—¡Me has decepcionado! ¡Jamás aceptaré semejante aberración!

—Madre no puedo ni jamás haré algo así con él, es quien tanto tiempo estuve esperando.

—Contigo jamás me hubiese enojado pero por su insolencia juro por Zeus que jamás será feliz.

—Madre ten piedad, es mi razón de vivir. Por mi, de no serlo jamás hubiese faltado a tu mandato.

—No hay vuelta atrás, ahora vete y disfruta el poco tiempo que le queda a ese insignificante mortal.

~La diosa enfurecida no dijo más, dolida y traicionada estaba por su hijo predilecto. El joven dios no podía esconder su amor pero en un descuido, Hermes los descubrió e inmediatamente le avisó a Afrodita que como anteriormente se dijo, no escuchó ninguna excusa negando así la inmortalidad a el joven de cabellera dorada y condenando a su propio hijo a vivir en una absoluta tristeza.

Defteros regresando del Olimpo, se sinceró con su amado Asmita quien entendía las razones de la diosa, no se consideraba digno de estar a lado de un dios como lo era Defteros.

—Mi hermosa creación, mi Asmita nunca dejaré de amarte.

—Eso alivia mi corazón, mi dios.

—Haré todo lo que esté a mi alcance para darte una vida feliz.

—Lo se, se que así será mientras te tenga a mi lado, aunque no me lo merezca.

—Mereces más que mi amor, Asmita.