Prefacio

Antes.
Tal vez la raíz de todo.


Una persona que no se ama a sí misma no está preparada para entregarse a nadie más. ¿Imaginan el caos que puede surgir cuando alguien que se odia por completo, acaba enamorado?

—Su hija no está bien, señora Ferreira.

Yo apenas tenía doce años. Escuchaba, retenía, pero era incapaz de comprender el trasfondo de las palabras que ambos adultos intercambiaban. Sin embargo, todo lo que escuchamos de pequeño nos marca, y cuando tuve edad para traducir la terminología que empleaba la psicóloga para referirse a mí, sentí miedo. Miedo de ser menos "normal" de lo que ya me sentía.

—¿Tiene un diagnóstico? —preguntó mi madre. De forma inconsciente se arreglaba el cabello y se acomodaba la camisa, tal vez se sentía intimidada por la pulcritud y elegancia de la profesional al lado de su cuello de tortuga, mangas largas y falda hasta los tobillos.

Me sentía tan inquieta en aquel sillón bajo el escrutinio del ojo clínico de la Doctora Martínez, que comencé a limpiarme el interior de las uñas al no conseguir qué hacer con mis manos. Llevaba tanto tiempo en eso que pronto dejó de salir sucio, mis uñas perforaban tan profundo la piel entre mis otras uñas que ya tenía esa zona enrojecida. No paré hasta dejar una franja de sangre en cada pieza de mi manicura.

—Es demasiado apresurado para un diagnóstico —explicó la psicóloga con tono profesional. Parecía una persona distinta de aquella mujer paternalista que era en privado conmigo—. No puedo aventurarme a darle un veredicto que podría estar errado, sería poco ético. Sí entiende, ¿no?

—Pero usted debe... sospechar algo, ¿verdad? —A mi madre le temblaban las piernas, podía sentir cómo hacía vibrar el mueble hasta donde yo estaba—. No haré un escándalo ni nada si se equivoca.

—Bien... —La doctora Martínez enderezó sus anteojos, tomó aire y soltó con calma y profesionalismo la información que tenía—. Basada en las conductas que usted me ha descrito y en lo que yo misma he podido notar... Evidentemente su hija sufre fuertes episodios de ansiedad social, aunque todavía no me lanzaría a definirlo como algo patológico. Pueden ser solo episodios tratables que mejoraran con terapia y el tiempo, como puede ser parte de algo más. Como dije, no quiero adelantarme, pero en estas sesiones he estado recopilando información y formado un historial que... —La doctora suspiró—. Es posible que su hija sufra Trastorno Límite de Personalidad o Borderline Personality Disorder. Es tratable, y si se identifica y trata temprano las personas con este trastorno pueden vivir una vida plena y feliz de adultos.

—Pero... ¿en qué la afecta? Por favor, sin... términos raros. Yo solo soy... yo. No tiene que impresionarme, solo hacer que entienda.

La doctora asintió.

—Sus sentimientos... Ella no procesa las emociones como nosotros, las vive con más fuerza. Una decepción puede tumbarla, la soledad la puede asfixiar. Se apega mucho a las cosas, pero ese es un error ya que una vez las agarre... su estabilidad emocional dependerá totalmente de que ese lazo no se rompa. Es propensa a maximizar... pues todo.

—¿Y cree que eso tiene?

—Creo, pero puede que me equivoque. Puede que la niña solo esté pasando por un lapso depresivo, o sufra algún otro trastorno de ánimo o...

—¿Pero no está loca?

—¡¿Qué?! No, señora Ferreira. La locura no es una palabra admisible para...

—Lo sé, ya acordamos que no usaríamos esa palabra. Perdóneme, se me salió.

—Hablaremos mejor en otro momento. —La profesional le extendió a mi madre una tarjeta, que esta leyó con detenimiento mientras la doctora proseguía—. Tendré que hacerle un seguimiento a su hija, y en dado caso en que considere que necesite medicación la referiré a una muy buena amiga que...

—¿Subió el costo de las citas?

—Sí, el dólar volvió a subir y yo me acoplo al precio del dólar. Sé que a usted no le suben el sueldo a medida que el dólar sube, pero entienda mi posición: el dólar sube, el bolívar se devalúa, y si mantengo mis precios estables...

—Tendrá pérdidas. —Mi madre asintió—. Lo entiendo, esta situación la vivimos todos. Es solo que... a este precio ya no puedo seguirlo pagando.

Entonces me miró a mí. Me sentí tan nerviosa bajo su mirada que aunque sabía que se había volteado fingí un intenso interés en la pulsera que tenía puesta. Me sobresalté cuando sentí su mano en mi regazo.

—No te preocupes, hijita. Hablaremos con tu padre. Yo... estoy segura de que él lo entenderá, ¿sí? No tengas miedo.

Observé cómo la doctora Martínez adoptaba una expresión pensativa. Alzó una ceja, se enderezó un poco en su asiento, y carraspeó para llamar la atención de mi madre.

—Señora Ferreira... ¿sería mucha molestia si hablamos a solas?

—¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿No habíamos terminado por hoy?

—Es solo que... no pude evitar notar que... Usted le dijo a su hija que no tenga miedo, pero ella ni siquiera parecía enterada de la situación. Es posible... ¿que sea usted quien tenga miedo de hablar con su marido?

—¡¿Qué?!

Mi madre se levantó y con el mismo impulso tiró de mí por el suéter que llevaba puesto para que me levantara.

—¡No trate de psicoanalisarme a mí! Ahora entiendo todo, solo quiere que le pague una sesión para mí también...

—¡Yo nunca...!

—¡Me voy de aquí! —Le tiró la tarjeta a la cara—. Nos vamos. Y la próxima vez psicoanalisese el hueco del...

•☆•🎲•☆•

—¡¿La has estado llevando al loquero?!

—No es un loquero, Jon, por favor, escucha...

—¡No, mujer!

Escuchaba los gritos desde la sala, aunque la distancia hasta el cuarto era bastante corta y tenían la puerta abierta. Yo estaba sentada a la mesa comiendo sola el almuerzo del día anterior recién calentado en el microondas.

—¿Cómo te atreviste? ¡Yo lo sabía! No puedes manejar dinero. ¡Me niego a que sigas aceptando dinero de tu mamá!

—Tranquilo, Jon... Igual no me dará más, dijo que si...

—¿Que si... qué?

Su tono bajó de una manera increíble. Ya no gritaba. Cuando papá gritaba yo lo amaba, eran un par de maldiciones y a la cama de castigo. Cuando no lo hacía... había que tener miedo.

—Nada, cariño, nada...

—¿Cómo que nada? —Escuché cómo avanzaba con pasos lentos pero firmes hacia ella, y escuché las puertas del closet cuando su cuerpo quedó acorralado contra el—. Parece que tenías algo qué decir, entonces dilo... Dilo.

—Mi ma-madre no me seguirá apoyando económicamente si no... si no te dejo.

—¿Quieres dejarme?

—Nunca.

—No, no... Lo veo en tus ojos. Quieres dejarme. Me odias, ¿no?

—¡No te odio, Jon, eso es una locura!

—¡¿Entonces por qué mierda llevas a mi hija a un loquero si sabes que Jehova Dios de los ejércitos es el único psicólogo?! —Escuché dos golpes contra las puertas del closet y un grito exaltado de mi madre. Fue una reacción a la sorpresa, no al dolor. Todavía no la había tocado—. ¿Me vas a decir o...?

—Es que... Ella llora mucho, se escapa de clases... se... Tú sabes. Pensé que podría tener algún trastorno.

—Ls trastornos no existen. ¡Esos son demonios! ¿Dónde está tu fe, mujer?

—Pero, la doctora dijo...

—El único doctor es Dios y lo sabes. Él, quien llevó nuestras enfermedades cautivas en la cruz del calvario.

—Sí, sí, pero Dios también creó la ciencia, tal vez quería que supiéramos...

—¿Me estas contradiciendo? ¿Estás discutiendo conmigo?

—Perdóname, Jo...

Pero el nombre de mi padre quedó atascado en la garganta de mamá como una bola de pelos en un gato.

No tenía que asomarme, solo escuchar el esfuerzo que mi madre hacía por respirar para imaginar los gruesos dedos de mi padre rodeando su cuello.

La escuché caer al suelo con brusquedad y jadear entre súplicas por la misericordia de su esposo. Más tarde me diría que se cayó, que los morados se los hizo al resbalar, que papá más bien intentó ayudarle a levantarse. Ella nunca lo dejó, y tal vez jamás lo haría. Fui yo la que hizo que él se fuera. Le conté a la vecina y mi padre huyó mientras la policía acudía a la casa. Mamá nunca pudo perdonarme por eso. Yo misma no me lo perdonaba.

Tal vez esto les parezca irrelevante si vinieron a leer una historia de amor, pero bienvenidos a mi vida, y al único tipo de amor que he conocido.

•☆•🎲•☆•

Nota de autora:
Por favor, comenten qué les pareció el comienzo de esta historia y qué imagen tienen de la protagonista y su vida familiar. Si les interesa lo que viene díganme y cuanto antes subiré el primer capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top