Capítulo VI
Este año los jueves en la escuela iniciaban oficialmente a las siete y media para su grupo, por lo que Mark tenía una media hora de soledad en el salón que atravesar. Normalmente se sentaba en el medio de los salones, salvo que llegara tarde, pero esta vez decidió ubicarse en la derecha hasta el fondo, lamentando la ausencia de una ventana en esa parte de la pared.
La mañana estaba más fría de lo habitual, la sensación acrecentó después de pasar la media hora haciendo dibujitos en una hoja suelta, alzando la cabeza cada vez que oía movimiento entrar por la puerta, sin hallar a quien esperaba. Cuando dieron las ocho y media, no podía describir su ánimo de otro modo que no fuera desilusionado.
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Se separó del grupo que se dirigía a la puerta este del gimnasio y se escabulló por la puerta oeste, que supuestamente estaba destinada a ser sólo de salida, pero a Mark no le importaba. Dentro del gimnasio, se escondió en el hueco debajo de las gradas y encendió la linterna de su teléfono para poder ver mejor en esa semioscuridad, después sacó de su mochila la novela gráfica que había empezado la noche anterior, de la cual sólo había leído diez páginas y cerrado en cuanto sus ojos le pidieron cerrarse. Escuchó los rebotes de balones de básquet un rato después y antes de poder girar a la página dieciocho, la voz que quería escuchar lo sorprendió.
"Hey, Mark. ¿También te escondes aquí?" Al oírlo saltó en su lugar. Yuta se acomodó a un lado suyo.
"¡Yuta!" Exclamó en voz baja "Carajo."
"¿Te asusté?"
"Un poco, sí, uff. ¿Dónde estabas?"
"Tuve un... contratiempo, no pude llegar hasta hace unos quince minutos."
"Bueno, no esperes que te de asesoramiento en chino también." Dijo Mark con sarcasmo, aunque no tenía derecho a esto, pues en chino siempre le había ido horrorosamente.
"Te sorprenderías por lo bien que se me da en realidad." Aseguró Yuta, alzando el mentón con una sonrisa desafiante que logró intimidarlo.
"Ah... ¿Sí?"
"Mhmm. Pero en realidad no creo que tú puedas burlarte mucho de mí, estás saltándote educación física conmigo, después de todo."
Mark soltó un sonido de derrota y evadió su mirada, no podía negar eso.
"¿Qué estás leyendo?"
"¿Eh? Ah, ten." Le tendió el volumen y Yuta leyó la contraportada y hojeó por un momento para después devolvérselo.
"¿Te gustan esas historias?"
"¿De ciencia ficción? Sí, las disfruto, antes las leía más seguido. Aunque esta parece más fantasía que otra cosa, podría quejarme por falsa publicidad después."
Yuta asintió con la cabeza.
"¿Te importaría empezar de nuevo?" Dijo, inseguro.
"¿Huh?"
"Es que... luce interesante. Puedo acompañarte, si quieres. En cuanto podamos pasar página podemos golpear el suelo o algo así."
Mark mantuvo la boca cerrada, nunca había leído de esa manera, ni siquiera con Lucas, pues cada uno se compraba su ejemplar cuando se daba la ocasión. Le parecía un poco incómodo, si debía ser honesto, y en este caso no era precisamente por la acción en sí, pero no sería malo intentarlo.
"O no, me quedaré por aquí, no pasa na-"
"No, está bien, p-podemos leerla juntos."
Con la cabeza le indicó que se acercara un poco más y después de ponerse cómodos, empezaron con la lectura. Era sobre tres chicas que debían viajar a una galaxia en busca de su cuarta amiga, quién se había sacrificado por la segunda cuando un virus personificado había tomado control de su cuerpo y desaparecido al instante. Era cierto que parecía más bien una fantasía, pues se usaban términos como "magia", "hechizos" y demás, así que obviamente dejaría una reseña no muy positiva en el sitio de dónde la había sacado hace unos meses. Sorprendentemente para Mark, no sé sintió incómodo mientras Yuta leía a su lado, cada vez que estaban listos para darle vuelta a la página, daban dos golpecitos al suelo para asegurarse y así continuar, ambos estaban muy absortos en la historia. Iniciando la segunda mitad del volumen, las cosas estaban tan interesantes que los dos acercaron su mano al borde la hoja al mismo tiempo, sus pieles se rozaron suavemente. Ante el contacto ambos se miraron rápidamente. Mark sintió la temperatura de sus mejillas elevarse.
Casi inmediatamente la campana sonó y retomaron su distancia personal. Debían dirigirse a biología.
"No estoy satisfecho." Dijo Mark.
"¿Qué?" Preguntó Yuta, extrañamente confundido.
"Sobre la historia, además de venderla como algo que no es se atreven a hacerla aburrida hasta bien llegada la mitad, no puedo tolerar eso." Realmente estaba molesto, podría perdonar al equipo de marketing del volumen si tan solo su historia fuera del calibre de Arcade of Dreams en su primera mitad, pero estaba siendo tan aburrida que ahora sí que le parecía una estrategia de venta sucia. Los pasos que daba al caminar eran rápidos y fuertes, dando a notar su ánimo.
"A mí me estaba gustando, el estilo de arte es muy bello ¿No crees?" Opinó Yuta, sonando como si estuviera ligeramente avergonzado de exponer su punto.
"Meh, supongo que sí."
Faltaba subir un piso para llegar al siguiente salón, mientras tanto Mark pensaba que quizá estaba dejando la conversación muy seca, no le agradaba eso, así que se le ocurrió que podría aprovechar para empezar a conocer un poco mejor a Yuta.
"¿También te gusta leer sci-fi? O... ¿Qué te gusta más?"
Yuta se detuvo en cuanto escuchó la pregunta y se quedó un poco detrás, ante lo cual Mark se detuvo con curiosidad, ¿Qué había dicho?
"¿Qué pasa?" Preguntó, acercándose cautelosamente.
"Nada, pero creo que... nunca me había puesto a pensar en eso."
"¿Tus géneros favoritos?"
"Esto... Sí, eso."
"Oh. B-bueno, no pasa nada."
A Mark no se le ocurría nada más que decir, pero tendrían tiempo en otra ocasión.
"Ven o llegaremos tarde." Jaló a Yuta del brazo y se apresuraron.
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Yuta
Mientras resolvían el cuestionario que la maestra suplente les había entregado, Yuta no podía concentrarse, no sólo por desconocer la mayoría de respuestas, sino por estar ocupado pensando en la pregunta de Mark.
Una simple pregunta, pero había causado estragos en su mente no haber podido responderla. En todo ese tiempo no se había puesto a pensar qué tipo de historias le gustaban, qué cosas le gustaba hacer o qué era lo que quería hacer dentro de unos años. Ni siquiera mientras estuvo junto a Sicheng se había permitido explorar mucho más allá de los límites de su pequeña comunidad vampírica en ningún aspecto, sólo sabía lo poco que este le había contado, y a pesar de haber vivido por un año en terreno humano, poco le importaban otras cuestiones además de su pronto fallecimiento.
La prueba era sencilla, así que se les entregó la evaluación al final de la hora, un cuatro bien merecido.
"Tuve un ocho ¿Qué tal te fue?" Preguntó Mark después de regresar del escritorio con su hoja evaluada.
"Cuatro." Respondió, sin mucha emoción.
"Ah... Bueno, tienes suerte de que habrá muchos más como estos. ¿Quieres ir a almorzar?"
Asintió con la cabeza. Guardó su hoja en el cuaderno y luego salieron al patio para comprar algunos bocadillos, pero olvidaba un detalle insignificante: no tenía dinero. Mark por su lado se llevó unas galletas de chocolate. Al verlo con las manos vacías, este se sorprendió.
"¿No vas a comprar nada?"
"Es que no tengo dinero." Dijo con voz temblorosa. No es que fuera un problema, aunque sentía el estómago vacío no necesitaba mucha comida.
"Si tuviera un poco más de dinero compraría algo para ti, pero debo guardarlo. Aunque-"
"Estoy bien, no tengo hambre realmente, no te preocupes."
"Iba a decir que puedo compartirte mi comida, hay suficiente para los dos."
"Gracias, pero-"
"Sin peros, tenemos física después. Anda."
Sin dejarle decir nada más, lo rodeó por el hombro con su brazo derecho y los condujo a ambos a una mesa en donde puso las galletas, una botella de agua y un recipiente tapado bastante grande, que abrió para revelar una cantidad considerable de verduras al vapor con arroz y tiras de pollo en salsa. De alguna manera conservaban su calor como si estuvieran recién hechos. Mark le dijo que tomara la mitad sin preocuparse, y así lo hizo aunque no era una necesidad, pero sería extraño que no comiera por lo menos de vez en cuando.
La comida estaba deliciosa, tomó varios bocados cuidando no excederse ni manchar su ropa. No hubo conversación durante un agradable rato, pero cuando volteó a ver a Mark lo encontró quitándose residuos de pollo de la boca, más después pasó a tironear su labio inferior. Impulsivamente se estiró por encima de la mesa y tomó su mano para evitar cualquier herida. Sobresaltado, Mark clavó sus ojos en los suyos, no podía decir si estaba más molesto, extrañado o... ¿Agradecido?
Retrocedió con cuidado y tomó una última tira de pollo.
"G-gracias por la comida."
"No fue nada. Cuando mi hermano me prepara el almuerzo siempre hace demasiado, casi nunca me lo termino."
"Oh ¿Tienes un hermano?"
"Sí, solo somos nosotros dos en casa."
"Ya veo, y... ¿Tus padres?"
"Nunca conocimos a nuestro padre, mamá se largó, fin de la historia." Espetó Mark, tapando el recipiente y guardándolo al instante.
"Entiendo, d-discúlpame."
El pelinegro suspiró, cuando volvió a hablar se veía más tranquilo.
"Taeyong se ha encargado de los dos mucho mejor de lo que mamá jamás habría hecho. No le guardo resentimientos, al menos no nos dejó en la calle y ahora estamos aquí. A veces Taeyong es más mi padre que mi hermano, casi no se da tiempo para él, eso es lo que más me molesta, aún así lo quiero muchísimo" Hizo una pausa "Ahora sólo intento hacer lo mejor que puedo para no preocuparlo de más. En fin, deberíamos irnos, la campana sonará dentro de poco."
Durante las siguientes clases, Mark parecía un poco distante y no intercambiaron palabras una sola vez, aunque no se mostró renuente a su compañía total, y de hecho lo notó espiando su cuaderno unas cuantas ocasiones durante física, como si quisiera comprobar que había servido de algo prestarle su cuaderno el día anterior. Yuta creía que demostraba que sí.
Cuando salieron de la escuela, quería enmendar lo que había hecho durante el almuerzo, aunque le costó un poco sacar el tema.
"Perdóname si lo que dije esta mañana te molestó, no era mi intención."
La respuesta demoró unos segundos en llegar.
"Te perdono, no había manera de que supieras lo de mis padres. Yo debería disculparme, fui grosero contigo."
"Tranquilo." Dijo Yuta con gentileza.
Mark le sonrió ligeramente y se sentaron en una banca al lado de las puertas de entrada al edificio.
"Oye" Comenzó el pelinegro, sacudiendo el polvo de sus pantalones "¿Quieres ir mañana a una cafetería cerca de aquí? Hay bastantes trabajos para este lunes, pensé que podríamos adelantarlos allí después de clases."
No tenía ningún impedimento.
"Bueno, seguro."
"Bien. Hasta mañana." Se levantó y antes de dirigirse lejos se despidió también con la mano y un rostro sonriente.
"Hasta mañana." Devolvió el gesto sintiéndose tímido.
¿Qué efecto estaba generando en él Mark Lee?
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Llevaba dos horas intentando dormir, pero entre todas las vueltas que había dado en su cama, su mente no soltaba la pregunta de Mark acerca de las historias que le gustaban. No buscaba precisamente su respuesta, sino lo que significaba no tener una.
En retrospectiva, nunca había salido a explorar el mundo humano, conocer a Sicheng fue más una casualidad. Su hogar solía ser un gran conjunto de casas a las afueras de una ciudad a las que casi nadie acudía, que en su momento fueron construcciones aparecidas de la noche a la mañana y que requirieron de muchos conjuros para pasar desapercibidas. Cuando Sicheng llegó a su vida, Yuta estaba dudando entre salir del límite permitido o quedarse en donde siempre se le había ordenado permanecer, más de repente se encontró con aquel joven que soñaba con algún día salir de aquella ciudad y empezar una larga carrera como modelo y actor. Se veían todos los días en un callejón con una fuente pequeña en la que se sentaban a tirar monedas y conversar sobre sus días, había habido simpatía desde el inicio. La familia de Sicheng era amorosa, aun con sus recursos limitados se las arreglaban bastante bien y nunca tuvieron problemas reales, más allá de la conversación sobre su homosexualidad que al final del día había resultado bien. En el mundo vampírico no se prestaba tanta atención al tema de los géneros o sexos, así que nunca entendió del todo por qué alguien tendría problema con esas cuestiones, pero eso lo guardó para sí. Les gustaba la compañía del otro, a veces Sicheng venía con anécdotas muy divertidas sobre sus amigos, sus padres, un libro de pequeñísimos poemas, algún animal que se había encontrado por ahí, cualquier cosa le parecía digna de apreciación, esto le agradaba a Yuta, quien mayormente escuchaba pero también le brindaba apoyo cuando lo necesitaba. Omitiendo las partes "sobrenaturales" durante unos pocos meses, Yuta hablaba de su mejor amigo Doyoung, de lo mucho que solía extrañar a sus padres ya que trabajaban lejos de allí, de lo solo que podía llegar a sentirse cuando Doyoung debía acompañar a su padre a alguna comunidad distante. Sicheng le hizo entender que las distancias no debían ser sinónimo de soledad, se lo confirmó con aquel primer beso bajo la luz del sol, después del cual empezaron una relación, aunque aún continuaban viéndose sólo en ese callejón. No quería ocultar por mucho tiempo su ser vampírico, esperaba que algún día su especie y la humana pudieran coexistir, más en el fondo sabía que para eso harían falta muchos más siglos. De cualquier modo él quiso dar el primero de muchos pasos, y le mostró a Sicheng sus colmillos, sus ojos de fuego y algunos encantamientos de apariencia sobre objetos y plantas. Tuvo mucho miedo, más una vez terminadas esas pequeñas demostraciones de magia, Sicheng lo abrazó fuertemente y dijo "No me importa en absoluto, sigues siendo tú y eso es más que suficiente."
Sicheng guardó su secreto, nada cambió entre ellos, al contrario, su vínculo pareció fortalecerse. Nada podría haberlos echado atrás... Hasta que el fatídico día llegó en el que sin quererlo, acabó con la vida de una de las personas que más amaba.
Desde entonces, nada le había levantado el ánimo a un nivel ni remotamente cercano a lo que antes fue. La culpa hizo que sólo se dedicara a vagar por el edificio, las verdes afueras, que fuese a la escuela sacando las calificaciones aprobatorias más bajas y no mantuviera contacto con absolutamente ningún ser humano, incluso había rechazado a un amigable chico de gran sonrisa y lindos lentes dorados que le propuso conocerlo a él y a su mejor amigo. Su nombre era Lucas, creía recordar, pero nunca lo volvió a ver.
Sin embargo, desde que había visto a Mark por primera vez sintió algo diferente, algo que se había cerrado a sentir otra vez. Su compañía era agradable, en tan sólo una semana había logrado que pusiera un poco más de sí en la escuela e incluso llegó a causarle timidez con pequeñas acciones.
¿Qué le estaba ocurriendo?
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