Capítulo XXXVII: La Drástica Decisión de Yuu


     ShogunGekomon intentó da un peso hacia adelante, revelando las ataduras que se mantenían incrustadas en su espalda. En lugar de estar sujetas a un par de grilletes, las cadenas nuevas y relucientes parecían brota de su cuerpo. Se fundían con el muro, y cada movimiento de la bestia hacía que las cadenas estiraran su piel, causando que una que otra partícula brillante escapara. Seguramente sentía dolor, pero se negaba a demostrarlo. Sólo aplicaba cada vez un poco más de fuerza, haciendo que el muro detrás de él se llenara de cuarteaduras. El grupo de elegidos retrocedió nuevamente, e inconscientemente comenzaron a colocarse en sus posiciones estratégicas que obedecían a un plan de emergencia creado implícitamente. Quienes podían considerarse como los líderes del equipo se colocaron al frente. Kira, Nene, Tagiru y Taichi. A éste último lo protegían sus tres compañeros, así como Gabo y Zero. Oggi y Diethard resguardaban al esto, haciendo especial énfasis en mantener a la hermana de su propio líder lejos de la línea de fuego. Zoe se encargó también de esa misión, uniéndose a la guardia personal de Nunally. Yuu se colocó al frente de Airu, pues parecía ser el único que recordaba que la chica del Xros Loader rosa tampoco tenía un Digimon para pelear.

Akari, a pesar de que estaba totalmente dispuesta a hacer lo que fuese necesario con tal de reunirse con Taiki, fue la única que se percató del significado oculto que las cadenas podían tener. Sin embargo, guardó silencio.

ShogunGekomon dio otro tión, acompañado por un gruñido amenazador. Un gruñido que se escuchaba ligeramente lastimero y suplicante. Aquello consiguió alerta a Akari, dándole la razón a sus sospechas iniciales. Y aunque dio un paso hacia atrás por un instante, aferró su Xros Loader con fuerza. Dorulumon, en guardia, también lo supo. Optó por guardar silencio, pues sabía bien que sólo existía una alternativa.

— ¿Qué estamos esperando? —preguntó Katsura impaciente, y lista para entrar en acción.

—Si lo que dijo Sigma es cierto, ShogunGekomon se encuentra en una cámara mortuoria para quien sea que quiera enfrentarlo allí dentro —respondió Nene—. Debemos hacer que salga de ahí.

— ¡No se diga más! —sonrió Kira decidida, y dio pie a la Digievolución de su emplumado compañero.

LadyDevimon entró en escena, esbozando una sonrisa de determinación que en ella lucía un tanto sádica y aterradora.

Ni bien hubo terminado su transformación, LadyDevimon tomó a ShogunGekomon y tiró de él con todas sus fuerzas para obligarlo a salir de la cámara. La bestia se deshizo en un alarido de dolor al sentir que las cadenas se desprendían de su cuerpo. Sus ataduras estallaron en Datos, y la mujer demonio tan sólo dejó a su enemigo a su suerte, lanzándolo con fuerza hacia un muro que se derrumbó encima de él. A pesar de las miradas de desaprobación, Kira sonrió satisfecha y celebró el triunfo de su compañera. La paz duró pocos segundos, pues ShogunGekomon surgió de entre los escombros, lanzando el primer ataque sin detenerse a monologar.

— ¡Trémolo Final!

En el refugio de Lloyd, el aroma del té caliente y la comida deliciosa no concordaba en absoluto con el ambiente frío que causaban los Knightmares ni los ordenadores alrededor. En realidad, la escena en general parecía haber sido creada por Cecile en un momento de falta de tiempo y de mucha desesperación. Apilando en un rincón un grupo de cajas llenas de refacciones, Cecile consiguió hacer espacio suficiente para luego colocar algunos cojines en los que todos pudieron sentarse luego de tomar una merecida ducha. Schniezel y Cornelia tenían un par de cosas qué decir al respecto, aunque optaron por permanecer en silencio. En una tierra destruida y desolada, nadie merecía ser tratado como un rey. Ni siquiera aquellos que formaban parte de la realeza.

La comida tampoco podía considerarse como un manjar de cinco estrellas, pues las condiciones en las que se encontraban no les permitían dar algo más. Y aún así, era realmente revitalizante.

Al terminar de comer, Cecile rellenó las tazas de té. De alguna manera, el humo que emanaba de la tetera consiguió crear cierta aura confidencial y secreta. Tras beber el primer sorbo de la nueva taza de té, uno de los dos invitados decidió romper el silencio. Miró con un dejo de tristeza hacia el punto en el que Cecile había dejado que los dos diminutos Digimon recuperaran sus energías. Koromon y Nyaramon, totalmente ajenos a la pequeña reunión en el centro del refugio de Lloyd, dormían plácidamente. Así que el chico, cuya mirada reflejaba la determinación única que sólo unos pocos poseían, miró al hombre de las gafas y habló.

—Gracias por la comida —dijo—. En verdad, lo necesitábamos.

Hubiese querido sonreír, pero aquella capacidad había quedado ya en el olvido.

La chica del cabello marrón, que lucía un tanto pequeña y mucho más esbelta en las ropas que le habían prestado y que eran un par de tallas más grandes de lo que necesitaba, tampoco pudo sonreír.

El único que sonrió fue Lloyd, aunque su gesto distaba mucho de ser un acto de amabilidad.

—No tenemos mucho qué ofrecer —dijo Cecile en su lugar—. Las cosas han sido muy difíciles... Pero aquí estarán mucho mejor que en cualquier otro sitio.

Schniezel y Cornelia se sintieron ofendidos, aunque optaron por permanecer aún en silencio.

—Eso fue lo que dijo el señor Genai —respondió la chica del cabello marrón—. Y también dijo que ustedes tenían una manera de llevarnos de vuelta al Mundo Digital.

Lloyd se mantuvo indiferente. Tan sólo reacomodó sus gafas y bebió un sorbo de té.

—Intentamos volver a nuestro mundo usando los Digivice —explicó Tai, mostrando el objeto del que hablaba y llamando la atención de Schniezel y Cornelia—. No funcionó. Deberían mostrar las señales de otros Digivices cercanos, pero eso tampoco ha pasado desde que llegamos aquí. Creo que están averiados.

—Hablamos con el señor Genai antes de llegar a este lugar —secundó Kari—. Usted es quien ha estado ayudando a los protectores de los Siete Reinos, ¿no es cierto?

Lloyd asintió.

—El grupo que estuvo aquí hace unas semanas también tuvo esas dificultades —respondió al fin, indiferente y esbozando su sonrisa indescifrable—. Esos artefactos no funcionaban cuando ellos llegaron. Cecile tuvo que repararlos. Aunque... Ninguno de esos dispositivos era similar a los de ustedes. Tal vez eso sea un problema.

—Lo sabemos —dijo Kari—. Hay otros Digivices distintos a los nuestros.

—Tenemos que llegar cuanto antes a los Siete Reinos —dijo Tai con firmeza al percatarse de que Lloyd no quería ceder con tanta facilidad—. Hay un mensaje importante que tenemos que entregar a nuestros amigos.

— ¿Qué clase de mensaje? —inquirió Lloyd.

Como respuesta, Kari buscó entre sus ropas hasta encontrar ese pequeño objeto que logró cautivar la atención de Lloyd.

Un pendrive de color negro.

—El señor Genai nos dio esto —explicó la chica—. Dijo que hay siete pendrives que hacen falta para completar el mensaje. Ese mensaje contiene un secreto que todos nuestros amigos tienen que saber para descubrir cómo derrotar a las fuerzas del mal.

—Zero y sus amigos tenían un pendrive idéntico —dijo Cecile confundida—. Pero cuando intentamos abrir los archivos en el ordenador, tuvimos que dar una contraseña. Nadie pudo ver lo que había dentro del pendrive.

—Nosotros sabemos cuál es la contraseña —dijo Tai—. El señor Genai nos lo ha confiado todo. Es por eso que tenemos que llegar cuanto antes al Mundo Digital.

—Si ese sujeto, Zero, tiene uno de los ocho pendrives... —musitó Kari—. ¡Eso significa que los otros siete están ocultos en ese sitio!

Lloyd apartó su taza de té antes de hablar de nuevo.

—El único problema que tenemos ahora es que Cuatro de los Siete Reinos ya han sido conquistados por Zero —dijo—. Eso deja sólo tres posibles sitios en los que ustedes podrían aparecer.

—Cada segundo es crucial —insistió Tai—. El tiempo en el Mundo Digital transcurre de manera distinta en el Mundo Real. Mientras nosotros conversamos aquí durante unos minutos, en el Mundo Digital ya habrán pasado un par de semanas.

—Puedo hacer todo lo posible para enviarlos a ese mundo —dijo Lloyd—. Me tomará un par de horas abrir el portal. Mientras tanto, Cecile reparará...

Se interrumpió abruptamente cuando las luces en el interior de su refugio parpadearon un par de veces. Al repetirse el fenómeno, tan sólo dos segundos después, Lloyd se levantó tan rápido como su pierna dañada se lo permitió. Se dirigió a toda velocidad hacia su ordenador y mostró en pantalla las transmisiones de las cámaras de vigilancia, en las que no encontró nada relevante. Sin embargo, fue allí mismo donde encontró sus respuestas al ver que la imagen de la pantalla se distorsionaba hasta dejar el artefacto totalmente inservible.

Una risa mecánica se escuchó desde lo que, inconfundiblemente, era el interior del refugio de Lloyd.

Cornelia y Schniezel se levantaron igualmente y buscaron sus armas para defenderse. Y fueron los hermanos Yagami quienes obedecieron a sus instintos, colocándose al frente de todos al reconocer aquella risa. Aquella voz que les causaba escalofríos, y que les evocaba recuerdos tristes que involucraban sacrificios dolorosos.

—H-hermano... —musitó Kari—. E-esa risa...

Algo golpeó con fuerza excesiva la puerta del refugio, aquella que conducía al depósito de Knightmares de Lloyd.

Tai tomó con fuerza la mano de su hermana para colocarla detrás de él, asintiendo y respondiendo por encima de la ira y la frustración que le llenaba en ese momento.

—Sí —respondió—. Machinedramon nos ha encontrado.

La onda de choque de ShogunGekomon consiguió derribar un par de construcciones alrededor del grupo, creando algo parecido a un ring de pelea. Acto seguido, ShogunGekomon dio un salto para caer con fuerza en el suelo, causando un par de cuarteaduras que Mervamon detuvo al incrustar su Olympia en el suelo. Las Digievoluciones de algunos miembros del grupo no se hicieron esperar, así como Nene pronto ordenó quiénes debían permanecer al margen. Después de todo, nadie podía predecir lo que estaba esperándoles al entrar al sistema de túneles.

Arresterdramon hizo una aparición heróica y triunfal, que Tagiru aprovechó para saltar a su lomo. El Prism Garret anuló los efectos de las ondas de choque de ShogunGekomon, dándole a Zoe la oportunidad de Digievolucionar con el DigiSpirit Bestia.

— ¡Demostrémosle a ese sujeto el poder de un Héroe Legendario, Arresterdramon! —exclamó el enérgico muchacho.

— ¡Como tú digas! —respondió el aludido.

La cola de Arresterdramon se impactó contra ShogunGekomon, quien no pudo resistir el impacto. Evidentemente, las heridas en su espalda lo habían debilitado. Zephyrmon también pudo darse cuenta de ello, y no dejó pasar la oportunidad de asestar un potente golpe con su Energía Destructora.

Con cada golpe que ShogunGekomon recibía, Akari se convencía más y más de que estaban cometiendo un terrible error. En más de una ocasión intentó decirlo en voz alta, arrepintiéndose en el último momento al recordar lo que estaba en juego. Seguía estando segura de que podía sacrificar un poco a su sentido de la moral, con tal de apresurar las cosas. Y aún así, su alma noble le impidió seguir presenciando la masacre. Tuvo que girarse para dar la espalda a la batalla, cosa que nadie notó.

Nadie, a excepción de Dorulumon.

— ¡Su espalda es su punto débil! —Exclamó Tagiru—. ¡Apártense, todos! ¡Yo me encargaré de esto!

Dicho aquello, el chico se dejó poseer por el espíritu que sólo un sádico hombre enmascarado podría engendrar en cualquiera. Tomó su Xros Loader para recargar una de las armas que Lloyd había enviado sólo para él. Y al tener en sus maños la empuñadura, dudó por un instante que costó caro. Con un fuerte puñetazo, ShogunGekomon se deshizo de Zephyrmon. Y no conforme con haber aturdido a la chica, lanzó una onda de choque que la hizo caer bajo la montaña de escombros en la que se transformó uno de los edificios cercanos.

— ¡Zephyrmon...! —exclamaron algunas voces.

Mimi dio un paso al frente para pelear, a lo que Arresterdramon respondió colocándose al frente de sus amigos a manera de escudo. Las gafas de Tagiru centellearon, demostrando su determinación. Arresterdramon se elevó velozmente en los aires, dándole a Tagiru la oportunidad de apuntar con el cañón de su arma y disparar una bala que se incrustó a pocos milímetros de una de las heridas que habían causado las cadenas desprendidas. Aquello despertó en ShogunGekomon la mayor sensación de dolor de la vida, que Arresterdramon remató girando sobre sí mismo, convirtiendo su propio cuerpo con un arma que causó una grave herida en el gigantesco estómago del renacuajo.

Debilitado y derrotado, ShogunGekomon se desplomó en el suelo. Un aro de luz apareció alrededor de su cuerpo cuando Tagiru realizó el movimiento correcto con el Xros Loader, absorbiendo así los datos de su enemigo. Sólo de esa manera, Akari se atrevió a mirar de nuevo.

— ¡Digimon, captura completa! —celebró Tagiru.

Las felicitaciones no se hicieron esperar, a pesar de que los protectores de los Siete Reinos volvieron a distanciarse del grupo.

Con aire triunfal, Arresterdramon aterrizó y Tagiru bajó de su lomo. Nunally recibió al chico con una cálida sonrisa que lo hizo sonrojar.

— ¡Eso ha sido increíble! —celebró Kira.

Gumdramon, tras dejar ir su Digievolución, celebró de la misma manera.

— ¡Pues claro! —dijo—. ¡Somos súper estrellas!

Hubo un par de risas en las que Nene no participó, pues se ocupó de darle una mano a Zoe para que la portadora de los DigiSpirits pudiese salir de la montaña de escombros. La destrucción que quedó en el campo de batalla no tenía remedio. Y eso, poco o nada importaba al grupo de guerreros.

—Lo has hecho muy bien —dijo Zoe a Tagiru, una vez que la chica se reunió de nuevo con el grupo.

La pequeña herida sangrante en el pómulo de la chica causó que la sonrisa de la victoria se borrara de golpe. Bastó con una sonrisa para que la culpa desapareciera, aunque Tagiru de cualquier manera se hizo una nota mental con respecto a no dudar a mitad de una batalla. Cutemon hizo su aparición entonces, ayudando a borrar aquella herida con la fuerza de su Kizunaol. Terminado todo aquello, Yuu volvió a encabezar la marcha para inspeccionar el interior de la cámara.

Sin que todos ellos lo hubiesen notado, la puerta al interior del sistema de túneles ya se había abierto.

—Tenemos el camino libre —dijo el chico rubio.

Sin mediar más palabras, el grupo entero se adentró en aquella bodega que únicamente conducía a un bloque de escaleras que iba hacia abajo. Hacia el sistema de túneles que los colocaba un paso más cerca de reunirse con sus amigos desaparecidos. La oscuridad total fue iluminada con ayuda de los Emblemas de Kira, Katsura y Mimi, los cuales se iluminaron como si de alguna manera hubiesen presentido que sus portadoras necesitaban un poco de ayuda extra. De esa manera pudieron observar que las escaleras bajaban hasta conectar con un largo pasillo oscuro y desolado.

Antes de que cualquiera pudiese comenzar a bajar los peldaños, Izzy colocó una mano sobre el hombro de Kira para detenerla.

—Aguarden —dijo el chico pelirrojo—. No podemos simplemente bajar por esas escaleras.

—Podría ser peligroso —secundó Meiko, razonando velozmente—. No tenemos idea de lo que sea que está esperándonos abajo.

—Y yo no seguiré esperando, sabiendo que tres de nuestros amigos están allí abajo —espetó Kira, liberándose con violencia para comenzar a bajar las escaleras.

Los cuatro protectores intercambiaron miradas, permaneciendo un tanto separados del grupo para así cerrar la marcha.

Bajaron a lo largo de lo que sin duda eran poco más de cien peldaños, llegando al fin hacia ese pasillo que parecía no tener fin. Mimi se abrazó a sí misma al sentir aquella corriente de aire, y Kira se detuvo por un instante para verificar lo que todos ya se temían. El mapa seguía sin funcionar. Decepcionada y enfurecida, la chica dejó su Xros Loader en su bolsillo y acarició el elástico de sus gafas en busca de un plan. ¿Cómo podrían encontrar a sus amigos desaparecidos, si el mapa no mostraba ninguna señal?

Compartiendo el mismo pensamiento, Nene se colocó un par de pasos al frente de sus amigos y obedeció a sus impulsos. Activó su Geass con el movimiento estilizado de su brazo, esperando que aquello pudiese funcionar de alguna manera. Lo único que consiguió, sin embargo, fue que el Geass le causara ese ardor mortal. Se tambaleó por un momento, alertando a Mervamon y Sparrowmon. Zoe y Yuu se encargaron de sujetar a la chica para evitar que ella cayera, a lo que Nene respondió negando con la cabeza y musitando que se encontraba en perfectas condiciones.

— ¿En qué estabas pensando? —preguntó Yuu.

Trabajosamente, su hermana respondió mientras cubría su ojo para acallar el dolor.

—H-ha sido una tontería... C-creí que podría hacer q-que el Geass nos guiara...

—Bueno, no usarás ese poder por ahora —dijo Zoe—. Debes recuperarte.

—E-estoy bien...

Mucho mejor que Lelouch, sin duda. La chica agradeció que su Geass no hiciera sangrar su ojo cada vez que se activaba. Aún.

—El pasillo no parece tener ninguna desviación por ahora —propuso Airu con timidez, nuevamente sintiéndose un tanto ajena al equipo—. Podemos sólo seguir avanzando.

El equipo asintió.

Fue un tanto difícil luchar contra la sensación de paranoia que les causaba estar caminando en aquel interminable pasillo, aunque era de mucha ayuda ir en compañía de tantos Digimon que estaban en condiciones óptimas para luchar en cualquier momento. Dorulumon no hacía más que dirigirle angustiosas miradas a Akari, pues las preocupaciones de la chica seguían siendo palpables a pesar de que ShogunGekomon no había muerto en realidad. Aquello también fue evidente para Nene, quien optó por mantenerse en silencio pues no estaban en el sitio indicado para alertar a sus enemigos con el sonido propagado de sus voces.

La calma duró poco, en realidad. Lo que pareció durar una eternidad fue quebrantado cuando las luces del túnel se encendieron finalmente, iluminando cada rincón con un cegador resplandor de color rojo. El equipo entero se detuvo en seco al escuchar el sonido de la alarma que alertaba sobre la presencia de intrusos. Instintivamente, Taichi y sus compañeros buscaron la fuente de aquel sonido. No tardaron en descubrir lo mismo que Nene notó al cabo de un par de segundos.

Que todos ellos habían atravesado, sin darse cuenta de ello, un sensor de movimiento.

La estructura comenzó a crujir al instante, abriendo algunas grietas en los muros laterales que pronto comenzaron a moverse lentamente. Su intención era clara. Aplastar a los intrusos.

—Los muros se cerrarán —dijo Katsura acalorada—. ¡De prisa, corran!

Fue uno de esos momentos en los que la palabra equipo cobra significado. Algunos Digimon volvieron a los Dispositivos en los que podían resguardarse, haciendo que el grupo en general pudiese moverse a mayor velocidad. Ni bien emprendieron el escape, Akari subió al lomo de Dorulumon y llevó consigo a Airu y Yuu. Sparrowmon hizo otro tanto, ayudando a subir a Nene y esperando a que Tagiru y Nunally se unieran a la Idol de la misma manera. Sin dejar de correr, Katsura hizo Digievolucionar a Keramon en Infermon, para trepar en su Digimon y trasladar también a su mejor amiga. LadyDevimon tomó en brazos a Zoe y a Mimi, de la misma forma que Mervamon hizo su parte al tomar las manos de Oggi y Diethard para obligarles a correr a mayor velocidad.

En cuestión de segundos, el equipo ya había aventajado la distancia suficiente como para percatarse de la presencia de una puerta mecánica que sólo podía abrirse con los sensores de Sigma. Taichi echó a correr a mayor velocidad para colocar su Digivice en el sensor, abriendo la puerta mecánica para que el resto del equipo pudiese entrar. Su espíritu noble le obligó a permanecer en el umbral de la puerta, asegurándose de que el resto de sus amigos estuviese dentro. Sin embargo, la entrada del equipo fue un caos tal que Taichi fue embestido por Dorulumon cuando éste entró. Taichi cayó al suelo y se preparó para defenderse de lo que por un instante consideró que era un ataque deliberado, deteniéndose al instante al darse cuenta de que Akari bajaba del lomo de Dorulumon con torpeza sin dejar de sostener en alto su mano derecha. La chica cayó de bruces por alguna razón que Taichi sólo pudo ver al abrirse paso entre los demás. Apartó a Oggi y a Diethard para observar de primera mano que Nene retiraba de la piel de Akari un dardo cuya punta destiló una gota de sangre.

—D-duele... —se quejó Akari, y ahogó un grito al notar que la piel alrededor del punto en el que el dardo la había golpeado comenzaba a tornarse de color negro.

Aterrado igualmente, Taichi miró hacia afuera de la cámara.

Meiko y Meikuumon, en las mismas circunstancias y siendo protegidas por Henry, Terriermon y Gabo, luchaban también con un par de dardos incrustados en el tobillo izquierdo de la chica de las gafas y en el lomo del Digimon del pelo anaranjado.

— ¡¡Meiko...!!

Taichi, a pesar de los muros que aún estaban cerrándose, salió de la habitación en la que el resto ya estaba resguardado. Zero utilizó su V-Breath Arrow para destruir una ráfaga de dardos venenosos que era disparada de algunas compuertas que se abrían ocasionalmente en los muros. Henry tomó a Meikuumon en brazos cuando Taichi se reunió con ellos. El chico de las gafas de aviador tomó a Meiko de la misma manera, corriendo a gran velocidad para llegar al refugio justo a tiempo.

— ¡Cierren la compuerta! —exclamó el chico—. ¡Los dardos siguen disparándose!

Se desplomó, derribando también a Meiko, cuando uno de los dardos se incrustó en su pierna derecha. Nene abandonó su tarea de cuidar de Akari por un instante, invocando los poderes de su Geass para activar un escudo que neutralizó los dardos venenosos, mientras Yuu colocaba su Xros Loader en el sensor del interior de la habitación para cerrar la puerta mecánica. La bella Idol fue atrapada por Katsura antes de caer, debilitada repentinamente a causa del continuo uso de su Geass.

Y al estar completamente atrincherados, un grito ahogado por las paredes que aislaban casi totalmente el sonido logró quebrar algo en el interior del chico de las gafas de aviador.

— ¡Taichi...!

Trabajosamente, e intentando ignorar el dolor que el dardo le causaba, Taichi avanzó hacia la puerta para golpearla un par de veces. Miró el sensor, detrás de Yuu, y comprendió al instante que el chico rubio no estaba dispuesto a abrir la puerta si eso significaba que los dardos entrarían de nuevo.

— ¡¡Gabo!!

Víctima de la desesperación, Taichi golpeó un par de veces la puerta con puñetazos que dejaron sus nudillos adoloridos. El dolor le impidió seguir de pie, y cayó de nuevo de bruces. Su única alternativa fue activar la visión de señales calóricas de sus gafas oscuras, presenciando para su horror que su pequeño amigo se encontraba desplomado en el suelo. En ese pasillo diminuto que se hacía cada vez más pequeño. Con todo el cuerpo cubierto de dardos envenenados.

Las lágrimas amenazaron con brotar de los ojos del muchacho.

—Gabo... ¡¡Gabo, resiste!!

Gabo no pudo responder. Tan sólo estiró una mano para colocarla sobre la puerta cerrada. Taichi imitó el gesto, simulando que su palma se encontraba con la de su fiel amigo. A través de sus gafas oscuras, Taiki presenció el momento en el que el cuerpo de Gabo se desintegró.

Las paredes del pasillo al fin se cerraron.

La repentina impotencia golpeó a todos los miembros del grupo.

La culpa golpeó a Nene por un instante, haciéndole pensar por un momento en la posibilidad de que su escudo hubiese impedido que Gabo entrara a la habitación antes de cerrar la puerta.

Y el grito de ira e impotencia que Taichi soltó resonó en los cinco niveles del refugio de Lilithmon.

La Tierra Cibernética ya había tomado la primera vida inocente.

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