62: Aleksis

María

Veronika era hermosa, pero también insufrible. Y casi tan mujeriega como María libertina. Así que la venezolana tenía claro que lo que había entre ellas era solo con fines recreativos. Pero, con ayuda de las circunstancias, la rusa había pasado a convertirse en una amiga, independientemente de lo que había sucedido entre ellas.

Veronika tenía una posición acomodada como dueña del club en el que se besó por primera vez con María. Su familia debía tener mucho dinero, y quién tiene dinero también tiene influencias, y no dudó en usar sus medios cuando María la necesitó. Ella no le había pedido nada, solo le confesó su desesperación. Embarazada después de una noche de la que no recordaba nada. Queriendo interrumpir un embarazo en un país en el que es ilegal, y sin los fondos para financiar un aborto clandestino.

El laboratorio de los Frey fue el auxilio que la adolescente necesitaba.

El problema fue descubrir que Axer y Veronika estaban emparentados, las últimas dos personas que María quería que se conocieran.

Y ahora estaba en su edificio, en la sala de su casa, a punto de habitarla como un huésped damnificada.

-Espérame aquí -dijo Veronika. Su larga figura perdiéndose tras un pasillo, y sin embargo María no podía dejar de mirar.

Se veía demasiado imperiosa con su chaqueta color crema a juego con el pantalón, elegante y combinado con unas medias botas beige de tacón delgado. A María le encantaba en particular la camiseta blanca con corpiño de encaje que se lucía al tener la chaqueta abierta. Era difícil no mirar a su escote, sobre todo con esa delgada cadena dorada con el dije de la constelación de aquila cayendo entre el arco de sus senos.

Cada vez que se decía en su cabeza que lo de la piscina fue un error de ebriedad, la imagen de Veronika se le reía en la cara.

No podía mentirse con tal descaro, no a sí misma. La rusa la hipnotizaba y lo demás era cuento.

-Tu ressembles à de la merde.

María se sobresaltó con la voz que interrumpió su buceo descarado en sus pensamientos.

María reconoció el acento francés, pero el chico que estaba frente a ella sin duda era ruso. Le faltaba el contexto, le faltaba conocer la historia de su origen: que su madre era distinta a la de sus hermanos, una de las esposas que tuvo Viktor en Canadá. Que creció con el francés y el ruso como primeras lenguas; uno por su madre, y el ruso porque era la única forma en que el resto de su familia hablaba con él, para acostumbrarlo. No mucho más tarde conocería el inglés y se vería obligado a aprender también español, ya que su padre siempre tuvo previsto que su siguiente mudanza fuera a latinoamérica.

Pero lo que María veía no era más que un muchacho, no mucho menor que Soto, cuyo cabello dorado, separado en dos partes en medio de su cabeza, estaba tan rizado que caía por su cuello, costado y puntos de su frente como sortijas, casi bucles. Tenía una heterocromatina tan leve que casi parecía un efecto de la luz que uno de sus ojos fuese de un pálido azul, y el otro de un verde desteñido. Era el motivo de que tuviera que usar lentes desde niño, por sus problemas de visión.

Mientras que Axer y Veronika eran de labios finos, este muchacho los tenía tan carnosos como de sonrosadas sus mejillas. De pequeño, como siempre llevaba el cabello largo y los labios se le enrojecían con el frío, lo confundían con una niña.

De hecho, ese día llevaba puestas las pantuflas rosa de su hermana sin ningún tipo de complejo.

Estaba sentado en el lateral de uno de sus sofás de cuero blanco, sus manos sostenían una taza humeante con una ilustración de Érase una vez un crimen y todo su torso estaba cubierto por un acogedor jersey de lana gris.

Su sonrisa era tan leve, apenas una elevación en una comisura, pero sus ojos dispares brillaban por sus labios: una mezcla entre inquietante y despectiva que hizo sentir a María un insecto en su presencia.

Tampoco había que saber mucho de francés, y dado el contexto de la apariencia de María en ese momento, para saber que tuvo que haber dicho algo parecido a que se veía como la mierda.

-Hola -saludó Tania, con cautela. No quería meter la pata con el hermano de Vikky-. No sabía que Veronika tuviese otro hermano.

-¿Otro?

Una sonrisa de superioridad se expandió por los carnosos labios del jovencito, pero está desapareció pronto cuando empezó a beber del contenido de su taza sin despegar de María su inquietante mirada a través de los cristales de sus lentes.

-¿Problemas parentales? -preguntó al tragar.

-¿Cómo...?

-Estás muy bien vestida y tu maquillaje está corrido, o sea que estuviste maquillada, lo que implica a su vez que te importa tu apariencia. Es evidente que no habrías salido de tu casa con los ojos hinchados y los mocos secos en las mejillas a menos que no tuvieses la posibilidad de volver a ella, y si no puedes regresar a tu hogar me indica que tu problema está dentro de él. Si estás aquí con Vikky y no por Vik es porque estás intimando con ella, y que intimes con Vikky implica mucho, una de esas cosas es que ella hará lo que sea por ti. Así que si te trajo aquí es porque no tienes dónde quedarte, y si no tienes dónde quedarte es porque no puedes ir a tu casa porque tuviste problemas parentales. -Aunque su sonrisa final fue leve, el guiño fue suficiente como gesto de triunfo-. C'est trop simple.

Su acento francés era tan marcado que sus palabras resultaban un imán hipnótico. Daban ganas de quedarse escuchándolo todo el día aunque te estuviese insultando a la cara.

María se preguntó si lo haría intencional, hablar con tanto acento, si estaría consciente de lo que provocaban sus palabras pronunciadas de esa manera exótica y exquisita.

-No sé qué te está diciendo -se escuchó exclamar a Veronika mientras entraba a la sala- pero es mentira.

-Solo le doy la bienvenida, sœur.

-Y espero que ya te despidieras, porque te vas.

La sonrisa del chico se torció, no parecía tener intención de irse.

-¿Me regalarías el honor de conocer tu nombre? -dijo en dirección María Betania.

-Tania. ¿Y tú eres...?

-Biólogo. Aunque mi interés más prístino está consagrado al estudio del cerebro humano...

Veronika agarró a María por el brazo para llevarla lejos de ahí justo mientras decía:

-Se llama Aleksis y es un presumido que estudia cuarto en una escuela privada porque no le gusta la gente y mi padre no lo deja estudiar en casa. Y lo que va a estudiar es arte, no toda esa mierda.

El chico agachó la cabeza apenas un poco, tal vez para disimular la risita que estaba a punto de convertirse en una carcajada.

Aunque Vero arrastró a María con intención de alejarla de su hermano menor, no había llegado ni al pasillo cuando su padre apareció del otro lado, enfundándose su chaqueta con premura y caminando a pasos agigantados.

-Papa!

-Ahora no, Vikky -contestó su padre en ruso para que solo los Freys entendieran-. Hubo un problema con el último cargamento de brigga que mandamos a dengus y Dain me llamó hace rato con ganas de matarme. Tengo que solventar este inconveniente cuanto antes.

-Deja de permitir que tu sobrino te mangonee y escúchame un momento...

-Voy al laboratorio, no me esperen esta noche. -El hombre pasó rápido a darle un beso en la frente a su hija-. Por favor asegúrate de que tu hermano no deje que su gato haga desastres en mi caja mientras no estoy.

Veronika vio a Aleksis apenas su padre salió por la puerta. El niño disfrutaba inocentemente de su café, como si no disfrutara por dentro de que hayan dejado a su hermana de niñera de su hermano mayor.

-Proklyatoye yavleniye.

-Je vous adore aussi -contestó Aleksis, sonriendo, sin siquiera mirarla.

Veronika volvió a intentar llevarse a María, pero la voz de su hermano la detuvo.

-Te traeré unas pastillas.

-No tienes que interferir...

-Ella está muy mal, no va a dejar de llorar hasta que su cerebro se calme. Demasiadas emociones, demasiada actividad cerebral. Será imposible controlarla así.

-Aleksis...

-Consolarla. Me confundí, todavía se me enreda el español. Te las llevaré a tu cuarto con la prescripción, ¿de acuerdo?

Veronika miró a María de soslayo, como si no quisiera que notara cómo asentía hacia su hermanito.

-Ven conmigo.

♟️♟️🖤♟️♟️

María ya estaba tranquila, acostada en la cama de Veronika luego de tomar su medicación, bañarse y ponerse algo de ropa prestada.

Le parecía extraño que la rusa permitiera que su hermanito le recetara las pastillas como un médico, lo cual no debía hacerse, pero estaba tan sumida en la mierda que las aceptó como se acepta cualquier cosa cuando la muerte parece una opción bondadosa.

Lo cierto es que sí se sentía mejor. Sus problemas seguían ahí, pero al menos ya no quería llorar y su cabeza había dejado de dolerle. Aunque Veronika le dijo que no le daría las pastillas, quería evitarle una adicción. Ella misma se las suministraría en los horarios y las dosis que indicaba la receta.

Al menos tuvo la tranquilidad suficiente para contarle todo a Veronika.

-¿Y eso fue lo que pasó? -inquirió la rusa, sentada en el alféizar de su enorme ventanal que, abierto, daba paso a un mini balcón con un jardín modesto, pero lleno de plantas que era mejor no tocar ni por descuido.

-Sí. En general.

-Es una mierda.

-Lo sé, yo solo necesitaba...

-Es una mierda lo que hiciste con tu hermana.

María calló un momento. Tal vez las pastillas la tenían más lenta de lo normal, porque ni siquiera se sentía ofendida, simplemente estaba segura de que no había entendido lo que acababa de oír.

-No entiendo, Vero.

La rusa suspiró. Con su larga manicura llevó los mechones sueltos de su corta cabellera rubia hasta detrás de sus orejas decoradas por aretes dorados.

-¿Era necesario? -indagó-. ¿Te ayudó en algo meterla en el barro solo porque tú te estabas ahogando en él?

-¡Es una perra! -argumentó María-. ¡Lo estaba disfrutando!

-No es una perra, María. Está resentida y con razón. Siempre tratas de argumentarte cuando te quejas de tu hermana diciendo que es envidiosa, que ella es insípida y desearía ser como tú, que quiere el cariño que te dan tus padres y que odia que te consientan y todas esas estupideces de niña malcriada. Como si ser menos rubia la hiciera inferior, como si ella tuviese alguna culpa de esos sentimientos justificados. ¿Que te envidia? Natural, si hasta tus padres confiesan que hay una diferencia en el trato contigo y que con ella no hicieron más que cometer errores.

»Pero lo importante no son aquellos impulsos naturales que siente, sino lo que hace al respecto. Así que, a menos que me hayas estado ocultando una enorme lista de cosas que justifiquen tu
rencor hacia tu hermana, yo todo lo que veo cuando hablas de ella es que realmente intenta que estés bien. A su manera. Quería que dejaras al turco del que quedaste embarazada, porque es
un maldito pedófilo. Pero ahí estabas tú, diciendo que es una envidiosa y que solo quería que tu papá te regañe. ¿No crees que si ese hubiese sido su plan les habría contado desde el momento uno?

María abrió la boca para replicar, pero Vero la interrumpió.

-Luego te hace leer un libro feminista, algo súper íntimo en su deconstrucción como mujer, y lo tomas como un
insulto, incluso cuando reconoces que te ayudó luego de leerlo. Entonces, lo mejor que tienes para pagarle es revelar delante de toda su familia, que ya la menosprecia suficiente, que tuvo un aborto y además una infidelidad.

»Es que encima, eres hipócrita.

María se levantó, decidida a recoger su ropa sucia y dispuesta a marcharse para siempre.

-No seas una malcriada y enfréntame. ¿Crees que no tengo razón? Me la estás dando al irte.

-No quiero hablar contigo, no necesito otra persona que me insulte hoy -cortó María, todavía dándole la espalda.

-¿Te hiere que te diga la verdad?

-No es la verdad. Yo tenía motivos para lo que hice, tú misma lo dijiste: el padre era un maldito. Estaba muy borracha esa última vez, si no fuera por las fotos que todavía tiene ni lo recordaría. Y estuvo mal lo que hice al respecto, es cierto. Pero... ¡Mierda! Estaba desesperada. Al final de todos modos acabaría como asesina, porque si no mataba... Me habría matado a mí antes que tener un hijo que me recordara su maldita cara toda la vida.

-¿Y tu hermana? ¿Ella si merece ser crucificada por eso?

-No estoy a favor del aborto.

Veronika bufó con maldad.

-Igual que todo hombre hasta que la novia de turno le dice que está esperando un hijo suyo, ¿no?

-Eres una maldita perra, Veronika Frey.

-Pero al menos yo estoy consciente de eso. Puedo vivir reconociendo mi condición y orgullosa de ella. Tú eres una hipócrita en negación.

-¡Son situaciones distintas! -chilló María-. Mi hermana no tenía motivos para...

-¿Y tú qué sabes?

-No tenía motivos con el peso suficiente para quitarle la vida a ese bebé.

-Embrión.

-Da igual, está vivo.

-Igual que los tumores.

María apretó los puños, visiblemente afectada por el descaro de Veronika, que debería estar consolándola.

-No me intentes convencer de esa mierda. Yo sé en lo que creo. Es algo que tarde o temprano será una vida, y ella interrumpió eso por un capricho.

-Ya. Pero no te obligó a hacerlo a ti, ¿o sí?

-No estás siendo justa conmigo, en serio.

-Ni tú con tu hermana. ¿Crees que un óvulo fecundado inmediatamente es una vida? Te lo respeto. De igual forma tú deberías respetar la maldita autonomía de toda mujer que decida sobre su cuerpo, vida y futuro de la misma.

-¿Y la vida del bebé?

-¿Has leído Beyond Roe de David Boonin?

-No quiero saber nada de un maldito libro más en lo que me queda de vida.

-En su libro -continuó Vero de todos modos- aborda este debate desde otra perspectiva. Él asume que el feto es una vida, y plantea como ejemplo un caso de la vida real de dos personas equis.

»Persona Uno necesitaba un trasplante de médula ósea, y Persona Dos era el único familiar compatible, pero se negó a realizar el trasplante porque le salió del forro del culo. Persona Uno, quien obviamente no quería morir, demandó a Persona Dos, pero la jueza de aquel caso
falló a favor de Persona Dos a pesar de que Persona Uno era un ser vivo, con derecho a la vida, inocente y que dependía totalmente de Persona Dos para vivir.

»En este caso se priorizó la autonomía de Persona Dos al derecho a la vida de Persona Uno, incluso teniendo en cuenta
de que un trasplante de médula ósea tiene muchas menos posibilidades de acabar en muerte que un embarazo.

-Pero...

-Pero nada. Si en algunos casos es posible priorizar la autonomía de un ser vivo sobre el derecho a la vida de otro, así mismo debería dejar de obligarse por ley a las mujeres a llevar a cabo un embarazo que no desea. Ninguna mujer debería prestar su cuerpo para que otro lo use solo con el argumento de que «está vivo». Y tú podrás pensar distinto, claro. Tu moralidad podrá no concebir esto, así que no abortes tú, maldita sea.

»La decisión de otra mujer sobre su
cuerpo y vida, eso no te compete a ti aprobarlo, solo respetarlo. Si tu hermana no quería ser madre en ese momento, si no quería serlo nunca, si ella no quería ser la madre de ese bebé en particular no es tu problema o tu decisión. Ella no te estaba obligando, solo buscaba tu
apoyo. Tu problema debió ser estar para ella, y llevarte a la tumba el secreto que abrió a ti en confidencia.

-Pero, yo...

María calló, como si realmente no tuviera nada que decir, solo esperaba que Vero la interrumpiera. Sin embargo, volvió a abrir la boca, y así mismo la cerró un par de veces más.

-No tienes que darme la razón. Sé lo que le cuesta a personas como tú retractarse. Y no es como si me importara, no me van a pagar por convencerte de nada. Pero algo sí me preocupa, y deberías hacerlo, al menos por ti, y es la persona a la que lastimaste hoy. Tú mejor que nadie deberías entenderla. Algún día, cuando no sientas que si lo haces me darás la razón, discúlpate. O solo abrázala, mierda. No sabes lo que restaura el abrazo de un hermano cuando llevas toda tu vida pensando que te odia.

De hecho, María se dio cuenta de que había seguido discutiendo justamente por eso: para no ceder la razón. La realidad era que ni siquiera ella sabía por qué estaba molesta con su hermana, y se sentía como una mierda por cómo la trató, independientemente de todo.

María admiraba a su hermana, pero siempre había tenido a tendencia a respaldar su frágil autoestima es compararse con ella. Porque Génesis no era normativa, y María sentía que eso avalaba su propia belleza. Así, tal vez, dejaría de sentirse gorda y pensar que eso le restaba atractivo, si conseguía muchos más defectos en alguien que no fuese ella.

En serio se sentía como una maldita mierda, y no solo por eso. Por todo. Había jodido su vida para siempre en un instante que ni siquiera recordaba, con una persona a la que juraba que no quería volver a ver.

Si tan solo pudiera recordar por qué lo hizo, podría odiarse con más argumentos.

Pero no era así. Solo tenía una línea un hoyo en negro de ese momento, y el desagradable recuerdo de despertar en un hotel con las fotos en su celular que él le envió al chat para «asegurarse de que ella no lo acusaría con su mujer».

Veronika pareció comprender el hilo de pensamientos de María, porque la arrastró por un brazo y la estrechó con fuerza. A lo que la venezolana, reacia a asumir su propio vacío, intentó alcanzar el rostro de Veronika y besarla.

-No -cortó la rusa-. Basta ya de intentar sanar tus heridas con sexo. Necesitas ayuda, princesa. No alguien que siga usando tu cuerpo. -Entrecerró su rostro en sus manos sin importar que las lágrimas de María las empaparan-. Y una tarde de Anne with an e y mucha Coca-Cola.

María lloró con más fuerza, aceptando el abrazo de Veronika. Y esa vez, entre todas las lágrimas, sonreía.

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Nota:

Como se pueden dar cuenta, a partir de aquí Nerd y Parafilia se unen. Es por qué ello que no había podido actualizar hasta terminar Parafilia en Booknet, para no dar spoilers. Si estos fueran libros publicados, el orden de lectura sería:

Nerd: libro 1, para entender todo el contexto Frey.

Parafilia: libro 1.5, para tener todo el contexto de los demás Frey sin hacerse spoiler.

Nerd: libro 2 (que sería esta etapa de la historia que están leyendo ahora).

Cuéntenme qué les parece Aleksis, Vero y su relación con María.

No quiero ver a nadie insultando mujeres por las decisiones que toman sobre su cuerpo en los comentarios, bastante aguanté en el capítulo «Asesinas» porque tenía pensado subir este a ver si por lo menos mantienen el respeto en los comentarios de mi libro.

Dicen los rumores que si comentan mucho se viene maratón.

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