Homofobia

Veía aquella chica, su sonrisa era encantadora y lo bien que le quedaba el labial rojo, la hacía ver muy segura de si misma, imponía respeto. Sus ojos eran adornados por unas largas pestañas postizas, no sabía porque las llevaba si sus pestañas naturales eran aún más bonitas. Además el perfume a frutas se podía oler con tan sólo estar en el mismo lugar que ella. La chica era muy bonita, por algo los chicos y chicas la miraban, por algo Néstor Aguirre era su novio.

Néstor Aguirre, no era alguien popular, sin embargo los que lo conocían le tenían miedo, siempre estaba acompañado de sus mejores amigos, Jos y Freddy, cada persona tenía sus comentarios hacia ese trío, parecían ser agradables, siempre riendo, pero eran todo lo contrario.

—Ya deja de verle —susurró Ro, su mejor amiga

—Es que

—¿Otra vez tú, fenómeno? —gritó Aguirre a lo lejos en dirección elles.

—Mierda —susurraron al mismo tiempo

—Viene hacia acá —dijo Ro algo asustada.

—¿Qué tanto miras a mi novia? —expresó enojado

—Nada, ni la estaba mirando —habló en voz baja

—¿Cómo? No escuche

—Que nada, no la estaba mirando, no a ella... Y si fuese así, que me reclame ella, no tú

—Que sea la última vez que lo haces, rarito —se fue no sin antes darle un golpe en sus pies

—Es tan desagradable

—Sólo déjalo ir —suspiró

—¿Y tú por que no dejas ir el enamoramiento que le tienes? Es un maldito abusivo que cree que puede tratar pésimo a quien se le pegue la gana y se siente muy valiente porque siempre están detrás de él su sequito de imbéciles

—Ro, ya, te quejas de que él ofende a quien sea y tú estás igual

—Es que no es por gusto y no es sólo por ofender, de verdad es un ser —su amigo puso su mano sobre la boca de la chica

—Ya, no hay porque estresarnos

—Yo no sé cómo te gusta

—¿Te recuerdo que a ti te gusta la novia de uno de ellos?

—Bueno, pero ella es linda —sonrió— No se comporta como una cavernícola

Christopher sólo negó y siguieron su camino, pero alguien había escuchado dicha "confesión", Jonathan, otro de los amigos de Néstor, quien no dudo en correr hasta este y contarle, y tal vez aumentarle unas mentiras. El día transcurrió muy normal para Chris, era la hora de la salida, su amiga le pidió que la esperar afuera del baño, así lo hizo, estaba viendo las notificaciones en su celular cuando sintió como lo tomaron con fuerza de los brazos y lo arrastraron hasta el baño de hombres, se percató que se trataba de Néstor y sus amigos, comenzó a temer por su integridad al sentir el primer golpe en su mejilla.

—¿Así que no era a mi novia a quién veías, maldito enfermo?

—No sé de que hablas —tragó la poca saliva que tenía, sentía su corazón acelerarse, su cuerpo comenzaba a temblar

—¿Ah no? Niega que —hizo una pausa— Niega que te gusto, maldito acosador —expresó enojado, Vélez negó con miedo— No me quieras ver la cara de imbécil

—Por favor, yo te escuché como decías a la rarita de tu amiga como soñabas con cogerte a mi amigo y no sé que tantas asquerosidades

—Eso es mentira —el terror en él aumento

—A mi no me vas a tratar de mentiroso —sintió una patada en el vientre dejándolo sin aire

—Que asco me da la gente como tú —le soltó un golpe en la otra mejilla

Christopher comenzó a rogarle a un ser divino para que alguien entrara y lo ayudara, tenía miedo, sintió que pasó una eternidad, los golpes pararon, pero el dolor apenas comenzaba, su nariz y labios sangraban, sus pómulos ardían, respirar dolía, no sabía como se iba a levantar del piso, escuchaba como la llave del agua había sido abierta, Jos había puesto todas las pertenencias del chico en el lavabo. Ellos seguían ahí y aún tenía miedo.

—Los enfermos mentales, como tú, deberían morir, contaminan el mundo —escupió Néstor— Bien, creo que ahora toca darle un merecido a la amiguita de este —salió del baño no sin antes propinarle otro patada en el vientre.

Christopher quería levantarse, quería ayudar a su amiga, pero no podía, se sentía desorientado, el dolor era cada vez más intenso, su vista comenzaba a nublarse y lo último que escuchó antes de perder la conciencia fue el grito de Rocío.