Capítulo XXIX: Un Grito de Pureza y Valor
¡Hey, hola! La canción que les dejo en multimedia (Liar Liar, de Kamelot) deben reproducirla al final del capítulo. ¡Que lo disfruten! (Y espero que esto compense mi ausencia. El viernes les explicaré dónde estuve, ¡lo juro!)
Tswarmon fue el primero en caer, aún cuando no habían pasado siquiera un par de segundos. Para Yuu fue un golpe mucho más fuerte, pues no fue necesario que Belphemon usara ninguna de sus técnicas especiales. Un simple manotazo bastó para dejar a Tswarmon fuera de combate, tan malherido que de su cuerpo ya comenzaban a desprenderse sus Datos. Consciente del peligro, Yuu entró en la línea de fuego para tomar al inconsciente y desvalido Damemon en brazos. Apenas tuvo tiempo de devolver a su Digimon al interior del Xros Loader para ayudarle a recuperar sus energías. Lo siguiente que vio y que sintió fue la forma tan precipitada en la que Crowkamon lo tomó en brazos ara apartarlo de la tierra de nadie en la que cayó Dorulumon, con su Digievolución perdida, pocos segundos después. Akari se preparó para recargar a los PawnChessmonz, pero no tuvo siquiera la oportunidad de levantar su Xros Loader. Tuvo que correr a gran velocidad para evitar que el cuerpo de OmegaShoutmon la aplastara cuando cayó del cielo.
Taiki se sintió mal consigo mismo cuando se percató de que su mayor prioridad era el bienestar de la chica pelirroja, por encima de su fiel compañero digital.
Con todo, Shoutmon esbozó una sonrisa confianzuda antes de encontrar dentro de sí la fuerza para levantarse. Unió sus fuerzas con Crowkamon y RaptorSparrowmon, sin que ninguno pudiera causarle un mínimo daño a Belphemon.
Vencerlo era imposible.
En menos de lo que cualquiera pudo haber imaginado, el grupo de guerreros ya estaba siendo invadido por los pensamientos negativos y pesimistas. Y quizá fue gracias a esas emociones negativas que algo en el interior de Taiki decidió luchar para evadirlo, fijándose en ese detalle que todos habían pasado por alto.
— ¡Está ciego! —exclamó—. ¿Qué ha pasado con sus ojos?
—Lelouch lo hizo —informó Nene—. Pero eso no ha disminuido sus fuerzas.
Como si todo hubiese sido planeado, Mervamon y Lilimon se desplomaron en el suelo.
Belphemon estaba dispuesto a demostrar que las palabras de Nene eran totalmente ciertas.
—Necesitamos la información de ese Digimon —dijo Tagiru.
—Yo me encargaré de eso —dijo Katsura.
Apuntando su DigiLector hacia el demonio, obtuvo los Datos necesarios. Ni bien el holograma se proyectó desde el aparato, Nene se encargó de leer la información en voz alta. Arriba, Crowkamon se encargó de ganar tiempo creando una densa nube de lumas de cuervo que inmovilizaron a Belphemon durante algunos segundos. Como protesto, Belphemon soltó un rugido.
—Belphemon Rage Mode —leyó Nene—. Es uno de los Siete Señores Demonio y representa al pecado capital de la Pereza. Al estar despierto, se transforma en la encarnación de la ira y es capaz de destruir todo lo que toca. Su técnica especial es el Lamphrantus, con el que libera las cadenas de su cuerpo, impregnadas de fuego oscuro, para destruir a su oponente. Es capaz de destruir los Datos de cualquier enemigo, haciendo que muera al instante.
—Eso significa que el peligro es mayor que antes —dijo Kira acalorada—. Si vencer a un Digimon demonio es difícil, ¿cuánto nos costará derrotar a un sujeto tan destructivo?
—Belphemon se encuentra en el último nivel de Digievolución —informó Katsura antes de devolver el holograma al interior del DigiLector presionando un botón—. Tendremos que conseguir más poder para superar sus fuerzas.
—Podemos usar un Knightmare —propuso Nunally, causando que la expresión de Lelouch se endureciera al recordar que su hermana seguía siendo una parte activa del equipo—. Tal vez un Digimon no sea capaz de derrotarlo, pero un Knightmare podría tener una oportunidad. Atacar a ese sujeto a corta distancia es arriesgado.
—El cañón de Hadrones sin duda sería capaz de aniquilar a esa bestia, Zero —dijo Oggi mirando a Lelouch, sin lograr que esos deseos de participar en la contienda consiguieran suavizar la expresión del muchacho—. El poder de Britannia nos sería útil.
Luchando contra el intenso dolor que seguía apoderándose de su ojo, Lelouch negó con la cabeza.
—No arriesgaré a ninguno de ustedes —dijo—. Ya han escuchado. Ese Digimon tiene la capacidad de aniquilar los Datos del oponente. Ustedes son los únicos, además de Nene y de mí, que saben cómo pilotear un Knightmare. Los necesito con vida.
—En ese caso, tendremos que pensar en un plan lo más rápido posible —dijo Yuu—. Ya no tenemos a Tswarmon. JagerDorulumon también ha sido derrotado.
—Si seguimos así, todos nuestros Digimon serán aniquilados —dijo Tagiru—. Eso es lo que ese maldito busca. ¡Estamos cayendo en su trampa!
La voz de Tagiru le dio a Lelouch la clave para descubrir el hueco en el plan de Belphemon. Quizá no podrían descifrar cómo era que seguía siendo tan letal a pesar de la ceguera, pero en sus manos estaba la pauta para impedir que siquiera causando desgracias. El momento había llegado para que el mejor estratega del grupo se colocara debajo de su exclusivo reflector.
—Lo tengo —anunció—. ¡Taiki, de prisa! ¡Dime qué Digimon es el más poderoso que tenemos en nuestro arsenal!
Nene fue más veloz para responder.
—RaptorSparrowmon. OmegaShoutmon. Arresterdramon...
—Crowkamon y Satanmon también pueden ayudar —intervino Kira.
Y era cierto. Pudo haber sido así, si tan sólo Belphemon no hubiese invocado los poderes de su Lamphrantus para encargarse de eliminar a sus enemigos. Ni bien se percató de lo que sucedería, RaptorSparrowmon generó un escudo en sus manos y exclamó:
— ¡Todos, cúbranse detrás de mí!
Las cadenas se impactaron contra el escudo de RaptorSparrowmon, creando una potente onda expansiva que logró su cometido. Disminuir la fuerza del impacto, aún cuando eso únicamente causó que la ola de distracción que expandiera a kilómetros de distancia. Tsunemon, Gumdramon, OmegaShoutmon y Mervamon se desplomaron en el suelo, sin poseer las fuerzas necesarias para volver a levantarse.
Quedando sólo RaptorSparrowmon, Crowkamon, Lilimon y Cho-Hakkaimon en el campo de batalla, Taiki y Lelouch tuvieron que pensar nuevamente antes de que fuese demasiado tarde.
Belphemon, por su parte, dejó salir una siniestra carcajada.
En ese preciso momento, los DigiDestinados estaban a punto de postrarse a merced del tercer Señor Demonio.
Y de Taichi y Meiko, no había rastro alguno.
En realidad, Taichi y Meiko no podían hacer acto de presencia de ninguna manera. Aunque ambos hubieran matado con tal de poder hacerlo, y eso era ya decir demasiado. El trío hizo todo lo posible para entrar al campo de batalla, sintiéndose presionados por el sonido aterrador de los rugidos de Belphemon. Pero ni siquiera la fuerza de Gargomon bastó para quebrar el campo de fuerza que protegía el castillo, dejando a la artillería pesada totalmente imposibilitada para ayudar a sus amigos.
Obedeciendo las órdenes de Taichi, Zero disparó su V-Breath Arrow que tan sólo rebotó contra el campo de fuerza y se alejó en la distancia. Meiko le propinó un par de puñetazos a la barrera. En cuanto sus nudillos comenzaron a sangrar, por debajo de sus guantes, supo que era hora de detenerse. Compartió una mirada con Taichi, compartiendo el mismo pensamiento. Las armas de sus compañeros aún estaban ocultas bajo sus ropas, pero se sentían totalmente incapaces de utilizarlas. No era su estilo. Un DigiDestinado jamás usaría algo tan letal... ¿O sí?
— ¿Cómo sabemos que ellos siguen aquí dentro? —preguntó Gabo acalorado—. Por lo que sabemos, esos rugidos podrían ser una manera en la que Belphemon intente lidiar con el hecho de no pudo derrotarlos.
Como respuesta, Henry activó sus gafas en busca de alguna señal calórica que indicara la posición de sus nuevos aliados. Pronto pudo encontrarlos, a través de miles de señales de Digimon agonizantes.
—Están aquí —informó—. Y parece que tienen problemas.
—Entonces tenemos que seguir intentando —respondió Taichi—. Este campo de fuerza podría no sólo impedirnos entrar. También podría evitar que ellos salgan de ese sitio. Al menos, hasta que Belphemon haya sido aniquilado.
—Gargomon aún puede Digievolucionar —propuso Henry.
—Pues necesitaremos su fuerza allí adentro —respondió Taichi—. Gargomon debe preservar sus energías.
—Zero también —intervino Meiko—. Pero... Creo que tengo un plan.
— ¿Cuál es tu plan, Meiko? —preguntó Gabo.
La chica sonrió.
—Confíen en mí —dijo—. Nadie conoce nuestros poderes mejor que yo.
Dicho aquello, tomó su Digivice y lo apuntó hacia su compañera Digimon para exclamar:
— ¡Meikuumon, Digievoluciona!
La luz de la Digievolución cubrió a Meikuumon para transformarla en su salvaje Digievolución, que soltó una maniática carcajada cuando se hizo presente frente a sus compañeros. Henry retrocedió un par de pasos. No era fácil estar tan cerca de una criatura que a simple vista lucía tan inestable.
— ¡WildMeikuumon, destruye ese campo de fuerza!
Un salvaje alarido fue la respuesta que WildMeikuumon dio antes de saltar y atacar la barrera a punta de letales zarpazos. Taichi, Henry, Zero y Gabo tragaron saliva en silencio, sintiendo un escalofrío que les recorrió de punta a punta al imaginar, sólo por un segundo, que aquello que WildMeikuumon estaba destrozando sin compasión se trataba de las entrañas de cualquier enemigo.
Meiko, por su parte, tan sólo se sintió satisfecha.
El optimismo llegó a ella de golpe cuando las primeras cuarteaduras comenzaron a aparecer.
En el campo de batalla, las cosas distaban mucho de haber mejorado. Aunque los Digimon que quedaban en pie eran capaces de dar una buena pelea en caso de ser necesario, era necesario admitir que un Señor Demonio nunca podía tomarse como un enemigo fácil de vencer.
Lilimon y Cho-Hakkaimon representaban apenas una pequeña distracción, pues la verdadera lucha se daba entre el demonio ciego y las otras dos guerreras Digimon que no lucían tan cansadas como sus compañeras.
Abajo, todo era un caos. Los Digimon heridos aún querían levantarse para seguir luchando, por lo que Cutemon debía trabajar arduamente para sanar todas las heridas posibles. Y sólo como una ayuda extra, Nunally hizo otro tanto. Rasgó un trozo lo suficientemente grande de sus mangas que le sirvió para crear, al menos, cinco torniquetes. Ver a Nunally actuando tan rápidamente, tan concentrada en lo suyo, causó que algo en el interior de Tagiru lo llevara a imitar a la chica para ahorrarle el trabajo pesado. Sin embargo, bastó con que Nunally tuviera la intención de inspeccionar un par de cortes en el cuerpo de OmegaShoutmon. De alguna manera, un corte se abrió en la palma de la mano de la pequeña. Una gota de sangre corrió por el cuerpo de OmegaShoutmon.
—Lo lamento, Nunally —dijo el Digimon King cuando observó a la chica retroceder, sosteniendo su mano en alto.
—E-está bien, OmegaShoutmon —sonrió ella con timidez.
Tagiru sintió un escalofrío mientras se encargaba de cubrir la mano de Nunally con uno de los trozos de tela que ella había conseguido. La razón se debía a que Lelouch no dejaba de apuñalar al enérgico muchacho con la mirada.
Antes de que Lelouch pudiese intervenir de alguna manera para separar a su hermana de Tagiru, Nene llamó su atención cuando exclamó a voz en cuello:
— ¡RaptorSparrowmon, cuidado!
La señal de alerta logró su cometido. RaptorSparrowmon consiguió esquivar a tiempo el golpe de las cadenas de Belphemon, las cuales se impactaron contra el suelo luego de que RaptorSparrowmon desprendiera de su cuerpo un par de Slash Harkens cuya única misión fue tomar a Cho-Hakkaimon y a Lilimon por las cinturas para alejarlas del peligro. Acto seguido, el brazo de RaptorSparrowmon se transformó en el rifle que disparó una única bala. Ésta se convirtió en cinco proyectiles que rodearon a Belphemon antes de impactarse contra él. El rugido, similar a un alarido de dolor, hizo que RaptorSparrowmon esbozara una sonrisa triunfal. Crowkamon, sin embargo, no podía darse el lujo de caer en el mismo engaño.
A toda velocidad, la siniestra Digimon se elevó en los aires para situarse a un lado de RaptorSparrowmon.
—Tenemos que inmovilizarlo —dijo—. Tú sujétalo. Yo atacaré.
—Hecho —respondió RaptorSparrowmon.
Los Slash Harkens se dispararon de nuevo de su cuerpo, sólo para asegurarse de crear un cerco que los DigiDestinados no pudiesen cruzar. Acto seguido, invocó los poderes del Geass que no causaron efecto alguno en el demonio. Después de todo, no poseía ojos a través de los cuales pudiera entrar el poder.
— ¡Necesitamos algo más efectivo! —exclamó Crowkamon, disparando un par de esferas de energía de sus manos para mantener al demonio a raya—. ¡Piensa, RaptorSparrowmon!
— ¡Yo me encargo de eso!
Aquella fue la voz de Cho-Hakkaimon, quien dio un salto para comenzar a girar sobre sí misma, creando un torbellino de fuego que consiguió manipular para darle la forma de un anillo que se enroscó alrededor de las piernas de Belphemon.
— ¡Ataquen ahora! —exclamó Kira desde el suelo.
Las Alas de Cuervo de Crowkamon se fusionaron con la versión del cañón de Hadrones que poseía RaptorSparrowmon. La expectativa se apoderó de quienes esperaban abajo, convirtiéndose en pesimismo y decepción cuando vieron caer los cuerpos de Cheepmon y Sparrowmon.
Inconscientes.
Heridos.
Los Datos emanaban lentamente de sus cuerpos.
Algo en el interior de Nene se quebró.
— ¡¡Sparrowmon...!!
Lelouch exclamó en voz alta el nombre de su amada cuando la vio correr hacia el cuerpo de su fiel amigo. Y la luz cegadora del impacto de las cadenas de Belphemon lo inmovilizó, haciéndolo caer de rodillas con las pupilas contraídas. Al recuperar la visión, Katsura, Nunally y Taiki se unieron a esa reacción, pues en el sitio del impacto quedaban tan sólo cuatro cuerpos desvalidos a un lado de los Digimon derrotados.
Nene.
Yuu.
Tagiru.
Kira.
Sus heridas sangrantes sin duda dejarían una profunda cicatriz.
— ¡¡Yuu...!!
Akari sujetó a Airu por ambos brazos para evitar que la chica corriera también riesgos innecesarios. Y encontrándose su líder totalmente inmovilizado a causa del torbellino de sentimientos que se apoderaba de él, Oggi y Diethard tuvieron que correr a toda velocidad hacia el gigantesco cráter. Verificaron los débiles signos vitales de los cuatro caídos, y fue Diethard quien se incorporó para exclamar:
— ¡Está viva, Zero!
Él, por supuesto, no pudo responder.
Nunally consiguió recuperarse cuando observó que Taiki corrió igualmente al sitio para ayudar a trasladar a Tagiru hacia un punto más seguro. La pequeña apenas pudo acercarse. Tan sólo pudo colocarse en cuclillas a un lado del sitio donde Tagiru había caído. Con su mano aún ensangrentada, Nunally tomó el Xros Loader de color rojo. La pantalla se encendió, brillando como si su propio dueño hubiese estado sujetándolo.
Ella aún era demasiado ajena a ese mundo, como para saber lo que aquello significaba.
La batalla tenía que continuar, aún cuando Lilimon ya sólo podía retroceder, observando cómo todos sus amigos habían sido derrotados. Miró entonces con angustia a Cho-Hakkaimon, quien ya se había colocado frente al grupo para exclamar:
— ¡Vas a pagar caro lo que le has hecho a Yuu, maldito!
Quienes aún se mantenían en pie, y dentro de sus cabales, intentaron advertirle a Cho-Hakkaimon que no podía enfrentarse sola a un demonio de semejante nivel. Pero ella no quiso escuchar. No podía escuchar. Aún cuando no quería admitirlo, Yuu significaba mucho para ella.
Soltando un grito de guerra, Cho-Hakkaimon se elevó para golpear a Belphemon con su martillo. Y un simple manotazo bastó para derribarla. Trabajosamente, intentó levantarse. Le costó mantener el equilibrio, pero finalmente lo consiguió. Su cuerpo dolía a horrores.
— ¡Cho-Hakkaimon, regresa! —Exclamó Airu—. ¡No vale la pena! ¡Vuelve aquí!
— ¡Eso jamás! —Exclamó la guerrera Digimon a su vez, preparando su martillo para asestar el siguiente golpe—. ¡Esta es la única manera! ¡De uno u otro modo, Belphemon debe ser aniquilado!
Y saltó, encontrándose de nuevo con su destino.
Sus poderes jamás serían suficientes para enfrentarse a un Señor Demonio.
Lilimon retrocedió un poco más. Miró hacia abajo, pasando entre todos sus amigos hasta que su mirada se conectó con la de Mimi. La chica de los mechones de color verde sujetó su emblema con fuerza, a la altura de su corazón. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, aumentando el dolor en su interior cada vez que Cho-Hakkaimon era impactada por cada uno de los golpes del demonio. Y los gritos desgarradores de Airu sólo resquebrajaban más y más el corazón y el alma de Mimi.
¿Por qué ella había sido enviada a ese mundo? ¿Por qué Ophanimon la había llamado precisamente a ella, si sus poderes siempre serían inútiles para pelear contra cualquier enemigo? ¿Qué era ella, cuando se le comparaba con DigiDestinados más poderosos? ¿Qué podía hacer Lilimon, si se le comparaba con WarGreymon o MetalGarurumon? ¿Cómo podía ella compararse con Kari y TK, quienes poseían a dos de los Tres Grandes Ángeles? ¿Por qué un Digimon como Lilimon tenía que prevalecer al final, si eso sólo alargaría su sufrimiento?
Era incapaz de proteger a sus amigos.
Era incapaz de vengar las injusticias.
Era incapaz de exclamar órdenes para que Lilimon venciera a su cobardía, luchando con ahínco hasta entregar su último aliento en el combate.
Después de todo, seguía siendo la misma niña caprichosa que había llegado tantos años atrás a la Isla File.
— ¡¡Cho-Hakkaimon...!!
El grito de Airu devolvió a la chica a la realidad, sólo para darle la oportunidad de cubrir su rostro con ambos brazos al levantarse la gigantesca nube de destrucción ocasionada por la repentina caída de las cadenas de Belphemon. Los alaridos de agonía de sus amigos taladraron en lo más profundo de sus tímpanos. Hubo sangre salpicando el terreno infértil que quedó luego de que las cadenas volvieron a las manos del demonio.
— ¡¡Airu...!!
Cho-Hakkaimon exclamó aquello, antes de contener un puñetazo de Belphemon con ayuda de su martillo. Lilimon no pudo unirse a la lucha de fuerzas. Tan sólo observó en silencio, aterrada, cómo Cho-Hakkaimon era vencida también. La mujer del disfraz de cerdo cayó patéticamente al suelo, sin poder levantarse. Dirigiendole una triste mirada a su amiga humana.
Airu yacía inconsciente a pocos metros del sitio donde Yuu se encontraba en las mismas condiciones.
—Sólo queda una...
De alguna manera, Belphemon lo supo.
Pronto, Lilimon se sintió inútil al estar frente a ese demonio.
Débil.
Vulnerable.
Cerró los ojos, derramando una lágrima solitaria.
— ¡¡Lilimon...!!
Y tuvo que abrirlos al instante, cuando reconoció una segunda voz que se unió al grito desgarrador de Mimi. La onda expansiva la golpeó entonces, haciéndola caer al suelo en compañía de Cho-Hakkaimon, quien sacrificó su último momento de lucidez para recibir el impacto de las cadenas.
Instintivamente, Lilimon tomó a Cho-Hakkaimon en brazos. Musitó apenas un par de balbuceos, antes de que la guerrera estallara en Datos.
El horror golpeó con fuerza a Lilimon. Y el golpe se triplicó al llegar al corazón de Mimi, quien cayó de rodillas y golpeó el suelo con ambos puños hasta que sus manos comenzaron a sangrar. Miró entonces a sus amigos, llenándose de más y más desesperación.
Miró a Lelouch, quien aún intentaba arrastrarse para llegar hasta el sitio donde yacía Nene.
Se fijó en Taiki, quien había caído en un vano intento de proteger a Akari con su cuerpo.
Nunally, quien igual resultó herida a pesar de la protección de Oggi y Diethard.
Katsura, quien cayó a un lado de su mejor amiga.
Yuu, quien no pudo hacer nada para proteger a su hermana.
Airu, quien apenas pudo abrir los ojos para observar las partículas brillantes en las que se convirtió su única amiga verdadera.
La ira comenzó a apoderarse de Mimi cuando los rostros de todos sus amigos llegaron furtivamente a su memoria. ¿Era ese el destino que le deparaba a la única DigiDestinada que se mantenía en pie? ¿Acaso había llegado a ese mundo para perecer miserablemente, sin dar todo lo que había dentro de ella para defenderse hasta el final?
Algo cálido comenzó a apoderarse de ella. Fuego ardiente que la recorrió de pies a cabeza, llenándola de todas esas emociones que hasta ese momento ella jamás creyó que pudiesen hacerla sentir tan viva. Sintió como si repentinamente hubiese manos cálidas y conocidas colocándose en su espalda, dándole las mismas palabras de aliento que ella escuchó en lo más recóndito de su ser.
Siete manos conocidas.
Siete voces conocidas.
Siete fuerzas que no sólo le pertenecían a esas personas, sino también a ella.
La Luz que emanaba de su Emblema y de su Digivice.
La Esperanza de poder salvar su segundo hogar.
La Sinceridad de sus sentimientos, imposibles de ocultar de ninguna manera.
El Conocimiento de que aquella batalla podría ser la última.
El Amor que sentía hacia cada uno de los integrantes del grupo.
La Amistad de quienes aún contaban con ella.
El Valor que sólo una DigiDestinada podía poseer.
Y las lágrimas de Pureza que brotaron de sus ojos con más abundancia cuando ella arqueó su espalda hacia atrás para gritar con toda la fuerza que fue capaz.
— ¡¡No...!!
Y en ese momento, sin que ella hubiese dicho nada al respecto. Sin que ella hubiese pronunciado siquiera una mínima orden. Sin que alguien tuviese explicación alguna para lo que sucedía...
Rompiendo todas las leyes de la Digievolución, el cuerpo de Lilimon fue rodeado por la Luz Sagrada de la Súper Evolución.
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