Break up/Rompimiento

"Vuelve", era lo único que pensaba Christopher al ver una foto de Néstor sobre su escritorio, a lado de esta había una botella de whisky casi vacía, lo extrañaba más de lo que algún día pudo imaginar y sentía que la única forma de olvidarlo era emborrachándose, aunque era ilógico pues lo pensaba aún más.

Meses atrás, todo lo que parecía increíble en su relación, de 5 años, se vio afectado por la llegada de la mamá de Diana, Christopher se dio cuenta que la presencia de esa mujer removió sentimientos en su novio. Sin embargo, intentaba hacerse la idea que no era así, que Néstor lo amaba, aunque sea un poco, por lo menos como para no dejarlo, pero estaba equivocado.

Y sin más, el día menos esperado para Vélez, llegó

—Quiero que terminemos —soltó. El mayor sintió como si alguien lo golpeara en el abdomen, dejándolo sin aliento, sólo se quedó callado mirando a Aguirre— ¿Me escuchaste?

Los ojos de Christopher se cristalizaron, estaba buscando las palabras correctas para hablar, pero su mente estaba vuelta loca, quería reclamarle, pero sabía que no tenía caso, quería gritarle, a la vez quería pedirle que lo pensara, ¿Pero que iba a pensar? Estaba claro, él ya había tomado la decisión.

—¿Christ...?

—Te escuché —limpió la lágrima que resbalaba por su mejilla— Tal como escuché los besos con... Ella, lo escuché tan bien al igual que tú diciéndole lo mucho que te hizo falta

Y es que días atrás al llegar de sorpresa y entrar con la llave que Elizabeth, su suegra, le había dado pudo escuchar la conversación, claro que lo había destruido, pero él tenía suficiente amor para ambos, sólo que él no quería entender que eso no bastaba, no para Néstor.

—Yo —lo volvió a interrumpir

—Está bien, está muy bien —susurró

—También quiero pedirte que —tragó saliva y carraspeó— Que te alejes de Diana

—¿Qué? No, Néstor no puedes cortar de una manera tan violenta nuestra relación, tú y yo somos cosa aparte

—Yo soy su padre y sé lo que está bien para mi hija... Además su mamá —lo interrumpió, una vez más

—¡Ah! ¡Ahora si es mamá, por fin recordó que tiene una hija! ¡¿Qué increíble, no?! ¿Se fue por cuánto tiempo? Si no me equivoco cuando Diana tenía tan sólo dos meses, ¿no?

—Tú no entiendes

—¿Qué no entiendo, según tú? —alzó la voz y se paró frente a él— Me juraste un amor eterno, todos los días me decías que le agradecías a la vida por haberme conocido, me dijiste que nunca te habías enamorado como lo estabas de mí, que manera tan cabrona de enamorarte, eh.

—Sólo quiero darle una familia a mi hija —bajó la mirada

—Pues ojalá te dure y ojalá no les hagas promesas que nos vas a cumplir

Tomó su maleta, que afortunadamente no había desempacado y dio media vuelta, al abrir la puerta vio a Diana con una gran sonrisa que estaba por tocar

—¿Te vas papá Chris? —su sonrisa se fue desvaneciendo al mirar la maleta

—Sí, mi amor, las cosas no salieron bien —miró a Néstor, quien seguía con la mirada al piso

—¿Qué cosas? Pero, tú prometiste que te ibas a quedar unas semanas y mañana es el recital del día del padre, te escribí algo a ti —expresó con emoción

—Y sé que mañana lo harás increíble, estoy muy orgulloso de ti y siempre recuerda que eres muy importante para mí, que nadie te haga pensar en otra cosa ¿Ok? —le dio un último abrazo.

Salió de aquella casa con el corazón destrozado, con ganas de querer limpiar su alma llorando hasta secarse. 

Dejo de recordar aquel día, abrió el bote de basura y echó aquella foto de Néstor y el anillo de compromiso que pensaba darle semanas después.