9: Cambia, Sina.

Nunca me había sentido tan aliviada de llegar a casa. Pasé tanto rato duchándome que perdí la noción del tiempo. Me senté en el piso de la regadera a dejar que el chorro de agua me cayera directo en la cabeza, introduciéndose en mi cabello como dedos helados, bajando por mi espalda hasta mi coxis, creando un charco debajo de mí. Abrazada a mis piernas, recordando todo lo ocurrido en el día, de un momento a otro ya no podía distinguir si el ácido que corría por mi rostro hasta mis rodillas era el agua del baño o el dolor de mi alma derramada por mis ojos.

—¡Sina, Sinaí!

Sentí los brazos que me sacudían, el agua que ondeaba y salpicaba a mi alrededor, y aunque sabía que trataban de llamarme, la pesadez en mí no me dejaba regresar del manto de ensoñación que había cruzado.

—¡Hija, levántate! —A mi pesar, fui abriendo mis ojos con lentitud a la vez que gruñía—. ¿Te quedaste dormida bajo la regadera?

—Ehh… Eso parece. ¿Qué hora es?

—Sinaí, me asustaste. Pudiste haberte ahogado. Creí que…

—Estoy bien, solo…

—Estás helada. Literalmente tiemblas. —Mi madre corrió a descolgar la toalla y regresó para envolverme con ella—. Te puedes morir de hipotermia. Como mínimo te podrías resfriar. ¿Cómo mierda hiciste para quedarte dormida en la regadora?

—La última vez que lo comprobé, el proceso consistía en cerrar los ojos y dejar que el sueño hiciera el resto.

Los nudillos de mi madre se clavaron en mi brazo con el golpe a puño cerrado que me propinó en consecuencia a mi chiste fuera de lugar. No lo admitiría en voz alta, pero disfrutaba de verla preocupada por mí.

—Sal de aquí y ve a ponerte ropa seca. Te voy a hacer una sopa caliente.

Mi madre no solía cocinarme. Algo muy turbio debió cruzar su cabeza la verme tirada en el baño como para alterarse tanto y luego reaccionar tan dócil y servicial.

—Ehh, ¿qué tal el funeral?

Mi madre sonrió como una colegiala enamorada, incluso sus mejillas se encendieron.

—Hermoso, tus tíos se partieron la cara a golpes. Tus tías se metieron a separarlos y Katherine le terminó partiendo la manicura a Elizabeth con los dientes. Sabía que tenía que haber llevado cotufas para la función. —Mi madre se carcajeó sola—. Y al final, mi mamá estaba tan furiosa conmigo que me agarró por los pocos pelos que me quedan en la cabeza y me obligó a subir a un taxi que me llevara a donde sea que estuviera lejos de ella.

—Un éxito.

—Sin duda.

Reprimí el impulso de rodar los ojos. A veces mi mamá me preocupaba.

—Para empezar, ¿qué hora es?

—Las doce.

—¿De la madrugada?

—¿Te estás drogando, Sina? —Me tomó el rostro y separó mis párpados para revisarme las pupilas-—. ¿Qué otras doce podrían ser?

—No me estoy drogando. —Me aparté de ella—. ¿Cómo es que la abuela te corrió del funeral pero llegas tan tarde?

—Bueno, es porque tuve una cita luego.

—¿Quién coño tiene una cita luego de un funeral? ¿Y con quién estás saliendo que yo me vengo enterando?

—Ah, perdón, se me olvidaba pedir tu bendición, mamá. Ve a cambiarte, Sinaí. Hablamos después de que comas y estés seca.

—Pero…

—No te lo voy a volver a repetir, la próxima hablará mi tacón por mí.

En ocasiones decía aquellas cosas en bromas, otras veces hablaba muy en serio. Mejor era no averiguar en qué situación estábamos.

En mi cuarto decidí ponerme manos a la obra con el video tomado de la pantalla de Axer Frey.

Durante el tiempo que estuve filmando de encubierta a través de la ventana, no capté ninguna mensajería, ni red social. En cambio, me daba un vistazo a un perfil en Wattbook. Su perfil en Wattbook.

Copié el nombre de usuario que aparecía en la pantalla, y me fui a mi propio perfil para stalkearlo.

@Princeofhell, puse en el buscador.

Lo primero que me aparecía era un póster de su única novela en español: “A sangre fría”. La imagen se trataba de un edit que combinaba cuatro imágenes de distintas partes de un cuerpo lleno de heridas, vendas, e incluso un rostro ensangrentado. Tenía dos novelas más, escritas en inglés, una de ellas la señalaba como una traducción de su primera novela, originalmente escrita en ruso.


A pesar de que sentí un impulso de idiotez incontenible por husmear entre las novelas en inglés, en un arranque de sensatez decidí concentrarme en la que estaba escrita en español.

A SANGRE FRÍA”.

La portada tenía un fondo simple oscuro, tipografía en cursiva sobre la imagen de un chico sexy de labios ensangrentados y mirada de depredador. El nombre de autor estaba debajo, solo el usuario, escrito en una tonalidad rojiza opaca pero resaltante.

500K lecturas, 45K votos. ¿Por qué mierda Wattbook me sugería fanfics de coreanos pero esa novela nunca me había aparecido en recomendaciones?

Indignada, leí la sinopsis.

“Índigo sueña con sangre.
Se siente perseguida.
Pero ni sus peores pesadillas la podrían preparar para el hombre que aterrorizaba su ciudad y que irremediablemente la desea.”

Sonaba como algo que debía leer inmediatamente, así que lo agregué en mi biblioteca para después. En mi lista de prioridades había algo más urgente.

Entré al perfil del escritor. Su biografía estaba vacía exceptuando un link a su cuenta de Instagram.

Entré a su perfil. Su usuario era el mismo que en Wattbook, por lo que supuse que era su perfil de escritor. Ciertamente, todas las fotos que compartía iban acompañadas de una cita de alguno de sus libros escrita en inglés, ruso o español. Estaba lleno de interacciones y seguidores, pero eso parecía insulso una vez comparado a la naturaleza de los comentarios que recibía: lo alababan como a un dios.

Y cómo no hacerlo.

Las fotos que subía eran tomas de su espalda mientras él muy distraído observaba el panorama desde un inmenso ventanal, tomas de él acostado en una cama enorme, las cuales había de varios tipos. En algunas salía comiendo, lo que me llevó a buscar una libreta y anotar lo que veía en sus desayunos. Pan, jugos naturales, hamburguesas con papas, panquecas con frutas, pizza.

Había otras fotos en las que salía acostado escribiendo en su laptop, fingiendo dormir con la sábana acomodada de forma que se notara parte de su ropa interior de marca y su espalda esculpida de gimnasio. En otras salía leyendo en físico a escritores como King, Agatha Christie, Poe y Mary Shelly.

Los anoté todos, me darían un buen tema de conversación si quería agradarle.

Subía fotos de sus brazos sosteniendo alguna bebida, acariciando a algún cachorro en una tienda de mascotas, de sus clavículas con la camisa un poco movida y la corbata suelta, de sus ojos hipnóticos a través de un espejo... Una gran variedad de dónde escoger.

Hubo tantas fotos que me dejaron babeando que al final no me resistí y le tomé capture a cada una de ellas  y creé una carpeta en mi galería llamada Princeofhell solo para él: mi príncipe del infierno.

Perdí la noción del tiempo que pasé admirando sus fotos sin dejar si quiera un like para no parecer acosadora. ¿Quién podría culparme? Su espalda era cautivante, su sonrisa de revista, sus ojos los de un demonio cazador de almas, sus dientes tan limpios como su ortografía.

Detallé los cuadros que aparecían en una fotografía de su habitación para asegurarme de conocer a los mismos artistas que él, pero no saqué nada en claro. Parecían fotografías de lugares, tal vez aquellos que había visitado. De ser así, tenía que descubrir a dónde pertenecía cada una para armar un mapa con sus movimientos en el globo terráqueo.

Admiré las tomas a su guardarropas, lo inmaculado de su colección de camisas blancas, el brillo de su calzado, la elegancia de sus relojes, la variedad y sensualidad de sus sacos de esmoquin y corbatas.

Anoté el patrón de colores que más usaba, ya sea en prendas como en su habitación. Azul rey, blanco, negro, vino, crema, marrones, azul marino. Debía asegurarme de tenerlo en cuenta a la hora de combinarme, tal vez así tuviera una oportunidad de que se fijara en mí.

¿Sería posible?

Axer Frey, escritor con 500K lecturas, 9K seguidores en Instagram, rostro de actor de cine, complexión física de infarto, popular e inaccesible en la escuela, de padres ricos, tal vez el adolescente más importante del país, ¿podría fijarse en una chica como yo?

Solo había una manera de averiguarlo.

Revisé a las cuentas que seguía. La mayoría eran otros escritores de Wattbook, ilustradores, diseñadores y editoriales; sin embargo, y gracias a mi búsqueda minuciosa y mi determinación de revisar una por una todas las cuentas, conseguí algunas de chicas "normales". Podrían ser sus lectoras, o viejas compañeras de otras escuelas, pero a mí solo me importaba una cosa.

Revisé todas las fotos de todos los perfiles de chicas que seguía Axer para comprobar a cuáles había dado like y establecer un promedio de sus gustos.

El autoestima me cayó al suelo al ver lo perfectas que eran todas las escasas chicas a las que Axer les dedicaba un like.

No tenía un tipo entre rubia y morenas, pero sí que era bastante selectivo. Uñas arregladas, dentadura intachable; cabello limpio, con brillo y vida. Miradas que atraparan, ya sea porque tuviesen ojos de color o por estar tan bien maquillados como para crear una intensidad hipnótica. Ropa impecable y elegante; nada de chicas mostrando el culo, nada de pantalones rasgados, camisas de cuadros, franelas olgadas, suéteres o combinaciones de barrio. Le gustaba la pulcritud, todas las fotos a las que había dado like eran en donde la chica iba mejor arreglada, sin arrugas, podía ser sexy pero sin perder la delicadeza. Rostros de porcelana, pieles cuidadas, sonrisas y poses de modelos. No había una sola foto amateur que al él le gustara, todas tenían armonía, un encuadre perfecto, colores acorde, buen juego de luces, contrastes al punto, alta definición, desenfoques bien hechos; expresión, arte. Yo era un puto desastre al lado de todo lo que merecía un like suyo.

—Basta, Sinaí. Tú puedes atrapar a ese hombre. Tú puedes porque tienes algo que las otras chicas no: cerebro. Solo te falta determinación. Axer Frey es solo una ecuación matemática, tú ya descubriste los valores pertenecientes a cada incógnita, ahora pon la fórmula en práctica y a sustituir valores, ¿okay? Tienes que hacer que lo que esté restando en ti, pase al otro lado de la igualdad, ahora sumando; y lo que está dividiendo, pase a multiplicando. Cambia, Sina. Hazlo por esos malditos que te humillaron, porque tú lo sabes, sabes que nadie le haría algo así a las chicas perfectas. Cambia, y el mundo será tuyo.

Y eso haría, pero tenía que comenzar por conseguir una manera de verme más seguido con Axer y tener una excusa para hablar con él, para demostrarle lo mucho que podríamos tener en común.

Así que me puse manos a la obra, revisé de nuevo sus fotos desde la primera que subió al llegar a Venezuela. Busqué en todas las que salía en un puesto de bebida o comida, y anoté los lugares que más frecuentaba. Mandaría currículum a todos. Un plan infalible para encontrarnos de forma casual.

—¡Sina! —Mi madre encendió la luz de mi habitación—. Van a ser las siete y tú ni siquiera te haz hecho el desayuno. ¡Vas a llegar tarde a la escuela!

Mierda. Puede que me excediera un poco en la búsqueda.

EMPIEZA EL MARATÓN DE CAPÍTULOS. Mañana también habrá actualización como agradecimiento a las 8k lecturas 😍. Si comentan bastante y me muestran su apoyo y emoción con esta historia, habrá capítulos toda la semana 🙈

¿Qué piensan de las habilidades de stalker de Sina?

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