente la mano de Taeyong "Hasta luego."
Taeyong fue junto al fregadero para lavar los platos. Mark le acompañó hasta la acera.
"¿Si lo pasaste bien?"
"Oh, sí mucho, tu hermano es bastante agradable. También me gustó la comida. Muchas gracias por haberme invitado, Mark, en serio."
"No hay de que, yo... Disfruté mucho que vinieras. Puedes venir cuando quieras."
Tras unos segundos de duda, Mark lo abrazó sin darle tiempo de reaccionar, ocasionando que dejase de respirar y abriera los ojos sorprendido. Le tomó un breve momento, pero correspondió el gesto y se dejó envolver por la felicidad del momento y el aroma dulce de Mark.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top