09
Hanahaki
Néstor se sentía devastado y sólo su mente repetía un "Yo no siento lo mismo por ti" de parte de Christopher, ya había pasado más de una semana y no dejaba de sentirse mal por el rechazo, sabía que no podía obligar a su amigo que lo amara, pero sentía que su amistad ya no iba a ser la misma.
Una noche más iba a terminarla llorando, el cielo le hacía compañía, pues una gran lluvia caía sobre la ciudad, hasta la luz se había ido. Cuando estaba por quedarse dormido una gran necesidad de toser lo interrumpió, sentía una presión en el pecho, apenas y podía respirar, sintió como algo subía por su garganta, que impedía la respiración tosió con fuerza y algo salió de su boca al ver su mano veía algo sobre esta, se asustó, pero su terror fue mayor cuando al alumbrar con la lampara de su celular vio un pétalo de rosa roja, la soltó muy rápido y pudo notar como pequeñas gotas de sangre ensuciaban la sabana. Se hizo hacía atrás chocando con la pared se quiso convencer que nada de eso había sucedido, comenzó a echarle la culpa a la cerveza que se había tomado antes de acostarse, no había comido nada, así que tal vez sólo era una alucinación, intento convencerse de eso y así se quedó dormido.
Al día siguiente una vez más sintió aquella necesidad de toser por lo que se alertó, era algo que no podía controlar, la tos fue tan escandalosa que su mamá corrió hacia su habitación para saber que le pasaba a su hijo, la puerta fue abierta en el momento exacto en el que otro pétalo de rosa fue expulsado, no había sido un sueño, una noche antes Néstor había expulsado un pétalo de rosa ¿cómo era eso posible?
—Dios mío ¿Qué es esto? —preguntó su mamá alarmada— ¿Te comiste una rosa? —su hijo negó asustado— ¿Es una broma, verdad?
—Te lo juro que no —Elizabeth tenía la opción de no creerle, pero una gota de sangre resbalando por el labio de su hijo supo que estaba siendo sincero
—¿Te sientes mal? ¿Cómo te ayudó? ¿Qué sientes? Háblame Néstor. Toma un poco de agua —le entregó un vaso
De inmediato tomó el agua para poder quitarse el sabor a hierro que le sangre le había dejado. Tuvo miedo de salir de su casa, así que Elizabeth le dio permiso de faltar a clases, además que era demasiado irreal lo que habían visto. Ese día lo terminó sin ningún ataque, pero sólo era el comienzo. La señora Aguirre salió de casa muy temprano para comprar el desayuno, de regreso a casa se encontró con Alicia, una vecina de la tercera edad, aquella señora era muy dulce, amigable y respetuosa, casi todo el vecindario le tenía un gran cariño. Volvían a sus casas, Elizabeth seguía un poco preocupada, era muy notorio, pero no dudo en invitar a su vecina a desayunar, quien gustosa aceptó, estaban por sentarse a comer cuando Néstor al bajar el último escalón volvió a tener aquel ataque de tos, Elizabeth se asustó, corrió por un poco de agua y lo ayudó a sentarse y para finalizar expulsó otro pétalo con un poco de sangre. Alicia observaba la escena, cuando terminó de toser y su respiración volvía a la normalidad se animo a hablar
—Hanahaki —los dueños de la casa la miraron— Lo que Néstor tiene es hanahaki —expresó muy segura
—¿Qué? —cuestionó el chico antes de beber agua.
—¿Le confesaste tu amor a alguien y te rechazó? —Aguirre asintió apenado— El hanahaki es una enfermedad por amor no correspondido —explicó con tranquilidad— Ahora las raíces están creciendo en el corazón, pero hay que tener cuidado, porque poco a poco se van alojando en los pulmones y eso es muy peligroso, porque comienza a lastimar la tráquea
—Estoy soñando, estoy seguro que todo esto es un maldito sueño, despierta Néstor —cerró los ojos y se dio unas bofetadas, al abrir los ojos su vecina lo veía con una sonrisa cálida— ¿Me están haciendo una broma, verdad? —Alicia negó— ¿Me voy a morir?
La señora le explicó que la cura era que aquel amor le correspondiera, por lo que de inmediato supo que estaba perdido, Christopher ya le había dejado muy en claro que él no sentía lo mismo, no podía obligarlo, si Christopher le correspondía quería que fuese algo meramente sincero, no obligatorio. Así que se dio a la tarea de conquistarlo, no tenía mucho tiempo, pero esperaba que funcionara, aunque no era algo 100% nuevo, pues desde que meses atrás lo hacía.
Cada día comenzaba dándole los "buenos días", al verse en clases le daba un dulce o algo para complementar su desayuno, intentaba ayudarle en tareas o trabajos, además que estaba más apegado a él, claro sin invadir su privacidad y hasta donde Vélez se lo permitiera. En alguna ocasión casi se besan, pero Chris se detuvo y corrió de donde estaban no sin antes soltarle un "Perdón, no puedo", ese día la tos de Néstor aumentó y con ello los pétalos ya no eran sólo uno o dos, aquel día expulsó casi cien sólo en horas. Le dolía la garganta y el vientre por el esfuerzo que hacía para toser. Sin embargo, no dejo de comportarse como lo estuvo haciendo días atrás, si lo iba a besar era porque tal vez sentía algo por él.
Pero en ese lapso de tiempo encontraron al doctor Enríquez, que comenzaba a estudiar aquella "enfermedad", pidieron una cita, les confirmó lo que ya sabían, pero lo único que Alicia no les comentó fue que otra de las curas era retirar las raíces de aquellas flores, pero con ellas se irían los sentimientos, por lo que Néstor debía apresurarse, pues las raíces comenzaban a llegar a los pulmones y podría ocasionarle la muerte.
Néstor sentía que se estaba volviendo loco, así que se iba a arriesgar, iba a confesarle una vez más su amor a su amigo, estaba confiado que este lo aceptaría, se armó de valor y caminó hacia su destino, en su mente iba ensayando lo que le diría y su imaginación jugaba con escenas en las que él era correspondido con un gran beso y era demasiado feliz. Sin embargo no sería así.
Al llegar lo vio con Estephania, se puso nervioso, tenía que tomar una decisión, no se podía dar por vencido, pero lo que vio lo destrozó, Estephania lo había besado.
Néstor sintió su corazón acelerarse, sus manos se helaron, su boca se secó y la tos comenzó, se había estado cuidando que Christopher no lo viera en sus momentos de debilidad, la tos era cada vez más fuerte, lo estaba dejando sin respiración, se sentía asfixiado, los pétalos comenzaron a salir con brutalidad. Vélez se percató de ello y corrió hacia este para auxiliarlo
—Nés, Nés ¿qué sucede? —pero Aguirre no podía hablar, no sabía que le dolía más, la garganta o la escena que había visto— ¡Néstor! ¿Qué pasa?
—Ambulancia —apenas pudo decir antes de volver a toser— Mi mamá
La chica veía la escena estupefacta, ¿Cómo era posible que sacara pétalos? Christopher le llamó a una ambulancia y a la madre de su amigo. La ambulancia llegó y se fue con su amigo al hospital, que no dejaba de expulsar pétalos. Elizabeth llegó al mismo tiempo que su hijo fue ingresado al hospital, vio como su hijo estaba asustado
Se dirigieron al consultorio del doctor Enríquez, Elizabeth tenia que tomar una decisión, tenían que someter a Néstor a una cirugía para poder retirar las raíces que estaban creciendo y causándole tanto daño. Sin pensarlo dos veces firmó la responsiva, la llevaron a la habitación donde estaban preparando a Néstor.
—Siempre te voy amar... Dile lo mismo a Chris, nunca lo olviden, siempre los voy a amar — por última vez vio como su hijo arrojaba pétalos mediante la tos.
Se llevaron al chico a quirófano y Elizabeth se quedó con una gran tristeza, su hijo ya no iba a volver a tener sentimientos y ahora sabía que era por culpa del chico angustiado que estaba sentado en la sala de espera.
—Eli ¿qué pasó?
—Nada —intentó no llorar— Sólo mi hijo no va a ser el mismo
—¿De que hablas?
Elizabeth no quiso dar más explicaciones.
...
Néstor despertó de la cirugía, puso su mano sobre su pecho donde tenía una venda y se veía un poco de sangre seca, había sucedido. Volteó a los lados y miró a Cristopher durmiendo en un sofá. La maquina que administraba el suero comenzó a sonar provocando que su acompañante despertara algo asustado, pero al verlo despierto se calmó
—Por fin despiertas —contestó algo alegre— ¿Te sientes bien?
Néstor no supo que contestar, ¿Qué debía sentir? Sólo se quedo callado.
—¿Mi mamá?
—Fue a comer algo, ya no debe tardar, ¿Quieres algo?
—¿Me puedes dejar solo un momento?
Aquel comentario lo tomó por sorpresa, así que sólo asintió. Christopher notó que había algo diferente en aquel chico, la mirada no tenía el brillo de siempre, su voz se escuchaba un poco apagada, no era el Néstor que él conocía, no era el Néstor.
Las semanas pasaron, Christopher estuvo muy al pendiente de Aguirre, le ayudaba a que no se atrasara con las clases, estudiaban juntos, pero seguía sin ser el mismo de antes, creyó que podía animarlo con una confesión, pero ese era el principio del fin para Vélez.
—Sé que ha pasado bastantes meses desde aquella vez, pero sólo quería decirte que también me gustas y estoy enamorado de ti —expresó con un leve sonrojo.
Dudándolo un poco se acercó a su amigo y junto sus labios con los de él, esperaba tanto que él correspondiera, pero fue todo lo contrario, al alejarse sólo había una mirada seria y fría.
—Gracias, supongo —habló el menor
—¿Gracias? —expresó confundido
—No sé que debo decir —rascó su nuca— ¿Te puedes ir? Prefiero estudiar solo
El mayor asintió, estaba triste, no se esperaba esa reacción, tomó sus cosas con rapidez y salió de la casa, iba caminando cabizbajo, pero tuvo que parar, sintió por un momento que la respiración comenzaba a faltarle y después un ataque de tos se hizo presente, Christopher tosió con tanta fuerza y expulsó un pétalo de rosa con gotitas de sangre.
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