Capítulo 2 Compraste a mí mejor amiga
—¿Cómo yo? —podía ver en su rostro como perdía la paciencia.
Me apunte con el dedo, para ser sincera me entretenía ver como perdía su paciencia conmigo, lo siento pero él fue quien vino a preguntarme cosas raras. Hoy me tocaba a mí reírme.
—Te lo repetiré una sola vez, Bulma, quiero ser como tú. Enséñame a ser un nerd.
Fruncí el ceño, espera, espera, ¿me está diciendo nerd? ¿Y Por qué él quiere ser nerd? Además, es horrible el termino nerd, ni que yo fuera por la vida llamándolos playboys, "hey playboy, pásame la cuatro", ¿ven? No suena nada bien. Primera vez que hablamos y estamos odiándonos mutuamente con cada palabra que de la boca del otro salía.
—Espera un momento, a ver si no te golpeo con mi libro. Primero, el que yo pase el día leyendo y saque buenas calificaciones no significa que sea nerd —corrí mi silla más atrás, necesitaba verlo, jamás habíamos cruzado palabras de esta manera, excepto ayer, aunque fue él el que hablo y no duro más de cinco minutos antes de que empezara a hacer el ridículo—. Segundo que todo, tu estas queriendo preguntarme si te ayudo a ser como yo, "nerd".
Hice comillas con mis dedos, lo prefería más cuando quería que lo transformara en hombre lobo.
—Sí.
—Ósea, tú quieres que te ayude a perder toda tu popularidad, para ser un chico común y corriente.
—Un nerd —lo mire feo.
—¡Deja de llamarnos nerd! —este chico se ve tan tranquilo cuando tiene la boca cerrada, pero damas y caballeros, acabo de vivirlo en carne propia, las apariencias engañan.
—Acabas de hablar en grupo, eso quiere decir, que te consideras nerd —tome una bocanada de aire, esta vez, sin ahogarme en el intento.
Este chico estaba sacándome de mis casillas con una facilidad increíble.
—Cállate, y deja de decir eso como si te diera repulsión, tú eres el que quiere serlo.
—¿Qué cosa? ¿Ser un nerd?
—Si —puse mi mano en mi frente, me estaba hartando de verdad.
—¿Ser un nerd? ¿Cómo tú?
—Si —abrí los ojos escuchando su risita, cuando me di cuenta que había caído en su broma.
Maldito bastardo de ojos oscuros.
—¿Ves? ya lo has admitido.
Me levante tomando mi bolso y mi libro, pegándole muy intencionalmente con él en el brazo.
—Y yo que pensaba en ayudarte. Enserio quería pasar mi día enseñándote —seguí mi camino, yendo por cada pasillo de la biblioteca, no quería salir de aquí, pero tampoco estar sentada; escuchando sus idioteces.
Pase por la sección de literatura francesa, era el pasillo más largo.
—¿En serio?
—Para nada —bufo por lo bajo, adelantándose, hasta quedar frente a mí.
Me detuvo con sus manos en los bolsillos, era increíble como lo oscuro de sus ojos resaltaba en este sector; me pregunto si siempre lucieron así de intensos.
—Bulma, de verdad necesito tu ayuda —hice una mueca, aun no sabía para que era tanta necesidad de transformarse en alguien como yo, es decir, sería el primer chico que escucho que quiere renunciar a su popularidad.
—¿Por qué? —se apoyó contra el gran mueble, de no ser porque estos libros pesan mil veces más que el moreno, se hubieran caído.
Miro al techo <<aun con sus manos en los bolsillos>>, estaba pensando muy bien las palabras que diría.
—Porque no lo sé, no quiero estar en el centro de atención todo el tiempo.
Hice una mueca. Yo no sé cómo es eso, he estado escondida entre libros, y hasta ese momento, nadie ha reparado en mí. Pero con todo eso no era tonta, esa no era la verdadera razón por la que él quería esto, se le notaba. No existía persona que no quisiera estar en la cima de la escala social académica, sobre todo a esta edad, todos quieren ser reyes del instituto.
—La verdad, Vegeta, dime la verdadera razón.
Se giró a verme suspirando, esto se volvía cada vez más extraño, es decir, nunca hablamos y ahora me diría algo que parece muy importante.
—Esa es la verdad.
Me encogí de hombros, no me quería decir, pues no lo ayudo. La verdad es que ni me interesa, no tenía por qué saberlo de todas maneras. Me empeñe a caminar lentamente. Me cruce por frente de él.
—Bien, espera —me quede quieta a mitad de camino, no esperaba a que en realidad me detuviera—. Conocí a alguien y ella parece ser diferente, pero es como tu.
Iba a abrir la boca para protestar pero me detuvo.
—No eres una nerd, Bulma.
Pero algo aun no me cuadraba, apreté mi libro a mi pecho dando unos pasos cerca de Vegeta.
—¿Por qué yo? ¿Por qué no otra persona?
—Porque mírate, eres como ella. Es fanática de la literatura francesa y mira donde me trajiste —amplio sus manos indicándome el pasillo.
Yo no soy amante de la literatura francesa, pero de vez en cuando me gustaba venir aquí y aprender francés. Puede que suene convincente, pero eso no quería decir que lo ayudaría.
—¿Y qué dices? —negué con la cabeza lentamente, he pasado toda mi vida en este instituto fuera de cualquier contacto con él, aun estando en las mismas clases y viviendo junto a él, y de un día para otro piensa en mí como una forma de alguien que no es, no haría algo como eso.
—No lo hare, Vegeta.
—Al menos piénsalo —se trató de acercar, pero me voltee con la intención de irme.
—Me lo pensare —no soy la indicada, fuese verdad o mentira, no quiero ser parte de un juego como este.
...
Miércoles 3 de agosto (tercer día de clases)
—Y después me miro como por siete segundos, y se fue —asentí nuevamente, escuchando como mi amiga que al momento de seguir a Goku por todo el instituto lo encontró con una chica de segundo grado, y que se vio obligada a echarla de allí porque al parecer Goku no quería tenerla cerca ya que solo estaba dándole la lata.
Eso es en su mente porque la verdadera historia fue que Goku le estaba coqueteando a una rubia de segundo y Milk fue allí a quitarla porque le dieron celos y el chico enojado se fue por perder a su conquista.
—Aja —le di la vuelta a la página de mi libro, mientras que mi mejor amiga bufaba escandalosamente.
—¿Me estas escuchando? —asentí metiéndome el tenedor a la boca estaba tan concentrada en las líneas que me piqué en mi mejilla—. Eso te ocurre por mentirosa —La mire feo, tomando la botella de mi bandeja—. ¿Por qué Vegeta te mira así?
Abrí la botella levándomela a la boca, le di un gran sorbo.
—¿Así como? —mi amiga se corrió un poco para ver con mayor atención, no tenía intenciones de voltearme.
—Así como si quisiera venir a hablarte —me encogí de hombros.
—Porque me está dando tiempo.
—¿Para qué? —hice una mueca recordando la extraña conversación que habíamos tenido en la biblioteca, recordé también que luego de irme no hizo mas que mirarme en clases. Hasta me mando un papelito sin que nadie lo viera pidiéndome que por favor aceptara.
—Para que lo ayude a cambiar.
—¿A qué te refieres? —mi mejor amiga era muy cotilla, por eso me tendría aquí llenándome de todo tipo de preguntas hasta saciar su necesidad de saber de todo.
—Quiere que lo ayude a ser como nosotros —moví mi mano restándole importancia—. Quiere dejar de ser tan... popular.
Di vuelta a la hoja de mi libro, viendo como la cuchara de mi amiga se quedó a medio camino. Se quedó quieta mirándome sin pestañear, Milk abrió su boca sin poder creérselo, si sigue así le entrarían moscas y no estoy bromeando.
—Espera, espera, estas queriendo decir que el sexy capitán de nuestro increíble equipo de artes marciales, el gran y superdotado Vegeta Veggita, el coqueto más deseado del instituto, ¿quiere renunciar a su popularidad para ser un inadaptado social? —no pude evitar reírme por su cara de consternación.
Asentí con una sonrisa, Milk podría ser muy dramática si se lo proponía.
—¡¿Por qué?!
—Shhh —le tape la boca ya que la mayoría en la cafetería se volteo a ver como Milk perdía la cordura y gritaba como loca.
—Qué se yo, el chico es raro —mire a mi alrededor viendo como todos regresaban a sus asuntos, mi amiga achico los ojos observándome—. Ahora Milk, voy a quitar mi mano lentamente, ¿no gritaras?
Negó con la cabeza y lentamente fui quitando mi mano hasta dejarla en mi regazo, la pelinegra seguía todos mis movimientos como un animal temeroso. Le dio varios tragos a su botella de agua, hasta calmarse.
—¿Y qué le dijiste? —tome mi manzana, le di un gran mordisco, demasiado grande porque ahora no podía tragármelo con facilidad.
—Que... No —y mi manzana fue lo último que vi.
—¡¿Qué?! —mi cara quedo toda empapada, porque mi mejor creyó que sería buena idea tomar un largo trago de agua.
—¡Milk! —tome una toallita de papel que un chico de robótica me ofreció.
Mire feo a la pelinegra que se tapaba la boca, no se distinguir si fue porque está sorprendida o se aguanta las ganas de reírse por su estupidez. Por segunda vez en menos de quince segundos ya estábamos bajo la atenta mirada de todos dentro de la cafetería.
—¡Dios mío, lo siento! —la ignore agarrando mi libro y mi bolso.
Me dirigí a la salida del comedor, sentí a todos mirándome y murmurando cosas, sobretodo el grupo donde Vegeta estaba sentado. Pase a ser una chica más del montón, a ser una chica empapada de agua y saliva de su mejor amiga, la mala suerte me perseguía últimamente.
Llegue por el pasillo hasta el baño, cuando llegué, había una sola chica que estaba retocando su coleta de caballo; ni la mire, fui directo al dispensador donde saque un trozo de papel. Maldita Milk, de no ser por ella no estaría en estos momentos siendo la burla del instituto.
Como si la hubiera invocado, ella apareció por la puerta del baño riéndose de mí, la chica que estaba aquí minutos antes, salió dejándonos a mí y a Milk.
—Tonta, ¿quieres dejar de reírte?
—Lo siento, lo siento —se secó una lagrimilla que se le escurrió de tanto reírse, se paró junto a mí, mirándome por el reflejo del espejo.
—Sí, si, como tú digas —hice una mueca ante sus ganas de reírse de mí otra vez.
—¿Y bien? —la mire sin entender, rodo los ojos y se giró al verme—. ¿Aceptaste?
—No.
—¿Por qué no? Es la oportunidad perfecta.
Fruncí el ceño, ¿oportunidad para qué? Para que me empape de nuevo, después de como reacciono no me extraña que esté planeando miles de cosas para que esto funcione.
—Porque no, no me interesa lo que el haga, y si esto es parte de un tipo de broma no seré parte de esto ni ahora ni jamás.
La verdad es que Vegeta puede buscarse a muchas personas que lo ayuden a ser así, o si no que busque en internet. ¡Para algo existe! O que vea películas, hoy en día la tecnología sirve para todo.
—Vamos, piénsalo, Bulma, es tu oportunidad para mostrarles que no somos como ellos piensan, es tu oportunidad de hacerlos cambiar de opinión.
Puse los ojos en blanco, ¿que esperaba que hiciera? ¿Porque la mente de mi amiga funciona de una manera muy extraña últimamente? Una sonrisa se instaló en su rostro y podía imaginarme como los engranajes se ponían en marcha, algo me decía que no me libraría de esto.
—Si tú piensas que aceptare para vengarme de cada marginado de este instituto que fue blanco de sus burlas, estas equivocada. Y déjame decirte esto porque te quiero, estas jodida.
Le di unas palmaditas en su hombro saliendo del baño para dirigirme a mi próxima y última clase del día, suspire al ver como Vegeta y Goku caminaban en dirección contraria. Sé que si me ven se burlaran. Milk se colocó detrás de mí acomodando su bolso, mirándome y mirándolos como a cada paso se iban acercando más.
—Bulma, solo di que sí y ayúdalo. Has que sienta lo que sentimos todos con cada burla, el tendrá sus razones pero tú tienes las tuyas.
Mordí el interior de mi mejilla, mi mejor amiga tiene un punto, y sé que llegara un momento en el que me arrepentiré de esto, pero ya no había tiempo para detener mis palabras.
—Hey, Vegeta —el ojinegro se giró al escucharme, su amigo me miraba—. Acepto.
Este me sonrió contento con sus manos en los bolsillos de su pantalón, y se movió para irse.
—Muy bien, amiga.
Caminamos hasta el salón sonriendo. Esto será por cada marginado antisocial del instituto, yo tuve la suerte de no ser nadie para ellos, pero el resto no. Hare que Vegeta sea el primer chico popular en lamentar ser uno de los dioses de la escala social. Vamos a mostrarles que los nerds somos mucho mejores que cualquier otro.
...
Viernes 5 de agosto (quinto día de clases)
Mi celular vibro, lo saque abriendo los ojos con sorpresa:
De: desconocido.
Muchas gracias, es raro, lo sé, pero bueno, gracias por aceptar
Releí el mensaje frunciendo el ceño, no me esperaba ningún mensaje de nadie. Normalmente Milk o mi familia me llamaban, y Tights no ha cambiado su número.
De: desconocido.
Por cierto, antes de que te alarmes, soy Vegeta
Mis ojos se ampliaron totalmente sorprendidos... ¿Cómo consiguió mi numero? Porque, que yo sepa, Milk no se lo daría sin antes tener algo a cambio, y mi mejor amiga tiene un precio increíblemente alto, a no ser que...
De: Milk
¡ADIVINA! ¡Tengo el número de Goku!
Mi mejor amiga se había vendido de la manera más baja posible, la muy maldita me había vendido por el número de Goku. Llegue hasta mi casa viendo las luces encendidas, por primera vez gire un poco mi cabeza a la casa de la izquierda, era idéntica a la mía. Una casa grande de siete pisos, un gran y viejo pino separaba ambos jardines junto con una cerca alta pintada de blanco.
Entre por el camino de cemento junto con las flores que mi madre tenía tan bien cuidadas, la luz de mi entrada se encendió al igual que la de al lado, para mostrar a un Vegeta con el cabello húmedo, que no hacía más que mirarme con una gran sonrisa.
—Hola, vecina —me saludo con la mano, por un momento pensé que hasta allí llegaría nuestra conversación, pero me equivoque, camino unos pasos hasta llegar al muro que nos separaba. Seguí sus movimientos, imitándolo.
—Hola... mono.
Tenía puesto el gi del equipo, era naranja el cual tiene a juego una camiseta de magas cortas de color azul marino, con una cinta Obi de color azul, el tiene el kanji de la , luce muñequeras de color azul y botas de color azul marino con bordes de color amarillo.
—Compraste a mi mejor amiga —se encogió de hombros, colocando sus manos dentro de sus bolsillos.
...
¡Hola!
Al fin actualizo, no se ustedes, pero a mi se me hizo una eternidad.
Recuerden que el concurso sigue en pie ;) Así que si quieren dedicatoria a pensar en un buen nombre para el capitulo. O si quieren que los mencione pueden dejar un comentario divertido acerca del capitulo, o ser los primeros en comentar.
No olviden votar.
Sin mas me despido.
¡Saludos!
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