Capítulo XXVIII: ¡Es Hora de Digievolucionar!


     Shoutmon consiguió actuar con la velocidad suficiente para bloquear el ataque de Aldamon con ayuda de su micrófono. Atacó al instante, lanzando su Rowdy Rocker que golpeó a Aldamon sin causarle el más mínimo daño. La mueca de impotencia del Digimon King despertó el instinto luchador de sus compañeros. De esa manera, todos adoptaron posiciones de ataque para proteger a los tres humanos resguardados detrás de ellos. Gumdramon. Damemon. Opossumon. Dorulumon. Tanemon. Cheepmon. Keramon. Sparrowmon. Mervamon. Por supuesto, ninguno de ellos pudo causar siquiera un rasguño en el enemigo.

Quizá aquello se debía a que, muy en el mundo, querían evitar hacerle daño a Aldamon.

— ¿Qué diablos pasa contigo, Aldamon? —reclamó de nuevo el Digimon King.

No obtuvo respuesta.

Aldamon se limitó a centrar su atención en el grupo de pequeños Digimon que ante él no eran más que sabandijas a las que podría pisotear fácilmente.

Quizá fue gracias a ese pequeño momento en el que Aldamon decidió obedecer sólo a sus impulsos asesinos, en lugar de asegurarse de que detrás de él no hubiese ningún peligro, que Lelouch pudo notar la presencia de la persona que lentamente se hizo presente al otro lado del umbral de la puerta. Nene pudo percatarse también, gracias a la forma en la que Lelouch sujetó con más fuerza la mano de Nene y susurró al oído de su amada:

—Trae a Tachikawa. De prisa.

Nene asintió y retrocedió lentamente, despertando la alerta que llevó a Aldamon a disparar una ráfaga de misiles de fuego que Mervamon supo bloquear con su Olympia. En poco menos de un minuto, Nene ya había conseguido que Mimi se levantara.

Al mirar al punto detrás de Aldamon y comprender inmediatamente el plan de Lelouch, Mervamon dio un paso al frente para proteger al resto de los Digimon. Lelouch sólo le dirigió a la mujer una mirada impenetrable, que sólo él supo que significaba que se sentía afortunado al saber que Mervamon lo ayudaría a mantener su pantalla por un par de minutos más.

—No eres más que un traidor —sentenció Mervamon con valentía, a sabiendas de que sus palabras reflejaban con exactitud lo que ella sentía en ese preciso momento.

Aldamon se mantuvo en silencio, dirigiéndole a Mervamon la misma mirada gélida que ella le dedicaba.

Teniendo a Mimi de pie y ayudándola a sostenerse con ayuda del soporte de Nene, Lelouch sólo hizo un movimiento casi imperceptible con una de sus manos para sujetar el D-Scan de color púrpura. Nene sólo aferró con más fuerza a Mimi, sintiéndose totalmente lista para actuar en cualquier momento y preparándose para realizar el movimiento indicado con su Xros Loader.

— ¿Es que no vas a decir nada? —Reclamó el Digimon King—. ¡Responde, Aldamon!

El aludido dibujó entonces una sádica sonrisa en sus labios, pronunciando así su respuesta.

—Tengo que aniquilar a todos los Niños Elegidos.

—Entonces tendrás que pasar sobre mi cadáver.

Todo ocurrió tan rápidamente que nadie tuvo tiempo de comprenderlo en un primer momento. Cuando Aldamon se giró para encontrarse con la persona que había pronunciado esas palabras, Lelouch lanzó el D-Scan con fuerza y exclamó:

— ¡Es tuyo, Orimoto!

Zoe lo atrapó al instante, detonando el ataque con el que Mervamon aturdió a Aldamon el tiempo suficiente para que la mano de la dueña de los DigiSpirits del Viento fuera iluminada por el DigiCode.

— ¡Doble Spirit! ¡Digivolves a... AncientIrismon!

Nene entró en acción, resguardando al resto de los Digimon dentro de su Xros Loader, a excepción de Mervamon y Sparrowmon. Fue Shoutmon el único que decidió permanecer fuera, quedándose a un lado de los Digimon de Nene para proteger a los tres humanos que aún quedaban detrás.

Aldamon disparó un par de misiles de fuego en contra de AncientIrismon, quien a su vez disparó un rayo de luces coloridas de la punta de su espada con el que logró golpear a Aldamon para hacerlo retroceder por un instante. Se posó justo frente a Mervamon, Sparrowmon y Shoutmon, preparándose para lanzar su siguiente ataque.

—AncientIrismon —llamó Nene—, algo sucede con Aldamon. ¡Tenemos que detenerlo!

La aludida asintió.

Aldamon volvió a la contienda, levantándose y mirando a AncientIrismon como si los humanos dentro de aquellos cuerpos jamás hubiesen tenido una fuerte amistad.

—Yo me encargaré de él —dijo AncientIrismon—. Ustedes vayan a buscar a los demás. Ellos han escapado de los calabozos. ¡Dense prisa!

No hubo tiempo para responder, pues AncientIrismon tuvo que dar un salto para esquivar el Estallido Solar que Shoutmon desvió hacia el techo de la cámara. El estallido causó que los escombros comenzaran a caer, por lo que AncientIrismon tuvo que actuar precipitadamente pues sólo había una manera de asegurarse de que sus amigos salieran de aquel lugar.

Invocando a los poderes de la Sinfonía de Arcoíris, la guerrera despejó el campo de batalla derribando los muros que los rodeaban y causando que el derrumbe arreciara. La onda expansiva, sin embargo, arrastró a Nene, Lelouch, Mimi y los Digimon, haciéndolos caer al vacío.

Por supuesto, AncientIrismon no pudo fijarse en ello. Tenía problemas más graves que enfrentar, como el hecho de que Aldamon aprovechó un breve segundo de distracción para tomarla por el cuello y lanzarla hacia los aires. El Estallido Solar se hizo presente de nuevo, impactando directamente a la valiente guerrera.

El estruendo del derrumbe fue mucho más fuerte que el grito de agonía de AncientIrismon.

En el otro extremo del castillo, un grupo de humanos corrían a través de los pasillos e intentaban mantener las esperanzas de que ningún Digimon enemigo se percatara de sus presencias. Por suerte, parecía ser que todo el ejército de esbirros del soberano de la Tierra Miel estaba más preocupado por la idea del derrumbe. Así que para los DigiDestinados era sencillo burlar a sus enemigos, ocultándose detrás de los pilares y aprovechando el momento en el que cayeran los trozos de escombro desde el techo para ayudarlos a librarse de cualquier bestia que intentara bloquearles el paso. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que la idea de subir y subir escaleras no estaba llevándolos a ningún lado. El suelo era más frágil en los pisos superiores. Lo descubrieron luego de que Airu posara sus pies sobre lo que parecía ser una plataforma firme. Ni bien aplicó un poco de presión con la punta del pie, el suelo se cuarteó y comenzó a caer en pedazos.

Ni qué decir de las paredes, que se encontraban en condiciones mucho peores.

— ¡Esto es un caos! —Se quejó Kira, luego de que Taiki tuviera que tirar de ella para evitar que la chica cayera al vacío cuando otro hueco se abrió en el suelo—. ¡No podemos seguir escapando así! ¡No llegaremos a ningún lado! ¡Ni siquiera tenemos idea de a dónde se ha ido Zoe!

—Tal vez nunca debimos subir —dijo Airu—. Pero tampoco podemos retroceder.

Nadie escuchó ninguna de sus quejas. Oggi y Diethard tan sólo se encargaron de ayudar a que Nunally pudiera pasar a través de un camino angosto, que los demás tuvieron que atravesar por cuenta propia y que terminó por llevarlos a una plataforma un tanto más sólida.

Por supuesto, el hecho de que el derrumbe no se detenía y el estar tan cerca de un gigantesco ventanal era una razón suficiente para perder la calma a pesar de que el suelo había dejado de cuartearse.

—Descansemos un poco —propuso Taiki tras ayudar a Akari a saltar hasta la plataforma sólida.

—No hay tiempo —respondió Katsura, haciendo una pequeña pausa para trenzar su larga cabellera que ya comenzaba a estorbarle—. Seguimos estando en territorios enemigos. Si el derrumbe no nos mata, serán los Digimon malignos que vigilan este lugar.

—Es posible que todos ellos ya estén intentando controlar el derrumbe —propuso Yuu—. Ahora sólo deberíamos pensar en una manera de llegar abajo... ¿Alguien tiene alguna idea?

—Nunca debimos subir —insistió Airu.

—Por supuesto que no —respondió Kira furtivamente—. Sin nuestros Digimon, no podemos llegar a ningún lado.

—Tampoco llegaremos a ningún lado si sólo nos dedicamos a quejarnos —le recordó Taiki—. De cualquier manera, aún no podemos irnos de este lugar.

—Taiki tiene razón —asintió Akari—. Aún tenemos que encontrar a Nene, Lelouch y...

La voz de Akari se vio interrumpida cuando el estruendo que hizo vibrar los cristales del ventanal se propagó por todo el castillo. Instintivamente, el grupo de valientes guerreros retrocedieron y protegieron sus rostros creyendo que los cristales estallarían. Taiki protegió a Akari con su cuerpo, de la misma forma que Tagiru hizo con Nunally y Yuu hizo con Airu. La conmoción pasó al instante, sin causar más revuelo que un par de grietas más en los muros y una nube de polvo desprendiéndose del techo.

— ¿Qué fue eso...? —preguntó Oggi en voz baja.

Como respuesta, el grupo entero se acercó lentamente al ventanal para obtener la respuesta que necesitaban.

Un brillo colorido, similar a un arcoíris, iluminaba los restos de una de las torres del castillo que seguía cayéndose en pedazos.

Acalorada, Kira retrocedió.

— ¡Es la Sinfonía de Arcoíris de AncientIrismon! —Aseguró la chica—. ¡Zoe encontró su Digivice!

— ¿Eso significa que mi hermano y Nene están con ella? —preguntó Nunally angustiada.

Taiki hizo retroceder a Akari antes de dar su respuesta.

—Sólo hay una manera de saberlo. ¡Tagiru, Yuu, ayúdenme! ¡Los demás, cúbranse!

Las chicas retrocedieron, a excepción de Kira. La heredera del Valor no tuvo más opción que ayudar a los muchachos cuando se percató de lo que Taiki sugería. Atacar el cristal del ventanal a punta de patadas para quebrarlo y abrir una ruta de escape alternativa. Kira intentó pensar velozmente en alguna manera más efectiva, especialmente cuando la mano de Yuu comenzó a destilar sangre al causar sólo grietas que herían la piel del muchacho sin ceder de la manera en que él deseaba. Pero fue Nunally quien pensó con más rapidez, mirando en los al rededores hasta que encontró lo que Kira también estaba buscando. Oggi y Diethard se alteraron cuando la vieron correr hacia aquella viga de acero que intentó tomar con sus propias manos, sin poder moverla de su sitio al estar sepultada por algunos escombros.

Ambos hombres se miraron por un instante antes de acudir al rescate. Diethard retiró los escombros y fue Oggi quien tomó la viga de acero, exclamando:

— ¡Niños, a un lado!

Taiki, Yuu y Tagiru se apartaron, y Diethard hizo otro tanto resguardando a Nunally, para que Oggi pudiera correr hacia el ventanal y lo golpeara con todas sus fuerzas. Fueron necesarios tres golpes para hacer que el cristal cediera, rompiéndose en mil pedazos que cayeron al vacío. Acto seguido, Taiki y Tagiru se encargaron de dejar totalmente libre de cristales asesinos el espacio que usarían para escapar. Miraron a través del hueco, encontrando lo que necesitaban.

Una cornisa lo suficientemente ancha que los conduciría hasta un balcón en el que podrían saltar para llegar a una pequeña elevación del terreno. Si conseguían llegar con vida a ese punto, podrían llegar al suelo si corrían a toda velocidad.

— ¡Andando! —exclamó Tagiru.

Taiki fue el primero en salir a la cornisa, llevando consigo a Akari para asegurarse de que su amada no se quedaría atrás. Yuu hizo otro tanto con Airu, ayudando también a Nunally. La pequeña encontró también el apoyo de Tagiru, que la tomaba con fuerza de la mano, y de Oggi y Diethard que no dejaron de cuidar sus espaldas en ningún momento.

Kira hubiera querido quedarse al frente para liderar a su equipo, pero no le quedó más opción que quedarse al final para cerrar la marcha y asegurarse de que nadie se quedara atrás.

Debían darse prisa, pues el tiempo seguía corriendo.

Y había un demonio ciego buscando venganza.

El resplandor del Geass se apagó una vez que sus dos portadores llegaron a salvo a tierra firme. Al desaparecer la barrera, Nene y Lelouch tuvieron que dar un paso al frente de la misma forma que habrían hecho al bajar el último peldaño de una escalera. Mimi hizo otro tanto, así como Shoutmon y Mervamon.

Aún aferrándose con fuerza a los hombros de Nene, Mimi esbozó media sonrisa cuando vio surgir a Tanemon del Xros Loader de la Idol.

Tras dirigir una mirada al derrumbe de la torre, la expresión de Lelouch se endureció.

—Eso estuvo cerca —se quejó el chico—. De no haber sido por los Geass, estaríamos muertos.

Nene tuvo que ahogar sus palabras, pues sabía que era inútil hacer siquiera una pequeña mención al hecho de que Lelouch lucía visiblemente cada vez más enfermo. El dolor ya debía ser peor que la muerte misma. Resignada, la chica optó por pretender que nada estaba sucediendo en realidad.

— ¿C-cómo fue que... me encontraron...?

La voz entrecortada devolvió a Nene y a Lelouch a la realidad repentinamente. Tanemon, mirando a su amiga con angustia, sólo pudo reprimir el llanto y la impotencia.

No era fácil saber que su mejor amiga humana había sufrido un sinfín de torturas.

Como respuesta, Lelouch le mostró a Mimi el Digivice que los había conducido a aquella torre mediante sus señales. Mimi levantó una mano para tomar el dispositivo, causando así que la luz sagrada del Digivice brotara para sanar todas y cada una de las molestias que aquejaban a la portadora del Emblema de la Pureza.

Nene sonrió complacida.

Al menos, Mimi se encontraba en perfectas condiciones.

Lelouch, sin embargo...

Nadie hizo preguntas con respecto al hecho de que Mimi pronto se encontró totalmente óptima para entrar en acción. La chica tan sólo reacomodó sus ropas y pasó una mano entre su cabello para apartarlo de su rostro. Miró de nuevo su Digivice, y con la mano libre buscó el Emblema que colgaba de su cuello y que había mantenido oculto del alcance de Belphemon y sus esbirros. Su respiración se agitó, haciendo notar lo afortunada que se sentía.

—Supongo que ahora que Tachikawa se encuentra con nosotros, podemos considerar que la mitad del trabajo ya está hecho —dijo Shoutmon para romper el silencio.

—Sí —respondió Nene—. Pero ahora tenemos que darnos prisa para encontrar a los demás antes de que el castillo termine por derrumbarse por completo... Algo me dice que Aldamon y AncientIrismon podrían reducir todo esto a escombros antes de que nosotros podamos escapar.

Aquellas simples palabras lograron despertar en Lelouch un sentido de alerta mucho más agudizado que de costumbre.

Los ecos de las voces de sus acompañantes se escucharon distantes desde el momento en que el chico de los ojos púrpura decidió darle una analítica mirada a su entorno. De no haber sido por aquellas palabras, Lelouch jamás hubiera notado el insignificante detalle de que no quedaba un solo Digimon enemigo a la vista.

De no haber sido por aquellas palabras, él jamás se habría percatado del amortiguado sonido de las pisadas de un ser colosal que iba acercándose poco a poco.

El chico sintió que su cuerpo se movió en cámara lenta cuando corrió hacia Nene y Mimi para protegerlas con su cuerpo. De la misma manera, Mervamon lanzó un golpe con la Olympia y Shoutmon lanzó también un golpe con su micrófono. Nene logró activar su Geass justo a tiempo para crear el escudo que impidió que los trozos de escombro y cristales los aplastaran.

Ni bien pasó la conmoción, el rugido furioso de Belphemon acompañó los dos pasos que él dio para entrar en el ampo de batalla.

El castillo ya se había convertido en una gran montaña de ruinas.

Digievolucionando al instante en Palmon, el Digimon de Mimi se preparó para participar también en la contienda. Se unió a Mervamon, Shoutmon y Sparrowmon, adoptando una posición de ataque. Nene y Lelouch adoptaron las mismas posiciones, sujetando a la par el Xros Loader de la Idol.

Belphemon supo que había llegado al sitio correcto, de alguna manera que quizá ni siquiera él habría podido explicar. Quiso reír para hacerle notar a sus contrincantes que se sentía lo suficientemente confiado como para aniquilarlos. Pero no podía hacerlo. Su furia ya era incontenible.

—Ahí están... —dijo entre sus enfurecidos resoplidos—. Sabía que no podían ir demasiado lejos... No pueden escapar de mí.

Nene y Lelouch intentaron responder algunas palabras inteligentes, a sabiendas de que Belphemon estaba en lo correcto. No podían hacer nada para escapar. La única manera de sobrevivir era derrotando al demonio que mantenía en sus garras el control de la Tierra Miel.

Sin embargo, la respuesta llegó en la distancia en la forma de un grito cargado con todo el valor que sólo aquella chica era capaz de transmitir en sus palabras.

— ¡¡Oye, bestia!! ¡¡Es por aquí!!

Lelouch se sintió aliviado y contento en cuanto vio aparecer a Nunally, corriendo de la mano con Tagiru e intentando seguir el paso del resto del grupo que llegó justo a tiempo para situarse frente al demonio ciego. Nene y su amado se encargaron de devolver los Digivices a sus dueños, al mismo tiempo que Belphemon daba un paso hacia atrás al no poder terminar de detectar todas las voces que llegaron tan repentinamente. Y en cuanto pudo hacerlo, al fin se permitió esbozar una siniestra sonrisa.

—Bien... —concedió—. Entonces aquí terminaremos con esto... Todas sus vidas serán mías.

Ignorando la ceguera del enemigo, Kira sólo aferró con fuerza su DigiLector. Nene liberó al resto de los Digimon que se resguardaron en su Xros Loader, para que la chica de las gafas de aviador pudiese exclamar su respuesta:

—No quiero escucharte monologar, inútil.

— ¡Es hora de Digievolucionar! —secundó Shoutmon.

El grupo entero, finalmente reunido, asintió. A pesar de la incertidumbre y del deseo de obtener respuestas, la luz sagrada de la Súper Evolución y las Cartas Azules se hicieron presentes.

— ¡Shoutmon, Chou Shinka!

— ¡Dorulumon, Chou Shinka!

— ¡Gumdramon, Chou Shinka!

— ¡Tswarmon, Chou Shinka!

— ¡Opossumon, Chou Shinka!

— ¡Sparrowmon, Chou Shinka!

— ¡Emblema de la Fuerza! ¡Cambio de Carta! ¡Súper Evolución Matrix! ¡Cheepmon, Chou Shinka!

— ¡Emblema de la Amistad! ¡Cambio de Carta! ¡Súper Evolución Matrix! ¡Keramon, Chou Shinka!

— ¡Palmon, Digievoluciona!

Belphemon no se inmutó, aunque supo que la corte de enemigos ya se encontraba frente a él. Las voces cargadas de valor de los DigiDestinados no podían intimidar a un Digimon tan poderoso e invendible... La oscuridad seguía cometiendo los mismos errores del pasado.

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