40: Mate de la reina
Hola, papi 😏
Esta es ilustración de @cecyygab2
Sinaí
—Esto es fácil —explicó María.
Todos estábamos sentados en el piso formando un círculo. Mi amiga estaba disfrazada del reflejo de su alma, vestida de rojo hasta los labios con un par de cachos en un cintillo sobre su melena rubia. Si se viera un poquito más buena, no la habrían dejado entrar al club.
—Solo son preguntas —continuó mientras servía el alcohol en los vasos que Soto le iba pasando—. El que mienta, bebe. El que no conteste, bebe. No tiene ciencia. Eso sí, tienen que beberse el vaso completo. La idea es que la penitencia afecte, sino cualquiera querría perder.
Mientras mi amiga llenaba y pasaba tragos de mano en mano hasta completar el círculo, al fondo empezaba Sal y perrea de Sech, por lo que todas las chicas en el grupo nos pusimos a cantar en coro.
Ella no quiere la corona en la cabeza, ella la quiere en el vaso
El amor le dio batazos, y si la invitan a salir dice «paso»
Ella te bloquea si no siente, y también si siente por si acaso
El amor le dio un cantazo, y fue la gota que derramó ese vaso
—¿Y yo puedo unirme?
Como si no estuviesen suficiente enredadas las cosas ya, tenía que unirse Veronika para complicarlas más, por supuesto.
—¿Alguien te invitó? —inquirió María con sorna.
—El club es mío, querida. ¿Quién te invitó a ti?
Tuve que cambiarme de puesto para estar cerca de mi amiga, algo me decía que si no la detenía, le clavaría el tacón en la los ojos a Veronika.
Sí, en ambos.
Mientras la rubia se sentaba, miró a Axer como si recién reparara en su presencia.
—Hola, bebé —canturreó ella con una sonrisa fingida.
—Suka —murmuró en ruso, y por el tono que usaba, sentí que estaba invocando al Satanás de su tierra.
Iba a necesitar subtítulos para situaciones como esas, nuestra relación no funcuonaría si no entendía el 30% de lo que decía.
Al fin, Axer alzó la vista que tenía fijo en su vaso de vodka e hizo contacto visual con Veronika para decirle:
—¿A alguien le caes bien?
—¿Y tú? —contraatacó ella.
Casi salto a responder por él, pero las cosas ya estaban lo suficientemente incómodas como para tentar a que ella dijera algo que no estaba preparada para oír en ese momento.
—Muy ingeniosa tu evasiva —contestó Axer sin inmutarse—, pero no es una respuesta, así que bebe. Querías jugar, ¿no?
El cerebro de ese tipo me prendía más que la gasolina, pero el hecho de que estuviese desperdiciando su ingenio con ella, y la sola presencia de ella, eran suficientes para bajarme la calentura.
Vero se bebió su vaso hasta el fondo, y entonces le tocó a ella preguntar.
—¡Hola, Sinaí! —saludó.
Por algún motivo, tuve miedo de ella y de lo que pudiera preguntarme.
—¿Cómo te sientes? —dijo al fin—. Y recuerda que no puedes mentir.
—Eehhh... ¿esa es tu pregunta?
Entonces tomó mi vaso y lo llenó con alcohol hasta el tope.
—Esa no fue una respuesta válida —dijo entregándome el trago.
Era válida su movida.
Me lo bebí a duras penas, arrugando hasta el culo por el coñazo que significó tanto alcohol en un solo trago, pero no dejé ni una gota.
Decidí que dejaría pasar mi oportunidad por el momento para no ser tan obvia en mis intenciones, preguntando a María una estupidez solo para pasarle el turno a ella.
Luego de contestarme a mí, a María le dio por preguntar a Veronika:
—¿Por qué viniste sin disfraz?
Había sido un golpe tonto, pero de todos modos tuve que luchar para no reírme. Vero claramente había ido vestido de bruja, así que la pregunta era un insulto subliminal.
—Graciosa, muy graciosa. Vine vestida de Raquel Mendoza. Ni siquiera mereces que te lo explique, pero lo hago porque no quiero volver a beber de esa cosa.
Así pasaron un par de rondas más, flojas, sin mucha emoción. Hasta que le tocó jugar a Soto.
—Axer, ¿no? —preguntó mi amigo, girándose para ver de frente al doctor porno.
—Me vas a gastar el nombre de tanto que me lo preguntas —reaccionó Axer. A pesar de lo borde que sonaba, hizo su comentario sonriendo, como si fuese una broma entre colegas.
—Solo quería asegurarme. Ya sabes, no todos somos prodigios aquí.
Veronika casi se ahogó con una carcajada en consecuencia del comentario de Soto.bAl segundo logró reponerse, taparse la boca y pedir disculpa.
—Bueno, aquí va mi pregunta —advirtió Soto—. De hecho, es bastante sencilla, los voy a aburrir. Solo es un rumor que me gustaría que confirmes o desmientas.
—Te estás tardando —advirtió Axer con fastidio.
—Les dije que sería una estupidez... ¿Es cierto que Monte te ganó en un partido de ajedrez improvisado en el patio de la escuela pública?
Jesús Alejandro Soto le acababa de patear el orgullo a Axer Frey delante de todo el círculo de personas en el juego, y yo no sabía si reír o llorar.
¿Lo peor? Axer prefirió beber que responder la pregunta. Se tomó hasta la última gota en su vaso como si fuese veneno.
Entonces fue su turno.
—¿Te gustaría ser yo? —le preguntó a Soto.
—Me gustaría ser tuyo.
Lo dije cagado de la risa, contagiando al resto, y se apresuró a beber para dejar claro que había mentido y que no le importaba perder con tal de molestar a Axer.
A partir de ahí sentí que pasaba una eternidad hasta que volvía a llegar mi turno, pero cuando pude tener el poder de nuevo, no cometí el mismo error de desperdiciarlo.
—Veronika —anuncié.
—Dime, querida.
—¿De dónde se conocen tú y Axer?
Ahí estaba, saboreando el sabor del alivio que solo puede invocarse cuando recibes respuesta a una duda prolongada. Lo había conseguido, al fin tendría al menos una idea de lo que pasaba entre ella y mi crush... Pero la muy puta prefirió tomarse su vaso, que podía embriagarla sin esfuerzo luego del primero, a responder la maldita pregunta.
—Bien... Parece que es mi turno —celebró ella.
Yo seguía limpiándome el maquillaje de payasa de la cara, cuando ella señaló a Axer.
—¿Ahora qué? —inquirió este.
—¿Todavía quieres mantener la regla de cero retos? —interrogó Veronika con una sonrisa de satisfacción en el rostro—. Porque podría ser compasiva contigo, y cambiar mi pregunta por un reto.
—¿Por qué querría cambiarla?
—No lo sé, Frey, ¿de verdad quieres poner en mis manos tu verdad? Piénsalo.
Axer apretó los labios y uno de sus puños. Me empezaban a preocupar las venas de su cara, parecían a punto de estallarle.
¿Qué tanto sabía Veronika de él, y qué tan grave podría ser lo que sabía, como para chantajearlo de esa forma delante de todos?
—Dime tu reto —cedió Axer.
—No, no, eso se lo dejo a él —explicó Vero señalando a Soto, quien se veía tan sorprendido como todos los demás—. Por cómo lo he visto desenvolverse en el juego, parece que tiene ideas muy divertidas.
—El disfraz te queda perfecto, cariño —dijo Axer antes de voltearse hacia Soto.
A pesar de que la había insultado de forma subliminal, que le dijera cariño me pegó en el hígado.
—Dime tu reto —exigió Axer.
Soto no respondió, estaba demasiado ocupado sacando algunas cosas de su bolsillo; de hecho, solo fueron dos: un cigarrillo, y los fósforos con los que, ayudado de su boca, lo encendió.
Dejando salir el humo en cascadas, Soto se retiró el cigarro de la boca, sosteniéndolo entre sus dedos índice y medio para luego extender su mano hacia Axer.
—¿Qué? —espetó este.
—Quiero ser pana contigo, yo mataría porque me reten a algo así —dijo Soto con un encogimiento de hombros.
—¿Quieres que fume?
—Quiero que lo pruebes.
Axer guardó silencio, su rostro imperturbable.
Soto, lo incitaba con el reto en su rostro.
El contacto visual entre ambos era tenso y directo, ninguno de los dos parpadeaba.
Y yo... Yo sentía que me faltaban como diez páginas de la historia para entender lo que estaba sucediendo ahí.
—¿Por cuánto tiempo? —preguntó Axer.
—Solo pruébalo, Axer. Si no te gusta, me lo devuelves.
Axer le extendió la mano y Soto le acercó un poco más el cigarro. La cautela entre ambos era tal, que ninguno se creía del todo la movida del otro; así que, en medio de esa vacilación, noté que sus manos hicieron contacto por un tenso segundo más de la cuenta.
Esos dos iban a matarse en cualquier momento a ese paso.
El sexy doctor ruso llevó la mano con el cigarrillo muy cerca de su cara, dejando el arma a centímetros de sus labios entreabiertos.
Soto no le quitaba los ojos de encima, esperando el fracaso con una sonrisa más débil, como si empezara a dudar de sí mismo.
A Axer no lo había visto más determinado en toda la noche. Sin rabia, sin sonrisas. Su contacto visual con mi amigo era sereno, pero la tensión no decía otra cosa que «voy a destruirte».
Al fin, los labios de Axer encerraron el filtro del cigarro. Sus mejillas se llenaron del humo mientras sus pulmones inhalaban, pero sus ojos seguían en Soto, quien sonreía como si acabara de ganarse la lotería.
Pero esa sonrisa desapareció en un instante, como si una bofetada la hubiese borrado, cuando Axer hizo su siguiente movimiento.
Volteó hacia mí con la boca todavía llena de humo y me extendió el cigarro en una invitación.
Yo jamás había fumado, pero lo último que me pasó por la cabeza fue negarme.
Me incliné hacia adelante, hacia él, esperando que me acercara el cigarrillo a los labios, pero sus planes eran distintos. Su rostro se acercó al mío, y como todavía quedaban demasiados centímetros de distancias, me atrajo a él con su mano detrás de mi cuello.
Nuestras caras quedaron tan cerca que sus pestañas me rozaron. Mi boca se entreabrió por instinto, y de la suya él dejó salir todo el rastro mentolado del cigarrillo, dirigiéndolo al interior de mis labios. Lo aspiré todo conforme él lo soplaba, llenando mi garganta con la sombra de su aliento hasta que ya no quedó evidencia del humo, solo nuestras respiraciones acariciándose.
Cuando nos separamos tuve la sensación de que acababa de experimentar el acto más intenso y extasiante de mi vida.
Solo Axer podía transformar el ajedrez en un juego erótico, y el humo en intimidad.
Y a pesar de todo, el juego seguía sin terminar.
Todavía le faltaba mover a la reina.
Y eso hice. Me deslicé por el tablero en dirección a mi jaque mate.
Le quité el cigarro de las manos a Axer con delicadeza y por primera vez en mi vida inhalé directamente de uno.
Cuando tuve la boca llena, a pesar de la picazón en mi garganta, le devolví el cigarrillo a Frey. El humo me lo quedé, para este tenía otros planes.
Para cuando Soto empezaba a analizar lo que estaba pasando, ya mis brazos estaban alrededor de su cuello y mi boca agrediendo la suya.
●●●●
Nota:
¡SE PRENDIÓ ESTA MIERDA, SEÑORES!
No me molesto si me cuenta qué tal el capítulo, eh. ¿Qué creen que pasará ahora?
Espacio para que me digan qué tal el reto de Soto.
Espacio para que me digan qué piensan de Veronika.
Aquí díganme qué piensan de lo que hizo Axer al final, y de la estocada de Sinaí.
Nos vemos en la siguiente bomba. Les advierto que lo que viene es mejor que lo lean solos y con una biblia cerca.
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