Tom había intentado regresar a su rutina como si nada hubiera sucedido, ignorando que entre intentar y lograr había una gran diferencia.

Sus amigos no habían dejado pasar su pequeño error. Llenándolo de reproches acerca de como es que podía mirar a Timothée luego de lo que le había hecho, y lo cierto es que no tenía una respuesta clara. Luego de haberse convertido en parte de su publico, el castaño había comprendido que así era el humor del americano, cambiante, algo pesado, a veces extraño, sin sentido o confuso. Él no medía las consecuencias, simplemente hacía o decía lo que quisiera, y entonces luego lidiaba con la repercusión. Y el castaño sentía cierta admiración hacia Timothée por aquella capacidad.

Con una audiencia tan joven, fiel, e influenciable, Tom sentía una gran presión en su pecho cada vez que encendía la cámara. Era su deber, las personas elegían mirarlo porque simplemente lo querían, y eso lograba mantenerlo. Le daban comida, un techo y una cama, todo tan sólo porque les agradaba. No podía quejarse de ello, no se lo permitía. Pero definitivamente ya no era aquel solitario chico que estaba en secundaria, con mucho tiempo libre, una cámara algo vieja, un par de ideas, y la ilusión de poder alegrar a las personas.

Extrañaba la simpleza de aquellos tiempos, pero no podía poner marcha atrás.

El castaño soltó un suspiro, no tenía ganas de revisar sus mensajes, carecía de explicaciones para sus amigos y de ganas de excusarse. Había estado viendo a Timothée porque le había gustado hacerlo, y era claro que ninguno de ellos se conformaría con aquella respuesta. Estaba evitando twitter tanto como youtube, una considerable cantidad de personas estaban hablando sobre lo que había sucedido y haciendo vídeos al respecto. Así que todo lo que le quedaba era instagram, donde al menos las cosas parecían más tranquilas.

Estaba solo, le faltaba poco para terminar de editar el siguiente vídeo que subiría, había terminado de limpiar su departamento hacía como una hora, y ahora simplemente tenía tiempo libre. La idea de hacer un vivo se metió en su cabeza cuando quiso subir una historia y accidentalmente entró en aquella opción, hacía tiempo que no realizaba uno, y si bien podía no ser el mejor momento, siempre podía ignorar a los que preguntaran cosas que no quería responder, y finalizarlo cuando quisiera.

Una pequeña voz en su cabeza, tal vez la de la razón, le advirtió que aquello era una mala idea. Pero lo mismo había dicho cuando comenzó a subir vídeos en youtube, así que su juicio no siempre era el correcto.

Timothée 📱

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¡tomateholland Está transmitiendo en directo!

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  —Wow —soltó el castaño sonriente luego de una risita—, no esperaba que esto se llenara tan rápido —admitió mientras buscaba acomodarse en el sofá sobre el que se encontraba tirado—. Hola a todos —saludó—¿Todo en orden? 

Una sonrisa se posó sobre el rostro del pelinegro, Tom Holland tenía ya doscientos mil seguidores en aquella red social, y aún así era lo suficientemente inocente como para pensar que no tendría a mil personas observándolo en los primeros segundos de su transmisión.

Timothée se encontraba en la calle, acababa de realizar un par de tramites y había aprovechado aquella oportunidad en la que por fin se dignaba a recibir algo de aire fresco y luz solar para comprar comida. Su ermitaño estilo de vida comenzaba a afectar su refrigerador, y para él, aquello era la única línea preocupante. 

  —Estoy haciendo esto como una excusa para no editar —confesó el británico desviando su mirada—, lo sé, lo sé, no me odien porfa, prometo que el vídeo estará el viernes... —luego mordió su labio inferior y cierto brillo travieso apareció en su mirada—O bueno, el domingo —soltó junto a una risita—. Ya saben, cosas que pasan, ahora, ¿Pueden recomendarme alguna serie? Todas las que miraba o terminaron, o todavía no sacaron su nueva temporada —realizó un puchero ganando cientos de corazones y mensajes mencionando lo lindo que era.

Timothée se mordió el labio inferior, se preguntó que tipo de series miraría el castaño, probablemente no serían del tipo que a él le gustaban. Miró la hora en la esquina superior de su pantalla, aún tardaría un poco más en llegar a su departamento, probablemente el directo habría terminado. Si quería hacer lo que pensaba debía sacrificar sus pobres datos móviles, por lo que soltó un suspiro y cerró los ojos, juntando las fuerzas necesarias para presionar el icono que enviaría la petición de unirse.

El castaño era alguien despistado y distraído, no le había costado mucho comprender aquello, así que claramente no había notado que se había unido a su directo. Su expresión cambió por completo y el pelinegro temió que Tom decidiera escapar y finalizara el vivo en aquel momento, pero se llevó una sorpresa cuando éste aceptó su solicitud.

  —Hola Holland —Timothée esbozó una sonrisa acompañando su saludo.

—¿Holland? —el castaño frunció su ceño.

—¿Prefieres que te llame...

—¡Holland está bien! —exclamó Tom rápidamente, interrumpiendo nervioso al pelinegro—Es que nadie me llama así.

—Bueno, me pareció bien porque quiero hablarte de negocios —soltó el americano, Tom no podía evitar alarmarse por la velocidad con la que sus espectadores aumentaban, ni ponerse nervioso por el tono que el pelinegro utilizaba, claramente habían más intenciones detrás de sus palabras.

—¿Negocios? —cuestionó Tom alzando una ceja—Estaba esperando que al fin te disculparas —dijo ganándose un suspiro por parte de Tim, quien rodó los ojos.

—Mierda Holland tienes que superar el pasado —soltó—, seguro alguna película de Disney te enseñó eso —comentó con cierta malicia ocupando su sonrisa—¡Puta madre! —exclamó para posteriormente desaparecer de la pantalla, haciendo al castaño fruncir el ceño.

—¿Timothée?

—Aquí estoy —el pelinegro tardó unos cuantos segundos en reaparecer—, me choqué con una abuela y mi teléfono cayó en la bolsa con mi comida —adoptó una mueca demostrando asco—. Al menos es rico.

—¡¿Qué?! —soltó el castaño abriendo los ojos como dos platos—¿La señora está bien?

—Ay supongo que sí Holland, sobrevivió hasta llegar a ser una anciana, puede resistir un choque —el pelinegro frunció su ceño—, ¿Puedes concéntrate en lo importante? Mi teléfono casi muere y mi pantalla ahora es un asco.

—Es comida Timothée, lamela o algo —propuso Tom junto a un suspiro, ganando una nueva mirada cargada de picardia por parte del americano.

—Mira, en primer lugar, que poco higiénico —soltó Timothée mientras acomodaba un par de mechones rebeldes, luego esbozó una sonrisa—. Y en segundo, tú estás en mi pantalla y si voy a lamerte será en una situación muy diferente.

El rostro de Tom tardó segundos en simular ser un tomate, lo que le arrancó una carcajada al pelinegro en la parte inferior de la pantalla. Todos los presentes se unieron a él comentando lo graciosa que había sido su reacción.

  —Eres tan fácil de poner nervioso —comentó sonriente el americano.

—¿Qué quieres Timothée? —cuestionó el castaño alzando una ceja.

—Uy Holland, ¿Donde quedaron tus modales? —preguntó únicamente con la intención de molestar al youtuber aún más.

—Te sacaré —advirtió el británico, ya cansado de las bromas del contrario, quien soltó una nueva risita.

—¡Ya paro! —aseguró el pelinegro—Escuché el rumor de que ves mi canal de twich.

—Que bien dicho, es sólo un rumor —se apresuró a aclarar Tom, mas Timothée pareció ignorarlo.

—Como sea, te propongo aparecer —soltó captando la atención del castaño—. Hacemos un stream juntos y luego si quieres yo aparezco en tu canal, hasta quizá me disculpe ¿Quien sabe? —hizo un énfasis en el quizá y luego se encogió en sus hombros manteniendo aquella sonrisa en su rostro—¿Qué te parece?

—Todo lo que has hecho ha sido burlarte de mí, ¿Por qué lo haría?

—Porque juntos, Tom, traemos visitas —respondió el pelinegro con simpleza—. Y puedes vivir en un mundo de fantasía pero necesitas el dinero tanto como yo —señaló observando al castaño expectante—. Te creo alguien inteligente, ¿Qué dices?

Tom necesitó un par de segundos para procesar sus palabras, la manera en que su nombre sonaba en los labios de Timothée había resonado en su cabeza como un eco, ocupando su pensamiento por completo. Y es que ya lo había escuchado nombrarlo en alguno de sus directos, pero aquel caso era diferente. Se estaba dirigiendo directamente a él.

Su boca su abrió cuando aún ni siquiera estaba seguro de que responder. Los mensajes de la gente pasaban a una increíble velocidad, pero en general, todo lo que podía leerse era la expectativa que los presentes tenían porque dijera que sí. 

—¿Estás drogado o algo? —cuestionó el pelinegro luego de un tiempo en silencio—¿Quieres que te lo repita?

—Está bien —respondió finalmente, con su mirada cargada de reproche, logrando ensanchar la sonrisa de Timothée—. Pero no vivo en un mundo de fantasía —agregó frunciendo su ceño.

—Sí, lo que digas tengo que irme o tendré que vender mi cuerp... Pagar mis datos —soltó ignorando nuevamente las palabras del castaño—. Nos vemos Doki.

Y antes de que Tom pudiera defenderse, el castaño abandonó el vivo. Por unos segundos, el castaño se mostró enojado, pero poco pudo mantener aquella apariencia, ya que una pequeña sonrisa acabó apareciendo en su rostro, a lo que acto seguido él mordió su labio inferior.

—Lo odio —declaró.

Pero ni él mismo se creyó aquello.